EL FORRO DE REFUERZO

Su función es ofrecer un soporte a la parte interior y exterior del zapato y evitar que la piel se ensanche demasiado al andar y forme arrugas. Estos refuerzos laterales consisten en tiras de piel de la pala de 1,2 a 1,4 mm de grosor.

Se dobla la piel del forro y se amontona para que no obstaculice la introducción, con engrudo en ambas caras, del tope duro, del contrafuerte del talón y del forro de refuerzo. 
Los refuerzos quedan unidos unos con otros.

Tras la colocación de los refuerzos, el zapatero extiende de nuevo el forro y alisa las tres capas de piel. 
Aplica taco a la piel del forro para que resulte más fácil retirar la horma una vez listo el zapato.

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