La Industria Brasileña del calzado tuvo sus
primeros pasos en la ciudad de Río de Janeiro, cuando ésta fue la
capital del país en la época colonial, y fue desarrollada por los
colonizadores portugueses. Años más tarde, a partir de la ganadería
que ocurría principalmente en la provincia del Río Grande do Sul, el
cuero pasó a ser elaborado y empleado en la fabricación de botas para
los gauchos, como denominamos a los vaqueros de aquella región, y para
los equipos de montar.
Aquella región fue también escenario de sucesivas disputas
fronterizas entre Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, lo que determinó
una fuerte demanda de artefactos de cuero para el uso de los ejércitos
involucrados. En el siglo XIX tuvimos fuertes inmigraciones Alemanas
-especialmente para Río Grande do Sul - y de Italianos -éstos para Sao
Paulo-, entre los que se encontraban artesanos dedicados a la fabricación
de calzado y artículos de piel.
Con la abundancia de materia prima, luego se verificó un gran
crecimiento de pequeños talleres de estas manufacturas. Con el tiempo
se consolidaron tres centros de fabricación de Calzado: Río de
Janeiro, Sao Paulo y Río Grande do Sul, que tuvieron a su cargo el
abasto de los respectivos mercados regionales.
Este cuadro de distribución regional se quedó inalterado hasta
fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando la competencia entre los
distintos centros, la mejoría de las condiciones de tráfico en las
carreteras y el surgimiento de un gran evento promocional -La Feria del
Cuero- en la ciudad de Sao Paulo, determinó la consolidación de dos
grandes centros productores en el país: la región conocida como
"Vale Do Río Dos Sino", alrededor de la ciudad de Novo
Hamburgo, productora de calzado de dama, y la ciudad de Francia, en el
estado de Sao Paulo, que se especializó en calzado para hombre.
Otro factor importante para la consolidación de estos centros fue la
llegada de modelistas europeos, especialmente de España, que
introdujeron modernas técnicas de modelaje y de fabricación,
asegurando con ese complemento tecnológico la transformación de fábricas
artesanales de calzado.
A finales de los años sesenta, importantes alteraciones en el
mercado mundial despertaron la atención de importadores americanos
sobre Brasil, y los productores locales dieron una eficaz respuesta a
las solicitudes de los compradores, por lo que los embarques crecieron
de dos millones a más de mil millones de dólares en menos de quince años.
Este fuerte y rápido crecimiento se dio principalmente gracias a la
voluntad de los fabricantes, al apoyo gubernamental -en incentivos
fiscales y de crédito- y a la eficiencia de los agentes de
comercialización, que tuvieron un importantísimo papel en el proceso,
con sus ágiles estructuras para un rápido desarrollo de nuevos
materiales y de confección de muestras.
Al mismo tiempo, los fabricantes comenzaron a frecuentar los eventos
internacionales más importantes en el área de tecnología y de
comercialización, incorporando nuevas técnicas e importando equipos
modernos.
Al mismo tiempo se establecieron centros tecnológicos de investigación
y para el entrenamiento de personal, principalmente en el ámbito de
supervisión; se desarrollaron fábricas de máquinas, a partir de pequeños
talleres, inicialmente reproduciendo los equipos europeos.
Complementariamente, creció la operación de empresas de componentes
para la fabricación de herrajes, tacones, suelas, plantillas, etcétera.
Como consecuencia de esta inserción internacional, el calzado
brasileño logró alcanzar buenos niveles de calidad y de
competitividad, especialmente en el segmento casual, tanto femenino como
masculino, lo que asegura una posición de relevancia en los mercados y
en pleno abasto de las necesidades domésticas, al punto de que prácticamente
no existen importaciones en estos niveles de mercado.
Esta posición de relevancia fue alcanzada también por la conjugación
de distintos factores, como los que Michael Porter denominó
"ventajas competitivas": aquellas circunstancias que existen
en determinado país o región en dado momento, y que son determinantes
de una mayor competitividad de los productos allí producidos.
En el caso de la industria Brasileña de calzado, se puede destacar
las siguientes ventajas competitivas:
- Demanda
- Factores de producción
- Recursos Humanos
- Especialización
- Materias primas, insumos y servicios
- Concentración de proveedores desarrollo de tecnología
- Capacitación gerencial
Con un expresivo desempeño en las exportaciones, la industria
brasileña del calzado tiene en el local su más importante mercado, al
que dirige más del 70% de sus ventas, considerándose que las
importaciones son menores al 5% del consumo aparente.
La demanda existente, las características, gustos y exigencias de
los consumidores y, aún más, la propia dinámica de la industria y del
mercado, intervienen como poderosos estimulantes para las empresas.
La circunstancia, por ejemplo, de que Brasil -principalmente el
estado de Río Grande Do Sul- esté en el área de donde salen alrededor
de 90% de las exportaciones, distante más de 10 mil kilómetros de los
mercados compradores, determinó la necesidad de un esfuerzo adicional
para crear otras ventajas, y compensar estas dificultades.
Los recursos humanos deben ser entendidos no como mano de obra de
bajo costo, pero sí de costo adecuado, en razonable abundancia y con índole
de naturaleza industrial, principalmente en manufacturas en que la
habilidad manual sea predominante.
En lo particular, fue decisiva la influencia de las inmigraciones
italianas y alemanas, que en sus orígenes ya tenían importantes fábricas
de calzado; entre los inmigrantes había muchas personas que ya conocían
el trato de la piel y sus manufacturas.
La especialización de estos recursos humanos tan ricos,
trascendiendo la dimensión de las plantas de producción a punto de
alcanzar a toda la sociedad donde se encuentran las empresas, es lo que
se puede llamar la tradición del ramo: toda una cultura que se
desarrolla en el contexto social donde están inmersas las empresas,
como es el caso de Vigevano, en Italia, Elda en España, León en México
y Novo Hamburgo en Brasil, entre otras.
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