EL MAL DE LAS VACAS LOCAS O ENCEFALOPATÍA ESPONGIFORME BOVINA |
En el mundo actual que nos toca vivir el comercio globalizado y por tanto el movimiento de animales a través de las fronteras, supone que ningún país es inmune al mal de las vacas locas como a ninguna de las existentes. Todos los países están en riesgo, se han genereado leyes de prohibición de entrada de animales vivos procedentes de zonas afectadas, pero muchos pueden estar mal preparados. Se trata de la
Encefalitis Espongiforme Bovina, como se conoce científicamente a
esta enfermedad,
es una enfermedad fatal que ataca al sistema nervioso central de los bovinos,
produciendo 100% de mortalidad en los animales afectados. Su nombre
se debe al aspecto esponjoso de los tejidos cerebrales debido a la
aparición de vacuolas microscópicas. Aunque existen varias teorías, la mayor parte de los científicos coincide en considerar que esta enfermedad es producida por un Prión. Los Priones son agentes infecciosos que consisten exclusivamente en una partícula proteica, que no poseen ácidos nucleicos y por lo tanto no son virus, sino partículas subvíricas (más simples que los virus). Lo original de este tipo de enfermedades no es sólo su agente causal sino el hecho de que son tanto enfermedades infecciosas como hereditarias. Hay un componente genético y un mecanismo desencadenante que, para el caso del mal de la vaca loca, es la harina de carne y hueso contaminada con un agente del tipo "Scrapie", enfermedad de los ovinos. También son esporádicas, en el sentido en que se presentan casos aislados no asociados a ningún factor de riesgo conocido. Su cadena de contaminación es la siguiente:
En relación a la transmisión de la enfermedad, la epidemia del Reino Unido indica que la principal vía de transmisión ha sido la alimentaria (a través de la harina de carne y hueso para bovinos contaminada con el agente del Scrapie). La supresión de la alimentación con harina de carne y hueso en la dieta de rumiantes desde 1988 en el Reino Unido determinó la interrupción de la cadena epidemiológica y el descenso de la epidemia. Dentro de los hallazgos de investigación publicados por el SEAC (Spongiform Encephalopathy Advisory Committee) del Reino Unido, se encuentra la evidencia de que la probabilidad de transmisión materna sería menor del 10% (estudio de cohorte, BSE Research Findings, SEAC Statment on Maternal Transmission, 18/4/97). Se continúa investigando sobre transmisión materna directa y factores de susceptibilidad genética. No se halló evidencia de riesgo de transmisión por leche y/o semen. El diagnóstico
del mal de la vaca loca se realiza con los cerebros de los animales muertos o
sacrificados. No hay métodos para detectar animales infectados, no enfermos. La actitud de ocultación sistemática de datos y de obstaculización de las investigaciones científicas del gobierno británico, han retrasado la adopción de medidas eficaces hasta un punto ciertamente grave. Un país con cientos de miles de casos de BSE en bovino, además de varios países infectados, numerosísimos contactos humanos, cuyo destino, en algunos casos ya ha sido fatal. Por otra parte, un mercado europeo de bovino con los agricultores en quiebra por la bajada del consumo, y por tanto de los precios, para beneficio de los especuladores del sector de la carne. |
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