MOCASINES A LA ITALIANA

Hasta la Primera Guerra Mundial eran los ingleses los que dictaban mundialmente las tendencias en zapatos masculinos. La moda masculina en general también seguía los ejemplos y modelos ingleses, menos algunas excepciones locales. Incluso la gran tradición húngara de zapatería seguía el estilo de los modelos ingleses. Sólo los americanos aportaban nuevas ideas, por ejemplo, con el mocasín que pronto cruzó el charco y supo hacerse un lugar en el armario de los zapatos del caballero. Después de la Segunda Guerra Mundial, las nuevas formas de los zapatos americanos inspiraron a los italianos y estos crearon a partir de ellas un nuevo concepto de zapato masculino, ligero y suave, que se adaptaba a la nueva línea innovadora que proponían los diseñadores italianos mucho mejor que los tradicionales zapatos ingleses Oxford, Derby o Brogue. Así que, hoy en día, un caballero puede escoger en su guardarropa clásico entre un estilo internacional con tendencias inglesas o italianas. Adornan la piel suave y adaptable, casi como un guante, de los mocasines del sur de Europa. Son conscientes de sus desventajas: se conservan poco tiempo y los pies se cansan rápido, pero no les importa porque se trata de un zapato tan cómodo de llevar como las pantuflas de estar en casa y porque empequeñecen el pie, al menos aparentemente. Piensan que las finas costuras, las suelas delgadas y la piel, que en ocasiones tiene hasta tacto de seda, es lo que mejor combina con los finos resultados de las creaciones de los sastres italianos. Y es que lo que pretenden los sastres italianos es que la ropa sea ligera y de una elegancia natural. Estas dos características pueden aplicarse también a las creaciones de los zapateros italianos, cuya confección y trabajo a medida destaca por su excelente calidad. De entre ellos, desde hace tiempo los mocasines Gucci son la primera opción.

El mocasín de Gucci forma parte de un pequeño grupo de clásicos intemporales que bien llevados y combinados con estilo están considerados en todo el mondo signo de buen gusto. Quedan bien en muchos y variados contextos y en todo ellos se adaptan perfectamente. Se pueden llevar con pantalones de pana ingleses de cinturilla abierta o con una austera americana de tweed de Cording, en Piccadilly, o con cachemir o franela de Kiton. Podemos encontrarlos junto a pantalones cortos caqui y un polo de Ralph Lauren, vaqueros y camisas a cuadros e incluso con esmoquin. Se trata de un zapato elegante para el tiempo libre y, al mismo tiempo, zapato deportivo para un traje. En un armario lleno de zapatos, tres pares de Gucci en negro y marrón pueden competir con todos su colegas de cerquillo cosido. Con la creación de este zapato el nombre de la familia Gucci ha pasado a ocupar un lugar en el panteón de las glorias del mundo de la moda.

 

Como sucede con los zapatos de cerquillo cosido, la fabricación de los mocasines empieza con el corte de la pala. En Italia, así como en la holandesa casa Greve esto se realiza a mano.

El segundo paso en el proceso de fabricación, una vez la pala ya está cosida, es ponerla sobre la horma, y con ello también sobre la plantilla y fijarla a la horma de forma provisional. En el paso siguiente la pala se cierra al coser la parte superior que falta. A continuación ya pueden retirarse las pequeñas agujas puesto que la pala ya está fijada a la horma.

En los mocasines la suela se pespuntea, lo que quiere decir que se pasa una costura a través de la plantilla y la entresuela. No obstante, a continuación la parte inferior de la suela se pega. Si se formara un agujero en esta suela no se podrá retirar debido al material que se utiliza para pegarla. Si hay que cambiar la suela es necesario lijarla.

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