LA PALMILLA

La palmilla constituye una pieza muy importante para la unión del zapato, puesto que sobre ella se fijan la pala y la vira. El montado del zapato empieza con la aplicación de la palmilla.

El zapatero raspa con un trozo de cristal el lado flor de la palmilla cortada. Con varios movimientos enérgicos retira una capa fina. Esa será la cara orientada hacia el interior.

A continuación, el zapatero coloca la horma sobre su rodilla, con la parte de la suela hacia arriba. Sitúa la palmilla ablandada en agua sobre la horma y la ata fuertemente con el tirapié. Con unas tenazas extiende bien la suela en todas direcciones y la fija con tres o cuatro clavos de metal. Además, tuerce la cabeza de los clavos para garantizar que la palmilla quede lo mejor sujeta posible a la horma (posteriormente obvia dicha sujeción y retira los clavos). Seguidamente, el zapatero corta la piel que sobresale de los bordes de la horma. Para ello presiona la palmilla de forma perfecta contra la horma y apoya el cuchillo verticalmente a los bordes de la horma, rodeándola por completo. Para ello, debe seguir su forma con toda precisión.

Un cristal afilado es una herramienta excelente para alisar la superficie.

El zapatero corta la piel sobrante y adapta la palmilla a la forma de la horma

El zapatero trabaja con el tirapié atado a la pierna para fijar la palmilla a la horma.

EL TIRAPIÉ

El zapatero necesita las dos manos para la mayoría de sus acciones. Puede disponer de ellas gracias al tirapié, una tira de piel fuerte de 1,5 a 2 cm de anchura (actualmente también se  confecciona con correas de persiana). El zapatero se la coloca alrededor de la pierna y un pie, como si de un nudo corredizo se tratase. Con el pie tensa o afloja la correa, según las necesidades de la actividad que esté llevando a cabo.

EL TROZO DE CRISTAL

El trozo de cristal es un recurso muy antiguo, popular y extraordinariamente sencillo de la confección tradicional de calzado. Se trata de un trozo procedente de una ventana o de una botella con bordes irregulares. Se utiliza para grabar, reducir y alisar la superficie de la piel, o bien para marcarla. Constituye una herramienta muy económica para el zapatero puesto que no precisa reparaciones y puede sustituirse muy fácilmente; es una herramienta para usar y tirar.

 

EL HENDIDO DE LA PALMILLA

Con un lápiz o con un trozo de cristal, se marcan el tacón y el hendido en la palmilla. El hendido, de unos 6 mm de anchura y 2 mm de altura, recorre el contorno de la suela a una distancia aproximada de 6 mm del borde (la suela aumenta hasta 1 cm en la parte interior a lo largo del cambrillón, ya que aquellas  personas que normalmente tienden a inclinar el pie hacia el interior acabarían apoyándose sobre la costura). El zapatero rebaja con el cepillo la piel situada a la derecha y a la izquierda de la línea previamente marcada.

Tope para puntera recta

Tope para puntera vega

Tope para puntera de mocasín

El cepillo de zapatero es de acero y sirve para rebajar la piel

El hendido de la palmilla lista para ser cosida a la vira resulta perfectamente visible

<<<Regresar al Menú>>>