PULIDO DE LA SUELA Y DEL TACÓN

Con el desvirador, un cepillo afilado con guía, se retirar con precisión milimétrica las superficies de piel que sobresalen. De este modo se nivelan los bordes de la suela y del tacón.

A continuación, el zapatero repasa la superficie con la lima. De este modo, da forma a la curvatura a la vez comprime su superficie.

Con el hierro de cantos frío rodea el borde de la suela ejerciendo mucha presión. De esta forma, comprime incluso más el material y elimina el rastro de la lima.

La suela y el tacón están listos, pero la tarea no ha terminado: el contorno de la suela (el corte) y del tacón siguen conservando el color natural de la piel, y en su superficie todavía se distinguen las marcas de la confección. Es entonces cuando el zapatero empieza a pulir la superficie, es decir, inicia los procedimientos de embellecimiento que también contribuyan a una mayor solidez del zapato.

Si un zapato de verano debe mantener el color blanco o un color muy claro (como por ejemplo el coñac claro), no se tintan ni los bordes de la suela ni el exterior del tacón, sino que se respeta el color natural de la piel. Pero normalmente, el contorno de la suela y del tacón se tintan del mismo color que la piel de la pala. Si la pala es negra, es obligatorio teñirlos de negro. Pero si la pala es de cualquier otro color, puede aplicarse cualquier tonalidad, aunque debería ser algo más oscura que la de la pala. Si los contornos de la suela y del tacón no se tintan, el zapatero se limita a alisarlos con un trozo de cristal y a aplicarles betún incoloro o amarillento. Presiona el betún contra la piel para que penetre y la impermeabilice. De esta forma, la tonalidad natural de la piel queda destacada. La suela, a la que también se ha aplicado betún, puede resultar algo resbaladiza en un principio, pero tras algunos pasos, la piel se vuelve áspera y ofrece el freno necesario. Si los contornos de la suela y del tacón se tiñen, el color debe cubrir la totalidad de la talonera y la parte de la suela exterior correspondiente al enfranque. Asimismo, una línea estrecha, de 2 a 3 mm, recorre el borde de la suela en todo el zapato. En lo que se refiere a la tintura de la suela exterior, existen dos procedimientos habituales: en los modelos semi-brogue, el zapatero termina la zona tintada con una línea recta que refleja la línea recta de la puntera. En los modelos full-brogue, de puntera vega, la línea adopta la misma forma. Los bellos acabados de la suela duran únicamente hasta que el cliente recoge los zapatos y los usa por primera vez. Pero el zapatero dedica una serie de complicadas tareas sólo para que el cliente pueda disfrutar de este maravilloso momento.

Cuando deben destacarse las costuras artesanales, como en el caso de los zapatos de cosido doble, el zapatero añade a los puntos y a la vira un barniz de color amarillo intenso. No obstante, los puntos también pueden tintarse del mismo color que la pala o la suela.

Se aplica el color deseado al borde de la suela y al exterior del tacón y se le aplica una fina capa de cera por encima. 
El zapatero hace penetrar la tintura y la cera en la piel con la ayuda de un yunque y del hierro de cantos. 
El resultado es una superficie brillante como la seda.

Durante estos procedimientos pueden surgir desniveles en la superficie. 
Dichos rastros se eliminan con un trozo de cristal, que va retirando finas capas de piel (de 0,2 a 0,4 mm).

Si se desea que la suela y la tapa del tacón conserve el color natural, la piel debe frotarse varias veces con betún incoloro. 
A continuación se deja reposar para que el betún pueda penetrar mejor en la piel.

Con la ayuda del hierro de cantos caliente, el betún se deshace y penetra mejor en la piel.

Una solución muy atractiva consiste en tintar el enfranque y la tapa del tacón del mismo color que el contorno del zapato.

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