Cola y brocha, cuero semigraso, cuero blanco, cinta de cuero, suela, lezna, tijeras, sacabocados, punta cosedora, bolígrafo y patrones.

Estos son los patrones a los que nos atendremos durante el trabajo.

Con el bolígrafo sobre el cuero blanco marcamos los contornos y orificios de los elementos blancos de la sandalia.

Con el sacabocados, tras recortar las piezas antes trazadas, perforamos por los puntos indicados.

Ya tenemos preparadas para su montaje las partes que irán en la sandalia de color blanco.

Cortamos ahora la suela, que luego pegaremos.

Marcamos sobre el cuero la plantilla de la sandalia, siguiendo sus contornos con el bolígrafo. Señalamos los orificios.

Procedemos a cortar con las tijeras la plantilla.

Utilizando el sacabocados, perforamos los orificios señalados.

Comenzamos el cosido, introducimos la punta de la cinta de cuero en la punta cosedora.

La punta nos servirá para enlazar correctamente unas piezas con otras y facilitará el cosido.

Comenzamos uniendo a la plantilla las dos piezas blancas laterales.

El cosido se prolongará por todo el borde de la plantilla.

A las piezas blancas laterales cosemos ahora la franja que servirá de sujeción al pie.

Así deberán quedar las partes blancas unidas entre sí y a la plantilla.

Por la parte superior de la plantilla introducimos por sus ranuras correspondientes la tira de sujeción del dedo.

Cosemos por el revés de la plantilla, donde luego pegaremos la suela.

Colocamos en los orificios la cinta blanca estrecha que irá sobre el pie.

Introducimos el extremo de la cinta blanca por la ranura interna de la pieza que sujetará el dedo.

Perforamos con el sacabocados un rollito de cinta blanca para adornar la sandalia.

Cosemos esta pequeña pieza de adorno en el orificio del extremo de la cinta.

Con una brocha untamos con abundante cola la cara de la suela que pegaremos a la plantilla.

Aplicamos también cola a la parte inferior de la plantilla de la sandalia.

Pegamos la sandalia a la suela, cuidando de ajustar bien los contornos.