Juan Guillermo Draper (1811-1882)
Historia de los conflictos entre la religión y la ciencia (1876)
Biblioteca Filosofía en español, Oviedo 2001
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Capítulo XI

La ciencia en relación con la civilización moderna

Ejemplos de la influencia general de la ciencia, tomados de la historia de América. – Introducción de ciencia en Europa. – Se transmite, de los moros de España a la Italia superior, y fue favorecida por la residencia de los papas en Aviñón. – Efectos de la imprenta, de la aventuras marítimas y de la Reforma. – Establecimiento de las sociedades científicas italianas. – Influjo intelectual de la ciencia. – Cambio que en el modo y dirección del pensamiento causa en Europa. – Las memorias de la Real Sociedad de Londres y de otras sociedades científicas suministran pruebas de ello. – El influjo económico de la ciencia se prueba por los numerosos inventos físicos y mecánicos hechos, desde el siglo decimocuarto. – Su influencia en la salud y la vida doméstica y en las artes de la paz y la guerra. – Contestación a la pregunta: ¿qué ha hecho la ciencia por la humanidad?

La Europa en la época de la Reforma, nos da un ejemplo del resultado de las influencias romanas en cuanto a promover la civilización. La América, examinada del mismo modo en la época actual, nos presenta un ejemplo de la influencia de la ciencia.

En el curso del siglo XVII, se establecieron los europeos esparcidos por las costas occidentales del Atlántico. [298] Atraídos por la pesca del bacalao occidental en Terra-Nova, tenían los franceses una pequeña colonia al Norte del San Lorenzo; los ingleses, los holandeses y los suecos ocupaban la costa de Nueva Inglaterra y los estados del centro; algunos hugonotes vivían en las Carolinas; los españoles fueron a la Florida, atraídos por el rumor de que había allí una fuente de eterna juventud. Detrás de la zona de aldeas que habían edificado estos aventureros, había un vasto y desconocido país habitado por indios errantes, cuyo número desde el golfo de Méjico hasta el San Lorenzo, no excedía de ciento ochenta mil. Por ellos, habían sabido los europeos que en aquellas regiones solitarias había mares de agua dulce y un gran río que llamaban el Mississippi; algunos decían que corría por la Virginia al Atlántico, otros que por la Florida, aquellos que desembocaba en el Pacífico, éstos que en golfo de Méjico. Separados estos emigrados de la madre patria por el tempestuoso Atlántico, en cuya travesía se empleaban varios meses, parecían perdidos para el mundo.

Pero, antes de concluir el siglo XIX, los descendientes de aquel débil pueblo han llegado a ser uno de los mayores poderes de la tierra. Establecieron una república, cuyo dominio se extendía del Atlántico al Pacífico; con un ejército de más de un millón de hombres, no en el papel, sino en el campo, han derrotado a un enemigo doméstico; han tenido en el mar una escuadra de cerca de setecientos barcos, con cinco mil cañones, algunos de ellos los más pesados del mundo. Las toneladas de estos buques subían a medio millón. En defensa de su vida nacional han gastado en menos de cinco años algo más de cuatro mil millones de duros. El censo tomado periódicamente demostró que la población se duplicaba cada [299] veinte y cinco años, lo que justifica la esperanza de que al fin de este siglo contará cerca de cien millones de almas.

Un continente silencioso se había transformado en una escena de industria, que ensordecía el aire con el ruido de la maquinaria y la actividad de los hombres. Donde había un bosque virgen, hubo cientos de ciudades y pueblos. El comercio encontró alimento con el algodón, el tabaco y los productos alimenticios; las minas contenían inmensas cantidades de oro, hierro y carbón; iglesias sin cuento, colegios y escuelas públicas, atestiguaban que una influencia moral vivificaba esta actividad material; la locomoción ocupaba un lugar preferente: sus ferro-carriles excedían en longitud a todos los de Europa reunidos. En 1873, los ferro-carriles de Europa tenían una longitud de sesenta y tres mil trescientas sesenta millas; y los de América, setenta mil seiscientas cincuenta. Uno de ellos cruza el continente, reuniendo el Atlántico y el Pacífico.

Pero no sólo estos resultados materiales los dignos de mencionarse; otros de interés moral y social nos obligan a fijar nuestra atención. Cuatro millones de negros esclavos han sido emancipados, y si la legislación se inclinaba hacia algún partido, era al partido del pobre; su intento era sacarlo de la pobreza y mejorar su suerte; una carrera se abría al talento, y esto sin restricción alguna: todo era posible para la inteligencia y la aplicación; muchos de los oficios públicos más importantes estaban ocupados por hombres que habían salido de las clases más humildes de la sociedad. Si no había igualdad social, como tiene que suceder en todo el país rico y próspero, había igualdad civil, rigorosamente mantenida.

Puede decirse tal vez que mucha parte de esta prosperidad [300] material nace de condiciones especiales, como nunca se han presentado antes a ningún otro pueblo. Había un vasto y abierto teatro de acción, un continente entero, dispuesto para el que quisiera tomar posesión de él; nada más que valor y actividad se necesitaba para apoderarse de la naturaleza y coger los abundantes tesoros con que brindaba.

Pero ¿no deben estar animados de un gran principio los hombres que sucesivamente transforman las primitivas soledades en centros de civilización, que no desmayan ante las sombrías florestas, o los ríos, o las montañas, o los temibles desiertos, que siguen adelante su conquista por un continente en el transcurso de un siglo y llegan a dominarlo? Pongamos encontraste los resultados de la invasión de Méjico y el Perú por los españoles, quienes derribaron una asombrosa civilización, en muchos conceptos superior a la suya, civilización que se había efectuado sin hierro ni pólvora, civilización basada en una agricultura sin caballos, ni bueyes, ni arados. Los españoles tenían una amplia base de donde partir y ningún obstáculo en su progreso; arruinaron todo cuanto habían creado los hijos aborígenes de América; millares de estos infortunados fueron destrozados por su crueldad, y naciones que por muchos siglos habían vivido en el contento y la prosperidad, bajo instituciones que su historia demuestra que les eran apropiadas, fueron entregadas a la anarquía; el pueblo cayó en una vergonzosa superstición, y una gran parte de sus tierras y propiedades vino a ser patrimonio de la Iglesia romana.

He escogido los ejemplos anteriores sacados de la historia de América, con preferencia a otros muchos que hubiera podido tomar de la Europa, porque suministran una prueba del poder del principio activo sin estar [301] perjudicado por condiciones extrañas. Los progresos políticos europeos son más complejos que los americanos.

Antes de considerar su manera de obrar y sus resultados, relataré brevemente cómo se introdujo en Europa el principio científico.

Introducción de la ciencia en Europa.

No sólo habían llevado las Cruzadas por muchos años vastas sumas a Roma, arrancadas al temor o a la piedad de las naciones cristianas: también habían aumentado el poder papal hasta un extremo peligroso. En el gobierno dualista que prevalecía en toda Europa, había correspondido la supremacía al espiritual, siendo el temporal poco más que su servidor.

De todas partes y bajo toda clase de pretextos, ríos de oro corrían rápidamente hacia Italia; los príncipes temporales observaron que tan sólo les habían dejado escasos y pobres recursos. Felipe el Hermoso, rey de Francia (año 1300) determinó, no sólo evitar esta sangría en sus dominios, prohibiendo la exportación de oro y plata sin su licencia, sino que también acordó que los predios eclesiásticos y del clero le pagasen tributo; lo que produjo una violenta contienda con el Papa. El Rey fue excomulgado, y en represalias, éste acusó al papa Bonifacio VIII de ateísmo, pidiendo que fuese juzgado por un concilio general. En vio a Italia algunas personas de confianza, que se apoderaron de Bonifacio en su palacio de Anagni, tratándolo con tanta dureza que murió en pocos días; su sucesor, el pontífice Benedicto XI, fue envenenado.

El rey de Francia estaba decidido a que el papado se [302] purificase y se reformara; a que no fuera por más tiempo propiedad de unas cuantas familias italianas que diestramente cambiaban por dinero la credulidad de Europa, y a que predominase la influencia francesa. Vino por lo tanto a un arreglo con los cardenales; un arzobispo francés fue elevado al pontificado y tomó el nombre de Clemente V. La corte papal fue trasladada a Aviñón, en Francia, y Roma fue abandonada como metrópoli de la cristiandad.

Setenta años transcurrieron antes que el papado volviese a la Ciudad Eterna (año 1376). La disminución de su influencia en la Península, por esta causa, dio ocasión al memorable movimiento intelectual que pronto se manifestó en las grandes ciudades comerciales de la Italia superior; hubo también al mismo tiempo otros sucesos propicios. El éxito de las Cruzadas había quebrantado la fe de toda la cristiandad. En una época en que la prueba por las ordalías del combate se aceptaba universalmente, habían concluido aquellas guerras dejando la Tierra Santa en poder de los sarracenos; los muchos miles de guerreros cristianos que habían vuelto de ellas, no vacilaban en declarar que habían encontrado a sus antagonistas, no como los había pintado la Iglesia, sino valientes, corteses y justos. Por las alegres ciudades del Sur de Francia se desarrolló el gusto a la literatura romántica; los errantes trovadores cantaban sus composiciones, que no eran sólo de amores y guerras; con frecuencia sus trovas referían las atrocidades que se habían perpetrado por la autoridad papal, las matanzas religiosas del Languedoc y los ilícitos amores de los clérigos. De los moros de España habían venido las ideas caballerescas de la gentileza y el valor, y con ellas el noble sentimiento del «honor personal», destinado [303] en el transcurso del tiempo a dar sus leyes a Europa.

La vuelta del Pontífice a Roma distó mucho de restablecer sus influencia en la Península italiana. Más de dos generaciones habían pasado desde su partida, y aunque hubiera vuelto con su fuerza original, no habría podido resistir los progresos intelectuales verificados durante su ausencia. El papado volvió, sin embargo, no para dominar, sino para ser dividido y hallarse con el gran cisma. De sus disensiones, salieron dos papas rivales; luego, tres; todos pretendían imponerse, todos maldecían a sus antagonistas. Pronto se desarrolló un sentimiento de indignación en toda Europa y un deseo de que concluyeran escenas tan vergonzosas. ¿Cómo podía el dogma del vicario de Dios en la tierra, el dogma de un Papa infalible, ser sustentado en presencia de tales escándalos? Aquí está la razón que tuvieron los eclesiásticos ilustrados de aquellos tiempos (y que para desgracia de Europa no se llevó a cabo) para pedir que un concilio general fuese el parlamento religioso permanente de todo el continente, con el Papa como su primer jefe ejecutivo.

Si este intento se hubiese llevado a efecto, no existiría hoy conflicto entre la ciencia y la religión; se habrían evitado las convulsiones de la Reforma y no hubieran nacido las luchas de las sectas protestantes. Pero los concilios de Constanza y Basilea fracasaron en quebrantar el yugo italiano, fracasaron en conseguir este noble resultado.

El catolicismo se debilitaba de esta suerte, y a medida que se sacudía el manto de plomo que cubría al mundo, se desarrollaba la inteligencia del hombre. Los sarracenos habían inventado el método de hacer papel de trapos de hilo y algodón; los venecianos habían importado de [304] China a Europa el arte de imprimir. La primera de estas invenciones era esencial a la segunda; desde este momento y sin que fuera posible oponerse, hubo comunicación intelectual entre todos los hombres.

La invención de la imprenta fue un rudo golpe para el catolicismo, que había gozado previamente de la inapreciable ventaja el monopolio de la comunicación. Desde su solio central, podían diseminarse órdenes a todos los rangos eclesiásticos, fulminándose luego desde el púlpito; este monopolio y el asombroso poder que confería fue destruido por la prensa; en los tiempos modernos la influencia del púlpito ha llegado a ser insignificante y ha sido suplantada completamente por los periódicos.

Sin embargo, no cedió el catolicismo, sin luchar, sus antiguas ventajas; tan pronto como se percibió la tendencia inevitable el nuevo arte, una cortapisa bajo forma de censura fue establecida; era necesario para imprimir un libro obtener licencia, lo cual exigía que el libro fuese leído, examinado y aprobado por el clero, que extendía un certificado de que la obra era ortodoxa. Una bula de excomunión se publicó en 1501 por Alejandro VI contra los impresores que diesen a luz doctrinas perniciosas. En 1515, el concilio lateranense mandó que no se imprimieran libros que no hubiesen sido inspeccionados por los censores eclesiásticos, bajo pena de excomunión y multa; advirtiéndose a los censores «que tomasen el mayor cuidado en que no se imprimiese nada contrario a la fe ortodoxa.» Se tenía miedo a la discusión religiosa y aterraba la idea de que apareciese la verdad.

Pero esta lucha insensata del poder de la ignorancia no tuvo éxito; la comunicación intelectual entre los hombres estaba asegurada. Culminó en los modernos periódicos, [305] que diariamente dan noticias de todas las partes del mundo y la lectura vino a ser una ocupación común. En la antigua sociedad, muy pocas personas comparativamente poseían este arte; la sociedad moderna debe a este cambio su carácter más notable.

Tal fue el resultado de imprtar en Europa la fabricación del papel y la imprenta; del mismo modo, la introducción de la aguja de marear fue seguida de imponentes efectos morales y materiales: fueron estos el descubrimiento de América, a consecuencia de rivalidades entre venecianos y genoveses por el comercio de la India; la vuelta al África por Gama y la circunnavegación de la tierra por Magallanes. Respecto de esta última, la más grande de todas las empresas humanas, debe recordarse que el catolicismo había adoptado irrevocablemente la doctrina del dogma de la tierra plana, con un firmamento como piso del cielo y infierno bajo el mundo. Algunos padres cuya autoridad era inatacable, como hemos dicho ya antes, habían presentado argumentos filosóficos y religiosos contra la teoría globular de la tierra. La controversia fue cortada súbitamente y la Iglesia sorprendida en un yerro.

La corrección de este error geográfico no fue la única consecuencia importante que se obtuvo de los tres grandes viajes. El espíritu de Colón, de Gama y Magallanes se difundió entre todos los hombres emprendedores de la Europa occidental. La sociedad había vivido hasta aquí bajo el dogma de «lealtad al rey, obediencia a la Iglesia»; había vivido, pues, para los otros y no para sí misma; el efecto político de ese dogma había culminado en las cruzadas; millares sin cuento habían perecido en guerras que no les proporcionaban ninguna recompensa y cuyo resultado había sido una completa derrota. La [306] experiencia había revelado el hecho de que los únicos que ganaban eran los pontífices, los cardenales y otros eclesiásticos de Roma, y los armadores de Venecia. Pero cuando se supo que las riquezas de Méjico, el Perú y las Indias podían alcanzarse por todo el que tuviera valor e intrepidez, los móviles que habían animado a las activas poblaciones de Europa cambiaron repentinamente. Las historias de Cortés y de Pizarro encontraron lectores entusiastas en todas partes, y las aventuras marítimas sustituyeron al entusiasmo religioso.

Si tratamos de aislar el principio que hay en el fondo del maravilloso cambio social que tuvo lugar entonces, podemos reconocerlo con gran facilidad: hasta aquí todo hombre había dedicado sus servicios a su superior feudal o eclesiástico; y ahora había resuelto apropiarse el fruto de su trabajo, él mismo. El individualismo iba haciéndose predominante y la lealtad iba descendiendo a sentimiento; ahora veremos qué ocurría respecto a la Iglesia.

El individualismo descansa en el principio de que el hombre debe ser dueño de sí mismo, tener libertad para formular sus opiniones e independencia para llevar a cabo sus resoluciones. Está por lo tanto siempre en lucha con sus semejantes y su vida en la exhibición de su energía.

Apartar de la vida de Europa el estancamiento de tantos siglos, vivificar súbitamente lo que hasta entonces había sido una masa inerte, enseñar el individualismo, era ponerla en conflicto con las influencias que la habían oprimido. Durante los siglos XIV y XV, luchas sin descanso demostraron lo que iba a suceder. En los principios del XVI (1517) se libró la batalla. El individualismo se personificó en un testarudo monje alemán, y por lo tanto, quizás necesariamente, adoptó una forma teológica. [307] Hubo algunas escaramuzas preliminares sobre indulgencias y otras materias de menor importancia; pero muy pronto la verdadera causa de la disputa se hizo claramente visible. Martín Lutero rehusó creer del modo que le había mandado por sus superiores eclesiásticos de Roma que lo hiciera, y afirmó que tenía el derecho inalienable de interpretar la Biblia por sí solo.

A primera vista no percibió Roma en Martín Lutero sino un monje vulgar, insubordinado, pendenciero; si la Inquisición hubiera podido echarle el guante, pronto hubiese dado fin al asunto; pero al propagarse el conflicto, se descubrió que Martín no estaba solo; muchos miles de hombres, tan resueltos como él, vinieron en su ayuda, y mientras él combatía con los libros y la pluma, los otros fortalecían sus proposiciones con la espada.

Los ultrajes que se prodigaron a Lutero fueron tan crueles como ridículos. Se declaró que su padre no era el marido de su madre, sino un incubo prolífico que se había seducido a ésta; que después de diez años de lucha con su conciencia, se había vuelto ateo; que negaba la inmortalidad del alma; que había compuesto himnos en honor de la embriaguez, vicio que le dominaba; que blasfemaba de las Sagradas Escrituras y particularmente de Moisés; que no creía una sola palabra de cuanto predicaba; que llamaba a la epístola de Santiago una cosa de paja, y sobre todo, que la reforma no era su obra, sino que se debía en realidad a cierta posición astrológica de las estrellas; era un dicho vulgar entre los eclesiásticos romanos que Erasmo había puesto el huevo de la Reforma y que Lutero lo había empollado.

Roma cometió al principio el error de creer que aquello no era más que una sublevación casual, y no conoció que era en efecto la culminación de un movimiento interno [308] que durante dos siglos había ido labrando en Europa y engrosando en fuerzas por momentos; sólo la existencia de tres papas y tres obediencias, hubieran forzado ya a los hombres a pensar, a deliberar y a fallar por sí mismos. Los concilios de Constanza y Basilea les enseñaron que había un poder más alto que el de los papas. Las largas y sangrientas guerras que siguieron fueron terminadas por la paz de Westfalia; y entonces se vio que la Europa central y septentrional se habían libertado de la tiranía intelectual de Roma, que el individualismo había conseguido se designio y establecido el derecho que todo hombre tiene de pensar por sí propio.

Pero era imposible que, establecido este derecho del libre examen, se limitase a rechazar el catolicismo. Al principio del movimiento, algunos de sus hombres más distinguidos, como Erasmo, que se contaba entre sus primeros promovedores, lo abandonaron. Se apercibieron de que muchos de los reformadores sentían por la instrucción profundo desdén, y les atemorizó la idea de caer bajo el dominio de los caprichos devotos. Habiendo fundado así su existencia el partido protestante, por disentimiento y separación, debió a su vez someterse a la ación de los mismos principios: era inevitable una descomposición de muchas de las sectas subordinadas, y éstas, que ya nada tenían que temer de su gran adversario italiano, empezaron a atacarse unas a otras. Como en los diversos países, ya una secta, ya otra, alcanzaron el poder, se mancharon por las crueldades que ejercieron en sus contrarios. Las represalias mortales que siguieron, cuando, por las vicisitudes del tiempo, el partido oprimido vino a ser opresor, convencieron a sus contendientes de que debían conceder a sus competidores lo que pedían para ellos mismos, y así por sus disensiones [309] y crímenes, se obtuvo el gran principio de la tolerancia. Pero la tolerancia es solo un estado intermedio; y a medida que la descomposición intelectual del protestantismo avance, este estado transitorio conducirá a una condición más noble y elevada, esperanza de la filosofía en todas las edades pasadas del mundo: a un estado social en que haya completa libertad de pensamiento. La tolerancia, excepto cuando se impone por el terror, puede tan sólo venir de los que son capaces de comprender y respetar otras opiniones que las suyas; por lo tanto, sólo puede venir de la filosofía. La historia nos enseña con demasiada elocuencia, que el fanatismo es estimulado por la religión y neutralizado o extirpado por la filosofía.

El verdadero objeto de la reforma era desterrar del catolicismo las ideas y el rito pagano que le habían impuesto Constantino y sus sucesores en su tentativa de reconciliarlo con el imperio romano. Los protestantes deseaban volverle a su primitiva pureza: y de aquí que, mientras restablecían las antiguas doctrinas, desterraron las prácticas de la adoración de la Virgen María y la invocación de los santos. La Virgen, según nos aseguran los evangelistas, había aceptado los deberes de la vida matrimonial y dio a su marido varios hijos; en la idolatría dominante había dejado de ser considerada como la mujer del carpintero, alcanzando el puesto de reina del cielo y de madre de Dios.

La ciencia de los árabes siguió la ruta invasora de su literatura, que había penetrado en la cristiandad por dos vías: el Mediodía de Francia y la Sicilia. Favorecida por el destierro de los papas a Aviñón y por el Gran Cisma, hizo buen camino en la Italia superior. La filosofía inductiva o aristotélica, vertida del sarraceno por Averroes, [310] hizo muchos adeptos secretos y no pocos amigos públicos; halló muchos espíritus dispuestos a recibirla y en aptitud de apreciarla. Entre éstos se hallaba Leonardo de Vinci, que proclamó el principio fundamental de que el experimento y la observación son los únicos fundamentos del raciocinio científico; que el experimento es el solo intérprete veraz de la naturaleza y esencial para la averiguación de sus leyes. Demostró que la acción de dos fuerzas perpendiculares sobre un punto es igual a la diagonal de un rectángulo cuyos lados representan aquéllas, pasar de esto a la proposición de las fuerzas oblicuas era muy fácil; esta proposición fue vuelta a descubrir por Stevin un siglo más tarde y aplicada por él a la explicación de las fuerzas mecánicas. Vinci presentó una exposición clara de al teoría de las fuerzas aplicadas oblicuamente a la palanca, descubrió las leyes del rozamiento, demostradas más tarde por Amontons, y comprendió el principio de las velocidades virtuales. Trató de las condiciones de la caída de los cuerpos en plano inclinado y en arcos circulares, inventó la cámara oscura, discutió exactamente algunos problemas fisiológicos y entrevió algunas de las grandes conclusiones de la geología moderna, como la naturaleza de los restos fósiles y la elevación de los continentes. Explicó el fenómeno de la luz cenicienta; con prodigiosa variedad de genio, descolló como escultor, arquitecto e ingeniero; estaba completamente versado en la astronomía, la anatomía y la química de su tiempo; en pintura, fue rival de Miguel Ángel y en competencia con él se el consideró como su superior. Su Última Cena en el muro del refectorio del convento dominico de Santa María delle Grazie, es bien conocido por los numerosos grabados y copias que se han sacado de ella. [311]

Establecida firmemente de una vez en el Norte de Italia, pronto se extendió la Ciencia por toda la península. El número creciente de sus adeptos, lo indica la multiplicación y aumento de las sociedades científicas. Eran éstas imitación de las moriscas que habían existido antes en Córdoba y Granada. Como monumento para señalar el paso por donde ha venido la influencia civilizadora, existe todavía la Academia de Tolosa, fundada en 1345. Representaba, sin embargo, la literatura gaya del Sur de Francia y era conocida bajo el título caprichoso de Academia de Juegos florales. La primera sociedad para promover el estudio de la ciencia fue la Academia Secretorum Naturae, fundada en Nápoles por Bautista Porta, y disuelta, como cuenta Tiraboschi, por las autoridades eclesiásticas. La Linceana fue fundada por el príncipe Federico Cesi en Roma, y su divisa claramente indica su objeto; un lince, con los ojos vueltos al cielo, desgarra con sus uñas un cerbero de tres cabezas. La Academia del Cimento, establecida en Florencia en 1657, celebraba sus sesiones en el palacio ducal. Duró diez años, siendo suprimida a instancias del gobierno papal, y nombrado cardenal, en compensación, el hermano del gran Duque. Contaba entre sus socios a muchos hombres eminentes, como Torricelli y Castelli; las condiciones que se exigían para ser admitido en ella eran abjurar toda fe y dedicarse a la investigación de la verdad. Estas sociedades sacaron a los amantes de la ciencia del aislamiento en que hasta entonces habían vivido, y promoviendo su comunicación y relaciones, fortificaron la energía y actividad de todos ellos. [312]

Influjo intelectual de la ciencia.

Volviendo ahora de esta digresión, de este bosquejo histórico de las circunstancias bajo las cuales fue introducida la ciencia en Europa, paso a considerar su manera de obrar y sus resultados.

El influjo de la ciencia en la civilización moderna se ha manifestado de dos modos: 1º, intelectualmente; 2º, económicamente. Bajo estos títulos podemos considerarla con provecho.

Intelectualmente, derribó la autoridad de la tradición, rehusó aceptar, a menos de venir acompañada de pruebas, la decisión de ningún maestro, por honorable o eminente que fuera su nombre. Las condiciones para la admisión en la Academia italiana del Cimento y el mote adoptado por la Real Sociedad de Londres, prueban la actitud que tomó en este punto.

Rechazó las pruebas sobrenaturales y milagrosas en las discusiones físicas. Abandonó las señales divinas de los judíos de los antiguos tiempos, y negó que pudiera demostrarse un hecho por ningún medio ajeno al asunto, rompiendo así con la lógica que había prevalecido por muchos siglos.

En investigaciones físicas, era su modo de proceder apreciar el valor de cualquier hipótesis propuesta, ejecutando cálculos en cada caso especial, sobre la base o principio de aquella hipótesis, y luego, practicando algún experimento o verificando alguna observación, averiguar si su resultado concordaba con el del cálculo, y si no, se rechazaba la hipótesis.

Podemos ahora presentar dos o tres ejemplos de este modo de proceder. [313]

Sospechando Newton que la influencia de la atracción terrestre, la gravedad, pudiera llegar hasta la Luna, y ser la fuerza que la obliga a girar en su órbita alrededor de la Tierra, calculó que, por su movimiento en su órbita era desviada de la tangente trece pies cada minuto; pero averiguando el espacio que recorren en un minuto los cuerpos que caen en la superficie de la Tierra, y suponiéndolo disminuido en razón inversa de los cuadrados, resultaba que la atracción en la órbita lunar hubiera sido para un cuerpo colocado en ella, de quince pies por minuto; por lo tanto, consideró su hipótesis como insostenible por aquel entonces. Pero ocurrió que Picard poco después llevó a cabo con más exactitud una nueva medición de un grado; esto cambió el tamaño calculado de la Tierra, y la distancia de la Luna que estaba medida en semidiámetros terrestres. Newton reanudó de nuevo sus cálculos, y como ya hemos relatado en páginas anteriores, cuando iba llegando al fin, previendo que la concordancia era muy posible, fue tal su agitación, que se vio obligado a pedir a un amigo que los concluyera. La hipótesis era fundada.

Un segundo ejemplo ilustrará suficientemente el método que estamos considerando. Lo encontramos en la teoría química del flogisto. Stahl, autor de ella, aseguraba que hay un principio inflamable, al que daba el nombre de flogisto, que tenía la propiedad de unirse a los cuerpos; así pues, cuando lo que llamamos ahora un óxido metálico estaba unido a él, se producía un metal; y si se le separaba el flogisto volvía el metal a su anterior condición térrea u oxidada. Por este principio, pues, los metales eran cuerpos compuestos, tierras combinadas con flogisto.

Pero durante el siglo XVIII se introdujo la balanza como [314] instrumento en las investigaciones químicas; ahora bien, si la hipótesis del flogisto era verdadera, sucedería que un metal sería más pesado, y su óxido más ligero, puesto que el primero contenía alguna cosa, el flogisto, que se le había agregado al último. Pero pesando una cantidad de cualquier metal y luego el óxido producido por él, se demostraba que el último era más pesado, y en consecuencia, la falsedad de la teoría del flogisto. Más adelante, continuando las investigaciones, se pudo demostrar que los óxidos o cales, como se solían llamar, se hacían más pesados combinándose con uno de los ingredientes del aire.

Se atribuye generalmente a Lavoisier este experimento capital; pero el hecho de que el peso de un metal aumenta por la calcinación, era conocido de los primeros experimentadores de Europa, y desde luego de los químicos árabes. Lavoisier, sin embargo, fue el primero en reconocer su gran importancia, y en sus manos produjo una revolución en la química.

El abandono de la teoría del flogisto es una prueba de la prontitud con que se derriban las hipótesis científicas cuando les falta concordancia con los hechos; la autoridad y la tradición pasan desatendidas y todo se establece haciendo un llamamiento a la naturaleza; se sabe que las contestaciones que ésta da a las interrogaciones prácticas son siempre verdaderas.

Comparando ahora los principios filosóficos sobre los que funciona la ciencia, con los principios sobre los que descansa la Iglesia, vemos que mientras la primera repudia la tradición, es ésta el principal apoyo de la última; mientras la primera insiste en la conformidad del cálculo y la observación o la correspondencia entre el raciocinio y el hecho, la última se inclina a los misterios; mientras [315] la primera rechaza sumariamente sus propias teorías si ve que no pueden coordinarse con la naturaleza, la última encuentra mérito en una fe que ciegamente acepta lo inexplicable, en una contemplación satisfactoria «de las cosas superiores a la razón.» Su antagonismo creció cada día más; por parte de la una, había un sentimiento de desdén; por el de la otra, de odio. Los testigos imparciales percibían que por todos lados iba la ciencia minando a la Iglesia.

Las matemáticas habían venido a ser el gran instrumento de investigación y de razonamiento científico. En cierto modo, puede decirse que reduce las operaciones del espíritu a un proceso mecánico, pues sus símbolos a veces evitan el trabajo de pensar. El hábito de la exactitud mental que estimularon se extendió a todos los ramos del pensamiento, produciendo una revolución intelectual; no era posible por más tiempo satisfacerse con la prueba milagrosa ni con la lógica que se había aceptado en la Edad Media, y no sólo influyó este hábito en la manera de pensar, sino que cambió la dirección del pensamiento; podemos convencernos de esta verdad comparando los asuntos discutidos en las memorias de las distintas sociedades científicas, con las elucubraciones que habían ocupado la atención de la Edad Media.

Pero el uso de las matemáticas no estaba limitado a la comprobación de las teorías; como se ha indicado antes, suministró también medios de predecir lo que hasta entonces había pasado desatendido, contraponiéndose así a las profecías eclesiásticas. El descubrimiento de Neptuno es un ejemplo de esta clase que nos presta la astronomía, y el de la refracción cónica, nos lo facilita la teoría óptica de las ondulaciones.

Pero mientras este gran instrumento conducía a tan [316] maravilloso desarrollo de la ciencia natural, sufría el mismo mejoras importantes. Hagamos observar en pocas líneas sus progresos.

El germen del álgebra puede descubrirse en las obras de Diofanto de Alejandría, que se supone vivió en el siglo II de nuestra era. En aquella escuela egipcia, había obtenido Euclides, primeramente, las grandes verdades geométricas, ordenándolas luego lógicamente. Arquímedes en Siracusa había intentado la resolución de más grandes problemas, por el método de exhaución. Tal era la tendencia de las cosas, que si hubiese seguido el patrocinio de la ciencia se habría inventado el álgebra inevitablemente.

A los árabes debemos nuestro saber de los rudimentos del álgebra y el nombre que lleva esta rama de las ciencias matemáticas; habían agregado cuidadosamente a los restos de la escuela alejandrina los progresos obtenidos en la India, comunicando al asunto cierta forma y consistencia. El conocimiento del álgebra tal cual lo poseían, fue trasmitido a Italia hacia principios del siglo XIII, y atrajo tan poca atención que casi pasaron trescientos años antes de que apareciese ninguna obra europea sobre el asunto. En 1496 Paccioli publicó su libro titulado: Arte Maggiore o Alghebra. En 1501 Cardano de Milán dio un método para las soluciones de las ecuaciones cúbicas; otras mejoras fueron añadidas por Escipión Ferreo en 1508, por Tartalea y por Vieta. Los alemanes se apoderaron entonces del asunto, y debe notarse que en aquel tiempo la numeración se hallaba en un estado imperfecto.

La geometría de Descartes, publicada en 1637, contiene la aplicación del álgebra a la definición e investigación de las líneas curvas, y constituye época en la historia [317] de las ciencias matemáticas. Dos años antes había aparecido la obra de Cavalieri sobre los indivisibles; este método fue mejorado por Torricelli y otros. Ya estaba el camino abierto para el desarrollo del cálculo infinitesimal, del método de las fluxiones de Newton y del cálculo diferencial e integral de Leibnitz. Aunque en su poder muchos años antes, nada publicó Newton sobre las fluxiones hasta 1704: la notación imperfecta que empleó, hizo que se retardase mucho la aplicación de su método. Mientras tanto, en el continente, gracias a la brillante solución de algunos de los más elevados problemas verificada por los Bernouillis, era aceptado universalmente el cálculo de Leibnitz, perfeccionándolo muchos matemáticos. Un desarrollo extraordinario de la ciencia tuvo lugar entonces y continuó todo el siglo. Al teorema del binomio, previamente descubierto por Newton, agregó Taylor en su Método de incrementos el célebre teorema que lleva su nombre, en 1715. El cálculo de las diferencias parciales fue introducido por Euler en 1734, extendido por D’Alembert y seguido del de variaciones por Euler y Lagrange, y del método de las funciones derivativas por Lagrange, en 1772.

Pero no era solamente en Italia, Alemania, Inglaterra y Francia donde se verificaba este gran movimiento en las matemáticas; Escocia, con el gran invento de los logaritmos por Napier de Merchiston, había agregado un nuevo diamante a la diadema intelectual que ceñía su frente. Es imposible formarse idea adecuada de la importancia de este invento incomparable. Los físicos y astrónomos modernos estarán muy conformes con las exclamación de Briggs, profesor de matemáticas del colegio de Gresham: «¡Jamás vi un libro que más me agradase, ni que me causara más asombro!» No sin razón el [318] inmortal Keplero consideraba a Napier «como el más grande hombre de su siglo en la ciencia a que se había consagrado.» Napier murió en 1617; no es exagerado decir que este invento, simplificando los trabajos, duplica la vida del astrónomo.

Pero debo detenerme aquí; debo recordar que no es ahora mi objeto hacer la historia de las matemáticas, sino considerar lo que la ciencia ha hecho por el adelanto de la civilización del mundo; y en seguida se presenta la pregunta: ¿Cómo es que la Iglesia no ha producido un geómetra en su autocrático reinado de mil doscientos años?

Respecto a las matemáticas puras puede hacerse esta observación: su cultivo no exige medios que no se hallen al alcance de muchos individuos; la astronomía necesita su observatorio, la química su laboratorio, pero las matemáticas sólo piden disposición personal y algunos libros; no requiere grandes gastos ni el auxilio de ayudantes. Pudiera creerse que nada podría ser más a propósito, nada más delicioso aún para el retiro de la vida monástica.

¿Responderemos con Eusebio: «Por el desprecio con que miramos esos inútiles trabajos, no nos ocupamos de ellos; volvemos nuestras almas al ejercicio de cosas mejores?» ¡Cosas mejores! ¿Qué puede ser mejor que la verdad absoluta? ¿Son mejores los misterios, los milagros y las imposturas? ¡Estas eran las que había sembradas en la senda!

La autoridad eclesiástica había reconocido desde el principio de la invasión científica que las ideas que ésta iba diseminando eran absolutamente inconciliables con la teología corriente; luchó contra ella directa e indirectamente; tan grande fue su odio a la ciencia experimental, que creyó alcanzar una gran victoria con la supresión [319] de la Academia del Cimento. No estaba, empero, este sentimiento vinculado en el catolicismo. Cuando se fundó la Real Sociedad de Londres se dirigió contra ella el odio teológico con tal saña, que sin duda hubiese sido extinguida, si el Rey Carlos II no le hubiera prestado su franco y leal apoyo. Se la acusaba de intentar «destruir la religión establecida, ofender las universidades y derribar el antiguo y sólido saber».

Sólo tenemos que recorrer las páginas de sus Memorias, para comprender cuanto ha hecho esta Sociedad por los progresos de la humanidad. Fue organizada en 1662, y se ha interesado en todo el gran movimiento científico y en todos los descubrimientos que se han hecho desde entonces. Publicó los Principios de Newton; promovió el viaje de Halley, primera expedición científica emprendida por un gobierno; hizo experimentos sobre la transfusión de la sangre, y aceptó el descubrimiento de Harvey de la circulación. El estímulo que dio a la inoculación hizo que la reina Carolina cediese seis condenados a muerte para ensayarla, y que luego prestase para la operación sus propios hijos. Debido a su protección, realizó Bradley sus grandes descubrimientos de la aberración de las estrellas y de la nutación del eje de la Tierra; a estos dos descubrimientos, dice Delambre, debemos la exactitud de la astronomía moderna. Promovió la perfección del termómetro, medida de la temperatura, y del reloj de Harrison, el cronómetro, medida del tiempo. Por ella se introdujo el calendario gregoriano en Inglaterra en 1752, contra una violenta oposición religiosa. Algunos de sus miembros fueron perseguidos por las calles por una plebe ignorante y furiosa, que creía que le habían robado once días de su vida y fue necesario ocultar el nombre del padre Walmesley, jesuita instruido, [320] que había mostrado gran interés en el asunto; ¡se dijo que Bradley, que murió durante el tumulto, había sufrido el castigo que el cielo le había impuesto por su crimen!

Si intentara hacer justicia a los méritos de esta gran sociedad, tendría que dedicar muchas páginas a asuntos semejantes, al anteojo acromático de Dollond, a la máquina divisoria de Ramsden, que dio precisión por primera vez a las observaciones astronómicas, a la medición de un grado en la superficie de la Tierra por Mason y Dixon; las expediciones de Cook en la relación con el paso de Venus; su viaje de circunnavegación; su demostración de que el escorbuto, ese azote de los viajes largos, puede evitarse con el uso de sustancias vegetales; las expediciones polares; la determinación de la densidad de la Tierra por los experimentos de Maskelyne en Schehallion, y por los de Cavendish; el descubrimiento del planeta Urano por Herschel; la composición del agua por Cavendish y Watt; la determinación de la diferencia de longitud entre Londres y París; el invento de la pila voltaica; el catastro de los cielos por los dos Herschel; el desarrollo del principio de las interferencias por Young y establecimiento de la teoría ondulatoria de la luz; la ventilación de las prisiones y otros edificios; la introducción del gas en el alumbrado público; la determinación de la longitud del péndulo de segundos, la medición de la variación de la gravedad en distintas latitudes; las operaciones para averiguar la curvatura de la Tierra; la expedición polar de Ross; el invento de la lámpara de seguridad por Davy y su descomposición de los álcalis y tierras; los descubrimientos electro-magnéticos de Oersted y Faraday; las máquinas calculadoras de Babbage; las disposiciones tomadas a instancias de Humboldt para la fundación [321] de observatorios magnéticos, el estudio de las perturbaciones magnéticas actuales en la superficie de la Tierra. Pero es imposible en el limitado espacio de que dispongo presentar ni aun el catálogo de su Memorias. Su espíritu era idéntico al que animaba a la Academia del Cimento y su divisa «Nullius in verba.» Proscribía la superstición, y sólo permitía el cálculo, la observación y el experimento.

No debe suponerse, ni por un momento, que en estas grandes tentativas, en estas grandes empresas, estuviese sola la Real Sociedad. En todas las capitales de Europa había Academias, Institutos o Sociedades tan distinguidas y tan afortunadas en promover el saber humano y la civilización moderna.

Influjo económico de la ciencia.

El estudio científico de la naturaleza tiende, no sólo a corregir y ennoblecer las concepciones intelectuales del hombre, sino que sirve también para mejorar su condición física, sugiriéndole perpetuamente la idea de hacer aplicación de sus descubrimientos a las necesidades de la vida.

La investigación de los principios es rápidamente seguida por los inventos prácticos; ésta es ciertamente la fisionomía característica de nuestra época y ha producido una gran revolución en la política nacional.

En los tiempos primitivos, se hacía la guerra para procurarse esclavos. Un conquistador transportaba poblaciones enteras y les imponía trabajos forzados, pues solamente con el trabajo humano era como podían los hombres ayudarse. Pero cuando se descubrió que los agentes físicos y las combinaciones mecánicas podían emplearse [322] con incomparable ventaja, sufrió un cambio la política pública; cuando se reconoció que la aplicación de un nuevo principio o el invento de una máquina era mejor que la adquisición de un esclavo más, la paz vino a ser preferible a la guerra; y no solo eso, sino que naciones que poseían gran cantidad de esclavos o siervos, como América y Rusia, viendo que a las consideraciones de humanidad se unían las de interés, dieron libertad a sus siervos.

Así, pues, vivimos un periodo en que es característico sustituir con máquinas el trabajo humano o animal; las invenciones mecánicas han causado una revolución social; acudimos a lo natural, no a los sobrenatural, para realizar nuestros propósitos. Con esta civilización moderna que así se presenta, es con la que no quiere reconciliarse el catolicismo. El papado proclama en alta voz su inflexible oposición a semejante estado de cosas, e insiste en que se restablezcan tal cual se hallaban en la Edad Media.

Que un pedazo de ámbar, cuando se le frota, atrae y repele los cuerpos ligeros, era un hecho conocido seiscientos años antes de Cristo, y permaneció aislado y sin estudiar, como un mero pasatiempo, hasta mil y seiscientos años después de la era cristiana; sometido luego a los métodos científicos de la discusión matemática, al experimento y a las aplicaciones prácticas de sus resultados, ha permitido a los hombres comunicarse instantáneamente a través de los continentes y bajo los mares. Ha centralizado el mundo, permitiendo a la autoridad soberana trasmitir sus órdenes sin mirar la distancia ni el tiempo, ha hecho una revolución en la política y ha condensado su poder.

En el Museo de Alejandría había una máquina inventada [323] por Heron, el matemático, unos cien años antes del nacimiento de Cristo; giraba por medio del vapor y tenía la forma de lo que llamamos ahora un eolipilo. Esto, que era el germen de uno de los mayores inventos hechos en el mundo, fue considerado como un objeto curioso durante mil y setecientos años.

El azar no entra como elemento alguno en la invención de las modernas máquinas de vapor; han sido producto de la meditación y el experimento. A mediados del siglo XVII, varios ingenieros mecánicos intentaron utilizar las propiedades del vapor, y sus trabajos recibieron un gran perfeccionamiento por Watt a mediados del siglos XVIII.

La máquina de vapor vino a ser pronto el obrero de la civilización, ejecutando el trabajo de muchos millones de hombres; dio ocasión para superiores cosas a todos los que se hubieran visto condenados a una vida de trabajo mecánico. El que en otro tiempo era fuerza motriz, podía ahora pensar.

Las primeras aplicaciones que se le dieron fueron a las bombas, donde sólo se necesitaba fuerza. Pronto, sin embargo, dio pruebas de su delicadeza de tacto en las artes industriales del hilado y tejido. Creó grandes establecimientos fabriles y surtió de telas al mundo, cambió la industria de las naciones.

En sus aplicaciones, primero a la navegación fluvial y luego a la marítima, cuadruplicó la velocidad que se había obtenido hasta entonces. En vez de cuarenta días, que se invertían en cruzar el Atlántico, se tardan hoy ocho. Pero en el transporte terrestre se mostró su poder de un modo más sorprendente. El admirable invento de la locomotora permitió al hombre viajar más, en menos de una hora, que antes en más de un día. [324]

La locomotora no sólo ha ensanchado el campo de actividad del hombre, sino que, disminuyendo las distancias, ha aumentado la capacidad de la vida humana; y por el transporte rápido de los productos fabriles y agrícolas, ha venido a ser el incentivo más eficaz de la industria.

La navegación oceánica por el vapor fue grandemente mejorada por el invento del cronómetro, que hace posible saber con exactitud la situación de un buque en el mar. El gran obstáculo para el adelanto de la ciencia en la Escuela de Alejandría fue la falta de instrumentos para medir el tiempo y la temperatura: del cronómetro y el termómetro; la invención del último es ciertamente esencial para la del primero. Las clepsidras o relojes de agua se habían ensayado, pero carecían de exactitud. De una de ellas, adornada con los signos del zodiaco y destruida por algunos primitivos cristianos, hace notar San Policarpo de un modo significativo: «En todos estos monstruosos demonios se ve un arte enemigo de Dios.» Hasta cerca de 1680, no empezó el cronómetro a aproximarse a la exactitud; Hooke, contemporáneo de Newton, le agregó el volante con muelle en espiral, y distintos escapes se idearon sucesivamente, como el de áncora, el de punto muerto, el dúplex y el remontoir. Se tomaron precauciones para corregir las variaciones producidas por la temperatura, y más tarde alcanzó su perfección por Harrison y Arnold, llegando a ser en sus manos una exacta medida de la marcha del tiempo. A la invención del cronómetro, debe agregarse la del sextante de reflexión de Godfrey, que permitía hacer observaciones astronómicas a pesar del movimiento del buque.

Los adelantos de la navegación oceánica han ejercido un poderoso influjo en la distribución de la humanidad, [325] aumentando la entidad y alterando el carácter de la colonización.

Pero no son sólo estos grandes descubrimientos e invenciones, producto de la investigación científica, los que cambian la suerte de la raza humana; otros muy pequeños, quizá insignificantes individualmente considerados, han llevado a cabo por su combinación efectos sorprendentes. El naciente estudio de la ciencia en el siglo XIV dio estímulo maravilloso al talento inventivo, dirigido sobre todo a resultados prácticos útiles; esto fue más tarde grandemente reforzado con el sistema de los privilegios, que asegura al inventor una porción razonable de los beneficios de su ingenio. Basta referir a la ligera algunos de estos adelantos, y en seguida apreciaremos lo mucho que nos han servido. La introducción de las sierras mecánicas proporcionó pavimentos de madera para las casa, desterrando los de yeso, ladrillo o piedra; los adelantos que abarataron la fabricación del vidrio nos dieron las ventanas de cristales, haciendo posible el caldeo de las viviendas. Sin embargo, hasta el siglo XVI no se pudo usar el cristal cómodamente, pues entonces se introdujo el diamante para cortarlo. La adición de las chimeneas purificó la atmósfera de las habitaciones, ahumadas y ennegrecidas como las chozas de los salvajes, procurando este indescriptible bien de los países septentrionales, un hogar alegre. Hasta entonces, un agujero en el techo para dar salida al humo, una excavación en medio del piso para el combustible y una tapadera para cubrirlo, cuando sonaba la campana sobrevenía la noche, eran los tristes e insuficientes medios de calefacción.

Aunque no sin cruda resistencia por parte del clero, empezaron los hombres a pensar que las pestes no [326] eran castigos que Dios imponía a la sociedad por sus pecados religiosos, sino consecuencias físicas del desaseo y la miseria; que el verdadero medio de evitarlas no es invocar a los santos, sino procurar la limpieza personal y municipal. En el siglo XII, se hizo necesario embaldosar las calles de París que estaban convertidas en cloacas, y al momento disminuyeron las disenterías y las fiebres palúdicas, consiguiéndose un estado sanitario semejante al de las ciudades moriscas de España que habían sido embaldosadas siglos atrás. En esta hoy día hermosa metrópoli, se prohibió criar cerdos, ordenanza que lastimó a los monjes de la abadía de San Antonio, los que pidieron que a los cochinos de este santo se les permitiera ir adonde quisiesen; el gobierno transigió la cuestión, mandando que les colgasen campanillas al cuello. El rey Felipe, hijo de Luis el Gordo, murió a consecuencia de la caída de su caballo, que tropezó con una marrana. Se publicaron órdenes prohibiendo verter las aguas sucias por las ventanas. En 1879, un testigo presencial, el autor de este libro, a la conclusión del poder pontifical en Roma, vio que, paseando por las asquerosas calles de esta ciudad, era más necesario ocuparse del suelo que observar el cielo para conservar la limpieza personal. Hasta principios del siglo XVII, no fueron barridas las calles de Berlín; había una ley que mandaba que todo campesino que viniese al mercado con su carro había de llevárselo cargado de basura.

El embaldosado fue seguido de tentativas, a veces imperfectas, de construcción de arroyos y alcantarillas; se había hecho patente a todos los hombres reflexivos que esto era necesario para la conservación de la salud, no sólo en las ciudades sino en las casas aisladas. Luego siguió el alumbrado público; al principio, los habitantes, [327] de las casa con fachada a la calle estuvieron obligados a poner velas o lámparas en ellas; más tarde, se intentó el sistema que se había seguido con tanta ventaja en Córdoba o Granada, de tener lámparas públicas, pero esto no llegó a su perfección hasta el siglo actual, cuando se inventó el alumbrado de gas; y al mismo tiempo que el alumbrado público, se organizaron los serenos y la policía.

En el siglo XVI, los inventos mecánicos y los adelantos fabriles ejercieron notable influencia en la vida social y doméstica. Había espejos y relojes en los muros, y campanas sobre las chimeneas; aunque en muchas partes el fuego de la cocina se alimentaba siempre con turba, el uso del carbón empezó a propagarse. La mesa del comedor ofreció nuevas delicadezas: el comercio le traía productos extranjeros; las ásperas bebidas del Norte fueron sustituidas por los delicados vinos del Mediodía; se construyeron neveras; el cerner la harina, costumbre introducida en los molinos de viento, había dado un pan más blanco y fino. Por grados, las cosas raras se hicieron comunes, como el maíz, la patata, el pavo, y, notable entre todas, el tabaco. Los tenedores, invención italiana, desterraron el sucio empleo de los dedos; puede decirse que la alimentación del hombre civilizado sufrió un cambio radical. El té vino de la China; el café, de Arabia; el uso del azúcar, de la India, y éste, en grado no insignificante, sustituyó a los licores fermentados. Las alfombras ocuparon el lugar de las tongas de paja; en las habitaciones aparecieron camas mejores, y en los armarios ropa más limpia, que se mudaba con más frecuencia. En muchas ciudades, fueron sustituidos los acueductos por fuentes públicas y bocas de riego; los cielos rasos, que en otros tiempos hubieran estado cubiertos de hollín [328] y polvo, se decoraban ahora con frescos ornamentales. Los baños se usaron con frecuencia y era menos necesario acudir a los perfumes para ocultar los propios olores. Un gusto creciente por los inocentes placeres de la horticultura se manifestó en la introducción de muchas flores exóticas en los jardines; el jacinto oriental, la aurícula, la corona imperial, la azucena de Persia, el ranúnculo, la caléndula africana; en las calles, aparecieron las literas, las carrozas, y sobre todo, los coches de alquiler.

Entre los rudos campesinos se abrieron paso los adelantos mecánicos, y gradualmente alcanzaron los útiles para arar, sembrar, trillar, segar y aventar, la perfección de nuestra época.

Empezó a reconocerse, a despecho de las predicaciones de las órdenes mendicantes, que la pobreza es la fuente del crimen y el obstáculo para el saber; que conseguir las riquezas por el comercio es mucho mejor que adquirir el poder por la guerra. Pues, aunque puede ser cierto, como dice Montesquieu, que mientras el comercio une a las naciones, indispone a los individuos y trafica con su moralidad, sólo él puede dar unidad al mundo: su sueño, su esperanza, es la paz universal.

Aunque, en vez de algunas páginas, harían falta volúmenes para relatar debidamente las mejoras que han tenido lugar en la vida social y doméstica desde que la ciencia empezó a ejercer su benéfico influjo y el talento inventivo vino en auxilio de la industria, hay algunas cosas que no pueden pasarse en silencio. En el puerto de Barcelona habían sostenido los califas un mercado de la acci=F3n, es decir, a siete d=F3lares por acci=F3n. =20 El=20 presidente de la junta directiva, Manuel Jos=E9 Paredes, dijo que esta = operaci=F3n=20 es parte de una estrategia a largo plazo que est=E1 relacionada con la = meta de=20 crecimiento continuo de la compa=F1=EDa.  El a=F1o pasado, = Aseguradora Mundial=20 aument=F3 sus utilidades netas un 21.6%, reportando 6 millones 47 mil = 884 d=F3lares,=20 contra 4 millones 972 mil 674 d=F3lares en el 2002.  = =93La=20 utilidad aument=F3 debido a un buen manejo del =EDndice de = siniestralidad, pero=20 sobre todo por una disminuci=F3n importante en el manejo de los rescates = de vida y=20 a la administraci=F3n efectiva de los gastos administrativos=94, = inform=F3 la empresa=20 en su informe de actualizaci=F3n anual.  La utilidad neta = representa una tasa=20 de retorno del 18.7% en el 2002 en relaci=F3n con el patrimonio promedio = del a=F1o=20 pasado.  El=20 seguro de personas constituye el 61% del negocio de Aseguradora Mundial, = mientras que seguros generales, que es la gama m=E1s variada de = productos,=20 representa el 39% de su volumen. Su participaci=F3n de mercado se estima = en 16%=20 para seguros generales y el 19% en fianzas.  La empresa tiene = buenas=20 perspectivas para el 2004. Adem=E1s, Aseguradora Mundial seguir=E1 con = su pol=EDtica=20 de tener m=E1rgenes suficientes en su suscripci=F3n de negocios y = paralelamente ha=20 tomado medidas en cuanto al control de la siniestralidad y el manejo de = los=20 gastos de operaci=F3n. (La Prensa - Edith=20 Castillo Duarte - Panam=E1).

 

PARAGUAY: Itaip=FA no sanciona a aseguradora que dej=F3 = inconclusa su=20 cobertura. De acuerdo a las denuncias recibidas por el = Diario ABC=20 Color Digital, Itaip=FA no sancion=F3 a la firma Seguridad S.A. de = Seguros y=20 Reaseguros por incurrir en abandono de una cobertura tan importante para = sus=20 empleados, como es el seguro de vida. Adem=E1s, le deja participar, como = si nada=20 hubiera pasado, en otra licitaci=F3n, la INS. N=BA 003/2004, para = atender da=F1os=20 patrimoniales y de responsabilidad civil en la hidroel=E9ctrica.  = ABC Color=20 manifiesta, "que la binacional hab=EDa convocado a trav=E9s de los = medios escritos=20 de comunicaci=F3n, en mayo de 1999, a las aseguradoras de nuestro pa=EDs = para que=20 participen en la licitaci=F3n nacional INS. N=BA 0011/99/PY, que = convocaba para=20 contratar p=F3lizas de seguro de vida (colectivo), con cl=E1usulas de = accidentes=20 personales, para sus empleados en la margen derecha".
"El 7 de junio = del=20 mismo a=F1o procedi=F3 a la recepci=F3n y apertura de los sobres A, con = los documentos=20 exigidos para habilitar a las firmas. Se presentaron en la ocasi=F3n La=20 Consolidada S.A. de Seguros y Reaseguros, Aseguradora Paraguaya S.A., = Seguridad=20 S.A. de Seguros y Reaseguros, el consorcio integrado por F=E9nix S.A. de = Seguros y=20 Reaseguros, Central S.A. de Seguros y Mundo S.A. de Seguros Generales y=20 Reaseguros, otro consorcio compuesto por Seguros Generales S.A. = (Segesa), Rumbos=20 S.A. de Seguros y Real Paraguaya de Seguros".
"Posteriormente, y en = el mismo=20 acto, se realiz=F3 la habilitaci=F3n de todas las compa=F1=EDas = mencionadas y se=20 prosigui=F3 con la apertura del sobre B, que conten=EDa las distintas = ofertas=20 comerciales". "Seg=FAn datos a los que tuvimos acceso, los resultados = fueron: 1)=20 Seguridad S.A.: 0,0308%; 2) Consorcio integrado por Seguros Generales = S.A.,=20 Rumbos S.A. y Real Paraguaya S.A.: 0,04195%; 3) Consorcio formado por = F=E9nix S.A.=20 Central S.A. y Mundo S.A.: 0,045325%; 4) La Consolidada S.A.: 0,0462%, y = 5)=20 Aseguradora Paraguaya S.A.: 0,053%". "La oferta m=E1s econ=F3mica fue = presentada por=20 Seguridad S.A. y se le adjudic=F3 la licitaci=F3n". "La Itaip=FA = adjudic=F3 el contrato=20 a Seguridad S.A. de Seguros y Reaseguros, que present=F3 la oferta m=E1s = baja, sin=20 respetar lo estipulado en el pliego de bases y condiciones".  "A = poco de=20 completarse un a=F1o desde el inicio de la vigencia del seguro otorgado = a=20 Seguridad S.A., esta compa=F1=EDa lleg=F3 a acumular en ese per=EDodo = p=E9rdidas por sumas=20 que rondan G. 1.000 millones (alrededor de US$ 300.000). Ese rev=E9s = oblig=F3 a la=20 aseguradora abandonar la cobertura unilateralmente, produciendo un gran=20 perjuicio a la binacional, que se vio obligada a invitar a las restantes = compa=F1=EDas participantes de aquella licitaci=F3n a presentar una = nueva cotizaci=F3n=20 por el t=E9rmino de seis meses, sin concurso previo, para salvar el = inconveniente=20 presentado con Seguridad S.A. y mantener la cobertura a favor de sus=20 empleados".(Diario ABC Color Digital - Paraguay).

 

ESPA=D1A: Uno de cada=20 cinco motoristas en Canarias circula sin seguro obligatorio. = Uno de=20 cada cinco motoristas circula sin seguro por las carreteras canarias. = Estos=20 infractores son, sobre todo, j=F3venes por la cantidad de problemas con = los que se=20 encuentran a la hora de buscar una compa=F1=EDa que quiera asegurarles. = A eso se=20 suma el precio de estos seguros. El Parlamento de Canarias ha decidido = pedirles=20 a las compa=F1=EDas que abaraten los precios.
Hace diez a=F1os el = seguro=20 obligatorio de una moto costaba unos 90 euros. Actualmente puede llegar = a los=20 900. Los m=E1s perjudicados por este incremento son los j=F3venes = menores de 25=20 a=F1os. El Partido Popular ha planteado este tema en el Parlamento=20 auton=F3mico.Seg=FAn Jorge Rodr=EDguez,portavoz del PP en la c=E1mara = regional, la=20 dificultad para encontrar una compa=F1=EDa que aseguren motos es muy = importante para=20 los j=F3venes, el precio es alto por lo que un 20% de las motos que = circulan en=20 Canarias va sin seguro, asegur=F3.Todos los grupos pol=EDticos han = decido pedirle al=20 Gobierno de Canarias que hable con las compa=F1=EDas aseguradoras para = que los=20 j=F3venes, tanto hombres como mujeres, puedan tener acceso a un seguro = con las=20 mismas condiciones que los mayores de 25 a=F1os. Adem=E1s presentar=E1n = en esta=20 legislatura un proyecto de ley de seguros que regule las competencias de = la=20 Comunidad aut=F3noma en esta materia. (Tvcanaria).

 

REPUBLICA DOMINICANA: = Los m=E9dicos se manifestar=E1n ma=F1ana por la = crisis del seguro=20 social. El=20 d=E9ficit mensual del seguro social oscila ente los 25 y los 50 millones = de pesos,=20 seg=FAn anunciaron hoy los m=E9dicos de esa entidad. Este desfase es = provocado por=20 una merma significativa en las recaudaciones de este sistema, que, = seg=FAn Gabriel=20 Fern=E1ndez, presidente de la Asociaci=F3n de M=E9dicos Dominicanos del = Seguro Social=20 (AMDSS)han disminuido de 115 millones de pesos a 95 millones de pesos y = se=20 estima que en este mes de abril no alcancen los 80 millones.
Este = d=E9ficit=20 deriva en un desabastecimiento de medicamentos y en consecuencia un = servicios=20 precario hacia los afiliados, que seg=FAn la Asociaci=F3n de M=E9dicos = Dominicanos del=20 Seguro Social (AMDSS) conllevar=E1 a cancelaciones masivas y a un = eventual cierre=20 de ese organismo. Como consecuencia de esta crisis, los galenos = dominicanos=20 anunciaron  una manifestaci=F3n para ma=F1ana jueves frente al = Consejo Nacional=20 de Seguridad Social  en demanda de una soluci=F3n.=20 (Elcaribecdn.com).

 

M=C9XICO: Los mexicanos que ganan m=E1s son quienes compran el = seguro de=20 desempleo.  Tiene 30=20 a=F1os y gana 9 mil pesos promedio. Esa es la persona que en M=E9xico = est=E1 comprando=20 el seguro de desempleo. No es el de menores ingresos, como se esperaba, = ni el=20 m=E1s viejo. Es simplemente una persona de edad e ingresos altos. =
Contrario a=20 todas las expectativas, el seguro de desempleo en M=E9xico ha sido m=E1s = atractivo a=20 las personas de mayores ingresos que a las de menor sueldo. De ah=ED que = este a=F1o=20 se proyecte un relanzamiento para captar a un p=FAblico todav=EDa de = m=E1s alto nivel.=20
En M=E9xico, s=F3lo Banamex ofrece el seguro de desempleo. Lo = lanz=F3 hace un a=F1o=20 y hasta el momento, ninguna otra aseguradora ha solicitado permiso para=20 otorgarlo a la Comisi=F3n Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF). =
Jaime Larrea=20 Molina, director general adjunto de Seguros Banamex, dijo a Cr=F3nica = que la=20 instituci=F3n, al lanzar el producto, ten=EDa en mente un segmento de = ingresos de 7=20 mil pesos promedio, sin embargo, al paso de un a=F1o, se ha observado = que el=20 cliente promedio percibe alrededor de 9 mil pesos. Hasta ahora las sumas = aseguradas oscilan entre 1,500 y 6 mil pesos mensuales en caso de = desempleo,=20 cubriendo seis pagos, es decir, seis meses.
Larrea indic=F3 que en = Banamex la=20 prima promedio mensual pagada por este seguro asciende a 196 pesos, los = cuales=20 amparan un pago mensual por seis meses de 5 mil pesos, es decir, 30 mil = pesos.=20
La idea ahora es asegurar ingresos mensuales de 15 mil pesos por el = mismo=20 periodo. Es decir, 90 mil pesos. Larrea Molina indic=F3 que con la = ampliaci=F3n de=20 esta cobertura se espera contar, al cierre de este a=F1o, con 10 mil = clientes van=20 por m=E1s. Esa cifra era la que inicialmente esperaban captar en abril = del a=F1o=20 pasado, cuando se lanz=F3 este seguro de desempleo, sin embargo, = abund=F3, hasta=20 ahora s=F3lo cuentan con 3 mil 100.
Este resultado, dijo el = directivo, es=20 atribuible a que ha faltado informaci=F3n a la gente sobre este seguro = de=20 desempleo, lo cual se adiciona a la baja penetraci=F3n de los seguros en = el pa=EDs.=20 Sin embargo, el factor determinante, dijo Larrea, es que las personas de = menores=20 ingresos no pueden destinar una proporci=F3n de su ingreso a este = seguro: no=20 tienen ingresos excedentes. Hasta ahora, de los 3 mil 100 clientes del = seguro de=20 desempleo se han registrado 142 siniestros =97p=E9rdida del empleo=97, = de las cuales=20 52 se encuentran en su primer pago mensual y 90 ya han cobrado dos o = m=E1s. (La=20 Cr=F3nica de Hoy - M=E9xico).

 

COLOMBIA: ARP=B4s = deben afiliar=20 a empleadas dom=E9sticas. Las=20 Administradoras de Riesgos Profesionales tendr=EDan que pagar cerca de = COP$300=20 millones por negarse a afiliar un empleador que tenga a su cargo = trabajadoras de=20 servicio dom=E9stico. El Instituto de Seguro = Social -ISS-=20 record=F3 que alrededor de COP$300 millones tendr=EDa que pagar una = Administradora=20 de Riesgos Profesionales -ARP- que rechace, dilate, dificulte o niegue = la=20 afiliaci=F3n de un empleador que tenga a su cargo trabajadores de = servicio=20 dom=E9stico. Pero no s=F3lo las ARP`s asumen sanciones, los empleadores = que se=20 nieguen a afiliarlas deben asumir los costos de atenci=F3n m=E9dica y = hasta deben=20 cancelar de por vida una pensi=F3n de invalidez en caso de que el = trabajador=20 demande esta clase de prestaci=F3n. El empleador, record=F3 el ISS, se = debe vincular=20 al Sistema General de Riesgos Profesionales a trav=E9s del = diligenciamiento de un=20 formulario para tal fin, y por medio de otro formulario afiliar a la ARP = a su=20 empleada dom=E9stica. Con la afiliaci=F3n, la cobertura en derechos y = prestaciones=20 se inicia a partir del d=EDa siguiente de la afiliaci=F3n de un = trabajador a la ARP=20 y ello da lugar a que las empleadas dom=E9sticas que por enfermedad o = accidente=20 laboral queden inv=E1lidas, tienen derecho a recibir el 100% del ingreso = base de=20 cotizaci=F3n en incapacidad temporal. Adem=E1s en caso de que registre = entre el=20 cinco y menos del 50% de su capacidad laboral, recibir=E1 = indemnizaci=F3n por una=20 sola vez. Cuando el accidente deja secuelas mayores que incluya entre el = 50% y=20 el 66% de la incapacidad laboral el trabajador tiene derecho a una = pensi=F3n de=20 invalidez correspondiente al 60% del ingreso base de liquidaci=F3n o al = 75% de=20 este ingreso si la p=E9rdida laboral es mayor del 66%. (Econom=EDa en=20 Red).

 

PER=DA: Camiones-cisterna solo circular=E1n si son = seguros.=20 Los=20 propietarios de camiones-cisterna que transporta gasolina tendr=E1n = m=E1s pr=F3rrogas=20 para adecuar sus unidades a fin de que estas sean compatibles con los = equipos=20 que realizan el llenado de combustible por la parte inferior del = cami=F3n y que=20 recuperan los vapores de la gasolina. El anuncio fue hecho ayer por el Ministerio de Energ=EDa y = Minas que,=20 a trav=E9s de un comunicado oficial, ha advertido a las asociaciones de=20 transportistas que el jueves 15 venci=F3 el plazo para que adecuen sus = unidades a=20 la nueva modalidad de aprovisionamiento de gasolina.=20

Dicha=20 medida, contenida desde hace diez a=F1os en el Reglamento de Seguridad = para el=20 Transporte de Hidrocarburos, garantizar=E1 la seguridad p=FAblica y = proteger=E1 el=20 medio ambiente. Los transportistas de di=E9sel-2 y kerosene no est=E1n = obligados a=20 realizar estos cambios en sus unidades. (El Comercio -=20 Per=FA).