Don Juan Manuel

 

Libro de los Estados
(1330)

Miguel Vicente Pedraz
Universidad de León

[Libro primero]

[Capitulo XLVIII]

El xlviiiº capitulo fabla en commo julio dixo al infante que de una parte le plazia de todas estas cosas que le dizia, porque le dio a entender que entendia verdadera mente et que deseaua mucho fazer por que saluase el alma.

–Sennor infante –dixo Julio–, de una parte me plaze de todas estas cosas que me dezides, porque me dades a entender, et entiendo yo verdadera mente, que deseades mucho fazer por que saluedes el alma et fazer todos vuestros fechos con razon et con entendimiento; et de otra parte he muy grant reçelo que atantas razones et atan sotiles me dizides, que me seria muy grave de vos responder a ellas conplida mente. Pero, fiando yo en la merçed de Dios et en su vondat, non dexare de dezir vos lo que en ello entendiere. Et Dios, por la su merced, quiera que vos diga tales cosas que sean su seruiçio et saluamiento de la vuestra alma, et pro et onra del vuestro cuerpo et del vuestro estado, et que vos diga en ellas verdat, et finque yo sin vergüença de uos et de los que lo oyeren.

Sennor infante, ya vos dixi estas tantas razones et tan buenas por que en el estado de los enperadores se pueden muy bien salvar las almas, que non faze mengua de vos dezir omne mas en ello. Pero, ayudando a la vuestra razon, vos puedo dezir tanto: que segund vos dixiestes, et es verdat, que en qual quier estado que el christiano biua se puede saluar, si quisiere fazer aquellas obras que son car[r]era de saluaçion; pues si en qual quier estado se puede saluar, mucho mas en estado de enperador, en que puede fazer mas buenas obras et mas vienes que otro omne. Et quanto de los peligros que dezides, en que tomades dubda, en el estado de los enperadores, çierto cred, sennor infante, [que] asi commo non ha estado en la ley de los christianos en que se omne non puede saluar, si quisiere fazer buenas obras, bien asi non ay ningun estado en que non puede perder el alma, si las fiziere malas. Et avn en las cosas del mundo, en aquellas cosas mismas que puede fazer su pro et lo que deue, en aquellas mismas puede fazer su danno para el cuerpo et para el alma. Ca vos sabedes muy bien que non puede omne beuir sin comer et sin beuer et sin dinero; pero en tal guisa purde usar de cada una destas cosas, o de qualquier del[l]as, quel seria muy grant danno paral cuerpo et para el alma, [et por] ende, en todas las cosas que se fazen, tanbien para [se] mantener en el mundo como para saluar las almas, en aquellos estados et en aquellas maneras que el omne puede saluar el alma et guardar el cuerpo et la fama, en esas mismas puede fazer, si quiere, en guisa que lo pierda todo. Pero, pues muchas razones ay por que el omne puede saluar el alma et onrar el cuerpo en qualquier estado de los christianos, tengo que deue fazer quanto pudiere, con derecho et con buena entençion, et non faziendo tuerto nin pecado, por llegar a mayor estado. Ca segund dizen los sabios que non deue el omne desear auer grant estado por pro nin por onra de si mismo, mas que lo deue desear por fazer en el mucho bien. Et por todas estas razones tengo que el estado del enperador vos caye mucho, et sennalada mente pues Dios en el vos puso. Pero si vos alguna dubda tomades, dezid me en que cosa dubdades, et yo responder uos he a ello lo mejor que entendiere.

–Julio –dixo el infante–, todas estas cosas que me avedes dicho, entiendo que son muy buenas et muy verdaderas, et non cunple que departamos mas sobre ello, et non faze al fecho. Mas dezirvos he yo los peligros que yo entiendo en este estado, et vos responderme hedes a ello, segund que avedes dicho.

 

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© José Luis Gómez-Martínez
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