La preocupación por el Medio Ambiente ocupa un lugar primordial en toda la
sociedad. Palabras como contaminación, medio ambiente, ecología, ecologismo, nos son
muy habituales en los diferentes círculos de la sociedad, en el familiar, en el
escolar, en el industrial y también en los Gobiernos. No es malo, es positivo.
Esta preocupación socialmente puede ser provechosa, pero tiene que ir
acompañada de actuaciones objetivas y medios para llevar a cabo las
actuaciones. Tenemos que evitar caer en posturas radicales e intransigentes,
fruto de un confusionismo, provocado a veces por una incomunicación y
desconfianza entre los profesionales en referencia a este tema.
El binomio objetividad-actuación, tiene que estar presente en todas las
decisiones sobre el tema.
Evitemos las situaciones que se puedan encontrar, desde los movimientos que
atacan indiscriminadamente el progreso científico-técnico cayendo casi en el
camino de una vida primitiva de carácter agrícola, a las de los movimientos
que insisten en que "no pasa nada".
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