La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Grupos de discusión filosófica
Antropología
Recopilación de cartas
76 a 100
0076 17abr1997 / Ana L. Valdés / Re: culturas y naciones
0077 17abr1997 / Felipe Giménez / Persona 3
0078 17abr1997 / Javier Pulido / Re: De Hombres, Personas y Super-personas
0079 17abr1997 / Juan Luis Lorda / Persona y hombre
0080 17abr1997 / Lizardo Tavera Vega / Persona-hombre
0081 17abr1997 / Juan Luis Lorda / Re: Persona y hombre
0082 17abr1997 / Alfonso Tresguerres / Salud y Paz
0083 17abr1997 / Felipe Giménez / Elogio de la locura y la necedad
0084 17abr1997 / Javier Pulido Biosca / Re: Salud y Paz
0085 18abr1997 / Josep-Lluís Melero / Re: Salud y Paz
0086 18abr1997 / Javier Pulido / Re: Persona-hombre
0087 18abr1997 / Carlos Chiari / Re: Antropocentrismo
0088 18abr1997 / Juan Luis Lorda / Re: Persona-hombre
0089 18abr1997 / Lizardo Tavera Vega / Re: Persona-hombre
0090 18abr1997 / Alfonso Tresguerres / A vueltas con lo mismo
0091 19abr1997 / Ryuto Ishiwa / Re: Salud y Paz
0092 18abr1997 / Javier Pulido / Re: A vueltas con lo mismo
0093 18abr1997 / Javier Pulido / Re: Persona-hombre
0094 19abr1997 / Ryuto Ishiwa / Persona-máscara (un poco de etimología)
0095 19abr1997 / Ryuto Ishiwa / A la mayoría silenciosa
0096 19abr1997 / Alfonso Tresguerres / Sin demasiada esperanza
0097 19abr1997 / Javier Pulido / Re: Sin demasiada esperanza
0098 20abr1997 / Javier Pulido / Hombre y Persona
0099 20abr1997 / Pedro Belarmino / La cultura de Pulido
0100 20abr1997 / Ryuto Ishiwa / Con paciencia y esperanza

Antropología 0076
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 11:25:21 +0200 (METDST)
De: Ana L. Valdés / agora@algonet.se
Título: Re: culturas y naciones

Creo que en esta lista se están utilizando términos que son ambiguos y poco claros. ¿Qué quiere decir «del otro lado del Atlántico»? El Atlántico se ha cruzado de izquierdas a derechas por muchos desde la conquista a nuestros días. Mis bisabuelos españoles e italianos lo cruzaron a finales del siglo pasado. ¿Dejaron de ser por eso napolitanos y asturianos? Yo, bisnieta que vive en Suecia desde hace veinte años y que viví veinte años del «otro lado del Atlántico», ¿a donde pertenezco, cual es mi identidad? Ni siquiera el idioma es suficiente ahora, yo hablo el castellano de mis antepasados y el sueco que elegí como idioma de trabajo en Suecia. Soy bilingüe en los dos, ¿donde está mi identidad? ¿A que cultura pertenezco?

Pienso que es importante en listas como esta tener algunas convenciones semánticas comunes, si no, uno dice «hombre» y otro dice «ser humano», y ya estamos enzarzados en una pelea de conceptos...

Saludos de Ana Luisa Valdés


Antropología 0077
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 15:54:31 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Persona 3

Estimados contertulios:

No es lo mismo en español decir «Hombre de las cavernas» que «Persona de las cavernas», que resulta y suena ridículo.

El Derecho nos ofrece una interesante perspectiva para estudiar el tema de la persona. El código civil nos ofrece unas excelentes definiciones de la persona y del ciudadano como sujeto de derechos y deberes con capacidad de obrar y racional. Además, las constituciones trazan una distinción entre los derechos del hombre y los derechos del ciudadano.

Sugiero que se busque por ahí para aproximarnos a una definición geométrica de la persona humana y, por tanto, del hombre. A fin de cuentas estamos en una lista de discusión filosófica.

Un señor dice por ahí que tengo mente cerrada e intolerante. Cerrada no, admito la libre discusión y sin cortapisas. Intolerante frente a las chorradas progresistas sentimentales que dividen la historia en una historia de buenos y malos. El relativismo cultural es imposible hoy día. Estamos utilizando una red telefónica universal y ordenadores personales conectados a una red telefónica. No todas las culturas pudieron hacer esto. Sólo una y eso es un hecho incontrovertible ha posibilitado el que estemos aquí discutiendo, y algunos insultando, defendiendo el salvajismo como joya que merece la pena conservarse para no sé qué identidad cultural valiosa en sí misma por el mero hecho de existir. Hay que luchar contra las supersticiones y contra los románticos nacionalistas que parece que tienen una fuente prístina y privilegiada de conocimiento de las realidades culturales que los demás seres humanos no tendríamos. Estoy en contra de tales majaderías. Un filósofo ha de ser racional e intolerante con el misticismo y la superstición. Quien nos dice tales chorradas nos falta al respeto y es una falta de respeto el seguirle la corriente, como a los locos.

Con esto espero responder al arqueólogo peruano que se niega a razonar y discutir argumentos y me responde con alusiones personales injustificadas. Que no tenga miedo a perder sus creencias erróneas y sustituirlas por otras más poderosas.

Atentamente, Felipe Giménez


Antropología 0078
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 08:11:00 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: De Hombres, Personas y Super-personas

Mis felicitaciones a Lizardo Tavera, realmente tienes un sitio muy útil en el web, te felicito. Por otro lado coincido contigo en tu apreciación de Felipe, que es lo que en lenguaje clásico se denomina «un necio», que sólo introduce puntos de vista sin fundamento técnico alguno, como su famosa diferencia entre hombre y persona. Ya lo ve Ockham: «no multiplicar inútilmente los conceptos», y lo cito no por autoridad, sino porque tiene muchos siglos de que se considera un vicio la palabrería, al menos en Filosofía.

Por otro lado también aprovecho para felicitar a Ryu. Se nota una madurez intelectual que es muy agradable de leer. Salva la atención en la lista, de la que por poco me doy de baja para no leer más necedades.

Javier Pulido Biosca


Antropología 0079
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 18:15:27 +0200
De: Juan Luis Lorda / jllorda@mail1.cti.unav.es
Título: Persona y hombre

Yo creo que esta lista ganaría mucho si bajáramos el tono y no hiciéramos descalificaciones personales que nunca son de buen gusto ni tienen nada que ver con el saber, sino con la precipitación. Las cosas se resuelven mejor intentando concordar.

Dicho esto, me presento. Soy Juan Luis Lorda, me dedico a la teología y en concreto a la antropología cristiana (a la visión cristiana del hombre). Actualmente doy también un curso sobre filosofía de la persona, donde recorro la parte histórica de la formación del concepto, y algunos autores más recientes de lo que podría llamarse una filosofía de la persona. Los divido en tres grupos de autores: Filósofos del dialogo: Ebner, Buber, Rosenzweig, Levinas (alguien se interesó en esta lista por Buber, pero no conservo el nombre); Filósofos mas o menos personalistas franceses: Marcel, Maritain, Mounier; Fenomenólogos del llamado Círculo de Gotinga: Scheler, von Hildebrand, S. Stein; también sigo a otros autores como Viktor Frankl.

Voy al grano y no a las descalificaciones. En esta lista se ha puesto la definición de la persona desde el derecho. Bueno, puede ser un punto de partida. El derecho es capaz de crear una cierta realidad. Sin embargo, es evidente que cuando el derecho utiliza ese concepto se está refiriendo a algo que ya existe previamente. En ese sentido, el derecho no crea completamente el concepto, sino que utiliza un concepto en uso y con una fuerte carga para designar una realidad, que es el hombre. Al cual también se le «reconocen» unos derechos especiales, que no se le reconocen a otros seres (por ejemplo, la propiedad). En cierto modo, el derecho refleja así algunas cualidades especiales de ese ser que le dan una dignidad especial dentro de la naturaleza, aunque no el derecho de destruir o menospreciar todo lo demás.

Hasta aquí se trata simplemente de reconocer la realidad. Luego puede venir la interpretación. La visión cristiana transmite la idea de que la dignidad del hombre tiene que ver con su cercanía a Dios, con que Dios lo ha hecho más parecido a sí mismo. Una visión materialista reductiva transmite la idea de que, en definitiva, el hombre es lo mismo que el resto del universo, porque está compuesto de lo mismo y se reduce a lo mismo: 80% de agua, 12% de carbono, un poco de calcio, nitrógeno, potasio, cloro, &c.

Yo creo que, sin ponerse en una postura creyente, también se puede reconocer, sin prejuicios, que el hombre está caracterizado por cualidades especiales, que residen en el fenómeno tan singular de su conciencia: entender, querer, amar.

No reconocer la solidez de estos fenómenos por el prejuicio de que el hombre esta compuesto me parece una visión pobre de la realidad. Si se quiere disolver al hombre en sus componentes, por lo menos hay que reconocer que esos componentes además de ser «simplemente» los elementos de la tabla periódica, tienen la extraña propiedad de producir combinados, efectos que no se pueden encontrar a ese nivel de tabla periódica. Además de las propiedades que la física reconoce a las partículas elementales, hay que reconocerles otras, que a ese nivel no se ven.

Bueno, ya me he alargado mucho. Y envío un cordial saludo a todos,

Juan Luis Lorda / jllorda@mail1.cti.unav.es


Antropología 0080
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 11:32:25 -0400 (EDT)
De: Lizardo Tavera Vega
Título: Persona-hombre

A ver... hombre, persona, mmmmm... ¿que no es lo mismo? Creo que en el uso coloquial usamos los términos hombre, persona, y humano para referirnos a lo mismo (a nosotros). Esto que puede ser trivial (el usar los términos como sinónimo), en el fondo expresa un modo de pensar en nuestro tiempo. Que no existen diferencias entre ser un humano, un hombre (mujer) o una persona. (En la Constitución Política de muchas repúblicas se habla de la «persona humana».)

En mi concepto, «hombre» es un humano de sexo masculino, «mujer» (¿alguien la menciono?) un (¿una?) humano (a) del sexo femenino. Persona, cualquiera. El termino zoológico es Homo sapiens sapiens.

Se usa genéricamente «hombre» en el habla coloquial para referirse a cualquier individuo humano. Por razones de costumbre no decimos humano al referirnos a los demás. Por la calle te pueden decir «oye... hombre», sería muy raro que alguien te diga «oye... humano», a menos que estemos en la Enterprice y el que nos hable sea un «romulano» o un «klingon».

Pero esto no siempre fue así (como alguien menciono). En el pasado los hombres (humanos) eran todos, las personas, los Católicos occidentales con alma inmortal. O sea, los «fieles» son personas (con derechos), los demás «infieles» no lo son, sin almas y sin derechos. Pero esto no es del todo olvidado, parece. Creo que a estas alturas debemos mantenerlos como sinónimos, y no retroceder en el tiempo en que eran antónimos.

Por otro lado, le veo a esta conversación un claro tono filosófico (¿...el hombre es hombre o persona o qué cosa es?). Sería bueno saber qué opinión tienen los lingüistas sobre estos términos y sus orígenes.

Lizardo Tavera / Lima - Perú / «Perú Arqueológico»


Antropología 0081
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 19:11:17 +0200
De: Juan Luis Lorda / jllorda@mail1.cti.unav.es
Título: Re: Persona y hombre

Dice Lizardo Tavera: «En el pasado los hombres (humanos) eran todos, las personas, los católicos occidentales con alma inmortal. O sea, los 'fieles' son personas (con derechos), los demás 'infieles' no lo son, sin almas y sin derechos.»

Me parece que esto no es así. Hay que recorrer un poco la historia para verlo. Nuestros antepasados no eran mas finos que nosotros, que también nos andamos matando por todas las esquinas del mundo, pero por lo menos, dentro del catolicismo, salvo alguna duda muy aislada, siempre se ha reconocido el alma a todo hombre. Y derechos también. El personaje más importante en este sentido es Francisco de Vitoria, en la Universidad de Salamanca, precursor en la historia de los derechos humanos.

Juan Luis Lorda


Antropología 0082
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 20:13:19 +0200 (MET DST)
De: Alfonso Tresguerres
Título: Salud y Paz

Estimados amigos:

Me gustaría ser capaz de introducir un poco de paz en la lista, pero no estoy muy seguro de poder conseguirlo. En primer lugar, porque el ser uno de los coordinadores de la misma no me confiere ningún tipo de autoridad moral en todo esto. Y en segundo lugar, porque no puedo colocarme en un punto de vista neutral, católico y conciliador, el punto de vista de Dios Padre, serenísimo y armonizador.

Con todo, rogaría un poco de calma, porque las cosas se están sacando realmente de quicio, y se corre el peligro de mandar al garete una serie de discusiones que pueden resultar muy fructíferas.

La fuerza de unas determinadas posiciones filosóficas se manifiesta en su capacidad para enfrentarse a otras opuestas, y si se disponen de argumentos se exponen, y si no se guarda silencio («mira si tus palabras son mas hermosas que el silencio, si no calla», aconsejaba Pitágoras).

Felipe Giménez ha introducido la distinción entre individuo y persona, y ha presentado o esbozado una serie de argumentos al respecto. Se puede discutir la distinción y se pueden discutir los argumentos. ¿O es que hacerlo hiere la tierna sensibilidad de alguien? ¡Que barbaridad! A ver si vamos a tener que empezar aquí por un curso elemental de Historia de la Filosofía. ¿Que pasa? ¿acaso es la primera vez que se establecen distinciones iguales o parecidas, basadas en unos u otros criterios? ¿Tan insólito resulta? ¿Tan ofensivo? ¿Provoca tal bloqueo emocional en algunos de nuestros amigos, que no conocen otra respuesta que el insulto?

La distinción entre individuo y persona no es un juego de palabras, como doctoralmente sostiene el Sr. Pulido, ni algo sobre lo que quepa plantearse la necesidad de una convención lingüística, como propone Catalina de la Cruz, ni es un intento de embrollar las cosas o multiplicar los entes sin necesidad, como de nuevo dice (creo recordar) J. Pulido. No es una cuestión de meras palabras, sino de conceptos, y es una distinción a la que necesariamente ha de enfrentarse toda antropología filosófica que realmente quiera ser tal, y no una mera hoja parroquial en la que mostrar buenos propósitos de paz, amor y concordia universal. Naturalmente, una de las posibilidades abiertas ante tal distinción es el negarla. Hágalo quien crea disponer de argumentos.

Ryuto Ishiwa ha escrito uno de los pocos mensajes razonables que circulan últimamente por aquí. No estoy de acuerdo en nada de lo que dice, pero no voy a llamarle necio: intentare, telegráficamente, señalar mis discrepancias, y espero que la discusión continúe.

1. Dice que todo hombre y mujer es persona. ¿Por que? ¿Qué entiende por «persona»?

2. ¿La respuesta es que en todo grupo de hombres hay una cultura?

También en los animales. Supongo que Ryu y quienes de pronto han experimentado una especie de flechazo ante sus posiciones habrán oído hablar de la Etología y de las culturas animales, ¿no?

3. ¿Por qué tienen derechos y deberes? También los animales. Léanse, por ejemplo, los trabajos de Jane Goodall sobre los chimpancés.

4. ¿Por qué tienen capacidad de obrar y razonar? ¿Los animales no? ¿no obran? ¿no razonan?, ¿no resuelven problemas? Desde el automatismo de las bestias defendido por Descartes han pasado muchas cosas.

Si en cualquiera (o en el conjunto de esos puntos) se pretende recoger la esencia de persona, entonces los chimpancés son personas.

De otras cuestiones que trata en su mensaje, ya he hablado en otra ocasión y no es cosa de repetirlo ahora. Solo unas rápidas observaciones.

Quien llama salvaje a otro se limita a definirlo si realmente vive en la selva (eso es lo que significa salvaje). Las connotaciones morales del término son ajenas al mismo cuando éste se está utilizando en sentido estrictamente antropológico. ¿Quién le ha dicho que términos como Barbarie, Civilización o Salvajismo son obsoletos académicamente? ¿En qué Academia?

Tales términos tratan de clasificar las culturas atendiendo a su nivel de complejidad. Y punto. Dejémonos de lloriqueos y predicas moralistas. Todo esto no tiene nada que ver con el etnocentrismo y menos con el racismo. En otro orden de cosas, dice que la antropología debe convertir en una pedagogía o una ética. Pregunto: ¿por qué y para qué? ¿para enseñar a los indígenas o para introducir principios morales en los etnocentristas?

Existen distintas ciencias antropológicas (física, medica, cultural), cada una con su campo propio y específico. ¿Tiene el antropólogo físico que convertirse en pedagogo o moralista? ¿Por qué no le dejamos simplemente que clasifique huesos, cráneos? ¿Tiene que hacerlo el etnólogo? ¿Que tal si le dejamos que estudie las relaciones de parentesco? ¿O es la antropología filosófica la que tiene que ser una ética? Todo esto de los distintos ámbitos antropológicos es cuestión que traté de suscitar hace tiempo, en discusión precisamente con el Sr. Pulido. Pero no se... tal vez me considere un necio... o tal vez no tiene mucho que decir.

Salud y Paz.


Antropología 0083
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 23:20:04 +0200
De: Felipe Giménez
Título: Elogio de la locura y la necedad

Estimados contertulios:

El señor Pulido, carente ya de razones y de argumentos se dedica a insultar y a faltarme al respeto. Por lo que voy viendo en sus escritos, el necio es él, que no sabe, ni oye, ni lee, ni escucha, ni razona. Que estudie filosofía, que buena falta le hace.

Es que al tema de la persona humana se puede acceder desde el derecho, pues el derecho lo hace el Estado, y el Estado está en la civilización. La persona no es previa al Estado, como sostiene la teoría liberal contractualista. Uno es persona en virtud de normas éticas y morales que por su grado de abstracción exigen un nivel muy alto de civilización, esto es, una sociedad estatal. Obsérvese que se utiliza el sintagma «persona humana», porque no está claro que toda persona sea hombre, ni que todo hombre sea persona. Llamé la atención sobre las constituciones y las declaraciones universales de los derechos del hombre y del ciudadano. Por otro lado hay personas divinas, jurídicas. La cosa no es tan simple como algunos pretenden.

Hagamos una pequeña incursión por el derecho para que se vea la potencia de tales definiciones de la persona humana.

CC. Art. 29: «El nacimiento determina la personalidad; pero el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo siguiente.»
Art. 30: «Para los efectos civiles sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno.»
Art. 32: «La personalidad civil se extingue por la muerte de las personas.»
Art. 35: «Son personas jurídicas: 1º Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público reconocidas por la ley. Su personalidad empieza desde el instante mismo en que, con arreglo a derecho, hubiesen quedado válidamente constituidas.
2º Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que la ley conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de los asociados.»

La persona así será un sujeto de derechos y deberes definido por el derecho civil y no una entidad previa a estos derechos y a estos deberes. No hay primero una persona a la que después se la dota de derechos y deberes.

Es al dotar al sujeto de tales derechos y deberes como surge la persona. Por cierto que se habrá observado que el sujeto que es persona no tiene por qué ser individual exclusivamente. Puede haber personas colectivas (como Dios: los teólogos hacían referencia al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo). El tratamiento jurídico-político es un tratamiento mundano de una gran potencia y precisión, una precisión axiomático y geométrica.

Atentamente, Felipe Giménez


Antropología 0084
Fecha: Jueves, 17 Abril 1997 22:50:34 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: Salud y Paz

Alfonso: No te considero un necio y bien recuerdo lo oportuno del tono con que trataste de suscitar el tema de los distintos ámbitos antropológicos. Creo que hay un gran problema de traducción cuando se busca entender desde una cultura a otra que no es la propia. Y considero que una condición para poder efectuar cualquier discusión seria al respecto es evitar el uso de términos con cargas emotivas, no porque pretendamos ser puros o moralizar en el ámbito de la ciencia, sino por simple y llana claridad metodológica.

Si en Europa siguen usando vocablos como «salvaje» y «civilizado», aún cuando se usen con su más puro significado etimológico, no dejan de connotar todos los otros significados. Ignorar esto es cambiar el nivel de una discusión y convertirla en una mera expresión de emociones, dejando de lado todos los tópicos que realmente pueden ser interesantes.

Sí, en este Nuevo Continente hemos decidido no utilizar esos términos que recuerdan nuestra historia como colonizados, porque no se trata de defender qué cultura es mejor (creo que esto queda fuera del ámbito científico y cae en el moral), sino de establecer los rasgos relevantes de cada contexto antropológico.

Por otro lado, ya expresé en otro correo mi postura sobre la pretendida diferencia entre «hombre» y «persona». Creo que la mentada diferencia parte de una petitio principi, suponer que son diferentes para luego discutir si son diferentes.

Creo que en esto debemos partir de definir cuáles son los atributos de «hombre» y después ver desde qué momento se habla del individuo. Para algunos es desde el pensamiento de Agustín de Hipona, pero creo que puede discutirse si es que esto aparece antes, quizá con los epicúreos. ¿O quizá antes, o después de Agustín? Sí, claro, creo que no discutir esto y afirmarlo nada más es, como dicen los sajones, «poner la carreta delante de los bueyes».

Saludos, Javier Pulido Biosca


Antropología 0085
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 09:23:43 +0200 (METDST)
De: Josep-Lluís Melero / jlmelero@dragonet.es
Título: Re: Salud y Paz

Alfonso Tresguerres escribió:

> Si en cualquiera (o en el conjunto de esos puntos) se pretende recoger la esencia de persona, entonces los chimpancés son personas. <

Antes de nada me presentare como ha hecho todo el mundo. Me llamo Josep-Lluis Melero y soy biólogo. Estoy siguiendo las discusiones en la lista con mucho interés. No tenía intención de intervenir, pues verdaderamente no tengo gran cosa que aportar, pero la frase citada mas arriba me ha movido a informar de que existe una iniciativa llamada Great Ape Project que persigue (traduzco): «la extensión de la comunidad de iguales para incluir a todos los grandes simios: seres humanos, chimpancés, gorilas y orangutanes.» Define la comunidad de iguales como una comunidad moral en cuyo seno se aceptan «ciertos principios morales básicos o derechos». Entre esos derechos o principios morales se citan en primer lugar: El derecho a la vida. La protección de la libertad individual La prohibición de la tortura.

A mi todo esto me parece una burrada, si se me permite la expresión, pero creo que la información puede ser de algún interés para los miembros de la lista. Consúltese: http://envirolink.org/arrs/gap/gaphome.html para mas detalles.

Saludos, J-L Melero


Antropología 0086
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 09:24:11 +0200 (METDST)
De:De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: Persona-hombre

Creo que si bordamos alrededor de una posible diferencia entre persona y hombre no estamos más que jugando con los vocablos. Personalmente replantearía la cuestión: ¿Qué define el ámbito humano frente a otras formas de vida animal? y ¿bajo qué condiciones se habla ya del individuo y no del género hombre?

Creo que la segunda pregunta muchos la asocian al surgimiento del pensamiento cristiano en Agustín, pero creo que se puede discutir ya se encuentra en autores anteriores este germen, pienso en los epicúreos por ejemplo...

Saludos, Javier Pulido Biosca


Antropología 0087
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 09:44:29 +0200 (METDST)
De: Carlos Chiari / ccho@pty.com
Título: Re: Antropocentrismo

Estimados Contertulios:

Mi nombre es Carlos Chiari, y soy profesor de Filosofía, en Panamá, ciudad de Panamá. Hasta la fecha me limitaba a leer, con sumo interés, las aportaciones a la tertulia, y ahora quisiera hacer algunas aportaciones, desde ya pidiendo disculpas por un lenguaje no «técnico» de la antropología... sino del que, aunque sea una quimera relativista o subjetiva, «busca la verdad».

1. La falta de distinción que se hace entre Cultura y Civilización, provocando confusiones en cuanto a qué se está haciendo referencia.

2. ¿Clasifican los contertulios como religiosos exclusivamente a aquellos que participan de una institución religiosa, ej. Iglesia Católica, Talibanes, &c., o le confieren este término a cualquiera que afirme una trascendencia o un algo más allá de la materia? (¿Así vaya desde el más vulgar animismo, hasta la más abstracta representación de lo sagrado?).

Pasando al plano estrictamente científico. ¿Es el hombre exclusivamente animal? ¿El animal con un sistema nervioso central más desarrollado? ¿Qué es la Ciencia? ¿Un método? ¿Un conocimiento adquirido por éste? ¿Una posición mental subjetiva que valora solo lo que la información «objetiva» (positivista) le puede aportar? ¿o una Búsqueda de las Leyes que rigen la Naturaleza?

Si aún los científicos hoy no han podido responder de ninguna manera, salvo con hipótesis, a la pregunta de ¿Qué es la Conciencia?, ¿cómo podemos estar «positivamente» seguros de que el Hombre es sólo una realidad animal?

1. Defino Cultura como el quehacer subjetivo o espiritual de un hombre o de un grupo humano (arte, ciencia, política, mística y filosofía); y la Civilización como la plasmación en realidades objetivas de esa cultura (elementos materiales tales como edificaciones, tecnología, instituciones políticas, laboratorios, fábricas, estructuras legales, instituciones religiosas, &c.).

Efectivamente podemos decir entonces que existen Civilizaciones Superiores en cuanto a que con sus elementos se han podido imponer a otras Civilizaciones, o a pueblos que carecieron propiamente de elementos civilizatorios. A que han podido responder y superar los retos históricos de su momento.

Eso no entraña forzosamente una Superioridad Cultural.

De hecho, la situación actual, tal como se ve en lo cotidiano, habla más bien de una Civilización cada vez más incapaz de resolver nuevos retos históricos, ante lo cual cada vez más hombres se sumen en fórmulas no-racionales (fundamentalismos, racismos, regionalismos, &c.). A Roma le sobrevino la edad media. A Rheza Palevi, en Irán, le sobrevino el fundamentalismo del Ayatola. ¿Es la sola capacidad de imponerse en un momento dado suficiente como indicador de una Superior Calidad?

En el caso de América pre-hispánica, indudablemente la Civilización Europea ha demostrado en más de 500 años su Superioridad en muchos campos. Ha alcanzado lo Universal.

Sin embargo, tiene en su seno elementos autodestructivos que obedecen más a un problema de Cultura que de Civilización.

Pongo por ejemplo, los valores de Competencia y el Individualismo, por encima de los valores de Cooperación y el Grupo. Civilizatoriamente no hay ningún impedimento para erradicar del mundo la pobreza, y el hambre. Culturalmente sí.

Ahora: mucho cuidado. El que crea que culturalmente el amerindio tenía «cosmovisión» o «valores» no existentes en Europa, se equivoca. De ser así, Europa no habría contado con el Impulso Subjetivo (yo prefiero decir Espiritual) para salir de su Edad Media, y para imponerse en el resto del mundo. Quizás a veces les ha faltado ese espíritu romano de incorporar a su cultura los valores más destacados de los pueblos que ha ido encontrando.

(Estoy de acuerdo con Tresguerres: en América, los Aztecas manipularon la religión nahuatl, que decía algo así como «ofrecer el corazón a tu dios», tomándolo al pie de la letra pero con la sutileza de hacerse representar por el sacrificado, de la misma manera que en Europa, en nombre de un Jesús que enseñó a amar al enemigo, y que dijo «perdónalos Señor, pues no saben lo que hacen», se quemó a muchísima gente en la hoguera inquisitorial... ¡Por amor a Dios!).

Según qué elemento cultural impere a la larga, así mismo se verá su resultado en el curso de la historia.

2. Existen muchísimos y muy serios estudios sobre la fenomenología religiosa, y la estructura de lo sagrado, como dimensión de la conciencia. (ref. Elíade, Sejourne, Schwarz, &c.). Adicionalmente, las tradiciones místicas no deformadas por intereses políticos, o por dilución de sus doctrinas, ofrecen métodos para alcanzar ciertos estados de conciencia, y ciertas experiencias. Estos métodos son tan científicos y REPRODUCIBLES como los utilizados en un laboratorio. (Es cierto que en el momento actual hay que saber buscar la aguja de oro dentro del pajar, pero es un problema de confusión que se da a todos los niveles y no exclusivamente a nivel místico).

Desde esta Estructura de lo Sagrado es que surgen los verdaderos motores civilizatorios de cualquier momento histórico. (Ref.: el Islam, que si bien hoy parecen haberse sumido en una especie de edad medía de fanáticos, en su momento logró formar de «bárbaros» nómadas un Imperio del cual habría de beber Europa para salir de su letargo; la ética protestante, que rompe con el yugo del pensamiento impuesto por un todo-poderoso vaticano; y cientos de científicos, desde Newton, pasando por Pasteur, hasta muchísimos de los más eminentes físicos del presente siglo, que con sus investigaciones, han hecho posible el adelanto tecnológico del cual hoy gozamos.)

Salvo el experimento soviético, del cual ya conocemos su fin, ¿quién puede colocar UN solo ejemplo de una civilización que no surja de un impulso espiritual? Y aún el marxismo no deja de responder a una Estructura Sagrada, dejando intacto el esqueleto del mismo, pero colocando unos valores en vez de otros.

(Empresario-Opresor-Demonio; Trabajador-Oprimido-Pueblo llamado a gozar del paraíso y a ser redimido; Comunismo-Partido-Revolución-Nuevo Redentor).

El que a un hombre le repugnen las caricaturas de dios que presentan, en sus decadencias, todas las religiones, en sí mismo no justifica irse al otro extremo de colocar a la CASUALIDAD como nuevo dios todo-poderoso.

Habría que cuidarse mucho de pretender utilizar fragmentos de información aportados por las diversas ciencias para armar una Cosmovisión Completa, tal cual ha pretendido hacer la ciencia positivista. (Cualquier -ismo no deja de ser una exageración o deformación).

Pregunto a los contertulios: ¿Realmente NO hay diferencia Esencial entre los Hombres y los Animales?

Finalmente, para hablar de Superior o Inferior, hay que referirse a un patrón. En relación a la Civilización, Objetiva, estoy convencido que el único patrón que vale es su sobrevivencia. Pero, ¿que civilización es eterna? Todas tienen un momento de origen, de desarrollo, de decadencia y muerte.

¿En cuál de esos momentos la estamos juzgando?

En relación a la Cultura, Subjetiva, ¿quién, qué o de dónde se coloca el patrón?; ¿de nuestra animalidad? ¿de nuestra espiritualidad?

Saludos, Carlos Ch. / ccho@pty.com


Antropología 0088
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 12:41:19 +0200
De: Juan Luis Lorda / jllorda@mail1.cti.unav.es
Título: Re: Persona-hombre

A Javier Pulido, que el 18 de abril 1997 09:28 am, dice: «Creo que si bordamos alrededor de una posible diferencia entre persona y hombre no estamos más que jugando con los vocablos. ...Replantearía la cuestión: ¿Qué define el ámbito humano frente a otras formas de vida animal? y ¿bajo qué condiciones se habla ya del individuo y no del género hombre?»

La palabra persona es una palabra muy rica que se ha hecho en la historia en dialogo con muchos pensamientos y con la experiencia más rica del ser humano. Esta más cargada de sentido que la palabra hombre, aunque se refiera a lo mismo.

De acuerdo con lo que dice, yo creo que, desde tiempos históricos, todo hombre que esta sumergido en una cultura, percibe la diferencia que tiene con los animales, aunque admire cualidades animales como la fuerza o la velocidad. Pero los fenómenos de la conciencia, en la medida en que son conscientemente reconocidos, muestran la mayor diferencia; de los más fáciles a los más difíciles: la palabra y la expresión, el ejercicio de la libertad, el uso de la técnica, con la capacidad creativa que supone, el pensamiento abstracto capaz de representarse la realidad mentalmente, manipularla y obtener instrumentos conceptuales que pueden ser aplicados a problemas nuevos; también las relaciones humanas, sostenidas sobre la capacidad de comunicación que sirven también de soporte para la cultura.

Esta percepción no es exclusivamente cristiana, desde luego. Ya está en el pensamiento clásico. En la medida en que se teoriza y se perfila el vocabulario filosófico, hay más instrumentos conceptuales para percibir la distinción con los animales. El pensamiento cristiano añade su propia idea del hombre: creado por Dios e imagen de Dios, y mucho más próximo o parecido a Dios que el resto de todo lo creado.

En cuanto a la distinción entre persona e individuo, hay una distinción muy clásica que hizo Maritain, y que se entiende dentro de un pensamiento cristiano. El decía que el hombre es individuo por su materia, y persona por su alma. De aquí deducía muchas consecuencias importantes de todo género. Por la materia el hombre está situado en el cosmos y forma una parte de él. Por el alma, constituye un cierto centro del Universo y lo supera. En cuanto individuo, el hombre está sometido al bien común de la sociedad. En cuanto persona no puede ser instrumentalizado, y el bien común de la sociedad consiste precisamente al desarrollo de la persona.

Con un saludo a todos, Juan Luis Lorda


Antropología 0089
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 09:42:39 -0400 (EDT)
De: Lizardo Tavera Vega
Título: Re: Persona-hombre

Definitivamente, o no me expresé bien, o no me entendieron. Lo que quiero decir es que actualmente no se hace un diferencia entre el uso o significado de las palabras Hombre vs. Persona. En cambio en el pasado, sí. Donde se entendía por persona a los Católicos, y a los demás (no Católicos), no se les consideraba personas. Tal es el caso de la «bizantina» discusión del siglo XV de si las personas de América tenían alma o no, porque si la tenían (el alma), entonces tenían derechos (no podían ser esclavos, debían recibir salario, &c.), ahora si no la tenían, podían ser esclavizados sin problemas. Al final se resolvió que tenían almas, pero... igual se esclavizo.

Por otro lado, va la pregunta ¿es relevante en antropología hacer una diferencia entre Hombre y Persona?

Lizardo Tavera / Lima - Perú / «Perú Arqueologico»


Antropología 0090
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 17:55:55 +0200 (MET DST)
De: Alfonso Tresguerres
Título: A vueltas con lo mismo

Amigos de la lista:

Me parece que cada vez esta más claro que uno de los principales problemas con el que sistemáticamente tropezamos en las discusiones que aquí se están manteniendo (tanto en lo referente a las distinción entre Barbarie y Civilización como en la que atañe a la diferencia entre Individuo y Persona), es el empeño que algunos tienen en buscar connotaciones axiológicas (y de carácter peyorativo, además), donde no existe otra cosa que la pretensión de afinar en el análisis filosófico.

¿Esta dispuesto el Sr. Pulido a admitirme que las estructuras sociales y culturales de los bosquimanos del Kalahari y las propias de la cultura norteamericana contemporánea son distintas? ¿Que las segundas no sólo son mas complejas, sino también mas potentes (superiores, si, superiores) que las primeras, y esto tanto en el plano científico, tecnológico, militar, sanitario (por no mencionar otras cuestiones en las que volvería a surgir el enfrentamiento)? ¿Si? Pues entonces no hay relativismo cultural que valga (Lorna Marshall estudió la organización económica de los bosquimanos, pero ningún bosquimano se doctoró con una tesis sobre el funcionamiento de la bolsa en New York). ¿Qué termino propone para designar culturas del primer tipo y del segundo tipo?

Respecto a la distinción entre individuo y persona, repito una vez mas que no es un problema de usos lingüísticos (como parece creer no solo Pulido: también Tavera y algunos otros), sino de conceptos: ¿el término «persona» no añade al concepto «hombre»? ¿Cuando un hombre es persona?, ¿siempre? ¿por el mero hecho de ser hombre? ¿seguro que cuando utilizamos el concepto de «persona» no estamos cargando el concepto con connotaciones morales y que, por eso mismo, nos apresuramos a retirar la dignidad de persona a alguien capaz de las mayores atrocidades? ¿acaso eso no implica que el concepto de persona remite a contextos morales, éticos y políticos? Tomemos nuestros eslabones evolutivos (hasta donde nos es dado posible conocerlos): ¿en qué momento de ese proceso estamos ante un hombre y por que? ¿lo era el australopitecus? ¿y ante una persona? ¿seremos tan malvados que le negaremos cualquiera de esos atributos al pobre homo habilis? Es solo una prueba de los problemas que se suscitan: no estamos ante cuestiones de convenciones lingüísticas, y mucho menos que se susciten para fastidiar.

En mi ultimo mensaje discutía los criterios mediante los que Ryu intentaba señalar las diferencias entre hombres y animales. Por lo que veo, nadie va a responderme a todo aquello. Mas bien parece que se ha ignorado, porque Juan Luis Lorda vuelve a lo mismo. Y yo volveré a insistir: absolutamente todas las características que señala para hablar de «persona» (lo mismo que las señaladas por Ryu) se encuentran en los animales. ¿Son los animales (o algunos animales) personas? Si alguien quiere responder «sí», que no le de apuro: así lo hace también Peter Singer y muchos de los defensores de los Derechos de los animales o (precisamente), del Frente de Liberación Chimpancé. Yo voy a responder «no»: los animales no son personas, pero si no lo son no será por las diferencias que señalan Ryu o Lorda. Las diferencias entre el hombre y los animales existen, pero solo en cuidadosa discusión con los etólogos pueden ser establecidas, no mediante el uso de frivolidades y conceptos sin definir, ni tampoco mediante el desconocimiento más absoluto del punto al que han llegado los estudios sobre el comportamiento animal.

Y... bueno... a Maritain vamos a dejarlo, porque eso de que el hombre es hombre por su cuerpo y persona por su alma, como no sea una revelación directa de Dios Padre ignoro en qué términos racionales puede ser sostenida.

Bien. ¿Hay o no problemas filosóficos? ¿seguiremos sosteniendo, si más, que el hombre es persona por ser hombre? Bien, pues que otro diga que lo es el chimpancé por ser chimpancé y así todos contentos, armónicos y respetuosos. (Se advierte la ironía, ¿no? Por si acaso.)


Antropología 0091
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 07:37:29 +0900
De: Ryuto Ishiwa
Título: Re: Salud y Paz

Ante todo agradecer las reacciones de José Joaquín, Alfonso, Lizardo y Javier. Una buena combinación de críticas y elogios le animan a uno a continuar. Es difícil contestar a todos a la vez, así que me centro en primer lugar en responder a Alfonso Tresguerres:

Afortunadamente la respuesta es simple, solo hay que negar el antecedente de la proposición condicional: en ningún momento he pretendido definir qué entiendo por persona con los conceptos mencionados. Estos conceptos fueron puestos sobre la mesa por Felipe Giménez (aunque mi primera interpretación de civilización resulto ser errónea). Yo simplemente intente hacer plausible la invalidez de estos criterios para distinguir hombre de persona. Si el argumento hubiese sido:

Afirmación: --> Los salones y las cocinas son distintos

Criterio --> Los salones tienen cuatro paredes y un suelo

Entonces yo me limite, o me debería haber limitado a decir que las cocinas también tienen cuatro paredes y suelo. Esto evidentemente no quiere decir que yo este afirmando que tener cuatro paredes y un suelo sean las características que definen la esencia de salones o cocinas. Cuartos de baño, dormitorios, &c. cumplen los requisitos al igual que los chimpancés pueden tener cultura, derechos, deberes y capacidad de obrar y razonar sin que esto los equipare necesariamente a los humanos.

[Es interesante la aportación de Josep-Lluis Melero porque dice algo así como que se quiere reconocer que cocinas, salones, dormitorios, &c., por pertenecer todos ellos al genero habitaciones deberían compartir algunos derechos propios, específicos y comunes al conjunto habitaciones (en Japón tienen un «derecho» en común, no ser pisados con zapatos) ]

De lo que sí he «pecado» es de afirmar que «todos los hombres/mujeres son personas» y que el término zoológico es Homo sapiens. Aquí tampoco hay definición de esencias por ningún lado. En otras palabras, lo que quiero decir es que los conjuntos «hombre/mujer», «persona» y «Homo sapiens» son coincidentes. No hay persona que no sea Homo sapiens o mujer que no sea persona.

El revelador ejemplo de Felipe Giménez (no es igual «Hombre de las cavernas» que «Persona de las cavernas»), me hace pensar que el conjunto representado por la etiqueta «hombre/mujer» es mayor que los otros dos.

Aun así, en mi opinión, los elementos de Homo sapiens sapiens siguen coincidiendo con lo elementos de «persona» (esta idea es muy vulnerable al criticismo). Si además de esto limitamos el conjunto a los seres humanos existentes en la actualidad (lo cual tiene para mí una gran importancia y tal vez también para mi colega Catalina) entonces, no hay hombre/mujer en el mundo actual a la que no se pueda clasificar como persona.

La mala noticia es que como a muchos, a mi este argumento no me deja satisfecho, no hace mas que delimitar persona con criterios zoológicos y fines prácticos sin tocar para nada definición de esencias.

Pero aquí llega lo importante y en lo que tal vez hable un poco a ciegas: ¿existen las esencias? Y si existen, podemos nosotros conocer esas esencias? (o como acabo de leer en el ultimo texto de Alfonso Tresguerres) ¿existen genuinos problemas filosóficos? o la filosofía es un simple juego de palabras como decía Wittgenstein y tal vez suscriba Javier Pulido. Creo que los términos como nominalista, esencialista, fenomenología, realismo o idealismo pueden sernos aquí de utilidad en el futuro.

P.D.: recomiendo no escribir (pensar) durante mas de tres horas seguidas porque al final se acaba no sabiendo lo que se está diciendo. Más adelante espero aclarar (cuando yo mismo me aclare) el salto suicida que hago del intento de delimitación a la hipotética imposibilidad de definición de esencias (si alguien entiende algo de lo que he dicho agradecería que me rescatara).

Saludos desde un Tokio tan nublado como mi entendimiento, Ryu. Ryuto Daniel Ishiwa


Antropología 0092
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 23:19:00 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: A vueltas con lo mismo

> ¿Esta dispuesto el Sr. Pulido a admitirme que las estructuras sociales y culturales de los bosquimanos del Kalahari y las propias de la cultura norteamericana contemporánea son distintas? <

La respuesta a esta pregunta es un obvio sí.

> ¿que las segundas no sólo son más complejas, sino también más potentes (superiores, sí, superiores) que las segundas, y esto tanto en el plano científico, tecnológico, militar, sanitario... ? <

Definitivamente no estoy dispuesto ni siquiera a conceder que sea más compleja la cultura del neoyorkino de Wall Street que la del bosquimano. El tipo de objetos a los que ha de poner atención el uno y el otro son diferentes, eso es todo. Y está por verse si es más complejo el clima en el desierto que las alzas del Dow Jones.

Adicionalmente he de decir que este asunto de la «superioridad» es sólo una cosa de perspectiva. En el plano científico y tecnológico son tan superiores los neoyorquinos a los bosquimanos como los bosquimanos son «superiores» en el plano mágico y chamánico a los neoyorquinos. También esto habrán de concederlo nuestros caros hispanos.

Y en el plano «sanitario» habrá que ver si es más sano el vivir inyectándose heroína que tener lombrices en el intestino (cosa de la que no están exentos los heroinómanos en NY). Habría que decidir si es más «sanitaria» una porno-shop que un ritual de fecundación.

Esto por no entrar en cuestiones sobre el respeto a la naturaleza, la persona humana y la seguridad.

Donde habrá de concederse una «superioridad» a los neoyorquinos es en el

aspecto militar, pero esto trae «connotaciones éticas» que parecen molestar a nuestros «contertulios» peninsulares. Personalmente no veo mucha superioridad a una civilización montada sobre la violencia militar, pero si ese es el criterio de Tresguerres, creo que va de acuerdo con su patronímico.

>¿Si? Pues entonces no hay relativismo cultural que valga (Lorna Marshall estudió la organización económica de los bosquimanos, pero ningún bosquimano se doctoró con una tesis sobre el funcionamiento de la bolsa en New York). <

Esto simplemente habla de que mientras que la cultura bosquimana es de interés hasta para algunos de los neoyorquinos, la bolsa de NY sólo interesa a los de NY y sus afines.

>¿Que termino propone para designar culturas del primer tipo y del segundo tipo?<

Bueno, está visto que ustedes, los «occidentales» necesitan que se reconozca su «superioridad», porque de ello han vivido, y viven aún. Pero lo que sucede es que han ignorado varias cosas que son vitales para cualquier estudio del hombre que se pretenda hacer sobre bases más sólidas que las emociones que suscitan sus términos (que Tresguerres

quiere imponer como «neutros»).

> Respecto a la distinción entre individuo y persona, repito una vez mas que no es un problema de usos lingüísticos (como parece creer no solo Pulido: también Tavera y algunos otros), sino de conceptos: ¿el termino «persona» no añade al concepto «hombre»?<

Yo creo que esta tan insistente distinción entre «persona» y «hombre» se está manejando de manera ambigua. En un correo de Giménez creo que se apunta a decir que esta distinción viene del ámbito legal y la definición de personalidad jurídica. Esto tiene sentido en el derecho y podría discutirse qué tanto puede ser atinado distinguirlo, pero siguiendo a la tradición la aceptamos.

Pero de aquí no se sigue que pueda usarse indiscriminadamente en otros campos (a menos que se demuestre que son semánticamente comparables con el del Derecho). Exportarlo al ámbito moral sin una demostración lleva a cosas que ya no son tan coherentes, como decir que le negamos la persona un sujeto (una persona) que actúa sin dignidad (esa sería una persona a la que se le niega la persona). Parece gracioso.

>¿acaso eso no implica que el concepto de persona remite a contextos morales, éticos y políticos? Tomemos nuestro eslabones evolutivos (hasta donde nos es dado posible conocerlos): ¿en que momento de ese proceso estamos ante un hombre y por que? ¿lo era el australopitecus? ¿y ante una persona? ¿seremos tan malvados que le negaremos cualquiera de esos atributos al pobre homo habilis? <

Estas preguntas suenan graciosas desde el punto de vista que sólo se dijo por Tresguerres que persona = dignidad y esto es una muy cruda manera de exportar el término originado en el Derecho. Creo que una manera de evitarlo sin agraviar a la tozudez peninsular sería discutir sobre los grados de conciencia y responsabilidad. Así no se llegaría a las tan útiles apreciaciones: Australopiteco = Salvaje = No Dignidad, ergo, no es persona.

> Bien. ¿Hay o no problemas filosóficos? ¿seguiremos sosteniendo, si mas, que el hombre es persona por ser hombre? Bien, pues que otro diga que lo es el chimpancé por ser chimpancé y así todos contentos, armónicos y respetuosos (se advierte la ironía, ¿no?). Por si acaso. <

Si todo el texto es una cruda ironía. Me gustaría poder ir más allá y creo que los tópicos lo merecen. ¿Daremos paso a la concordia o a la tozudez?

Javier Pulido Biosca


Antropología 0093
Fecha: Viernes, 18 Abril 1997 23:36:48 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Re: Persona-hombre

Juan Luis Lorda: Creo que hay mucho que decir sobre este tema de la definición de lo humano y la personalización e individuación. Un ser que es capaz de percibir su propia percepción de sí mismo es muy peculiar, pero una cosa es la afirmación atribuida a Anaxímenes al decir que «Todos los hombres pagan su bien y su mal en esta vida» y otra cosa es el tono completamente personal y hasta intimista de Descartes al escribir las Meditaciones Filosóficas. Me parece ver en el presocrático a uno que no diferencia entre hombre y persona mientras que en el moderno a uno que se ocupa del Yo individual y personalizado. Hay un tránsito de uno al otro y refleja, creo yo, todo un proceso cultural del ser humano.

Quisiera, Juan Luis, que te extendieras un poco sobre la diferencia de Maritain entre persona e individuo. El autor no me ha preocupado mayormente y quizá sea tiempo de que penetre en su lectura.

Saludos, Javier Pulido Biosca


Antropología 0094
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 20:48:12 +0900
De: Ryuto Ishiwa
Título: Persona-máscara (un poco de etimología)

Tal vez nos pueda ser de alguna utilidad «hurgar» en los orígenes etimológicos del termino persona. Según parece la palabra latina «persona» deriva de una voz griega que tenía el significado de «máscara». La máscara utilizada por los actores para desempeñar su papel en el teatro. Se refuerza la relación entre persona y personaje, hmmm... mascara, personaje, rol social, identidad social... puede que este sea otro de los caminos por los que podemos avanzar.

P.D.: me gustaría averiguar algo más pero mis obligaciones como estudiante son prioritarias. Si alguien encuentra algo más...

Saludos desde Tokio, Ryu / Ryuto Daniel Ishiwa / r-ishiwa@usa.net


Antropología 0095
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 22:05:30 +0900
De: Ryuto Ishiwa
Título: A la mayoría silenciosa

No me gustaría pensar que la discusión hombre-persona esta monopolizando esta lista de correo. Pueden existir simultáneamente dispares discusiones en una lista. No es como una televisión con un solo canal en la que si no te interesan los programas o apagas la tv o te aguantas y ves algo que ni te va ni te viene. Afortunadamente hoy día tenemos un poco más entre lo que elegir y en el caso de la lista podemos hasta intentar crear nuestro propio canal.

En una lista con noventa y pico personas creo que seguro que debe haber mas diversidad. La lista es un lugar de encuentro, un instrumento para contactar con gente que tal vez tenga tus mismos intereses, pero para pescarlos hay que echar el anzuelo. Tal vez piquen o tal vez no.

> («mira si tus palabras son mas hermosas que el silencio, si no calla» aconsejaba Pitágoras) <

Esto lo dice Pitágoras porque se lo puede permitir. Para la mayoría de nosotros nuestras palabras no suelen ser lo hermosas que nos gustaría.

Seguro que las primeras vocalizaciones de lo que serían los futuros lenguajes no eran lo que se dice hermosos poemas. Lo que sí que hay que tener en cuenta es que las palabras no sean simples instrumentos de destrucción sino elementos con los que construimos un argumento (el argumento sí puede ser destructivo). Esto es a lo que con toda seguridad se refiere Alfonso Tresguerres. Solo quería utilizar su cita para animar a la gente a que introduzca los temas que les interesen sin importarles su belleza o no belleza, si están bien o mal. Las ideas y los argumentos se introducen para ser mejorados, no tienen que ser definitivas muestras de sabiduría y maestría.

P.D.: me viene a la cabeza la imagen del policía diciendo: «Tiene usted el derecho a permanecer en silencio», aquí también: «Tiene usted el derecho a no permanecer en silencio.»

Saludos a la mayoría silenciosa desde Tokio.
Ryuto Daniel Ishiwa


Antropología 0096
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 19:31:38 +0200 (MET DST)
De: Alfonso Tresguerres
Título: Sin demasiada esperanza

Sí, sin demasiada esperanza:

A Ryu: muy bonito el ejemplo de las cocinas y los salones, muy británico, ya me parecía a mí que la analítica estaba por medio. Pero, excepto instruirme, acerca de cocinas y salones, no me ha dicho absolutamente nada. Mis dos últimos escritos han sido completamente ignorados. Dice que con aquello de la cultura, los derechos, el obrar, &c., no quería señalar la diferencia entre los animales y los humanos, entonces ¿qué pretendía afirmar? Admite que los animales pueden tener tales características sin ser personas. Bien, pero dígame por qué. ¿Qué es una persona y por qué los chimpancés no son personas? Ojo: yo no estoy diciendo que lo sean, simplemente pregunto por qué no lo son. «Hombre», «mujer», «persona» son términos coincidentes. ¿Por que? ¿Por qué no me dice en cuatro líneas como definiría el concepto «persona»? (si lo desea puede hacerlo en cuatro volúmenes: los leeré con sumo interés). ¿Quiere que le diga por que no lo hace? Sencillamente porque no sabe como hacerlo. No expone un concepto de persona porque no lo tiene: se limita a partir de un concepto vago y difuso, cargado de connotaciones morales, un concepto que es acaso el del lenguaje ordinario, en el que persona no parece añadir nada a hombre, salvo subrayar su dignidad, y no se qué más cosas, y en consecuencia le resulta no sólo incomprensible, sino francamente sospechoso también el que se cuestionen siquiera estos asuntos.

En otra ocasión he indicado la posible conveniencia de comenzar aquí por un curso introductorio a la historia de la filosofía. Tal vez sería lo más práctico. Tiempo habría luego de discutir estas cuestiones.

A Pulido: Sr. Pulido tiene usted una enorme facilidad para tocar los órganos reproductores del interlocutor. Algún día le explicare los orígenes de mi apellido. Bástele ahora con saber que no es el trofeo de guerra de ningún fiero conquistador por dar muerte a indios buenos y repulidos. No creo que meternos por este camino conduzca a ninguna parte, ¿no cree?

No está usted dispuesto a reconocer la mayor complejidad de la cultura norteamericana respecto a la de los bosquimanos, porque, claro, hay que tener en cuenta que el clima en el Kalahari puede ser muy complejo. Dígame una cosa, con sinceridad: ¿me está usted tomando el pelo o es que no entiende lo que digo? Así pues, no admite usted la mayor complejidad política, económica o social de la sociedad norteamericana, ni su mayor desarrollo científico, tecnológico, incluidas tecnologías que tienen que ver con la salud.

¿Realmente es necesario argumentar todo esto? ¿Como que eso de la superioridad es una cuestión de perspectiva? ¿Donde están los laboratorios bosquimanos de experimentación genética o astronómica? Y esto, insisto una vez más, no tiene nada que ver con las connotaciones morales con las que usted se empeña en teñir el asunto una y otra vez. Yo no estoy haciendo valoraciones de carácter moral. En el contexto en el que estoy hablando me trae absolutamente sin cuidado si los bosquimanos son mejores (desde el punto de vista moral) o más felices o si la vida en el Kalahari es más natural o más pura, o lo que a usted le de la gana. ¿Tan difícil es entender lo que digo?

¿Que lo bosquimanos son superiores en el plano mágico y chamánico? Claro, porque resulta obvio que se pueden poner en el mismo plano la ciencia y la magia, el medico y el chamán, ¿no es eso? Pero es que incluso planteando la discusión en términos de magia y chamanismo, tampoco tiene usted razón: cualquier ilusionista de segunda fila dejaría boquiabiertos a los bosquimanos, y usted, con su ordenador, sería nombrado hechicero jefe con carácter vitalicio. El más sencillo de nuestros electrodomésticos serían para ellos mágicos y milagrosos. ¿No ha leído usted Un yanki en la corte del rey Arturo? ¿Recuerda cómo su protagonista se convierte en el primer y más renombrado hechicero del reino solo por hacer funcionar un humilde encendedor? Así que los bosquimanos no han estudiado el funcionamiento de la bolsa de New York porque no les interesa, ¿eh? Se supera usted a sí mismo, Pulido. ¿De veras hace falta decirle que los bosquimanos ni siquiera saben que exista New York? Y claro, no tienen automoviles porque son ecologistas, ¿verdad?

Respecto a la discusión individuo/persona, nada le digo porque usted nada dice. Le repito lo dicho a Ryu: no tiene nada que decir. Carece absolutamente de argumentos para discutir mi último escrito. Acepte el reto: defíname el concepto de persona y el concepto de hombre. Dígame en qué momento del proceso evolutivo nos encontramos frente a un hombre, y si en ese momento podemos hablar ya de persona. ¿Acaso usted, como parece insinuar, piensa que eso sucede ya con el australopiteco? ¿Y por qué? ¿Y por qué no antes?


Antropología 0097
Fecha: Sábado, 19 Abril 1997 16:26:54 -0700
De: Javier Pulido Bisoja
Título: Re: Sin demasiada esperanza

Tresguerres: Definitivamente no por tener diferentes objetos de atención puede decirse que es más complicada una cultura que otra. La sencillez de la cultura neoyorquina es casi idiotizante, a menos que se tenga el cerebro lleno de algún psicotrópico. El caso del bosquimano es complejo hasta en el clima, creo que lo dije antes.

> ¿Realmente es necesario argumentar todo esto? ¿Como que eso de la superioridad es una cuestión de perspectiva? ¿donde están son laboratorios bosquimanos de experimentación genética o astronómica? <

Ya es de risa la cerrazón: precisamente estamos hablando de culturas diferentes, ¿o no era eso lo que habíamos concedido previamente?

En el contexto neoyorquino son «superiores» los desarrollos «científicos», los laboratorios de experimentación, el uso de ordenadores, &c. Correcto en ese contexto.

Pero no veo por qué en el contexto de los bosquimanos no sean «superiores» los poderes chamánicos, que por ignorancia pretendes ridiculizar. Te sugeriría un poco de lecturas, como Mircea Eliade o el clásico Eduard Frazer, quizá un Campbell te viniera bien.

Claro, lo que veo es que tus discusiones de antropología nada tienen que ver con la investigación antropológica, el convivir con grupos diferentes a tu «superior» cultura Europea. Desafortunadamente creo que tampoco convives con los grupos marginales dentro de la «civilización» y por eso te permites hablar como Doctor de temas que conoces desde una superficie muy de gabinete...

Acepta el reto: la antropología no es mera palabrería, sino un estudio en que el trabajo de campo cobra un papel fundamental. Desde ese punto de vista nada tienes que decir ¿o sí? Desde ahí podemos discutir de nuevo tu palabrería sobre hombre/persona.

Javier Pulido Biosca


Antropología 0098
Fecha: Domingo, 20 Abril 1997 00:13:41 -0700
De: Javier Pulido Biosca
Título: Hombre y Persona

Hombre y Persona

Para empezar hemos de reconocer que no son términos idénticos. Si bien todos los hombres tienen la facultad de ser personas, no todas las personas son hombres. En otras palabras, la definición de «hombre» contiene la de persona, mientras que la de persona es de mayor extensión. En filosofía hay las personas suprahumanas, como Dios, los Ángeles, las Gracias y otras entidades que son personas y no son hombres. En el derecho también existen personas morales, que no son hombres, sino entidades sociales.

Para avanzar en este tema es conveniente proporcionar definiciones; la falta de ellas ha sido la causa de vanas discusiones viscerales. Esto puede evitarse.

Hombre: La más famosa definición es la aristotélica, hombre es «animal racional». Esto lleva directamente a considerar al hombre como el animal pensante. Para Descartes «soy una cosa que piensa» es la definición de hombre. Esto lleva a una de las posturas de la modernidad: hombre es aquella entidad que tiene apercepción, es decir, percepción de sí mismo. En ese sentido el hombre es el único animal capaz de saber de sí. También hay que entender que otra definición de hombre, acuñada por el mismo Aristóteles, lo define como el «animal político». El animal cuyas decisiones atañen a una sociedad. No entrar en relación con una sociedad define tanto a la bestia como al Dios. La racionalidad y la sociabilidad definen al hombre.

Es por el hombre que lo sobrenatural ingresa al mundo, ya que es el único animal capaz de crear otro mundo puesto encima del natural. El animal simple no es capaz de hacerlo; las guaridas animales han sido siempre las mismas desde hace miles de años en tanto que las habitaciones humanas han cambiado a lo largo del tiempo. Al proceso de estos cambios lo llamamos historia. El hombre es el único animal que tiene historia. No sólo eso, es el hombre capaz de darse cuenta de su entorno y sus opciones históricas y elegir su futuro. Si todos los seres vivos tienen una actividad teleológica, es el hombre el único que tiene la opción de cambiar los fines proyectados según su decisión. En esto cabría discutir sobre la libertad que puede o no tener el hombre en la elaboración de su historia.

Persona: Por un lado se trata de un término que significa máscara, el personaje que toca representar a cada quien. Aquí se encuentra una vieja discusión sobre qué tanto es esencial o accidental la persona. En su acepción de «prosopon» se trata de algo accidental, de una máscara que en

vez de revelar oculta, pero se acuñó también la acepción de «hipóstasis», que confiera un sustrato a la persona. En la Edad Media Boecio entiende persona como «La sustancia individual de naturaleza racional», en tanto que Tomás la entiende como un principio de individuación en cada hombre. Desde Descartes la persona se identifica como el Yo y designa la continuidad de la conciencia-memoria. Para los que no aceptan la definición de hombre como la continuidad conciencia-memoria, sino que definen al hombre por su capacidad de transformar el mundo, las persona se define como la capacidad de entrar en relación con la sociedad, queda así la persona definida como un agente moral, el sujeto de los derechos civiles. El hombre es persona en la medida de que participa de estos derechos civiles.

Vemos así que las definiciones de estos dos conceptos son, aparentemente muy distintas, pero podemos observar con detenimiento que la definición de hombre como el animal capaz de tener historia, de crear un mundo e imponer un orden social, coincide con la definición del hombre como persona, es decir, como el que crea y participa en los derechos civiles. En el ámbito del derecho sí hay que distinguir entre hombre y persona, hombre es el que potencialmente tiene todos los derechos en tanto que persona es el que de facto los tiene. Es muy claro, si vemos un bebé sin duda sabremos que es hombre, pero no es sujeto de responsabilidad jurídica, porque no decide por sí mismo, entonces no es persona jurídica. También podría decirse que no es sujeto de responsabilidad jurídica de facto, porque todavía no realiza sus potencialidades como hombre, las que, al realizarlas, en su mayoría de edad, pasará a ser persona jurídica.

En este sentido la única diferencia que veo entre persona y hombre es que «hombre» designa en general determinada sustancia en tanto que persona indica el ejercer de hecho esa sustancia. En ese sentido se podría decir que la completitud del término hombre comprende a la persona, en tanto que puede haber personas no individuales, como son algunas entidades jurídicas a las que se llama «persona moral». Discutir si hay otras personas supra humanas, algo como los ángeles y los dioses no viene al caso aquí.

Javier Pulido Biosca


Antropología 0099
Fecha: Domingo, 20 Abril 1997 08:51:55 +0200
De: Pedro Belarmino <pbelarmino@arrakis.es>
Título: La cultura de Pulido

Amigo Javier Pulido,

Es muy bonito pretender acercarse a otras culturas con la superioridad que te da el pertenecer precisamente a la cultura que denostas, porque tu, amigo Javier Pulido, lo quieras o no, perteneces a la que tu dices «cultura europea», esa cultura de origen europeo (y asiático, y africano), ahora universal, que habla español e inglés preferentemente, y que maneja ordenadores, pudo inventar la antropología y demás partes de un «todo» que nunca hasta entonces había sido tan «complejo».

El español en el que escribes, en el que piensas, desde el cual organizas el mundo que te rodea, es el que te introduce precisamente en una de las pocas culturas triunfantes históricamente de hecho, la que habla español, cultura que no es europea sino universal, es decir, que es participada por muchos pueblos, naciones y millones de personas en tres continentes.

Las culturas no permanecen aisladas (tu bosquimano idílico ya dejo hace tiempo de alucinar con la lata de coca cola vacía caída del cielo, una vez consumida por el piloto de la avioneta que le sobrevolaba: tu bosquimano idílico o se ha integrado a la estructura de Bostwana, o Bostwana lo ha integrado en una reserva, a extinguir). La presunta «cultura europea» no fue la misma antes y después de 1492. Por supuesto, el idioma que comenzó a hablarse hace once siglos en La Rioja tampoco permaneció invariable, entre otras cosas porque se mezcló con cientos de términos que le aportaron sus hablantes americanos.

Hoy, amigo Javier Pulido, tu eres tan europeo como yo, o yo soy tan americano como tu, como prefieras. Nuestras diferencias son mínimas. Es probable que mis diferencias, como habitante de Madrid, sean mayores respecto a las de un habitante de Barcelona o de Bilbao que las que pueda tener respecto a ti. Así es la historia, cruda y real.

Lo verdaderamente interesante, pero sería objeto más de la psicología o de la psiquiatría, incluso de la sociología, más que de la antropología, sería analizar las razones por las cuales te empecinas en tus posiciones. Procura razonar y devolver los argumentos, combatir las razones, no caer simplemente en el prejuicio, en la calificación, en el horror a reconocer la realidad.

Escribes desde Méjico, un país donde hay muchos millones más de hispanohablantes que en España, un país que, por su potencial económico, científico y cultural (ligado definitivamente a la cultura europea: habla y quiere seguir hablando el español, se relaciona comercialmente con el inglés) está llamado a ocupar un protagonismo fundamental en el futuro de América. Vuestro Museo Nacional de Antropología tiene una inscripción a su entrada «Todas las culturas son iguales»... Pero la cruda realidad es que unas culturas son mas iguales que otras. La cultura en español (que no es por supuesto la de los diez millones de españoles que había en el siglo XVI, sino la de 400 millones de personas al final del milenio), la cultura en inglés (que hace mucho tiempo supero el entorno de las islas británicas) son culturas más iguales que otras: las dos quieren lo mismo, sobrevivir, mantenerse en la lucha darwiniana de la supervivencia de las culturas. Las disputas entre el español y el inglés en los Estados Unidos o en Puerto Rico no son curiosidad sociológica que dé lugar a entretenidos estudios: es la manifestación de la batalla entre culturas y concepciones del mundo.

¿Y por qué la cultura en español, mas pobre económicamente, sin embargo va ganando la batalla a la cultura en inglés? ¿Por qué no se habla inglés en México, en Cuba, en Panamá? Porque los mejicanos, los cubanos, la mayor parte de los americanos quieren hablar español, porque quieren preservar su cultura. Una cultura más potente que la anglosajona, precisamente porque históricamente ha sido mas tolerante (por mucho que diga la propaganda liberal protestante sajona) e integradora, y de la mezcla de cientos de culturas ha salido una mezcla mucho más rica y potente, mucho más alegre y menos fundamentalista, triste, gris y conservadora. La música hispana (mezcla de músicas de mil sitios: de Europa, de Africa, de América) es mucho más rica, potente y triunfadora que las monsergas irlandesas o los tribales cantos de los aborígenes norteamericanos. La actitud ante la vida hispana es radicalmente distinta a la actitud ante la vida del sajón, calvinista obsesionado por triunfar y demostrar así que había sido elegido por Dios.

Ahora bien: ¿a quien beneficia debilitar nuestra cultura común? En esta guerra principalmente a dos instituciones: a Washington y a Roma. El enemigo de Roma son los Estados laicos, donde la iglesia nunca podrá recuperar su medieval protagonismo: pretenden disolver los Estados nacionales en federaciones, en el límite universales, de pueblos y etnias enfrentadas pero reunidas por el carisma redentor del Papa.

Washington representa al hombre blanco, protestante y anglosajón. Ha tenido que hacer concesiones en su racismo antinegro, e incluso aceptar entre sus filas algunas elites «de color», pero sabe que su principal enemigo no es el antiguo africano, sino el hispano. Por eso a Washington tanto le preocupa el Estado (sobre todo cuando el marxismo anda por medio) como la Iglesia (católica, por supuesto). Solución: inundar América con cientos y cientos de antropólogos predicadores protestantes, que podrán dotar de nueva identidad propia a esos pueblos, curiosamente con la Biblia traducida a mil lenguas como argumento, que divididos y fragmentados no sólo dejaran de ser un peligro para el inglés, sino que incluso se convertirán en entretenido solaz para turistas.

Pulido podría explicarnos mejor, porque lo vive más de cerca, el curioso fenómeno del incremento de los grupos protestantes (a costa del predominio católico anterior) precisamente entre los chiapatecos.

No sería mala cosa recopilar aquí información sobre el «Instituto Lingüístico de Verano», punta de lanza de la CIA para dividir, fragmentar y desestabilizar la parte de América que, a pesar de agentes del enemigo (y no digo que Pulido lo sea) es probable que, si sabe dotarse de un armazón teórico adecuado, pueda mejor antes que más tarde, ocupar el lugar que le corresponde en el concierto internacional de los pueblos, las naciones y las culturas.

Mientras nos mantengamos en esta ingenuidad, discutiendo si son galgos o podencos, no estaremos sino haciendo el juego al enemigo... y además, sospecho, que gratuitamente. !!!Washington debía levantar un monumento a Claudio Levi-Strauss, por los millones de dólares que le ha ahorrado de intervención directa!!!

Un saludo a los ideólogos de Langley, colegas.

Pedro Belarmino, pbelarmino@arrakis.es


Antropología 0100
Fecha: Domingo, 20 Abril 1997 18:06:23 +0900
De: Ryuto Ishiwa
Título: Con paciencia y esperanza

Me sorprende el tono agresivo del ultimo texto de Alfonso Tresguerres. Tiene razón, no me siento capaz de ofrecer una definición satisfactoria de persona y por eso no pretendo darla. Estoy en esta lista para aprender, criticar, plantear preguntas y aportar lo poco que pueda, no para dar clases magistrales y ofrecer respuestas definitivas.

Mi anterior intervención tenia un objetivo muy claro, afirmar que en ningún momento he intentado definir la esencia de persona. Reconozco que las afirmaciones posteriores pudieran ser vagas.

En mi intervención «Autocrítica» dejo claro que no tengo nada en contra de una distinción de los conceptos de hombre y persona con finalidades analíticas. Eso sí, hacía una advertencia sobre las connotaciones que tienen los términos en su uso común (el uso común también puede revelar muchas cosas).

Por otro lado elogiar el ultimo texto de Javier Pulido «Hombre y Persona?». Es la intervención aclaradora, constructiva y llena de contenido que necesitábamos. Nos da la esperanza de que con paciencia podemos seguir avanzando.

P.D.: intento no ignorar a nadie, aunque eso sí, no puedo contestar a todas las cuestiones a la vez.

En esta apacible tarde de domingo, saludos desde Tokio, Ryu.

Ryuto Daniel Ishiwa, r-ishiwa@usa.net


Antropología / Cartas
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