Diccionario soviético de filosofía
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965
páginas 29-30

Átomo y núcleo atómico

El átomo es la partícula más diminuta de un elemento químico, es un sistema complejo que consta de un núcleo central pesado con carga positiva y de una envoltura que lo rodea formada por partículas ligeras de carga negativa: electrones, que giran alrededor del núcleo. El núcleo atómico posee también una estructura compleja: consta de neutrones y protones (Partículas «elementales»), denominados conjuntamente, nucleones. Las dimensiones del átomo se calculan en el orden de la cienmillonésima parte de un centímetro; el núcleo, en un orden diez mil veces menor. El número de cargas del núcleo, igual al número de protones y coincidente con el número de electrones del átomo, determina el número de orden del elemento dado en el sistema periódico de Mendeléiev. En el núcleo se halla concentrada casi toda la masa del átomo. La existencia del átomo como formación íntegra está subordinada a las leyes cuánticas; gracias a ellas se ha podido explicar la estabilidad del átomo, la peculiaridad del movimiento de los electrones condicionada por la doble naturaleza corpuscular y ondulatoria de los mismos, el cambio a saltos de la energía del átomo al pasar de un estado de estabilidad a otro, las leyes de la interacción de los átomos, &c. Los átomos pueden unirse entre sí mediante la acción recíproca entre las envolturas electrónicas, interacción que constituye la base de las distintas manifestaciones de la forma química de movimiento de la materia. Las transformaciones químicas no afectan al núcleo del átomo. La estabilidad del núcleo está condicionada por la acción simultánea de fuerzas contrarias: hay, por una parte, fuerzas eléctricas de repulsión de los protones [30] con carga del mismo signo; por otra, existen fuerzas de atracción especiales entre todas las partículas del núcleo, fuerzas nucleares específicas que actúan sólo a pequeñas distancias. La masa del núcleo siempre es menor que la masa general de las partículas que lo componen, lo cual se explica por el hecho de que, al formarse el núcleo, se desprende determinada cantidad de energía con lo que la masa disminuye correspondientemente (según la correlación entre masa y energía descubierta por Einstein). Los núcleos atómicos pueden fisionarse o unirse entre sí. Las transmutaciones nucleares (Transmutación de los elementos químicos, Radiactividad) van acompañadas de la liberación de una enorme cantidad de energía. La utilización práctica de esta colosal fuente de energía no sólo constituye una grandiosa tarea científica y técnica –tarea que hoy se resuelve ya en gran parte con éxito–, sino, además, uno de los problemas más agudos en la vida de la sociedad actual. La utilización pacífica de la energía atómica, que ofrece al hombre inmensas perspectivas para el desarrollo de las fuerzas de producción, se ve obstaculizada por la carrera de armamentos que los países capitalistas han desatado. El gobierno soviético lucha perseverante y consecuentemente por la total prohibición de las armas atómicas. Los átomos de los diversos elementos se encuentran en profunda conexión dialéctica. Átomos y núcleos atómicos representan «puntos nodales» en la serie general de las formas cada vez más complejas de la materia y aparecen en determinados estadios del desarrollo de la misma. La teoría atómica, en sus sucesivas manifestaciones, ha influido de manera enorme en la evolución de la filosofía, de la ciencia natural y de la técnica (Atomística). Los éxitos de la física moderna: descubrimiento de la compleja estructura de los átomos, su transmutabilidad recíproca (radiactividad), &c., han señalado la presente revolución en la ciencia natural, revolución que ha conducido a revisar las representaciones precedentes sobre la estructura y propiedades de la materia y ha hecho que el materialismo adquiera nueva forma. Se ha descubierto, en particular, la peculiaridad cualitativa de los fenómenos del micromundo, puesta de manifiesto en la unidad de las propiedades contradictorias –corpusculares y ondulatorias– de la materia; se ha descubierto que son inagotables las propiedades de cualquier partícula de materia por «elemental» que sea, &c. Todo ello ha constituido una nueva confirmación del materialismo dialéctico.


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