Diccionario soviético de filosofía
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965
páginas 114-115

René Descartes (1596-1650)

latinizado como Cartesius. Filósofo, matemático, físico y fisiólogo francés. Estudió en el colegio de jesuitas de La Fléche. Después de servir en el ejército, se trasladó a los Países Bajos, país capitalista avanzado en aquella época, y allí pasó veinte años entregado a sus ocupaciones científicas y filosóficas. Las persecuciones de los teólogos neerlandeses le obligaron a fijar su residencia en Suecia (1649), donde murió. La filosofía de Descartes se halla vinculada a su matemática, cosmogonía y física. En matemática Descartes es uno de los creadores de la geometría analítica. En mecánica, señaló el carácter relativo del movimiento y del reposo, formuló la ley general de la acción y de la reacción, así como la ley de la conservación total [115] de la cantidad de movimiento cuando chocan dos cuerpos no elásticos. En cosmogonía elaboró una idea, nueva para la ciencia, sobre el desarrollo natural del sistema solar; consideraba que la forma básica del movimiento de la materia cósmica –movimiento que condiciona la estructura del universo y el origen de los cuerpos celestes– es el movimiento en torbellino de sus partículas. Esta hipótesis contribuyó al futuro éxito de la dialéctica de la naturaleza, pese a que el propio Descartes aún comprendía el desarrollo en un sentido mecánico. En sus investigaciones matemáticas y físicas, basó su doctrina sobre la materia o sobre la substancia corpórea. Identificaba la materia con la extensión o con el espacio: sólo la extensión no depende de lo subjetivo y se halla condicionada por las propiedades necesarias de la substancia corpórea. No obstante, Descartes introduce el dualismo en la física materialista: la causa general del movimiento, según él, es Dios, que creó la materia a la par del movimiento y del reposo, de los que conserva en aquélla una misma cantidad. También es dualista la doctrina de Descartes acerca del hombre: en el hombre, afirma, el mecanismo corpóreo, sin alma y sin vida, se halla realmente concatenado al alma, volitiva y pensante. Según Descartes, el alma y el cuerpo, heterogéneos, ejercen entre sí una acción recíproca a través de un determinado órgano: la denominada glándula pineal. En fisiología, Descartes estableció un esquema de reacciones motoras que constituye una de las primeras descripciones científicas del acto reflejo. No obstante, la fisiología materialista cartesiana entraba en combinación contradictoria con la doctrina sobre la inmaterialidal del alma: a diferencia del cuerpo, cuya esencia veía Descartes en la extensión, la esencia del alma, según él, radica en el pensar. En los animales, Descartes veía tan sólo autómatas complejos, carentes de alma y de la facultad de pensar. Como para Francis Bacon, para Descartes la finalidad última del saber estriba en el dominio de las fuerzas de la naturaleza por parte del hombre, en el descubrimiento e invención de recursos técnicos, en el conocimiento de las causas y de los efectos, en el perfeccionamiento de la naturaleza del hombre. Para llegar a tal finalidad, Descartes creía necesario poner previamente en duda todo cuanto existe. Esta duda no suponía creer incognoscible lo existente, era tan sólo un recurso para hallar el principio absolutamente fidedigno del saber. Este principio, según Descartes, es el de que «pienso: luego existo». De esta tesis, su autor intentaba inferir asimismo la existencia de Dios y, luego, la convicción de que el mundo exterior es real. En teoría del conocimiento, Descartes es el fundador del racionalismo, que se formó como resultado de entender de manera unilateral el carácter lógico del conocimiento matemático. Dado que la naturaleza universal y necesaria de este conocimiento parecía a Descartes derivada de la naturaleza del intelecto mismo, en el proceso del conocer asignó un papel extraordinario a la deducción basada en axiomas plenamente fidedignos, alcanzables por vía intuitiva. Las teorías de Descartes sobre el conocimiento directo y fidedigno de la conciencia de uno mismo, sobre las ideas innatas (en el número de tales ideas incluía la de Dios, las de substancia espiritual y substancia corpórea) influyeron sobre el idealismo subsiguiente y fueron objetos de crítica por parte de los representantes del materialismo. Por el contrario, la teoría –materialista en lo fundamental– sobre la naturaleza, sobre el desarrollo de la misma, la fisiología materialista, el método mecanicista, hostil a la teología, hicieron que Descartes influyera sobre la formación de la concepción materialista del mundo propia de la Época Moderna. Obras principales: «Discurso del método» (1637), «Principios de la filosofía» (1644).


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