Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano
Montaner y Simón Editores, Barcelona 1887
tomo 2
página 164

Antecedente

Filosofía. Lógicamente expresa término o idea que precede inmediatamente a otro y que sirve de base a la unión y engrane de ambos. Mientras anterior significa una precedencia indefinida, sin precisión alguna dentro de la serie indefinida de las dimensiones del tiempo, antecedente expresa una precedencia inmediata en el orden temporal y a la vez un parentesco próximo o una afinidad inmediata en el orden lógico con la idea correlativa llamada consecuente o consiguiente. En el silogismo, por ejemplo, las premisas son el antecedente de la conclusión o consiguiente; en la hipótesis, los supuestos o condiciones constituyen el antecedente de la existencia de lo condicionado y en general para toda cuestión o problema, la tesis o posición previa de los términos del problema es el antecedente de su posible solución; así se repite con frecuencia «problema bien puesto, queda prontamente resuelto». Son dos, por tanto, las clases de antecedentes: el antecedente temporal, que implica precedencia inmediata en la serie de la sucesión, el antes y el después, el primero y el segundo, y el antecedente lógico o racional, que no se aplica a la precedencia del tiempo, ni es nota esencial suya que vaya delante en la sucesión temporal, sino que se refiere a la explicación o justificación del consecuente adecuado. El primero se llama antecedente cronológico (el nublado respecto a la lluvia) y el segundo antecedente racional o explicativo (la evaporación del agua y su condensación en la atmósfera para caer en lluvia). La importancia de esta distinción es grandísima para la claridad y precisión del pensamiento y de su olvido dependen muchos de los errores, en que con excesiva frecuencia incurre nuestro entendimiento. Al confundir ambas clases de antecedentes, suponiendo que el cronológico equivale al explicativo, se comete el sofisma tradicionalmente conocido con el nombre post hoc, ergo propter hoc, después de esto, luego por causa de esto, cuando es posible y aun efectivo que muchas veces el antecedente cronológico no tenga nada que ver con el explicativo. Muchas supersticiones corrientes hasta entre gentes cultas dimanan de esta lamentable confusión del antecedente cronológico con el explicativo. Citemos sólo el ejemplo de los que creen, ante la casual coincidencia o rápida sucesión de dos fenómenos, que el uno es la causa del otro, cuando pueden concurrir ambos en un momento indiviso del tiempo y no estar unidos por la relación de causali dad o del antecedente y consecuente. El error fundamental del sensualismo y de las diferentes formas que ha tomado en el transcurso de la historia, tiene su raíz en esta confusión del antecedente cronológico con el explicativo. Si el antecedente cronológico pertenece al explicativo, o es de su naturaleza, todavía no es, sin embargo, todo el antecedente causal, sino que será indicio o síntoma, que se dice en lenguaje médico, de la causa productora del fenómeno. Por tal razón, se distingue siempre en el lenguaje científico y filosófico la causa ocasional o concomitante (antecedente cronológico) de la causa determinante (antecedente explicativo) de los fenómenos. El sentido común distingue también la gota de agua, la última que hace que se derrame el vaso (causa ocasional) del contenido total del vaso, lleno de agua (causa determinante), sin cuya condición fundamental y previa no se derramaría el vaso. Las causas, principios o fundamento de las cosas (los antecedentes explicativos) poseen una realidad latente e implícita (in potentiá que decían los Escolásticos), que puede manifestarse explícita y concretamente (in actú), ante la aparición de un fenómeno determinado, causa ocasional o concomitante (antecedente cronológico). Se unen, pues, ambas clases de antecedentes, a veces coinciden, de lo cual depende su confusión, pero en todo caso importa distinguirlas para evitar errores de bulto. Y es tanto más obligada esta distinción, cuanto que ocurre con excesiva frecuencia que no se corresponden entre sí una y otra clase de antecedente o que no proceden del mismo modo el orden racional y el cronológico; ya lo declaraba y reconocía la antigua Escolástica, al decir: quod prius est in intentione, ultimum est in executione.


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