Diccionario soviético de filosofía
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965
páginas 137-138

Empirismo lógico

Corriente de la filosofía burguesa contemporánea; es la continuación directa del positivismo lógico de fines de los años veinte y comienzos de los años treinta de nuestro siglo y aparece como una de las [138] variantes de la filosofía analítica. Los representantes principales del empirismo lógico son Carnap, Reichenbach, Feigl, Hempel, Bergmann y Frank. El empirismo lógico conserva invariables las ideas básicas del positivismo lógico, a saber: la tesis sobre la reducción de la filosofía al análisis lógico del lenguaje (ahora no sólo sintáctico, como ocurría a comienzos de los años treinta, sino, ademas, semántico –semántica lógica) y la tesis sobre la imposibilidad de justificar teóricamente la existencia de la realidad objetiva, &c.; pero se ha modificado algo en comparación con el positivismo lógico inicial; en particular los empiristas lógicos han rectificado el subjetivismo extremo del Círculo de Viena. Así, en calidad de «lenguaje empírico de la ciencia», el empirismo lógico presenta el denominado lenguaje real, que expresa fenómenos físicos sensorialmente perceptibles, y no el lenguaje de las vivencias personales del sujeto. Esto no significa, sin embargo, adscribirse a las posiciones del materialismo, dado que la aceptación del lenguaje real no implica, para el empirismo lógico, aceptar la afirmación teórica de que el mundo de las cosas tiene existencia objetiva. El empirismo lógico desecha asimismo el principio mantenido en el período del Círculo de Viena de que el conocimiento científico puede reducirse a lo empíricamente dado. No obstante, el empirismo lógico ve en los conceptos científicos tan sólo formas «cómodas» y «adecuadas» de la organización de lo sensorialmente dado, y no un reflejo de la realidad objetiva. Reconocer que el saber científico, además de lo empíricamente dado, posee un contenido suprasensorial específico, en esencia no concuerda con las ideas gnoseológicas iniciales del Círculo de Viena, con el principio de la verificabilidad y otros, cuya vigencia intenta conservar el empirismo lógico. Ello conduce al carácter interiormente contradictorio y ecléctico de su doctrina gnoseológica. El empirismo lógico, como corriente filosófica, padece una profunda crisis interna, que se refleja en la renuncia a los programas grandilocuentes característicos del positivismo lógico de los primeros tiempos, en la aceptación de variantes de compromiso, más débiles, en el desplazamiento del centro de gravedad de las investigaciones desde los amplios problemas filosóficos al estudio de cuestiones lógicas y metodológicas concretas, donde los representantes del empirismo lógico han realizado meritorios trabajos.


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