José Ferrater Mora, Diccionario de filosofía
Alianza Editorial, Madrid 1979
tomo segundo
páginas 1013-1014

Espíritu de la época

En el artículo sobre la noción de «espíritu del pueblo» (Véase), hemos indicado que hay una estrecha relación entre esta noción y la de «espíritu de la época» –expresión con la que se traduce la palabra compuesta alemana Zeitgeist, cuya circulación se debe principalmente a Hegel y que fue recogida, y elaborada, por varios autores «rornánticos»–. Ello ocurre sobre todo cuando se entiende el espíritu de un determinado pueblo, que es el que representa un momento fundamental en el proceso de la historia.

Se ha hablado asimismo de «espíritu de la época» de un modo más general para expresar lo que podría llamarse «el perfil» de una época. Tanto ‘espíritu de la época’ como ‘perfil de una época’ son expresiones metafóricas, y suelen valer como tales. En efecto, tan pronto como se intenta precisar el «espíritu de la época» en cuanto «espíritu de una época», especificándolo en determinadas manifestaciones culturales, políticas, artísticas, religiosas, o en determinadas estructuras sociales y económicas, la unidad del supuesto «espíritu» corre el peligro de disolverse. Si se afirma que el espíritu de la época es el modo de ser o de actuar (o conjunto de modos de ser o de actuar) que [1014] expresa lo más esencial de un período histórico, no se hace sino repetir lo ya enunciado, pues ‘espíritu de’ y ‘lo más esencial de’ son expresiones intercambiables.

Se ha discutido por ello si la noción de espíritu de la época es justificada; si representa una realidad o es una hipóstasis de ciertas realidades. Ilustrativos son al respecto los versos que Goethe pone en boca de Fausto en la primera parte del poema durante una conversación con el criado Wagner:

Was ihr den Geist der Zeiten heisst,
Das ist im Grund der Herren eigner Geist,
In dem die Zeiten sich bespiegeln.

(Lo que llamas el espíritu de los tiempos
es, en el fondo, el espíritu de las gentes
en quienes los tiempos se reflejan.)

Fausto añade: «Da ist’s denn wahrlich oft ein Jammer!» («Con frecuencia no es más que una miseria»). Con ello expresa aquí Goethe la reacción contra la enfática literatura producida en torno a la idea del espíritu de la época, el cual era considerado por sus adversarios como la hipóstasis de una realidad últimamente individual y psicológica.

Algunos autores han tratado de relacionar la filosofía con el espíritu de la época, ya sea al modo hegeliano, o bien tratando de ver qué relaciones hay entre los movimientos filosóficos dominantes y los caracteres de la época en la cual dichos movimientos se expresan. Ambos tipos de investigación han sido llevados a cabo por Theodor Litt (Philosophie und Zeitgeist, 1955). Otros autores han estudiado las razones de «psicología colectiva» por las cuales puede entenderse la fascinación que ejerce la noción del espíritu de la época en cuanto «poder organizador de la historia» (Cfr. Eugen Böhler, Psychologie des Zeitgeistes, 1973). La idea de espíritu de la época se ha relacionado a veces con la de «concepción del mundo» (véase Mundo [Concepción del]); en alguna medida, la idea de concepción del mundo, tal como fue elaborada por Dilthey, tiene puntos de contacto con la de espíritu de la época, con la diferencia de que para Dilthey las concepciones del mundo son, por así decirlo, «permanentes», o, por lo menos, se reiteran, mientras que los «espiritus de época» suelen manifestarse a lo largo de la historia. En términos actuales, la idea de concepción del mundo es estructural y la de espíritu de la época es historica, y a veces inclusive historicista.


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