Filosofía de la vida
Corriente idealista subjetiva de la filosofía burguesa; surgió en Alemania y Francia en la linde del siglo pasado y del actual. Su principal antecesor ideológico fue Schopenhauer. El nacimiento de dicha filosofía se debió, en cierto modo, al rápido avance de la biología, de la psicología y de otras ciencias que descubrían la inconsistencia de la imagen mecanicista del mundo. La filosofía de la vida representó un intento de superar, desde posiciones idealistas, el carácter limitado del materialismo mecanicista. Su aparición señaló la crisis de la filosofía burguesa, su renuncia a la ciencia, el paso al irracionalismo y al nihilismo. Por su contenido objetivo, la filosofía de la vida constituyó una interpretación errónea, idealista, de la peculiaridad del proceso histórico-social. Se apoyaba en el concepto de la vida como principio absoluto e infinito del mundo, principio que, a diferencia de la materia y de la conciencia, se mueve de manera activa, diversa y eterna. No es posible comprender la vida gracias a los sentidos o al pensar lógico, sólo se llega a conocer intuitivamente, sólo es accesible a la vivencia (sobre todo a la religiosa). Dentro de la filosofía de la vida, cabe distinguir dos grupos principales: uno de ellos (Bergson) concebía la vida en un sentido biológico y hacía extensivas las propiedades biológicas a toda la realidad; el otro grupo (Nietzsche, Dilthey, Simmel) concebía la vida como voluntad, como vivencia interna, como juego irracional de las fuerzas espirituales. Las ideas centrales de la filosofía de la vida han servido de fuente ideológica al existencialismo.
Filosofía del lenguaje
(conocida también bajo el nombre de «análisis lógico», «análisis lingüístico», «filosofía del lenguaje corriente»). Una de las direcciones de la filosofía analítica. Se halla difundida sobre todo en Inglaterra (Gilbert Ryle, J. Austin, J. Wisdom, y otros). En los Estados Unidos, mantienen opiniones próximas a la filosofía lingüística M. Black, P. Malcolm y otros. La fuente ideológica de esta corriente ha sido la «filosofía del sentido común», de Moore y las ideas del Wittgenstein tardío. Lo mismo que otras escuelas del neopositivismo, la filosofía lingüística niega que la filosofía sea una concepción del mundo y tiene por seudoproblemas los problemas filosóficos tradicionales, como si surgieran por la incomprensión de la naturaleza real del lenguaje, en virtud del influjo desorientador de este último sobre el pensamiento. La filosofía en cambio, ha de aclarar las dificultades que se presentan a consecuencia del empleo equivocado de palabras y proposiciones. Como subrayan los representantes del grupo de Cambridge de la filosofía del lenguaje, la filosofía está llamada a desempeñar una función «terapéutica» a curar los achaques de nuestro lenguaje. En su afán de «superar la metafísica», los partidarios de la filosofía del lenguaje no sólo desechan la «metafísica ontológica» de la filosofía tradicional, sino que, además, negando toda posibilidad de que exista una concepción filosófica sin fisuras, niegan asimismo la «metafísica» gnoseológica del positivismo lógico con su principio de lo «dado [182] directamente», con el principio de verificación y otros. Ahora bien, es, precisamente la renuncia al carácter ideológico de la filosofía lo que hace de la filosofía del lenguaje la forma extrema y más reaccionaria del positivismo. Los partidarios de la filosofía del lenguaje, ante todo los del grupo de Oxford, considerando que el objetivo único de la filosofía es el análisis del lenguaje, no hacen objeto de su atención –a diferencia de los positivistas lógicos– los modelos artificiales de lenguaje, sino la lengua coloquial. Parten, para ello, de un principio verdadero, a saber: que no es posible expresar de manera exhaustiva la riqueza de los lenguajes hablados naturales, en los esquemas de algún «lenguaje ideal». No obstante, al renunciar al análisis de toda la problemática gnoseológica (relación entre el lenguaje y el pensar, lazos de lenguaje con los procesos de la actividad cognoscitiva para formar las imágenes mentales, génesis de las formas de lenguaje, &c.) cuyo contexto es el único en que pueden ser estudiados con éxito los fenómenos del lenguaje, la filosofía del lenguaje condena las investigaciones a una descripción superficial de los tipos distintos del uso de las expresiones en el lenguaje, cierra el camino al estudio de una auténtica elucidación de la esencia de aquél y llega, en última instancia, al convencionalismo en su manera de interpretarlo. Según la filosofía lingüística, el lenguaje es un medio para construir el mundo, no para representarlo; se transforma en algo místico, en una fuerza que se justifica por sí misma. La justa crítica de los intentos llevados a cabo para reconstruir de manera íntegra el lenguaje en el esquema de un «lenguaje ideal» está acompañada también, en la filosofía del lenguaje, de la renuncia a la investigación del lenguaje en general a partir de la base de alguna totalidad en la plataforma teórica. Resulta, pues, que al eludir la resolución de los problemas filosóficos básicos, la filosofía del lenguaje fracasa también en la esfera a que reduce, ilegítimamente, la investigación filosófica.
Filosofía especulativa
1. Sistema de principios filosóficos estructurado sin recurrir a la experiencia. El filósofo especulativo, partiendo de la «fuerza pura de la inteligencia», establece determinados principios con los cuales intenta abarcar toda la realidad objetiva. No obstante, ni un solo sistema especulativo ha resistido la prueba del tiempo, ya que la realidad, en última instancia, ha resultado ser inconmensurablemente más rica que cualquier variedad de la filosofía especulativa. Si ésta contiene algunas conclusiones acertadas, se debe tan sólo a que presenta como definiciones especulativas suyas, propiedades de la realidad misma. El primer filósofo especulativo consecuente fue Descartes. En la actualidad, emplean en gran escala el método especulativo los escolásticos (Neotomismo).
2. Sistemas filosóficos de Fichte, Schelling y, ante todo, de Hegel, inferidos de un principio, mediante el método deductivo dialéctico. Según Hegel, el examen especulativo es sinónimo de análisis dialéctico. Los resultados obtenidos por esta corriente de la filosofía especulativa se explican por el hecho de que la investigación de la dialéctica de las ideas permitía conjeturar algunos aspectos de la realidad misma. No obstante, la tendencia a explicar mediante las especulaciones, costara lo que costara, la realidad entera, condujo a los representantes de dicha filosofía especulativa a la subordinación servil al objeto, de modo que se veían obligados a construir como absolutamente necesarias y universales las determinaciones más casuales e individuales del objeto. 3. En el amplio sentido de la palabra, por pensamiento especulativo se entiende el pensamiento teórico.
Filosofía india
En la India, la filosofía surgió sobre la base de una de las civilizaciones humanas más antiguas; sus tradiciones milenarias, que se remontan a los siglos X-XV a. n. e., se han conservado hasta nuestros días. En la historia de la filosofía india suelen distinguirse cuatro períodos: 1) el período védico; 2) el período clásico o brahmano-budista, desde el siglo VI a. n. e. hasta el X d. n. e.; 3) el período postclásico o hinduista, siglos X-XVIII; 4) la filosofía india moderna, contemporánea. Ya en los primeros momentos del pensamiento indio, en los Vedas, junto a los himnos en honor de numerosos dioses, se encuentra el concepto de un orden mundial único, el concepto de «Rita». Los comentarios religioso-fílosóficos a los Vedas, los Upanishadas, contienen ideas en gran medida determinantes de todo el ulterior desarrollo de la filosofía india (sobre la unidad del alma universal, el brahmán, y del alma individual, el atmán; sobre la inmortalidad del alma, que pasa de una reencarnación a otra según la ley del karma o recompensa). Junto a las doctrinas místicas, idealistas religiosas, en los [183] Upanishadas encontraron asimismo un reflejo las concepciones de los antiguos materialistas y ateos, quienes rechazaban la autoridad de los Vedas, la existencia del alma después de la muerte del hombre, y consideraban como base primera del mundo uno de los principios materiales: fuego, agua, aire, espacio o tiempo. Durante el período clásico, la filosofía india se desarrolla bajo una fuerte influencia de los Vedas y de los Upanishadas. En los tiempos del filósofo indio medieval Madjavachara (siglo XVI) se estableció la tradición de dividir todas las escuelas filosóficas en ortodoxas, que reconocen la autoridad de los Vedas, y no ortodoxas, que rechazan la infalibilidad de los mismos. Entre las escuelas ortodoxas, seis se consideran principales, a saber: mimansa, sankjia, yoga, niaia, vaisheshika y vedanta. A las escuelas no ortodoxas pertenecen las budistas, las jainistas y numerosas escuelas ateas, de las que alcanzó mayor difusión la escuela charvaka (Lokaiata). Pese a que semejante división tiene bases históricas, vela el resorte capital del desarrollo de la filosofía: la lucha entre materialismo e idealismo. Tanto en las fuentes budistas como en las brahmánicas, ante todo se condenan las escuelas materialistas. Shankara, el filósofo más destacado de los vedantas, ataca furiosamente las ideas materialistas de los pensadores de la escuela sankjia, el empirismo de la niaia y de la vaisheshika. Se manifiesta disconforme con el sentido común de la escuela niaia y se aproxima a las escuelas idealistas y místicas del budismo. En el seno del budismo, las escuelas idealistas de los madjiamikas y de los yogacharos lucharon contra las doctrinas materialistas de los tjeravdinos y de los sarvastivadinos. Las enconadas discusiones entre las distintas escuelas filosóficas dieron origen a la ciencia sobre el arte de la discusión, sobre las fuentes del saber y el carácter fidedigno del conocimiento: la lógica. Las primeras referencias a la lógica india pueden hallarse ya en las lejanas fuentes búdicas (siglo III a. n. e.); después, la lógica se desarrolla en la escuela niaia y, más tarde, en los tratados de los lógicos budistas Dignagui, Djarmikirti y otros. A fines del período clásico, el jainismo pierde su importancia y el budismo es desplazado de la India. Durante el período hinduista, se desarrollan los sistemas vishnuita y shivaita del hinduismo, en los cuales se enseñaba que el brahmán Upanishad es el dios Shiva o Vishnú. A partir de los siglos V-VII, se fortalecen el tantrismo y el shaktismo. En el siglo X, bajo el influjo del Islam, penetran doctrinas monoteístas (kabir-panji, sikji). En la época contemporánea, el desarrollo de la filosofía se efectuó bajo la bandera de la lucha por la liberación nacional del pueblo indio contra el dominio inglés. El carácter de la nueva filosofía india ha sido determinado por el hecho de que al frente del movimiento de liberación nacional se ha encontrado la burguesía india, cuyos ideólogos se orientan hacia el renacimiento de las tradiciones religiosas y filosóficas nacionales. Ello ha conducido a la aparición del teísmo modernizado de Brahma-samai y de Aria-samai, del panteísmo y del idealismo, de la doctrina de Tagore, de Gandhi, de Aurobindo Gjosh. Los filósofos indios de nuestros días (Sarvepali Radjakrishnan y otros) propugnan la unión de la ciencia y de la técnica occidentales con los «valones espirituales» del Oriente. En la actualidad, la ideología dominante en la India es la doctrina de Gandhi sobre la «no violencia» y el denominado «socialismo democrático» de Nehru. Después de la Gran Revolución Socialista de Octubre, en la India se difunden las ideas de la filosofía marxista-leninista.
Filosofía japonesa
Las primeras doctrinas filosóficas del Japón se constituyeron en la época del feudalismo. La filosofía japonesa se desarrolló bajo la influencia de la antigua filosofía china de la naturaleza, de la doctrina ético-política del confucianismo, del budismo y, luego, del neoconfucianismo. Los fundadores del idealismo neoconfuciano japonés fueron Fudziwara Seika (1561-1619) y Hayasi Radzan (1583-1657). Su escuela («Siusi gakuja») propagaba la doctrina del filósofo chino Chu Si. Los neoconfucianos japoneses enseñaban que sobre el universo impera el «taikioku» o «mukioku» –el «gran límite» o «lo ilimitado»–, fuerza universal y sobrenatural, privada de cualidades y de formas, inaccesible a la percepción humana; el absoluto místico «taikioku» constituye la base del principio ideal «ri» (li), enlazado con el principio material «ki» (tsi) y capaz de crear la naturaleza física de las cosas y del hombre. Los neoconfucianos procuraban fundamentar los dogmas del confucianismo clásico acerca de las eternas relaciones de subordinación (del hijo al padre, del súbdito al emperador, de la esposa al marido, &c.). En ese período, actuaban también escuelas del confucianismo clásico con Yamaga Soko (1622-85) y Butsu (Oguiyu) Sorai (1666-1728) al [184] frente, así como de los partidarios del idealismo subjetivo del filósofo chino Wan Chou-Jen (Wan Yan-Min), la escuela «Oiomeigakuja» dirigida por Nakae Todzio, (1608-48). Frente a las corrientes idealistas dominantes en la filosofía japonesa, se formaron concepciones materialistas. Para el desenvolvimiento de la filosofía materialista en el Japón y para socavar el dominio del idealismo confuciano y neoconfuciano, así como de la mística budista, fue de extraordinaria importancia el que los filósofos japoneses entraran en conocimiento de las teorías expuestas por los pensadores de Europa occidental (Francis Bacon, Gassendi, Hobbes, Copérnico, Galileo, y otros). Contribuyeron en gran manera a desarrollar la ideología social contra el feudalismo de las ideas materialistas y ateas las obras de Kaibara (Ekiken) Ekken (1630-1714), de Muro Kiusa (1658-1734), de Ito Dzinsai (1627-1705), de Yamagata Siunan (1687-1752). A la época feudal (fines del s. XVII-comienzos del XVIII) corresponde la actividad del filósofo materialista y ateo Ando Sioeki. Rechazando la idea neoconfuciana de un principio ideal «ilimitado» Ando Sioeki defendía la tesis de que la verdadera ley de la naturaleza estriba en «un proceso incesante de formación». En sus ideas acerca de la naturaleza y sus leyes, hay elementos de dialéctica. El universo, según afirmación de Ando Sioeki, se compone de cinco elementos materiales infinitos, que actúan espontáneamente. Ando Sioeki era un decidido enemigo del régimen feudal, un propagandista de concepciones ilustradas de vanguardia. Negaba la idea de la desigualdad innata de los seres humanos y consideraba que la fuente del mal social se encontraba en la propiedad privada, pero las reivindicaciones sociales del pensador eran utópicas. Para establecer la igualdad, los hombres han de pasar al laboreo colectivo de la tierra, cosa que conducirá a la igualdad social, al florecimiento de los oficios y de las artes. Atestiguaron una firme renuncia al escolasticismo confuciano los brillantes elementos materialistas contenidos en las obras del filósofo de la naturaleza Miura Baien (1723-89). Actuaron como paladines del pensamiento materialista y ateo en la filosofía japonesa, Minagava Vakien (1716 - 1804), Jiraga Guensai (1726-79), Yamagata Banto, (1761-1801) y Kamada Riukiu (1754-1821). En la segunda mitad del siglo XIX, un elemento esencial influyó sobre el desenvolvimiento de la filosofía japonesa, a saber: la inacabada revolución burguesa de 1867-68. Las ideas filosóficas, en dicho período, se fueron desarrollando en el proceso de la lucha entre los filósofos «kanrió gakusia» («doctos de la burocracia») y «minkan gakusia» («doctos, del pueblo»). Fueron representantes de los «kanrió gakusia» (se consideraban llamados a «desarrollar la cultura según los planes, gustos y esfuerzos de las alturas») Nisi Amane (1826-94) y Kato Jiroiuki (1836-1916). Los mismos procuraban coordinar elementos del confucianismo con las ideas de la filosofía idealista de Europa occidental (de Mill, Bentham, Comte y Spencer, entre otros). Nisi fue el primero en introducir el término «tetsugaku», «filosofía». Fue un ilustre representante de los «minkan gakusia». Fukudzawa Yukiti (1834-1901). Rechazaba las ideas darvinistas sociales de Kato Jiroiuki y abogaba en favor de la igualdad social. El ideólogo del régimen monárquico japonés fue el idealista y ecléctico Inoue Tetudziro (1855-1944). Se manifestaba contra el empirismo inglés, intentaba sintetizar las ideas del confucianismo, del neoconfucianismo, del sintoísmo, y del budismo con las ideas de la filosofía clásica alemana (especialmente de Hegel y de Eduard Hartmann) y del empiriocriticismo. Su doctrina ecléctica se convirtió en la base filosófica de la ideología del «Japonismo». La filosofía de Inoue tuvo un enemigo –que lo era, en principio, de todo idealismo– en el filósofo materialista y ateo Nakae Tiomin (1847-1901), quien ejerció una gran influencia sobre el avance de la ideología progresiva, científica y social, del Japón. Al entrar este país en la fase imperialista, las escuelas filosóficas idealistas recibieron un apoyo cada vez más activo. Se crearon en las universidades cátedras especiales para difundir las ideas de la filosofía clásica alemana y del idealismo más reciente (fenomenología, filosofía de la vida, pragmatismo y existencialismo). La filosofía que alcanza mayor difusión es la de Nisida Kitaro (1870-1945), quien intentaba expresar las ideas del budismo-zen con los conceptos y principios de la filosofía idealista de Europa occidental. En la doctrina de Nisida, se combinaban eclécticamente las ideas de la filosofía clásica alemana, del neokantismo, del intuitivismo, del pragmatismo y del existencialismo. La Gran Revolución Socialista de Octubre, la crisis general del capitalismo, los éxitos del movimiento obrero japonés han contribuido a que en el Japón penetrara y se difundiera la filosofía marxista. Las ideas [185] marxistas-leninistas, a despecho de la persecución a que las someten los reaccionarios japoneses, han hallado cada vez más partidarios entre los filósofos profesionales. En el Japón, han sido activos propagandistas de una concepción del mundo, científica, marxista, Tosaka Dziun (1900-45); Kavakami Jadzime (1879-1946), traductor de «El Capital», de Marx; Kagata Jirosi (1904-47), autor de una nueva traducción, mejorada, del libro de Lenin «Materialismo y empiriocriticismo». Ha hecho suyas, después de madurada reflexión, las ideas del marxismo, Yanaguida Kendziuro (nacido en 1893), hombre público progresivo, enemigo del militarismo y de la reacción.
Filosofía marxista soviética
Surgió después de la Revolución Socialista de Octubre. En los primeros años de su existencia, la filosofía marxista soviética se desarrolló en lucha contra los vestigios de la vieja filosofía burguesa y también contra las teorías filosóficas del menchevismo, del machismo ruso (Bogdánov y otros), &c. En 1922 se fundó la primera revista filosófica marxista «Bajo la Bandera del Marxismo» («Pod známienem marxisma») en cuyo tercer número se publicó el artículo de Lenin «Sobre el significado del materialismo militante» dedicado a los objetivos de la revista y del desarrollo de la filosofía marxista soviética. Este artículo de Lenin, lo mismo que sus otros trabajos teóricos, ejerció una influencia decisiva sobre toda la actividad ulterior de los filósofos soviéticos. La tarea fundamental de los primeros años estribaba en formar nuevos filósofos estrechamente unidos al Partido Comunista y a la lucha por la reestructuración socialista del país. La lucha de clases del primer período de la existencia del Estado soviético halló su expresión en todos los sectores de la ideología, incluido el de la filosofía. A fines de la década de 1920 y comienzos de la siguiente, se desplegó la crítica contra las recaídas en el materialismo mecanicista (Nikolái Ivanovich Bujarin, A. I. Variash, V. N. Sarabianov y otros) y también contra las manifestaciones del idealismo menchevizante (grupo de Abram Moiséievich Deborin), cuya esencia consistía en identificar la dialéctica marxista con la hegeliana, en separar la teoría de la práctica, subestimar la etapa leninista en el desarrollo de la filosofía, &c. Aparecieron los primeros manuales en que se explicaba el contenido del materialismo dialéctico e histórico. En la revista «Bajo la Bandera del Marxismo» (dejó de publicarse en 1944) y en otras publicaciones, se estudiaban los problemas fílosóficos que planteaba la edificación de la sociedad socialista, la revolución cultural; partiendo de la filosofía marxista, se daba la correspondiente interpretación de la historia de la filosofía del pasado, se luchaba por establecer una alianza con los naturalistas, para lograr que éstos adoptaran los principios del materialismo dialéctico. Las obras «Dialéctica de la naturaleza» de Engels, y «Cuadernos filosóficos», de Lenin, publicadas por primera vez en 1925 y 1929 respectivamente, impulsaron la investigación de nuevas cuestiones. No obstante, el progreso de la filosofía soviética, lo mismo que el de otras ciencias sociales, se vio seriamente obstaculizado durante los años del culto a la personalidad de Stalin, cuyo trabajo «Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico» fue declarado, sin motivo alguno, punto culminante de la filosofía marxista. La crítica del culto a la personalidad llevada a cabo por el Partido y las resoluciones del XX Congreso del P.C.US. iniciaron una nueva etapa en el desarrollo de la filosofía soviética. Dicha etapa se caracteriza por la sensible ampliación de los temas objeto de investigación filosófica y por el examen mucho más profundo, de los problemas actuales de la ciencia filosófica moderna. Ha empezado a ocupar un lugar importante el estudio de la herencia filosófica de Lenin. Se han redactado nuevos textos y manuales superando los rasgos de dogmatismo vinculados al culto a la personalidad de Stalin. La dirección básica que sigue la filosofía soviética en su desarrollo, está condicionada por los objetivos de la edificación comunista tal como han sido definidos en las resoluciones de los Congresos XX y XXII del P.C.U.S. y en su nuevo programa. Las resoluciones del Partido, que generalizan la práctica de la edificación comunista en la U.R.S.S. y de todo el desarrollo mundial, se hallan colmadas de profundo contenido filosófico, ponen de manifiesto, científicamente, las leyes del desarrollo de la sociedad en las actuales condiciones. Muchos filósofos soviéticos, especialmente sociólogos, trabajan en torno a las leyes de la edificación comunista, a la dialéctica del paso del socialismo al comunismo, al desarrollo del Estado soviético, a la fusión de las dos formas de propiedad socialista en la forma comunista, a la superación de las [186] diferencias esenciales entre la ciudad y el campo, entre el trabajo físico y el intelectual, al progreso de la cultura socialista y otros. (G. M. Gak, G. I. Glezerman, L. F. Ilichov, F. V. Konstantinov, T A. Stepanián, V. P. Tugarinov, P. N. Fedoséiev, V. A. Fominá, G. P. Frántsev, D. I. Chesnokov y otros). Aunque las investigaciones sociales concretas ocupan todavía un lugar insuficiente en las publicaciones filosóficas, durante los últimos años han aparecido trabajos consagrados a la elevación del nivel cultural y técnico de la clase obrera, a la desaparición de las diferencias entre la ciudad y el campo, a la superación de las supervivencias religiosas, &c. Ocupan un importante lugar en las investigaciones de los filósofos soviéticos las cuestiones del materialismo dialéctico. Las más importantes de todas ellas son las que están relacionadas con la generalización de los resultados obtenidos por la moderna ciencia natural, con la ulterior elaboración de la dialéctica materialista, de las nuevas formas en que sus leyes aparecen en la sociedad socialista, con el estudio de los problemas de la lógica dialéctica y de la teoría del conocimiento. Guiándose por las indicaciones de Lenin, los filósofos soviéticos investigan la lógica de «El Capital», utilizándola para el estudio de los problemas de la lógica dialéctica y de la teoría del conocimiento; analizan las categorías del materialismo dialéctico, trabajan en el problema del sistema materialista de categorías, en las cuestiones filosóficas de la ciencia natural (I. V. Ilenkov, B. M. Kédrov, P. V. Kopnin, I. Kolman, I. V. Kuznétsov, V. I. Omelianovski, M. N. Rutkiévich, V. I. Svicliersk, E. P. Sitkovski, A. G. Spirkin, B. S. Ukraintsev, V. P. Chertkov y otros). Es muy importante el trabajo que llevan a cabo los filósofos soviéticos en lo tocante a la investigación marxista de la historia universal de la filosofía. En el transcurso de los últimos años, se ha realizado una seria labor en el estudio de la filosofía materialista rusa; un grupo de filósofos se dedica a la investigación crítica de la filosofía burguesa actual (V. F. Asmus, M. P. Baskin. B. E. Bijovski, A. M. Deborin, M. A. Dinnik, M. T. Iovchuk, I. S. Kon, G. A. Kursánov, M. O. Makovielski, I. K. Melvil, M. B. Mitin, J. N. Momdzhian, I. S. Narski, T. I. Oizerman, O. V. Traitenberg, B. A. Chaguin, I. I. Shchipánov y otros). La edificación comunista ha planteado como una de las tareas más importantes en el campo de la filosofía, la de elaborar los problemas de la moral comunista, de la ética marxista, de la lucha contra las supervivencias del capitalismo en la conciencia y en la conducta de los hombres, contra la influencia de la concepción religiosa del mundo, &c. A estos problemas están dedicados los trabajos de varios filósofos (I. A. Levada, A. F. Shishkin y otros). Durante los últimos años, los filósofos soviéticos dedican gran atención al examen de los problemas de la estética: historia de las ideas estéticas, de las categorías de la estética, de la teoría del realismo socialista, crítica de las concepciones estéticas burguesas, &c. (I. B. Bórev, A. G. Iegórov, M. A. Lifshits, M. F. Ovsiánnikov, Z. V. Smirnova, G. M. Friedländer y otros). Mientras que antes los filósofos soviéticos que trabajaban en la esfera de la lógica formal se ocupaban sobre todo de estudiar las cuestiones de la lógica tradicional, últimamente han empezado a ocuparse con preferencia de las cuestiones actuales de la ciencia lógica que requieren se generalice con un criterio materialista dialéctico los resultados de la lógica matemática, de la semántica y otros (K. S. Bakradze, I. K. Voishvilo , D. P. Gorski, A. A. Zinóviev, P. S. Popov, P. V. Tavanets, S. A. Ianóvskaia y otros). Han aparecido trabajos consagrados al análisis filosófico de la cibernética, a su esencia, a su relación con otras ciencias, al estudio de las cuestiones psicológicas en general y de la psicología social en particular (B. G. Ánaniev, A. N. Leontiev, S. L. Rubinstein, B. M. Tieplov y otros). Los filósofos soviéticos se encuentran ante grandes tareas, la más importante de las cuales consiste en generalizar más profundamente los procesos reales de la edificación comunista, del desarrollo de la nueva cultura, de la formación del hombre de la sociedad comunista, de la gran moral humana del comunismo.