La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Libro áureo de Marco Aurelio

Capítulo XII
De lo que dixo Marco Aurelio Emperador a unos cavalleros romanos, padres de un mançebo, al qual querían casar con una de las infantas.


Muchas vezes lo he visto en otros y experimentado en mí, que la poca consideraçión y la mucha açeleración en los negoçios presentes pone grandes inconvinientes en los por venir. Puesto se permitta en la cordura de algún cuerdo algunas cosas fiarse por solo su pareçer; mas en caso de casamiento, aunque el padre sea sabio, sin parecer ageno no se deve determinar de ligero, porque la fortuna imbidiosa, puesto que en todas las cosas muestre siniestros, en este caso da más reveses que en todos los otros. Al que hablan casamiento deve entrar a somorgujo y pensar tan profundamente en ello, como en cosa que le va la hazienda, el crédito, la vida, la honra, la fama y el descanso de su propria persona y carne que es su hija.

Yo tengo por opinión que todos los sabios, hundidos en un crisol, no darán un buen consejo para un casamiento, ¿y queréis que le dé yo solo y de súbito, siendo simple? Por cierto, allí es menester el maduro consejo, adonde, después de caído en el peligro, sin otro mayor peligro no puede aver remedio. Aquel famoso Marco Porcio, el qual su vida fue espejo para aquella edad, y sus dichos y consejos quedaron por dechado en todos los siglos, entre otras cosas dignas de eterna memoria, dixo orando en el Senado:

«¡O, Padres Conscriptos!, ¡o, Pueblo venturoso!, por los edictos que han sonado en las plaças he cognoscido que de [62] un solo senado o consulta avéis determinado tres cosas, y son éstas: emprender nueva guerra con los parthos, continuar las enemistades con los pennos y casar çinco matronas romanas con çinco cavalleros mauritanos. Y espántome: por cierto, no se suffre entre sabios cosas tan arduas por tan repentino parescer ser concluidas. Por satisfazer a mi juizio y por lo que devo a mi patria, diré una palabra, y es que començar guerras, proseguir enemistades y concluir casamientos, para estas tres cosas todas los hombres lo avían de aconsejar, y todos los dioses lo avían de mandar, y diez mill consultas sobre cada cosa déstas se avían de tener.»

Fueron palabras de tal varón, porque una cosa por muchos pareceres permíttese determinar, mas muchas cosas por un solo parecer no se deven concluir. Y si esto es para todas las cosas, mucho más sirve en los casamientos. Dezís, amigos, el que me offreçéis por yerno ser muy querido y affamado en el pueblo. Para vender esta mercadería no le pongáis tan mala muestra. El crédito del bueno no está entre los plebeyos, sino entre los philósophos; no entre muchos, sino entre pocos; no entre quántos, sino quáles.

¿Y agora sabéis que todo lo que el vulgo piensa es vano, lo que loa es falso, lo que condena bueno, lo que aprueva malo, lo que alaba infame, y finalmente lo que haze es toda locura? Sus alabanças comiençan con liviandad, prosíguense sin tino y acábanse con furia. ¡O!, a quántos he visto yo en Italia ser como hezes de vino desechados del Senado, y después puestos como pendón de taverna en Roma, por cuyo parecer se governava la república. Con mucha liviandad el pueblo abate a los hombres y después no con menor liviandad los ensalça. Mirad qué tal es el pueblo, que las obras de los sabios tiene por burlas y lo muy acordado entre los communes estiman por vano los sabios. De manera que la harina de los philósophos comen por salvados los simples, y por contrario la harina de los simples es salvado entre los sabios. De lo que nuestros passados huyeron, en pos dello todos los vanos oy corren, porque quieren ser queridos y aborreçen ser aborrecidos. Pues los [63] tales tengan esta regla general: que todo hombre que desea ser amado de todos en público no puede escapar de tener muchas culpas en secreto.

¿Queréis saber quién es el que es oy amado del pueblo? Pues oýd, que yo lo diré, toque a quien tocare, yera a quien hiriere, siéntase quien se sintiere. El pueblo ama al que dissimula con los malos y es émulo de los buenos, favoresce las mentiras y desaze las verdades, acompáñase de homicianos y sírvese de ladrones, favoresce los sediciosos y persigue los paçíficos, libra los culpados y mata los innocentes, da fama a los infames y disfama a los famosos, y finalmente aquél es el más querido que sacude de sí los buenos y es más vano entre los vanos. Por cierto gran sospecha ha de poner entre los sabios el que comúnmente es alabado de todos los locos, y la razón desto es que, como el común no ame sino al hombre que con malicia enfrena las virtudes y afloxa las riendas a los viçios, el que de todos los communes es querido tenemos dél sospecha que a ninguno por malo que sea es molesto.

¡O, quántas vezes permitten los iustos dioses que el hombre ambiçioso las honras que procuró en muchos días a siniustiçia, quando no catare, de súbito todas iunctas las pierda con una infamia! Pues tomad de mí esta palabra, que en la muchedumbre ay poco que loar y mucho que reprehender. [64]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Libro áureo de Marco Aurelio (1528). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo I, páginas 1-333, Madrid 1994, ISBN 84-7506-404-3.}

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Edición digital de las obras de
Antonio de Guevara
La versión del Libro áureo de Marco Aurelio, preparada por Emilio Blanco, ha sido publicada en papel en 1994 por la Biblioteca Castro, y se utiliza con autorización expresa de su editor y propietario, la Fundación José Antonio de Castro (Alcalá 109 / 28009 Madrid / Tel 914 310 043 / Fax 914 358 362).
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