La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Reloj de Príncipes / Libro I
Comiença el primero libro del Relox de Príncipes, compuesto por el Muy Reverendo y Magnífico Señor don Antonio de Guevara, Obispo de Guadix, Predicador y Coronista del Emperador y Rey don Carlos, Quinto deste nombre, a cuya Imperial Celsitud se dirige la presente obra, y tráctase en este primero libro quánta excelencia es en el príncipe ser buen christiano y quántos males se siguen de ser tyrano.

Capítulo primero
Del linage y nascimiento del Emperador Marco Aurelio, y pone el auctor en el principio del libro tres capítulos, en los quales se trata el discurso de su vida, porque con sus epístolas y doctrina se aprueva todo lo más de la presente obra.


En el año de la fundación de Roma de seyscientos y noventa y cinco, en la Olimpiada clxiii, muerto el Emperador Antonio Pío, siendo cónsul Fulvio Catón y Gneo Patroclo, en el alto Capitolio, a quatro días del mes de octubre, a pedimiento de todo el Pueblo Romano y consentimiento de todo el Sacro Senado, fue declarado por emperador universal de toda la monarchía romana Marco Aurelio Antonio. Este excelente varón fue natural de Roma, nascido en el monte Celio. E nasció en las seys kalendas de mayo, que son, según el cuento de los latinos, a xxvi días andados del mes de abril. Su abuelo se llamó Annio Vero y fue hecho patricio en tiempo de los emperadores Tito y Vespasiano. Su visabuelo también se llamó Annio Vero, el qual nasció en España ex Sucubitano municipio, quando andavan muy encendidas las guerras de César y Pompeyo, en cuyos tiempos muchos de España se fueron a Roma y muchos de Roma se quedaron en España. Y, assí, este Emperador tuvo el visabuelo Romano y la visabuela española. Su padre se llamó Annio Vero, assí como el abuelo y el visabuelo, por cuya ocasión muchas vezes los hystoriadores le llaman Marco Antonio Vero. Verdad es que Adriano el Emperador siempre le llamava Marco Veríssimo, porque en él jamás se halló mentira ni faltó verdad. Estos Annios Veros, según dize Julio Capitolino, era un linaje en [64] Roma que se jactavan descender de Numa Pompilio y de Quinto Curcio, el famoso romano, el qual por librar de peligro a Roma y a su persona dar perpetua memoria, spontáneamente se precipitó en el lago Curcio, que en aquellos tiempos fue visto. La madre de este Emperador se llamó Domicia Clavila. Según cuenta Cina en los libros que hizo de los linages de Roma, el linage destos Clavilos era tenido en mucho en aquellos tiempos, a causa que se jactavan descender de Camilo, aquel famoso y muy venturoso capitán romano que libertó a Roma quando por los gallos estava tomada y el Capitolio cercado. Los hombres que descendían deste linage llamávanse Camilos por memoria de Camilo, y las mugeres del mismo linage llamávanse Clavilas por memoria de una hija de Camilo que uvo nombre Clavila. Esta Clavila no se quiso casar y metióse a vivir entre las vírgines vestales, do hizo por largos tiempos muy larga y muy estrecha vida, y fue tan única romana que en tiempo de Severo Emperador de Roma era en reliquias tenida su vida, en la qual estava escripto este epitaphio que dezía: «Aquí yaze Clavila, única hija de Camilo, la qual quiso más ser casta y estar quarenta y seys años encerrada, que no ser libre y casarse con el rey de Trinacria. Injustamente comen los gusanos su cuerpo después de muerta, pues su cuerpo fue limpio siendo viva.» Estava este epigrama en metro eroyco y en la lengua griega por muy alto estilo puesto. Prosiguiendo, pues, nuestra hystoria, es de saber que los romanos tenían una ley en las Doze Tablas cuyas palabras eran éstas: «Ordenamos y mandamos que todos los romanos en aquel lugar para siempre tengan algún particular privilegio, en el qual lugar sus antepassados al Pueblo Romano hizieron algún gran servicio, porque es muy justo que allí do el ciudadano aventuró la vida, allí la ciudad le dé la honrra.» Por virtud desta ley, todos los descendientes del linage de Camilo tenían siempre la tenencia del alto Capitolio, a causa que por su esfuerço y industria quitó a los gallos del cerco. No es oculto, por cierto, que otras cosas yguales y mayores que no ésta uviesse hecho el buen capitán Camillo, pero por aver esto hecho dentro del ámbito de Roma fue en más que todas sus hazañas estimada, en lo qual no estavan lexos de la [65] razón los romanos, porque entre todas las virtudes heroycas, aquélla se tiene por más suprema que en provecho de la república fue empleada. Nunca acaban de llorar los historiadores romanos cómo la variedad de los tiempos, la muchedumbre de los tyranos, el bullicio de las guerras ceviles fue ocasión de venir en total perdición la antigua policía de Roma y en su lugar entroduzirse una nueva y no buena manera de vida. Y desto no se deve ninguno maravillar, porque en todos los reynos y naciones acontece que con la mudança de nuevos señores luego se engendran en los pueblos vicios estraños. Dize Pulión que por varios casos en que se viesse la república, ni por muchas calamidades que pasasse Roma, jamás esta libertad que tenían los del linage de Camillo les fue quitada, es a saber: del alto Capitolio ellos tener la tenencia, excepto en los tiempos del cónsul Silla do fue este linage muy perseguido no más de porque ellos seguían la parcialidad del cónsul Mario. Muerto Silla el cruel, como prevaleciesse el piadoso Julio César, todos los desterrados de Roma fueron tornados a la república.

Quanto a lo que toca a los padres de Marco Aurelio Emperador, qué aya sido la condición, estado, pobreza, riqueza, favores, disfavores, prosperidades o adversidades que ayan tenido, no lo hallamos en las escripturas, aunque con toda diligencia han sido buscadas, y la causa desto era que los coronistas romanos callavan las vidas de los padres de los emperadores, mayormente quando los hazían monarchas más por el merecimiento que tenían los hijos que por la auctoridad que eredaron de sus padres. Dize Julio Capitolino que Annio Vero, su padre de Marco, fue en Rodas pretor de los exércitos y también fue capitán en otras fronteras, conviene a saber: en tiempo de los emperadores Trajano el bueno, Adriano el sabio y Antonio el piadoso, los quales emperadores no cometían sus exércitos sino a hombres muy virtuosos; porque los príncipes cuerdos siempre eligen capitanes que con cordura goviernen la guerra y con esfuerço den la batalla. Los romanos, aunque tenían extravagantes guerras, siempre tenían en quatro partes del mundo muy grandes guarniciones, conviene a saber: en Bizancio, que agora es Constantinopla, por resistir a los [66] partos; y en Gades, que agora se llama Cáliz, por amor de los lusitanos; y en la ribera del Ródano, que agora se llama el río Rin, por amor de los germanos; y en los Colosos, que agora se llama Rodas, por sojuzgar a los bárbaros. En el mes de Jano, al qual los latinos llaman enero, quando en Roma se repartían los oficios por el Senado, proveýdo el dictador semestre y los dos cónsules annuales, luego en el tercero lugar se proveýan los quatro más famosos varones para guardar aquellas quatro muy peligrosas fronteras. Como los romanos no temían infierno, ni esperavan en el cielo gloria, todo su fin era buscar ocasiones para dexar de sí alguna memoria, y aquel romano era tenido por más esforçado y del Senado era más favorecido al qual cometían la guerra más cruda y más peligrosa; porque su competencia no era sobre alcançar oficios para ganar dineros, sino sobre que les diessen fronteras para destruyr enemigos. En quánto eran tenidas aquellas quatro fronteras podémoslo conocer en que todos los valerosos romanos fallamos alguna parte de su mocedad aver estado capitanes fronteros en aquellas fronteras, hasta que para otras mayores cosas de allí fueron sacados; porque en aquellos tiempos no avía palabra más injuriosa en Roma que era dezir a otro ciudadano: «Andad, que vos no os avéys criado en la guerra.» Y porque provemos esto por exemplo, es de saber que el gran Pompeyo invernó con los bizancios, el dichoso Scipión con los colosenses, el animoso Julio César con los gaditanos y el muy estimado Mario con los ródanos; y no sólo estuvieron estos quatro en estas quatro fronteras siendo moços, pero aun allí hizieron tales y tan grandes hechos, que su memoria duró allí por largos tiempos. Esto emos dicho para provar que, pues Annio Vero, padre de Marco el Emperador, hallamos aver sido uno de los capitanes de aquellas quatro fronteras, que devía ser en Roma una de las personas muy esforçadas y señaladas; porque según dixo Scipión a Masimissa, su amigo, estando en África: «Impossible es que en capitán romano falte cordura o ventura, porque éstos son hados con que nacen los hijos de Roma.»

No tenemos por auténticas historias dónde, quándo, cómo, en qué tierras, con qué personas este buen Emperador aya [67] expendido el tiempo de su mocedad, y la causa desto es que los graves historiadores romanos no tenían por costumbre escrevir las cosas que hizieron sus príncipes antes que fuessen príncipes, sino sólo de aquellos moços que dende moços tuvieron muy altos los pensamientos. Y a mi parecer es assí muy bien hecho, porque mayor gloria merece el que alcança el imperio por cordura que no el que lo uvo por erencia, con tal que no aya avido tyranía.

Suetonio Tranquillo, libro i De Cesaribus, cuenta por estenso las hazañas y temerarios casos que hizo Julio César siendo moço, y quán sin pensamiento estavan todos que él avía de alcançar el Imperio, y aun también lo escriven para que noten los príncipes cómo a Julio César le sobró manera para alcançar la monarchía, y cómo le faltó prudencia para sostenerse en ella. Escrivió un philósopho desde Roma una carta a Phálaris, el tyrano, el qual estava en Cicilia, diziéndole que por qué tanto tiempo tenía aquel reyno tyranizado. Rescrivióle Phálaris en una epístola estas breves palabras: «Llámasme tyrano porque tomé este reyno y porque ha xxxii años que lo posseo. En tomarlo yo confiesso que fuy tyrano, porque ninguno ocupa lo ageno que con razón no le llamen tyrano; pero no consiento que me llames tyrano a causa que ha xxxii años que le posseo, porque si lo ocupé con tyranía, helo governado con prudencia. Porque te hago saber que tomar lo ageno es fácil, pero sustentarlo es difícil.»

Fue casado Marco Aurelio Emperador con una hija de Antonio Pío, xvi Emperador de Roma. Llamávase ella diva Faustina y, como su padre no tenía hijos, ella eredó el Imperio, y assí, por vía de dote y casamiento, vino a ser emperador Marco Aurelio. Fue esta Faustina en estremo muy hermosa, y junto con esto no muy honesta. Tuvo della dos fijos: a Cómodo y a Veríssimo. Triumphó Marco Aurelio dos vezes: la una porque venció a los partos; la otra porque venció a los argonautas. Fue varón doctíssimo y de muy alto entendimiento. Supo la lengua griega y latina como la materna. Fue temperatíssimo en el comer y bever. Escrivió muchas cosas en las quales puso muchas y muy graves sentencias. Murió en Panonia, conquistando aquel reyno que agora se llama Ungría. Fue [68] tan llorada su muerte quan desseada y amada su vida, y fue en tanta manera, que porque durasse para siempre su memoria cada romano puso una estatua dél en su casa, lo qual jamás se lee averse hecho por ningún emperador, ni aun por Augusto César, que fue el más quisto en Roma. Governó el imperio por espacio de xviii años en muy gran justicia. Murió de edad de sessenta y tres años, en el año climatérico, que es a los lxiii, do la vida humana corre grave peligro, porque allí se cumplen ix sietes o siete nueves. Haze desto un capítulo Aulo Gelio en el libro De noctibus acticis. Fue Marco Aurelio uno de los príncipes del mundo de más limpia vida, de más profunda doctrina, de más dichosa fortuna, excepto en la muger Faustina y en el hijo Cómodo. Y porque vean quién fue Marco desde su infancia, he acordado de poner una epístola suya, que es ésta. [69]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Relox de Príncipes (1529). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo II, páginas 1-943, Madrid 1994, ISBN 84-7506-415-9.}

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Edición digital de las obras de
Antonio de Guevara
La versión del Libro áureo de Marco Aurelio, preparada por Emilio Blanco, ha sido publicada en papel en 1994 por la Biblioteca Castro, y se utiliza con autorización expresa de su editor y propietario, la Fundación José Antonio de Castro (Alcalá 109 / 28009 Madrid / Tel 914 310 043 / Fax 914 358 362).
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