Hora de España
Valencia, enero de 1937
número 1
páginas 5-6

Hora de España
Propósito

 

Viñeta de Ramón Gaya

El título de nuestra revista lleva implícito su propósito. Estamos viviendo una hora de España de trascendencia incalculable. Acaso su hora más importante.

Saber si ésta es su hora definitiva, o una hora de enorme importancia sencillamente, es un problema que se nos presenta al pensar en el título. Y si optamos por la forma indeterminada fue porque ésta no admite ambigüedades, mientras, que, la otra sí. Al decir HORA DE ESPAÑA afirmamos que es hora suya, pero no que sea su hora. En cambio, al decir La Hora de España, nos asaltarían, por lo menos, estas dos preguntas: ¿es su hora en el orden internacional o en el orden intranacional? Y entraríamos con tales interrogaciones en el terreno de las profecías más o menos filosóficas, terreno poco firme.

Quede, pues, en HORA DE ESPAÑA, y sea nuestro objetivo literario reflejar esta hora precisa de revolución y guerra civil.

Es cierto que esta hora se viene reflejando en los diarios, proclamas, carteles y hojas volanderas que día por día flotan en las ciudades. Pero todas esas publicaciones que son en [6] cierto modo artículos de primera necesidad, platos fuertes, se expresan en tonos agudos y gestos crispados. Y es forzoso que tras ellas vengan otras publicaciones de otro tono y otro gesto, publicaciones que, desbordando el área nacional, puedan ser entendidas por los camaradas o simpatizantes esparcidos por el mundo, gentes que no entienden por gritos como los familiares de casa, hispanófilos, en fin, que recibirán inmensa alegría al ver que España prosigue su vida intelectual o de creación artística en medio del conflicto gigantesco en que se debate.

Nuestros escritos han de estar, pues, en la línea de los acontecimientos, al filo de las circunstancias, teñidos por el color de la hora, traspasados por el sentimiento general.

Nuestro pensamiento es éste: Si es la hora del alba, nuestros actos serán levantarnos, asearnos, agarrar las herramientas y empezar la tarea de esta hora. Y todas estas operaciones irán teñidas forzosamente del color de la luz que hay y del frío del amanecer y transida por los sonidos mañaneros y por la animación matutina. Si fuese la hora del mediodía o la del ocaso, nuestros movimientos serían otros, y también la luz y los sonidos. Creemos, en suma, que la hora manda. Y debemos atender lo que nos manda la HORA DE ESPAÑA.

<<< >>>

www.filosofia.org Proyecto filosofía en español
© 2000 www.filosofia.org
Hora de España 1930-1939
Hemeroteca