Diccionario soviético de filosofía
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965
páginas 297-305

Materia

Categoría filosófica para designar la realidad objetiva, que existe con independencia de la conciencia y en ésta se refleja (véase, Lenin, tomo XIV, pág. 117. «Materialismo y empiriocriticismo», E.P.U., Montevideo 1959, pág. 135). Materia es la multiplicidad infinita de todos los fenómenos, objetos y sistemas existentes, es el substrato de todas las diversas propiedades, relaciones, interacciones y formas del movimiento. La materia no existe más que en la infinita multiplicidad de formas concretas de organización estructural, cada una de las cuales posee diferentes propiedades e interacciones, una éstructura compleja, y constituye un elemento de un sistema más general. Sería, por tanto, erróneo buscar «la materia como tal», una substancia primaria invariable, fuera de sus formas concretas. La esencia interna de la materia se revela a través de sus diversas propiedades e interacciones, cuyo conocimiento significa, precisamente, el conocimiento de la materia misma. Cuanto más compleja es la materia, tanto más distintas y diferenciadas son sus interconexiones y propiedades. En el nivel más alto de la complejidad -al que corresponde la aparición de los seres racionales- algunas de las propiedades de la materia, como por ejemplo la conciencia, parecen tan insólitas, tan distintas de la materia, que a primera vista se nos ofrecen como algo totalmente desligado de ella. El elevar esta idea a la condición de algo absoluto, la incapacidad de descubrir el nexo entre la conciencia y la materia siempre ha dado lugar a que surgieran diversas teorías idealistas y dualistas. Desde el punto de vista del materialismo dialéctico, la oposición entre materia y conciencia es relativa y condicional. Sólo tiene sentido en lo que respecta al planteamiento y a la resolución de la cuestión fundamental de la filosofía; más allá de esta esfera, pierde su sentido absoluto, pues la conciencia, las ideas sociales, &c. pueden presentarse respecto a los objetos materiales, cualesquiera que sean, como determinantes, y en este sentido son lo primario. La acción transformadora de la sociedad hace que en el mundo que nos circunda, determinado grupo de objetos materiales -instrumentos y medios de producción, edificios, productos de la [298] síntesis química, objetos de consumo, &c.- por su origen y por la organización de la materia que los compone en cierta medida dependen de la conciencia del hombre, pues en ellos se encarna la idea humana. A medida que la ciencia y la técnica avancen, irá aumentando el número de objetos materiales cuyas propiedades, forma de organización e incluso origen dependerán de la actividad transformadora consciente del ser humano, que utilizará, al hacerlo, los materiales de la naturaleza. En este sentido señaló Lenin que «la conciencia del hombre no sólo refleja el mundo objetivo, sino que también lo crea» (tomo XXXVIII, pág. 204). La concepción filosófica de la materia como realidad objetiva se concreta y completa mediante las ideas científicas sobre la estructura y propiedades de la materia misma. Mas sería erróneo identificar la materia como categoría filosófica con tales o cuales concepciones sobre su estructura, dado que éstas cambian en dependencia de los nuevos descubrimientos de la ciencia, mientras que la definición filosófica de la materia permanece invariable. También sería erróneo identificar la materia como categoría filosófica con alguno de sus aspectos concretos, por ejemplo con la substancia, con el campo o con alguna de sus propiedades, verbigracia la masa, la energía, &c. La concepción materialista dialéctica de la materia se diferencia de la metafísica por el hecho de ver la materia no sólo como existiendo objetivamente, con independencia del espíritu del hombre, sino, además, como ligada de manera indisoluble al movimiento, al espacio y al tiempo, capaz de autodesarrollo, infinita en las relaciones cualitativa y cuantitativa en todas las dimensiones de su existencia (Unidad y diversidad del mundo, Formas de movimiento de la materia).

Materialismo

(del latín «materialis»: sustancial). Única corriente filosófica científica, opuesta al idealismo. El materialismo como certidumbre espontánea de todas las personas en la existencia objetivo del mundo exterior, se distingue del materialismo como concepción filosófica del mundo, concepción que representa la profundización y el desarrollo científicos del punto de vista del materialismo espontáneo. El materialismo filosófico afirma el carácter primario de lo material y el carácter secundario de lo espiritual, de lo ideal, lo cual significa que el mundo es eterno, que no ha sido creado, que es infinito en el tiempo y en el espacio. El materialismo entiende que la conciencia es un producto de la materia y la concibe como un reflejo del mundo exterior, con lo cual afirma que la naturaleza es cognoscible. En la historia de la filosofía, el materialismo, por regla general, ha sido la concepción del mundo de las clases y capas avanzadas de la sociedad, interesadas en que el mundo se reflejara acertadamente, en que se intensificara el dominio del hombre sobre la naturaleza. Generalizando los resultados de las ciencias, el materialismo facilitaba el progreso del saber, el perfeccionamiento de los métodos científicos, lo cual a su vez ejercía beneficiosa influencia sobre los resultados de la actividad práctica del hombre, sobre el desarrollo de las fuerzas productivas. En el proceso de la interacción que se establecía entre el materialismo y las ciencias especiales, se modificaba el aspecto del propio materialimo. Sus primeras doctrinas aparecen cuando nace la filosofía en las sociedades esclavistas de la India, China y Grecia antiguas, varios siglos antes de nuestra era, debido al progreso de los conocimientos científicos en astronomía, matemáticas y otras ciencias. El rasgo común del materialismo antiguo, en muchos aspectos todavía ingenuo (Lao-tse, Ian-chu, Van Chun, escuela charvaka, Heráclito, Anaxágoras, Empédocles, Demócrito, Epicuro y otros), estriba en reconocer la materialidad del mundo, su existencia independiente del espíritu humano. Sus representantes se esforzaban por encontrar en la diversidad de la naturaleza un primer principio común a todo lo existente y a todo lo que ocurre (Elemento). Fue un mérito del materialismo antiguo el haber ideado la hipótesis de la estructura atómica de la materia (Leucipo, Demócrito). Muchos materialistas de la Antigüedad eran dialécticos espontáneos. No obstante, algunos de ellos no establecían aún una delimitación precisa entre lo físico y lo psíquico, atribuían propiedades psíquicas a toda la naturaleza (Hilozoísmo). En el materialismo antiguo, el desarrollo de las tesis materialistas y dialécticas se combinaba aún con la influencia de la ideologia mitológica. En la Edad Media y en el Renacimiento, las tendencias materialistas se presentaban en forma de nominalismo, de teorías panteístas (Panteísmo) y de otras que sostenían la «coeternidad de naturaleza y Dios». El ulterior desarrollo del materialismo aconteció durante los siglos XVII-XVIII en Europa (Bacon, Galileo. Hobbes, [299] Gassendi, Spinoza, Locke). Este materialismo surgió sobre la base del capitalismo en gestación y del avance consiguiente de las fuerzas productivas, de la nueva técnica, de la ciencia. Los materialistas, como ideólogos de la burguesía, progresiva en aquellos tiempos, combatieron a la escolástica medieval y a las autoridades eclesiásticas, tomaron la experiencia como maestro y la naturaleza como objeto de la filosofía. El materialismo de los siglos XVII-XVIII se halla vinculado a la mecánica y a la matemática, entonces en impetuoso crecimiento, y a ello se debe su carácter mecanicista. Otra de sus particularidades estriba en su tendencia al análisis, a la división de la naturaleza en esferas y objetos de investigación aislados, desligados entre sí, y en examinarlos sin tener en cuenta su desarrollo. Entre los representantes de la filosofía materialista del período indicado, ocupan un lugar especial los meterialistas franceses del siglo XVIII (La Mettrie, Diderot, Helvecio y Holbach). Sin salir, en líneas generales, de la concepción mecanicista del movimiento, lo consideraban -siguiendo a Toland- como propiedad universal e inseparable de la naturaleza. Se liberaron por completo de la inconsecuencia deísta inherente a la mayor parte de los materialistas del siglo XVII. La conexión orgánica que existe entre todo materialismo y el ateísmo se manifestó con singular relieve en los materialistas franceses del siglo XVIII. En el desarrollo de esta forma de materialismo el punto culminante -en Occidente-, corresponde al materialismo «antropológico» de Feuerbach. Al mismo tiempo, en Feuerbach se hace más patente el carácter contemplativo propio de todo el materialismo premarxista. En Rusia y en otros países de la Europa Oriental, dan un nuevo paso en el desarrollo del materialismo los demócratas revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX con su filosofía (Belinski, Herzen, Chernishevski, Dobroliúbov, Márkovich, Botev, y otros); se basaban en la tradición de Lomonósov, Radíshchev y otros, y en varios aspectos se elevaron sobre el estrecho horizonte del antropologismo y del método metafísico. La forma superior y más conseuente del materialismo es el materialismo dialéctico creado por Marx y Engels a mediados del siglo XIX. Con él no sólo se superan las insuficiencias del viejo materialismo recién indicadas, sino además, la coneepción idealista de la historia, propia de todos ellos. En la ulterior historia del materialismo, ya se distinguen nítidamente dos tendencias por principio diferentes: el desarrollo del materialismo dialéctico e histórico por una parte y distintas variedades simplistas y vulgarizadoras del materialismo por otra. Entre estas últimas la más típica ha sido el materialismo vulgar próximo al positivismo; hacia el positivismo se inclinaban también las variedades del materialismo vulgar que surgieron en la linde de los siglos XIX y XX como tergiversación del materialismo dialéctico (revisión mecanicista del marxismo y otras). En la segunda mitad del siglo XIX el materialismo en sus formas maduras resultó incompatible con los estrechos intereses de clase de la burguesía. Los filósofos burgueses acusan al materialismo de amoral, de no comprender la naturaleza de la conciencia y lo identifican con las variedades primitivas del primero. Algunos de ellos, sin embargo, aunque rechazan el ateísmo militante y el optimismo cognoscitivo, se han visto obligados a admitir, con vistas al desarrollo de la producción y de la ciencia natural, ciertos elementos de la concepción materialista del mundo. Por otra parte no han sido pocos los científicos que, declarándose idealistas, desentendiéndose al modo positivista «de toda filosofía», en las investigaciones científicas especiales han mantenido de hecho posiciones materialistas (por ejemplo, el materialismo histórico-natural de Ernst Haeckel y de Ludwig Boltzmann). En cuanto a los hombres de ciencia avanzados de nuestro tiempo, es característica la evolución en el sentido de pasar del materialismo científico-natural al materialismo consciente y, en última instancia, al materialismo dialéctico (Langevin, Joliot-Curle, Kotarbinski, lanaguida, Lamont y otros). Una de las particularidades que ofrece el desarrollo del materialismo dialéctico estriba en enriquecerse con nuevas ideas gracias a la crítica tanto de las formas actuales dél idealismo como de los puntos débiles de las teorías formuladas por los naturalistas materialistas. El actual desarrollo de la ciencia requiere que los naturalistas se conviertan en partidarios conscientes del materialismo dialéctico. Por otra parte, el desarrollo de la práctica histórico-social y de la ciencia condiciona el ulterior progreso de la filosofia del materialismo.

Materialismo de las Ciencias Naturales

(materialismo espontáneo). Con estos conceptos caracterizó Lenin la «convicción espontánea, no [300] reconocida, difusa, filosóficamente inconsciente, propia de la aplastante mayoría de los naturalistas, acerca de la realidad del mundo exterior» (tomo XIV, pág. 331. «Materialismo y empiriocriticismo», E.P.U, 1959, pág. 387). La amplia difusión de este tipo de materialismo entre los naturalistas es un testimonio de que el reconocimiento de la materialidad del mundo proviene del conocimiento de la naturaleza misma. Sin embargo, si dicho materialismo no se sistematiza en una teoría filosófica armónica, si no rebasa el marco de un materialismo metafísico unilateral y mecanicista, degenera en un empirismo vulgar, en el positivismo. La limitación del materialismo de las ciencias naturales se pone de relieve de la manera más cabal en el período en que se produce un cambio radical en las teorías científicas, y ese materialismo resulta insuficiente para explicar los nuevos resultados del conocimiento que contradicen las ideas establecidas con anterioridad. Ello explica que no pocas veces las dificultades que presenta la interpretación de los nuevos hechos lleven a los naturalistas al idealismo, a renunciar a las ideas materialistas espontáneas (Idealismo físico). Sólo partiendo del materialismo dialéctico, es posible generalizar filosóficamente, de manera acertada, las conclusiones a que llegan las ciencias particulares.

Materialismo dialéctico

Concepción filosófica científica del mundo, una de las partes componentes del marxismo, su base filosófica. Fue creado por Marx y Engels y ha sido objeto de ulterior estudio por parte de Lenin y otros marxistas. El materialismo dialéctico surgió en la década de 1840 y se ha desarrollado en indisoluble conexión con los resultados de la ciencia y la práctica del movimiento obrero revolucionario. Su nacimiento representó una auténtica revolución en la historia del pensamiento humano y en la historia de la filosofía. Pero esta revolución implicaba la sucesión, la reelaboración crítica de todo cuanto de avanzado y progresivo había sido alcanzado ya por la historia del pensamiento humano. Dos corrientes fundamentales de la filosofia precedente se fundieron en el materialismo dialéctico y fueron fecundadas por el nuevo enfoque, por la nueva y profundamente científica concepción del mundo. Por una parte, se trataba de la línea de la filosofía materialista, cuyas fuentes se remontaban a un pasado lejano; por otra parte, era la línea del desarrollo de la concepción dialéctica del mundo, que poseía también profundas tradiciones en la historia de la filosofía. El desarrollo del pensamiento filosófico en íntima relación con la ciencia y con toda la práctica histórica de la humanidad, conducía con sujeción a leyes a la victoria de la concepción materialista del mundo. Pero las teorías de los viejos materialistas adolecían de un defecto esencial, el de ser metafísicas, mecanicistas, a pesar de contener algunos destellos de la dialéctica, combinaban el materialismo en la concepción de la naturaleza, con el idealismo en la elucidación de los fenómenos sociales. Los filósofos que en la Época Moderna hicieron progresar la conrepción dialéctica del mundo eran en lo fundamental idealistas, cosa que con particular claridad se manifestó en el sistema de Hegel. Marx y Engels no se limitaron a hacer suyas las teorías de los viejos materialistas y la dialéctica de los idealistas, sintetizándolas en una unidad. Basándose en los resultados más recientes de la ciencia natural, en toda la experiencia histórica de la humanidad, demostraron que el materialismo sólo puede ser científico y consecuente hasta el fin, si se hace dialéctico, a la vez que la dialéctica sólo puede ser auténticamente científica si se hace materialista. En la formación del materialismo dialéctico influyó también de manera esencial el hecho de que se estructurara la concepción científica del desarrollo social y de las leyes del mismo (Materialismo histórico). Sin la concepción materialista dialéctica del mundo habría sido imposible vencer al idealismo en su último refugio: la explicación de la esencia de la sociedad humana. Por otra parte, sin un enfoque materialista de la sociedad, sin un análisis de la práctica histórico-social y, ante todo, de la producción social como base del ser humano, habría sido igualmente imposible crear una concepción filosófica consecuente del mundo, explicar las leyes del conocimiento humano. Los fundadores del marxismo resolvieron este problema. Por esto, el materialismo dialéctico surgió como grandiosa síntesis filosófica que abarcaba en una concepción única toda la compleja red de fenómenos de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensar, síntesis que unía orgánicamente en sí misma el método filosófico apto para explicar y analizar la realidad con las ideas de transformación [301] práctico-revolucionario del mundo. Esto último constituye uno de los rasgos más característicos del materialismo dialéctico, a diferencia de la vieja filosofía, la cual, en lo fundamental, se limitaba a explicar el mundo. En este hecho hallaron su manifestación las raíces de clase de la filosofía marxista como concepción del mundo de la clase más revolucionaria, la clase obrera, llamada a aniquilar el régimen social basado en la explotación del hombre por el hombre y a construir una sociedad sin clases, la sociedad comunista. Con el nacimiento del materialismo dialéctico culmina en lo fundamental el proceso histórico que lleva a la filosofía a separarse y a formar una ciencia aparte, con su objeto específico de investigación. Tal objeto está constituido por las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento, aquellos principios generales y fundamentos del mundo objetivo y de su reflejo en la conciencia humana que proporcionan un acertádo enfoque científico de los fenómenos y procesos, un método de elucidación, cognición y transformación práctica de la realidad. La piedra angular del materialismo dialéctico es la teoría relativa a la naturaleza material del mundo, al hecho de que en el mundo no existe nada al margen de la materia y las leyes de su movimiento y cambio. El materialismo dialéctico es enemigo resuelto e inconciliable de todas las representaciones acerca de esencias sobrenaturales, cualesquiera que sean los ropajes de que las revistan las religiones y la filosofía idealista. La naturaleza se desarrolla y alcanza sus formas superiores, incluyendo la vida y la materia pensante, no gracias a una fuerza del más allá, sino merced a causas dadas en ella misma, en sus leyes. La teoría dialéctica del desarrollo (Dialéctica) elaborada por el materialismo dialéctico, señala cuáles son las leyes generales gracias a las cuales acontecen los procesos del movimiento y cambio de la materia, el paso de sus formas inferiores a las superiores. Las teorías físicas actuales sobre la materia, el espacio y tiempo, al reconocer la mutabilidad de la materia cualquiera que sea su especie y la inagotable facultad de las partículas materiales de experimentar transformaciones cualitativas, no sólo se encuentran en perfecta concordancia con el materialismo dialéctico, sino que únicamente en él pueden hallar las ideas filosóficas y principios metodológicos necesarios. Lo mismo puede decirse de las ciencias que investigan otros fenómenos de la naturaleza. Sirve de análoga confirmación de los principios del materialismo dialéctico la práctica histórica actual de la humanidad que, dando un viraje radical, deja de lado viejas formas de vida social, ya periclitadas, para adoptar formas de vida nuevas, socialistas. Articulando en una unidad la teoría del ser, del mundo objetivo, y la teoría relativa al reflejo de éste último en la conciencia del hombre, el materialismo dialéctico es teoría del conocimiento y lógica. El paso fundamentalmente nuevo dado por el materialismo dialéctico en este terreno y que coloca la teoría del conocimiento sobre un sólido fundamento científico, estriba en haber incluido la práctica en dicha teoría. «Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica» (Marx). Después de aplicar la teoría dialéctica del desarrollo al conocimiento, el materialismo dialéctico estableció el carácter histórico de los conceptos humanos, reveló la interconexión de lo relativo y lo absoluto en las verdades científicas, elaboró el problema concerniente a la lógica objetiva del movimiento del conocimiento (Lógica dialéctica, Conocimiento). El materialismo dialéctico es una ciencia en desarrollo. Con cada gran descubrimiento científico, con el cambio de las formas de la vida social, los principios y tesis del materialismo dialéctico se concretan, se desarrollan, asimilan los nuevos datos de la ciencia y de la experiencia histórica de la humanidad. El materialismo dialéctico constituye la base filosófica del programa, de la estrategia y de la táctica, de toda la actividad de los partidos comunistas.

Materialismo económico

Concepción unilateral de la historia en el sentido de que la economía constituye la única fuerza del desarrollo social. Se recusa, además, la importancia de la política y de las instituciones, ideas y teorías políticas en el desarrollo histórico. Surgió como interpretación vulgar de la concepción materialista de la historia. Eran partidarios del materialismo económico Eduard Bernstein en el Occidente, los «marxistas legales» y los «economistas», en Rusia. En realidad, el materialismo histórico difiere radicalmente del materialismo económico. Ve en la producción material la principal [302] fuerza motriz del desarrollo de la sociedad, explica el origen de las instituciones políticas, de las ideas y teorías por la estructura económica de la sociedad, por las condiciones de la vida material de la misma, pero, a la vez, hace hincapié en la enorme importancia de las instituciones, ideas y teorías políticas en el desarrollo social (Economía y política).

Materialismo francés del siglo XVIII

Movimiento ideológico que representó una etapa nueva y superior en el desarrollo de la ideología materialista no sólo a escala nacional, sino, además, a escala internacional en comparación con el materialismo del siglo XVII. A diferencia del materialismo inglés del siglo XVII -que reflejaba en gran parte, el compromiso entre la burguesía y la nobleza-, el materialismo francés era la concepción del mundo que tenía la burguesía francesa progresiva; sus teorías tenían como fin instruir y armar ideológicamente a una amplia parte de la sociedad: a la burguesía, a los artesanos, a la intelectualidad burguesa y a los hombres avanzados de la intelectualidad aristocrática. Las grandes figuras del materialismo francés, La Mettrie, Helvecio, Diderot y Holbach no expusieron sus concepciones filosóficas en forma de eruditos tratados en lengua latina, sino en francés, en forma de ediciones accesibles a un amplio público -diccionarios, enciclopedias, panfletos, artículos polémicos, &c.-. Las fuentes ideológicas del materialismo francés eran la tradición materialista nacional -representada en el siglo XVII por Gassendi, así como también, y sobre todo, por el materialismo mecanicista de la física de Descartes- y el materialismo inglés. Tuvieron singular importancia para el materialismo francés, la teoría de Locke sobre el origen experimental del saber, la crítica de la doctrina cartesiana acerca de las ideas innatas y también la concepción, materialista en su conjunto, de la experiencia misma. No fue menor la influencia de las ideas pedagógicas y políticas de Locke, según el cual la perfección de la personalidad está condicionada por la educación y por la organización política de la sociedad. Pero el materialismo francés no se limitó a asimilar la teoría lockeana del sensualismo, y del empirismo materialistas, sino que la liberó de sus vacilaciones hacia el racionalismo de Descartes. Para los materialistas franceses, la base científica principal, al lado de la mecánica -que conservaba su significado rector- estribaba en la medicina, en la fisiología y en la biología. Ello hace que en las teorías de los materialistas franceses se desarrollaran ideas nuevas en comparación con el materialismo del siglo XVII. Las más importantes, entre ellas, fueron los elementos de la dialéctica y de la teoría de la naturaleza en Diderot. Aun son más originales las teorías éticas y político-sociales del materialismo francés. Prosiguiendo, también en este terreno, la obra de Hobbes, Spinoza y Locke, dicho materialismo libera en gran medida las correspondientes concepciones éticas y político-sociales de la limitación abstracto-naturalista: a diferencia, por ejemplo, de Hobbes, en quien la tendencia rectora del hombre a la autoconservación se infiere de la analogía con la inercia mecánica del cuerpo físico, en Helvecio y en Holbach, el «interés» se concibe ya como motor específicamente humano de la conducta. El materialismo francés rechazó las formas de compromiso del panteísmo y del deismo, hizo una propaganda abierta del ateísmo basándose en las conclusiones de la ciencia sobre la naturaleza y el hombre. Lenin encomió sin reservas la viva e ingeniosa crítica que de la religión hicieron los materialistas franceses y recomendó utilizar los modelos de tal crítica en la propaganda ateísta actual. Marx, en su libro «La Sagrada Familia», hizo una exposición concisa, sumamente enjundiosa, de la historia del materialismo francés. En «Materialismo y empiriocriticismo», Lenin puso de relieve el magno papel del materialismo francés en la elaboración de las bases filosóficas comunes a todo materialismo y explicó a la vez Ia limitación teórica de aquél: su carácter metafísico y el idealismo de algunos de sus pensadores en la elucidación de los fenómenos del desarrollo social y del progreso.

Materialismo histórico

Parte componente de la filosofía marxista-leninista; ciencia que investiga las leyes generales del desarrollo de la sociedad humana y las formas de su realización en la actividad histórica de los hombres. El materialismo histórico es la sociología científica, proporciona la base teórica y metodológica de las investigaciones sociológicas concretas y de todas las ciencias sociales. Los filósofos premarxistas, sin excepción, incluidos los materialistas, eran idealistas en la concepción de la vida social, pues no pasaban de observar el hecho de que, a diferencia de lo que sucede en la naturaleza, donde [303] actúan fuerzas ciegas, en la sociedad actúa el hombre, ser consciente que se rige en su hacer por estímulos ideales. Acerca de este particular indicaba Lenin que la idea misma del materialismo en sociología había sido una idea genial (véase t. I, pág. 121). La creación del materialismo histórico significó un cambio radical en el desarrollo del pensamiento social. Permitió, por una parte, aplicar consecuentemente la concepción materialista al mundo en su conjunto, no sólo a la naturaleza, sino, también, a la sociedad. Por otra parte permitió descubrir la base de la vida social y las leyes que determinan su desarrollo lo mismo que, por consiguiente, el desarrollo de todas las demás facetas de la vida social, determinadas por la base material indicada. Subrayaba Lenin (t. 1, pág. 120) que Marx había elaborado su idea fundamental sobre el proceso histórico-natural del desarrollo de la sociedad destacando de las distintas esferas de la vida social la económica; de todas las relaciones sociales, las relaciones de producción como fundamentales y determinantes de todas las demás relaciones. Después de tomar como punto de partida el hecho fundamental de toda sociedad humana: el modo de obtener los medios de vida, el marxismo puso en conexión con él aquellas relaciones en las que los hombres entran en el proceso de producción de su vida, y en el sistema de estas relaciones de producción vio el fundamento -la base real de cada sociedad determinada- el que se reviste de superestructuras político-jurídicas y de diversas corrientes del pensamiento social. Cada sistema de relaciones de producción, surgido en un determinado estadio del desarrollo de las fuerzas productivas, está subordinado a las leyes que rigen la aparición, el funcionamiento y el paso a la forma superior, tanto a leyes que son generales para todas las formaciones, como a las que son especiales, propias sólo de una formación dada. Las acciones humanas en los límites de cada formación económico-social -infinitamente diversas, individualizadas, no susceptibles, al parecer, de cálculo ni sistematización alguna- fueron generalizadas y reducidas a las acciones de las grandes masas, a las acciones de las clases sociales en la sociedad dividida en clases; masas y clases que, con sus actos, realizan las necesidades que han madurado del desarrollo social. El descubrimiento del materialismo histórico acabó con dos insuficiencias capitales de todas las teorías sociológicas premarxistas, las cuales, en primer lugar, eran idealistas, dado que se limitaban al estudio de los motivos ideológicos de la actividad humana sin investigar a qué se debían tales motivos, qué causas materiales los engendraban; en segundo lugar, tomaban en consideración únicamente el papel de las personalidades históricas descollantes sin abarcar la acción de las masas populares, auténticas creadoras de la historia. El materialismo histórico ha descubierto el carácter materialmente condicionado del proceso histórico-social, y en contraposición a las teorías del materialismo vulgar -que niegan el papel de las ideas, de las instituciones y organizaciones políticas y de otras clases-, subraya su activa influencia inversa sobre la base material que las ha engendrado. El materialismo histórico constituye el fundamento histórico-científico del marxismo, que arma a los partidos marxistas-leninistas, a la clase obrera y a los trabajadores todos con el conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad, les permite comprender la importancia del factor subjetivo -la conciencia y organización de las masas, sin lo cual es imposible la realización de las leyes de la historia. Los rasgos fundamentales del materialismo histórico fueron expuestos por primera vez por Marx y Engels en su trabajo «La ideología alemana». Se da una formulación genial de la esencia de esa parte del marxismo en el prefacio de la «Contribución a la crítica de la economía política» (1859). Pero el materialismo histórico se convirtió en «sinónimo de ciencia social» sólo cuando «El Capital» vio la luz (véase Lenin, t. 1. pág. 125). A medida que la historia avanza y se va acumulando nueva experiencia del desarrollo histórico, también se desarrolla y enriquece, necesariamente, el materialismo histórico, así como el marxismo en su conjunto. Lenin dio un magnífico ejemplo de este desarrollo en la época del imperialismo, de las revoluciones proletarias. En la época actual, época del tránsito del capitalismo al socialismo, cuando en la U.R.S.S. se ha planteado ya prácticamente el problema de la edificación de la sociedad comunista en todo el frente, la generalización de la nueva experiencia del movimiento comunista mundial y, en particular, de la experiencia de la lucha por el comunismo en la U.R.S.S., se da en el nuevo Programa del Partido, adoptado en el [304] XXII Congreso del P.C.U.S. En el programa se encuentra desarrollada la teoría de la formación económico-social, después de haber formulado la caracterización concreta de la formación comunista, las leyes a que obedecen su formación y desarrollo; también se profundiza la teoría sobre el Estado, sobre el Partido y muchas otras cuestiones. El Programa del P.C.U.S. proporciona al pueblo soviético el plan claramente delineado de la edificación de la sociedad comunista, plan que comprende una triple tarea: crear la base material y técnica del comunismo, formar relaciones sociales comunistas y educar al hombre de la sociedad comunista.

Materialismo vulgar

(del latín «vulgaris», sencillo, habitual). Corriente filosófica de mediados del siglo XIX, que simplificaba y hacía más toscos los principios fundamentales del materialismo. Cuando la ciencia natural avanzaba con gran ímpetu y cada uno de sus nuevos descubrimientos contribuía a destruir las representaciones idealistas y religiosas, el materialismo vulgar constituía un exponente de la reacción positivista del materialismo espontáneo de la ciencia natural ante la filosofía idealista (en primer lugar, la filosofía clásica alemana). Los representantes de dicha tendencia (Vogt, Büchner, Moleschott) popularizaron activamente las teorías científico-naturales, las contraponían, según expresión suya, el «charlatanismo» filosófico. Pero junto con el idealismo y la religión, rechazaban la filosofía en general; pensaban resolver todos los problemas filosóficos en las investigaciones concretas de la ciencia natural. Incurriendo en los errores del materialismo metafísico, consideraban que la conciencia y los demás fenómenos sociales constituían un efecto sólo de procesos fisiológicos, y que dependían de la composición del alimento, del clima, &c. Tomaban los procesos fisiológicos como causa de la conciencia e identificaban conciencia y materia, consideraban el pensamiento como una secreción material del cerebro. Tendencias del materialismo vulgar aparecieron posteriormente en formas diversas, sobre todo en algunas generalizaciones de los datos proporcionados por la ciencia natural, en particular por la fisiología. Así, por ejemplo, el no comprender que la conciencia del hombre es un producto social y que el contenido de todos los procesos psíquicos se halla causalmente condicionado por el ser social, hace que todavía hoy algunos filósofos y naturalistas pugnen por hallar los procesos fisiológicos concretos que determinan el contenido de nuestros pensamientos, sentimientos y representaciones.

Materialismo y Empiriocriticismo

«Materialismo y Empiriocriticismo. Notas críticas sobre una filosofía reaccionaria.» Principal obra filosófica de Vladímir Ilich Lenin; escrita en 1908, vio la luz en mayo de 1909. El libro fue redactado en un período de reacción provocado por la derrota de la primera revolución rusa de 1905-07. En aquel entonces, la defensa del materialismo dialéctico e histórico frente a los ataques del revisionismo, el aplastamiento de la filosofía reaccionaria empiriocriticista que los revisionistas defendían por todos los medios, constituía una tarea actual, política y teórica de los marxistas. En el libro «Materialismo y empiriocriticismo» se hace una crítica exhaustiva de la filosofía idealista subjetiva del empiriocriticismo, se pone de manifiesto su total oposición, en todas las cuestiones filosóficas, con el materialismo dialéctico e histórico. Lenin muestra cómo los machistas rusos, deseosos de «completar y desarrollar» el marxismo con el machismo, en realidad no hacían más que repetir las tesis del idealismo subjetivo y del agnosticismo. La experiencia de la humanidad entera, los datos de la ciencia natural refutan por completo todas las teorías de los «novísimos» idealistas. Lenin critica detalladamente las teorías idealistas de Mach, Avenarius (Coordinación de principio), Pearson, Petzoldt y otros, así como también de los machistas rusos: Bazárov, Bogdánov (Empiriomonismo), lushkiévich (Empiriosimbolismo) y otros. En el libro se indican cuáles son las fuentes ideológicas y el lugar del empiriocriticismo en la evolución de la ideología burguesa: empezando con Kant, los machistas llegaron a Hume y a Berkeley, sin ir más allá de las concepciones de estos dos filósofos. Respecto a la posición ideológica del machismo, es sumamente característica la afinidad que éste presenta con las corrientes más reaccionarias del pensamiento burgués del tipo de la escuela de la inmanencia en filosofía. Lenin reveló además, por primera vez en la filosofía marxista, las relaciones verdaderas existentes entre el empiriocriticismo y la ciencia natural. El empiriocriticismo, que se presentaba como filosofía de la ciencia natural moderna, en realidad influía negativamente sobre el desarrollo de esta última utilizando y acentuando las vacilaciones idealistas de varios físicos, nacidas de [305] la crisis que sufrió la física a fines del siglo XIX y a principios del XX. Es de extraordinaria importancia el profundo descubrimiento que hizo Lenin de las raíces sociales y el papel de clase de la filosofía machista. Aplicando de manera decidida y tenaz la línea del espíritu de partido de la filosofía, puso de relieve la inconsistencia de la «obtusa pretensión» de los machistas -como, en general, de toda la corriente positivista- de elevarse por encima del materialismo y del idealismo, e hizo ver que el empiriocriticismo está al servicio de las fuerzas reaccionarias, de la religión, que es hostil a la ciencia y al progreso. La crítica multilateral y exhaustiva del machismo, de sus partidarios y correligionarios rusos, no agota el contenido del libro de Lenin. En «Materialismo y empiriocriticismo», Lenin fundamentó y siguió desarrollando importantisimas tesis del materialismo dialéctico e histórico. Analizó circunstanciadamente la cuestión fundamental de la filosofía, categorías muy importantes de la filosofía marxista (materia, experiencia, tiempo y espacio, causalidad, libertad y necesidad, &c.), desarrolló con espíritu creador la teoría marxista del conocimiento (sobre todo las cuestiones referentes a la teoría del reflejo, al papel de la práctica en la cognición, al lugar y al papel de las sensaciones en el conocimiento, a la verdad objetiva, a la relación entre verdad absoluta y verdad relativa) y las cuestiones fundamentales del materialismo histórico. Es de singular valor la generalización que hace Lenin de los nuevos datos de la ciencia natural. Los relevantes descubrimientos hechos en física a fines del siglo XIX y comienzos del XX, señalaron el principio de una revolución en la ciencia natural, pero al mismo tiempo dieron origen, en ésta, a una profunda crisis estrechamente ligada al idealismo «físico». Después de poner al descubierto las raíces de clase y gnoseológicas del idealismo «físico», mostró Lenin que los últimos descubrimientos de la física no sólo no refutaban el materialismo, sino que por el contrario proporcionaban una nueva confirmación del materialismo dialéctico. La generalización materialista dialéctica que hace Lenin de las grandes conquistas de la ciencia señaló el camino para salir de la crisis en que se hallaba la ciencia natural, demostró convincentemente que el único método de esta ciencia es el de la dialéctica materialista. El significado del libro de Lenin estriba en que, en él, se da al materialismo una nueva forma, en consonancia con el nuevo nivel del desarrollo de la ciencia. La obra de Lenin «Materialismo y empiriocriticismo» sigue siendo, hoy en día, un arma ideológica en la lucha contra la filosofía burguesa y el revisionismo, facilita la generalización filosófica del desarrollo actual de las ciencias naturales. El libro de Lenin es un modelo de desarrollo creador de la filosofía marxista, es un ejemplo de espíritu comunista de principio en las cuestiones teóricas.


www.filosofia.org Proyecto filosofía en español
© 2000 www.filosofia.org
  Soviético
Enciclopedias