Mapa espiritual
de la juventud universitaria
por José María de Llanos S.J.

Trazar un mapa de esta pretensión, perfilando vuestros grupos diversos de espíritu con sus estilos y sus problemas, reconozco que es un atrevimiento, y todavía más, que importa una inexactitud. Porque es imposible captar toda la gama de posiciones e inquietudes que vivís y porque esas seis categorías a que pienso reducir el mapa tienen que constituir arquetipos demasiado simplistas para poder satisfacer toda la verdad de nuestro momento espiritual.

Pero a pesar de todo el riesgo, la aventura se impone. Por falta de lo que los escolásticos llamarían «status questionis», situación del problema, todo ese conjunto variado de consejos, recetas, críticas y excomuniones, que tantos os han lanzado y yo quisiera también lanzaros, va a menudo desprovisto de una proyección exacta sobre un problema bien perfilado por todos sus costados.

Describiremos primero seis modos de ser que completan, a mi manera de ver, la galería universitaria 1948; de estos análisis típicos deduciremos a continuación lo que llamaríamos «problemas cruciales de esta generación», terminando, entonces y sólo entonces, con la última audacia y deber sacerdotal de ofrecer los remedios, los nuestros, los siempre viejos y siempre nuevos.

Y para adelantar ya la preocupación vayan los epítetos de los seis modos con su proporción numérica aproximada: Primero: los hererodoxos (el 2 por ciento de los universitarios madrileños); segundo: los laicistas (el 25 por ciento): tercero: los distraídos (el 35 por ciento); cuarto: los fariseos (el 15 por ciento); quinto: los débiles (el 17 por ciento); sexto: los ascetas (el 6 por ciento).

Pero permitidme, aunque parezca pretencioso, anticipar unas aclaraciones a este análisis de vuestros modos espirituales:

1ª Por supuesto que todo, absolutamente todo lo que se va a decir, se refiere a la Universidad discente, omitiendo todo juicio, parecer, opinión, crítica, alusión o indirecta a la Universidad docente.

2ª Claro es que casi toda la base experimental del estudio está hecha sobre los universitarios de Madrid, aunque entendido el término de un modo ancho y vulgar, que comprende escuelas especiales y academias de todas clases donde se estudien cursos superiores.

3ª Afirmo rotundamente que las categorías dichas y su exposición no corresponden de modo alguno a las diversas entidades o asociaciones religiosas o políticas que agrupan a los estudiantes, aunque es natural que en estas entidades los tipos estudiados se den en distintas y especiales proporciones. Demasiado una es la generación actual para que sus fisuras vitales respondan exactamente a las fronteras de sus asociaciones.

Creo tan trascendental esta afirmación, que la antepondría a todos los capítulos que, Dios mediante, pensamos hacer. Quienes con ojos maliciosos quieran descubrir bajo cada categoría vital que se sigue un determinado nombre colectivo, serán precisamente aquellos que quise excluir de mi clasificación, los hombres de ojos malos, labios torcidos y corazón estrecho, que no merecen ser estudiados como universitarios por su impotencia absoluta para captar la verdad un milímetro más allá de sus sucios e injustos horizontes.

4ª A vosotros no creo que os extrañe no encontrar en este estudio la vieja clasificación de actitudes de derechas y actitudes de izquierdas. Gracias a Dios hoy podemos partir de una unidad generacional con sus matices diversos y aun diversísimos, pero siempre levantados sobre un misterioso fondo –por supuesto en el terreno natural exclusivamente– que os sitúa muy unánimes ante los primeros contactos y experiencias de la vida.

5ª Y por último, es evidente que como siempre, será el más humilde, como exclusivo punto de vista de este estudio tomamos el religioso-moral, propio del sacerdote, aunque entendido el tal punto con toda la amplitud que concede la verdad de nuestra fe.