Francisco Canals Vidal 1922

Francisco Canals Vidal

Activista católico y profesor español de filosofía, nacido en Barcelona el 30 de mayo de 1922. Cursó el bachillerato en las Escuelas Pías y en el Colegio del Sagrado Corazón (1932-1939) de su ciudad natal, donde, tras la guerra civil, culminó los estudios de la Facultad de Derecho en 1946 y los de Filosofía y Letras en 1950. Doctor en Filosofía en 1952 por la Universidad de Madrid, con una tesis sobre El logos, ¿indigencia o plenitud? (250 folios, T-2206), dirigida por Jaime Bofill. Doctor en Derecho en 1956 por la Universidad de Barcelona. El 17 de mayo de 1958 se incorpora, como Catedrático de Filosofía, al Cuerpo de Catedráticos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media de España, desempeñando su cometido como funcionario en el Instituto «Jaime Balmes» de Barcelona, que compatibiliza con la docencia de la Teoría del Conocimiento en la Facultad (1956-1966). En 1966 obtiene la Cátedra de Metafísica de la Universidad de Barcelona (que desempaña hasta 1987) y decide emprender estudios de Teología en la Facultad de Teología de San Cugat del Vallés (obteniendo la Licenciatura en 1973). Activista del apostolado seglar católico desde 1944 fue miembro de la Schola Cordis Iesu (sección del Apostolado de la Oración de Barcelona) y redactor de la revista Cristiandad, consagrada a lograr el reinado del Sagrado Corazón de Jesús. Este activismo fue compensado en 1979, cuando fue nombrado consejero del International Institute of the Sacred Heart of Jesus. En 1981 fue elegido presidente de la sección española de la SITA Sociedad Internacional Tomás de Aquino, de la que ha sido vicepresidente. En 1993 auspició la creación de la Sección de Barcelona de la SITA.

«Uno de los filósofos más importantes de toda la Orden de Predicadores, e incluso de todos los tomistas actuales, es el dominico español Abelardo Lobato (1925), Rector de la Facultad de Teología de Lugano (Suiza). Tanto su magisterio oral y escrito como su actividad organizativa y directiva por todo el mundo, han sido decisivos para mantener y difundir del pensamiento de Santo Tomás. También es español uno de los estudiosos de la filosofía de Santo Tomás, cuya obra y magisterio ha sido de gran fecundidad: Ramón Orlandis Despuig (Palma de Mallorca 1873-Sant Cugat 1958). El ilustre pensador jesuita –fundador de «Schola Cordis Iesu» (1925) e inspirador de la revista «Cristiandad» (1944)–, formó a Jaime Bofill y a Francisco Canals Vidal (Barcelona, 1922), con quienes se empezó a conocer la denominada «Escuela Tomista de Barcelona». El académico de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás, Francisco Canals, Profesor de la Universidad de Barcelona (1949-1987) y Catedrático de Metafísica (Ontología y Teodicea), desde 1967, ha consolidado este activo grupo de profesores e investigadores, todos ellos en centros de enseñanza civiles. Entre estos discípulos de Canals se encuentran los profesores universitarios José Mª Petit, José Mª Alsina, Antonio Prevosti, Margarita Mauri, Ignacio Guiu, José Mª Romero, Francisca Tomar, Evaristo Palomar, Misericordia Anglés, Juan Martínez Porcell, Magdalena Bosch, Javier Echave-Sustaeta del Villar, José Manuel Moro, Antonio Amado y Eudaldo Forment. También los profesores de Filosofía: Santiago Fernández Burillo, Juan García del Muro, Pau Giralt, Ignacio Azcoaga Bengoechea, Hug Banyeres, Enrique Martínez, Alex Verdés, Nuria Paredes, Teresa Signes, Fernando Melero, Gregorio Peña, Laura Casellas, Javier Barraicoa, Lluís Seguí Pons, Miguel Angel Belmonte y José Mª Montiu. Igualmente, pueden citarse a los historiadores José Manuel Zubicoa y José Mª Mundet y a los escritores Miguel Subirachs, Jordi Gil, Jorge Soley y José Luis Ganuza. Han sido muchos los sacerdotes y laicos tomistas, que han contribuido al florecimiento el tomismo, como Angel González Álvarez (1916-1991), Leopoldo Eulogio Palacios (1912-1981), Carlos Cardona (1930-1993) y su discípulo Ramón García de Haro (1931-1996). Continúan este desarrollo con sus investigaciones los profesores: Antonio Millán-Puelles, una de las figuras más importantes de la filosofía española actual, Juan Vallet de Goytisolo, Jesús García López, Mariano Artigas, Lluís Clavell, Angel Luis González; Miguel Ayuso, Rafael Alvira, Rafael Gambra, Tomás Melendo, Armando Segura, Luis Romera, Juan Manuel Burgos, Alfonso García Marqués, Patricia Moya, Javier Pérez Guerrero, Javier Aranguren, Juan Fernando Sellés, Enrique Rivera de Ventosa, José J. Escandell, Joaquín Ferrer, Antonio Segura Ferns, Modesto Santos, José Ángel García Cuadrado, José Miguel Serrano Ruiz-Calderón, Estanislao Cantero, Consuelo Martínez-Sicluna, José Luis Fernández, Fernando Pascual, Rafael Pascual, Dionisio Roca y Ana Marta González; y varios autores de obras tomistas, como Jordi Girau, José Mª Ciurana y José Ortiz, entre otros. En América sobresalen, en Argentina: Tomás D. Casares, y Octavio Nicolás Derisi, una de las primeras figuras del tomismo mundial, que ha creado una importante escuela, Alberto Caturelli, autor de numerosas e importantísimas obras, Mario Enrique Sachi, Gustavo Eloy Ponferrada, María C. Donadio Maggi de Gandolfi. Jorge Héctor Padrón, José Ricardo Pierpauli, Carlos Massini, Juan José Sanguineti. En México hay que destacar a Osvaldo Robles, Agustín Basave Fernández del Valle, Mauricio Beuchot y Fernando Gutiérrez Godínez. Igualmente, en Chile: Juan Antonio Widow, Mirko Skarika, Patricio Lombardo, Mauricio Echeverría, Fernando Moreno y Eloy Sardon. También a Enrique Almeida y José Vega Delgado, de Ecuador; Rafael Tomás Caldera y Francisco Rivero, de Venezuela; a Alejandro Saavedra, de Perú. Han realizado una gran labor el Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Valparaíso, y la Sociedad Tomista Argentina, que ha cumplido medio siglo, especialmente con la celebración anual de la Semana Tomista.» (Eudaldo Forment, Id a Tomás. Principios fundamentales del pensamiento de Santo Tomás, capítulo 26)

«Ignacio de Loyola, ¿Doctor de la Iglesia? Asociaciones católicas piden que el fundador de los jesuitas reciba este reconocimiento. Barcelona, 8 enero 1998 (ZENIT)- Pocos meses después de declarar a Santa Teresa de Lisieux Doctora de la Iglesia, organizaciones católicas de diferentes países del mundo han lanzado la iniciativa de solicitar para San Ignacio de Loyola la misma declaración. La propuesta proviene, en buena parte, de miembros de obras de inspiración ignaciana como el Apostolado de la Oración, las Congregaciones Marianas, las Comunidades de Vida Cristiana, la Obra de Ejercicios, &c., así como religiosos y sacerdotes en distintos puntos del planeta. Francisco Canals Vidal, de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás de Aquino y catedrático emérito de Metafísica de la Universidad de Barcelona, ha explicado las razones de esta petición en un artículo publicado en la revista «Cristiandad». «La propia Iglesia, a través de sus máximos Pastores –explica el reconocido filósofo–, ha ido ofreciendo la doctrina de San Ignacio como una vía excelente para el crecimiento en la vida cristiana. El 25 de julio de 1922, el santo fue proclamado por el Papa Pio XI "Patrono de todos los ejercicios espirituales e institutos a ellos dedicados". En la encíclica «Mens Nostra», el 20 de diciembre de 1929, el mismo Papa hacía una formal recomendación universal del camino espiritual de San Ignacio, caso singularísimo en la historia de la Iglesia. Se refería a él como "tesoro que Dios ha manifestado a su Iglesia en estos últimos tiempos", que "adornado con plenas y reiteradas aprobaciones de la Santa Sede (…) ha producido durante casi cuatro siglos, grandes frutos de santidad". Este sería ya un argumento suficiente para la declaración del Doctorado. El doctor Canals considera que existen puntos comunes entre Teresa de Lisieux, e Ignacio. «No olvidemos que la doctrina de San Ignacio "es más práctica que especulativa", como dijo Francisco Suárez. Y que cuando el santo escribió el libro de los Ejercicios, todavía era un hombre sin estudios. Tanto en el caso de la santa carmelita de Lisieux como en el de Ignacio de Loyola, se trata de escritos "ilucidados por la virtud divina", es decir, recibidos por don y carisma del Espíritu Santo». Según esta teoría, también podría incluirse entre los doctores a uno de los más grandes y amados santos de la historia de la Iglesia, san Francisco de Asís. El catedrático catalán se muestra de acuerdo. «Entre otros motivos, porque el Pobrecillo ha sido ejemplo, modelo y acicate para numerosos santos y santas posteriores a él, entre otros el propio Ignacio. Más allá de las diferencias de estilo y modo de ser, ambos santos viven y enseñan el Evangelio y el amor a la Iglesia en forma eminente. El carisma doctoral es "palabra de sabiduría y ciencia, palabra de discernimiento de espíritus" (1Cor 12, 8-10). Tanto los Ejercicios de San Ignacio, como escritos más breves y poéticos como el Cántico de las Creaturas de San Francisco, o la impresionante Historia de un Alma, se apoyan sobre el fundamento de la fe, y de tal manera brilla en ellos la sana doctrina, que hallamos ahí una profesión luminosa de la fe católica». Pero, ¿no deberían ser los superiores de la Compañía quienes solicitaran el doctorado para San Ignacio. «Evidentemente. Pero ya ahora esta solicitud cuenta con el apoyo de multitudes de fieles de todo el mundo», responde Francisco Canals.» (Zenit, Agencia Internacional Católica de Noticias, 8 de enero de 1998, ZE980108-3.)

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