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PIELES PSICODÉLICAS
La presencia del cuero en la Cultura Pop 60

Los Doors fueron creados ya desde un comienzo como una banda de ruptura y exploración. Su propio nombre, instalado en la mente de Morrison mucho antes de que la banda existiera, evocaba las puertas de la percepción que liberan las ideas y el espíritu de las sujeciones sociales y le permiten acceder a otro plano de existencia, la espiritualidad individual devenida deidad en sí misma. Esta pretensión pareció sostenerse en las letras de las canciones del grupo, pero también en su particular sonido. No obstante, fue la presencia de Jim Morrison, su palabra y su cuerpo los que hicieron de la banda el mayor exponente del rock oscuro y ácido que capturó la sensibilidad de la segunda mitad de los 60's. Pronto Jim fue 'The Lizard King' (El rey lagarto), título que surgido azarosamente de su canción "Celebration of the Lizard", fue promovido y expandido por la prensa hasta la dimensión de mito. Para una juventud anegada en el 'Flower Power' que buscaba desesperadamente la guía mesiánica de una espiritualidad que se evadía en las luces psicodélicas, 'The Lizard King' era el shaman que necesitaban, aun a pesar del propio Jim Morrison.

Un shaman es aquel miembro de la tribu que puede desdoblarse y acceder al mundo espiritual, usualmente a través de la asistencia de estimulantes que lo impulsen hacia la trascendencia momentánea para interceder ante las fuerzas espirituales con el fin de asegurar la supervivencia de su grupo. Y a Jim Morrison no le faltaban estimulantes que lo elevaran. Su rostro de ángel y su cuerpo cimbreante de demonio le daban la estatura contradictoria de una juventud fuera de control, en constante evasión de las restricciones sociales.


"El ritual de la serpiente"

Todo shaman requiere además de la cordialidad de un espíritu animal que lo conduzca al otro mundo y a la vez lo retenga en el plano terrenal, de lo contrario perdería el camino de regreso. Este espíritu animal es representado en los rituales shamánicos por medio de pieles del animal elegido o por una máscara que lo evoca. Morrison también cumplía con dicho requisito. Sus camperas de cuero eran la piel que lo ungía de sus atributos animales, los pantalones de cuero de víbora poseían su cuerpo llevándolo a espasmos que desafiaban el equilibrio y la gravedad, y sus botas, que lo aferraban a la tierra, eran el cordón umbilical que impedía su pérdida en el otro mundo.

Ni los discursos alternadamente lúcidos y alucinados, ni la cabellera desordenada, ni la conducta salvaje, y ni siquiera los evocativos versos de Morrison hicieron tanto por su imagen mística como el cuero de su vestimenta. De repente, el cuero se veía restablecido en el imaginario de Occidente como detentor de una fuerza primaria y primitiva. La espiritualidad salvaje y animal otra vez se transformaba en su primera referencia. Ni antes ni después de Morrison hubo celebridad tan marcada por el peso simbólico del cuero, el cual parecía haber recuperado la gravedad simbólica inconsciente que el psicoanalista Carl G. Jung siempre le había atribuido.


Morrison en éxtasis escénico.


Jane Fonda envuelta en pieles siderales.

A pesar de esto, y en el momento de mayor eclosión de la influencia comercial y cultural de The Doors, aparece un personaje que llevará el cuero y las pieles a nuevas estéticas de liviandad e intrascendencia: Barbarella. Este comic francés realizado a partir de 1964 por Jean-Claude Forest contaba las aventuras delirantes de una bellísima mujer que exploraba el universo. Inmersa en una sensibilidad prepsicodélica de frivolidad deliciosa, "Barbarella" se regodeaba en las audacias de un erotismo que hoy consideraríamos ingenuo, pero que en su momento expandió considerablemente los límites del comic europeo.

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