Historia del Partido Comunista de España 1960

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Capítulo cuarto
La dictadura franquista

El XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética
y la Conferencia de Moscú

En febrero de 1956 se reunió el XX Congreso del PCUS que ha sido uno de los acontecimientos sobresalientes de la historia del movimiento comunista internacional. Sus conclusiones representaron una aportación creadora al acervo teórico del marxismo. Reflejaban la nueva situación creada en el mundo como consecuencia de los grandes cambios operados a favor del socialismo y, sobre todo, de la formación, después, de la segunda guerra mundial, del poderoso sistema de Estados socialistas.

El XX Congreso declaró que en nuestros días la guerra no es fatalmente inevitable. La existencia del poderoso campo socialista, su colaboración con otros Estados antiimperialistas para la defensa de la paz y la lucha de las masas populares con el mismo objetivo habían modificado la [259] correlación de fuerzas en favor de la paz. A despecho de que el imperialismo subsistía y de que llevaba en sí la tendencia a la agresión, la guerra mundial podía ser conjurada si las fuerzas interesadas en ello luchaban con energía.

El XX Congreso del PCUS subrayó la importancia que en la nueva situación internacional tenía el principio de la coexistencia pacífica. El socialismo no necesita «exportar la revolución» ni recurrir a la guerra para triunfar. En la competencia pacífica entre el mundo socialista y el capitalista saldrá triunfante el primero.

El XX Congreso desarrolló también las ideas de Lenin sobre la variedad de formas de paso al socialismo según las particularidades de cada país. El Congreso centró la atención en el problema del paso pacífico al socialismo. Antes, cuando el capitalismo constituía un sistema mundial único, la posibilidad de tránsito pacífico al socialismo era remotísima. En cambio, en la actualidad existe y se fortalece el campo mundial del socialismo, el movimiento obrero y comunista se ha robustecido en todo el mundo, la perspectiva de agrupar a la gran mayoría de la población contra el poder de los monopolios es perfectamente viable; como consecuencia de estos factores, en una serie de países se puede crear tal superioridad de las fuerzas del progreso sobre las de la reacción, que impida a estas últimas recurrir a la violencia para mantener su poder y abra una vía pacífica y parlamentaria al socialismo sin insurrección armada ni guerra civil.

El XX Congreso del PCUS condenó el culto a la personalidad ajeno a la ideología marxista que ha rechazado siempre todo intento de contraponer el héroe individual a las masas populares, auténticas creadoras de la historia. El Congreso declaró que el culto a la personalidad de Stalin había menoscabado el papel del Partido y de las masas populares, había limitado la democracia interna y la dirección colectiva en el Partido, dando lugar a graves infracciones de la legalidad socialista.

En torno a los problemas planteados por el XX Congreso del PCUS se abrió en el movimiento comunista y obrero internacional, una amplia discusión. Los oportunistas y revisionistas intentaron utilizar las tesis del Congreso y su audaz [260] autocrítica del culto a la personalidad para atacar a la unidad del campo socialista y de los partidos comunistas, a la URSS y al PCUS, a los principios mismos del marxismo-leninismo.

El fracaso de estos ataques y de la campaña anticomunista desencadenada por el imperialismo se pusieron de relieve en la Conferencia de los Partidos Comunistas y Obreros, reunidos en Moscú en noviembre de 1957, y en la que participó, al lado de las delegaciones de otros 63 partidos hermanos, una del Partido Comunista de España. La Conferencia adoptó y desarrolló las tesis básicas del XX Congreso del PCUS.

En el Manifiesto de la Paz, firmado por todas las delegaciones asistentes, se decía que la lucha contra el peligro de guerra era la tarea primordial de todos los partidos comunistas.

En una declaración suscrita por los 12 Partidos Comunistas y Obreros de los países socialistas (cuyo contenido fue aprobado posteriormente por los otros partidos) quedaron definidas las posiciones programáticas esenciales, comunes al conjunto de los partidos comunistas.

La Conferencia indicó que el contenido fundamental le nuestra época es el paso del capitalismo al socialismo, iniciado cuarenta años atrás por la gran Revolución Socialista de Octubre.

Subrayó también que el revisionismo –cuya raíz es siempre la influencia o la presión de la burguesía– constituía el peligro principal para el movimiento obrero y comunista.

Junto con todos los partidos comunistas, el PCE aprobó las tesis del XX Congreso del PCUS y la declaración de la Conferencia de Moscú. El Partido tomó posición contra el revisionismo en todos los problemas palpitantes planteados en el mundo después del XX Congreso: defendió la unidad del campo socialista y del movimiento comunista internacional sobre la base del marxismo-leninismo, se alzó contra la especulación escandalosa que el imperialismo intentó hacer de los sucesos contrarrevolucionarios de Hungría y condenó las [261] posiciones antimarxistas adoptadas en el Congreso de Llubliana por la Liga de los Comunistas de Yugoslavia.

De las duras pruebas a que fueron sometidos en ese período, los partidos comunistas salieron más fuertes, más unidos entre sí.

El XX Congreso enriqueció a los partidos comunistas política e ideológicamente, les ayudó a restablecer los principios leninistas de organización y dirección.

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  Historia del Partido Comunista de España
París 1960, páginas 258-261