La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Benito Jerónimo Feijoo 1676-1764

Cartas eruditas y curiosas / Tomo primero
Carta Vigésimo segunda

Sobre la arte de Raimundo Lulio


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1. Firme siempre V.R. en el designio de hacerse docto a poca costa, o de tentar cualesquiera medios, en quienes halle alguna esperanza de conseguirlo; después de consultarme sobre los deseados auxilios de su flaca memoria, desconfiando acaso de todos ellos, sobre la noticia, que ha tenido de que Raimundo Lulio compuso una, que llama Arte Magna, en la cual da reglas para que sin más diligencia que el estudio, y uso de ellas, se haga un hombre docto en todas las Ciencias, me pregunta, ¿si esto es posible por medio de dicho Arte? siendo su ánimo, en caso de hallar mi dictamen favorable, buscar, y estudiar aquel Libro de Lulio.

2. Peor está, que estaba. Quiero decir, que de los tres arbitrios, en que V.R. ha pensado para arribar a la posesión de las ciencias por el atajo, este tercero es el más inútil, y vano. Dudo de lo que se puede conseguir con el Arte de Memoria: hallo poca utilidad en los medicamentos, que prescriben los Médicos para fortificar esta potencia. Pero de la Arte Magna de Lulio, sin perplejidad alguna, pronuncio, que es enteramente vana, y de ninguna conducencia para el fin, que su Autor propone.

3. Raimundo Lulio, por cualquiera parte que se mire, es un objeto bien problemático. Hácenle unos Santo, otros Hereje; unos doctísimo, otros ignorante; unos iluminado, otros alucinado: atribúyenle algunos el conocimiento, y práctica de la Crisopeya, o Arte Transmutatorio de los demás metales en oro; otros se ríen de esto, como de todos los demás cuentos de la Piedra Filosofal; y finalmente, [191] unos aplauden su Arte Magna, otros la desprecian. Pero en cuanto a esto último, es muy superior el número, como la cualidad de los que desestiman a Lulio, al número, y calidad de los que le aprecian.

4. La Arte de Lulio, con todo su epíteto de Magna, no viene a ser más que una especie nueva de Lógica, que después de bien sabida toda, deja al que tomó el trabajo de aprehenderla tan ignorante como antes estaba, porque no da noticia alguna perteneciente al objeto de ninguna Ciencia, y sólo sirve para hacer un juego combinatorio, muy inútil, de varios predicados, o atributos, sobre los objetos, de quienes por otra parte se ha adquirido noticia. Podrá decirse también, que hay algo de Metafísica en el Artificio Luliano; pero así en lo que tiene de Metafísica, como en lo que tiene de Lógica, es sumamente inferior a la Lógica, y Metafísica de Aristóteles. Así el Arte de Lulio en ninguna parte del mundo logró, ni logra enseñanza pública, exceptuando la Isla de Mallorca, de donde fue natural el Autor: por donde es claro, que acaso debe esa honra, no a la razón, sino a la pasión de sus Paisanos.

5. Porque no se pierda este desengaño en V.R. pareciéndole poca mi autoridad; para persuadir la inutilidad del Arte de Lulio, le manifestaré el juicio, que hicieron de ella dos grandes Críticos en materia de Ciencias. El primero es el Canciller Bacon, el cual (lib. 6 de Augment. Scient. cap. 2) la llama Arte de Impostura; añadiendo, que sólo pueden hacer aprecio de ella algunos hombres amigos de bachillerear despropositádamente en todas las cosas: Methodus imposturae, quae tamen quibusdam ardelionibus acceptissima proculdubio fuerit. El segundo es el Padre Renato Rapin, quien en sus Reflexiones sobre la Filosofía, sect.17, hablando de Lulio, y su Arte, dice así: Emprendióc trastornar el orden establecido en las escuelas, reduciendo la Filosofía, y las demás Ciencias a un método, que nada tiene de sólido, y que bien lejos de hacer hombres sabios, jamás pudo hasta ahora, ni aun siquiera hacer hombres de buena razón. [192]

6. No piense, pues, V.R. más en el Arte de Raimundo Lulio, sí sólo en estudiar, como estudian todos los demás en la Religión, la cual tiene, y ha tenido muchos hombres doctísimos, que se hicieron tales por el camino carretero, y sin recurrir a algún medio extraordinario para facilitar los progresos en las Ciencias. Dios guarde a V.R. &c.

Lo que decimos en la Carta antecedente del Arte Magna de Raimundo Lulio, no obsta a que su autor merezca aplausos por otros capítulos. Son muchos los Autores, que refieren, que padeció martirio por la Fe, habiendo ido a predicarla a la África. Los de Mallorca le veneran como Santo. En cuanto a la amplitud de doctrina, tiene varios panegiristas. Es cierto, que escribió muchos Libros sobre diferentes materias. Fue Teólogo, Filósofo, Médico, y Quimista; siendo reputado comúnmente por Restaurador de la Quimia, o por mejor decir, Fundador de ella en Europa, habiéndola aprehendido con el comercio de los Árabes. Creo no se le puede negar haber sido hombre de algo especial ingenio, aunque más sutil, y travieso, que sólido. Pero no convendré con el dictamen de Lausio (citado por Tomás Pope Blount) que le llama hominem stultisime subtilem. La pureza teológica de su doctrina está en controversia. Nicolás Eimerico en su Directorio de Inquisidores refiere, que el Papa Gregorio Undécimo, habiéndosele delatado por el mismo Eimerico más de doscientos errores, hallados en veinte Libros de Raimundo Lulio, escritos en lengua vulgar, por Bula expedida a veinte y cinco de Enero del Año de 1376 condenó todos los Artículos delatados, como erróneos, y heréticos. Niegan otros, que jamás se haya expedido tal Bula, y defienden a Lulio como puro en la doctrina. Moreri nota muy bien, que algunos autores que absolutamente le tratan de Hereje, pudieron equivocarse con otro Raimundo Lulio, llamado por renombre Neófito, el cual se convirtió del Judaísmo, que profesaba, a la Religión Católica: pero después volvió a judaizar, y añadió a los errores del Judaísmo otros muchos enormísimos. Y como quiera, aun cuando nuestro Raimundo hubiese caído en varios, y graves errores, [193] nunca, sin grave injusticia, puede ser tratado como Hereje, pues faltó la pertinacia; porque entiendo, que los Escritos de Raimundo Lulio ya son muy raros: advierto, que quien quisiere enterarse de lo que es su Arte Magna, hallará en Gasendo (tom. I. Philosoph. lib. I. de Lógica, capit. 8.) una exacta análisis de ella.


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{Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), Cartas eruditas y curiosas (1742-1760), tomo primero (1742). Texto tomado de la edición de Madrid 1777 (en la Imprenta Real de la Gazeta, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), tomo primero (nueva impresión), páginas 190-193.}


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