La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Benito Jerónimo Feijoo 1676-1764

Ilustración apologética

Aprobación del Licenciado D. Joaquín de Ancorena y Ezpeleta, Abogado de los Reales Consejos, y Fiscal del Tribunal de la Nunciatura de España.


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De orden, y comisión del Sr. Licenciado D. Miguel Gómez de Escobar, Vicario de esta Villa de Madrid, y su Partido, he leído con singular atención, y gusto la Ilustración Apologética del I, y II Tomo del Teatro Crítico Universal, su Autor el R.P.M. Fr. Benito Jerónimo Feijoo, Catedrático de Vísperas de Teología de la Universidad de Oviedo, y Abad en su Real Colegio de San Vicente, del Orden de S. Benito; Obra de tan superior elevación, que admirando los ingenios más gigantes en las lenguas de la fama, hará inmortal el nombre de su Autor con el glorioso renombre de Fenix de estos siglos: no hay aplauso, ni encarecimiento, que no venga estrecho a tal Obra, en cuyo elogio dieran por bien agotada su Retórica los Tulios, y Demóstenes; y si a Mercurio, por Numen de la Elocuencia, tributaba cultos la Antigüedad fabulosa; al Rmo. Feijoo erigirá estatuas todo el Orbe, delineando en gravados jaspes su memoria, si no es que por civil ruda materia no es el jaspe digno de tan alta gloria.

Apenas gozaron de las primeras luces los dos Tomos del Teatro Crítico, cuando se lisonjeó nuestra Nación, contemplándose superior a todas, viendo en dos pequeños libros cifrada la política de todo el mundo: en sucintas paradojas el gobierno de las Naciones más remotas; y en sentenciosos periodos la Historia Natural, y Sagrada; y en fin, deshechas las nieblas de errores, que empañaban las luces de los entendimientos, no sólo vulgares, sino políticos; con razón nos debemos persuadir haber llegado el Siglo de Oro, que en sueños se prometía Ovidio: [XX]

Aurea prima sata est aetas, quae vindice nullo,
Sponte sua, sine lege fidum, rectumque colebat.

Descubierto este nuevo tesoro, que por universal contiene las más preciosas riquezas de la naturaleza, y debiendo a él las Ciencias, y Artes varias noticias, que las engrandecen, la emulación de algunos conspiró contra esta Obra las armas de la mordacidad; y aunque en cada línea admiraron lo primoroso del pincel (a que confesaría ventajas el de Zéuxis, Timántes, y Apéles), o porque no fuese singular la copia, o para calificarla, si puede ser, de más heroica, opusieron a ella varios descuidos, que contemplaron a la escasa luz de su comprehensión, logrando el Rmo. Feijoo, para acreditarla de más insigne, la emulación, sin la que, decía Temístocles, no podía haber acción gloriosa.

Grato se debiera confesar su Rma. a las contrarias objeciones; pues éstas son el más precioso esmalte de su Teatro Crítico, y al fuego de ellas se acendra el oro de su doctrina, cuyos subidos quilates se ostentan más, y más en la Ilustración Apologética: en ella manifiesta la estatura pigmea de sus contrarios; y como el Hércules Tebano publica la victoria, sin vanidad del trofeo, defendiendo con tanta energía sus máximas, y noticias, que la vista menos lince, la menos perspicaz inteligencia, confesará a su Rma. el acierto, y a sus émulos la temeridad: en multiplicados errores les convence, y Campeón generoso les suministra armas con que puedan pelear, para tener más que vencer: dando solución a las impugnaciones vanas de sus contrarios, en cada cláusula derrama copiosos raudales de Historia; y como el otro Hércules Tirintio puede blasonar, que con cadenas de oro aprisionó a sus enemigos.

A los furores de tal pluma pudieran trepidar los más poderosos contrarios, tomando a buen partido la fuga, [XXI] aunque fuera a uña de caballo en el blanco de Siam, que es el blanco adonde su Rma. confiesa menos mal tiradas las enemigas flechas; y si por una leve equivocación (a que satisface) ensangrentaron contra el Autor los filos de su pluma, no será reparable que la mía, a impulsos de la razón, se oponga a la paradoja, donde niega el Rmo. Feijoo, que hay en el mundo virtud atractiva, cuando su Ilustración Apologética arrebata con tal dulzura, y atrae con tanta eficacia, que es en su comparación la virtud magnética del imán, no sólo menor, pero fabulosa. Sus mismos opuestos dan a la Ilustración el nombre de Ramillete, compuesto de flores más varias, y fragrantes que las que, a influjos del Abril, producía el pensil Hibléo, sin que las ráfagas del Austro más contrario, ni los soplos del enemigo Cierzo puedan marchitar sus colores, ni desvanecer sus fragancias.

Ultimamente escribió la Ilustración Apologética ofendido; y pudiendo en tantas líneas pisar las de la modestia, no se encuentra insultante palabra, ni voz indecorosa que desdiga de la urbanidad Religiosa; pues por más que al coronado Rey de las selvas, y al Elefante, asombro de valor, y de fiereza, procuren causar inquietudes otros de su especie, menos nobles, puede en aquellos tanto la soberanía, que disimulando la ofensa, tienen por desdoro el castigo, y por ignominia la venganza. Con esto, y con que no contiene proposición alguna contra la pureza de la Religión, ni la sinceridad de las buenas costumbres, es digna la Apología de la licencia que se pretende, para que la estampa añada esta gloria más a nuestra Nación. Así lo siento. Madrid, y Diciembre 13 de 1729.

Lic. D. Joaquín de Ancorena y Ezpeleta.


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{Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), Ilustración apologética al primero, y segundo tomo del Teatro Crítico (1729). Texto tomado de la edición de Madrid 1777 (por Pantaleón Aznar, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), páginas XIX-XXI.}


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