Proyecto Filosofía en español
Compendio moral salmaticense Tratado primero. De los principios de la moralidad
Capítulo II. De los Actos humanos

Punto IV. Del involuntario y de sus causas <<<>>>
§. IV. De la ignorancia

P. ¿Qué es ignorancia? R. Que en común es: Carentia scientiae possibilis adipisci. Se distingue de la nescientia, que es: carentia notitiae eorum ad quae quis non tenetur; como no saber el número de las estrellas. Lo que dijéremos de la ignorancia podrá en su proporción aplicarse a la inconsideración, que es: carentia debitae inspectionis: al olvido, que es: carentia debitae recordationis, y a la inadvertencia, que es: carentia debitae considerationis; pues serán o no culpables como la ignorancia, según diremos.

P. ¿De cuántas maneras es la ignorancia? R. Que puede considerarse por parte del sujeto, del objeto, del tiempo, de la voluntad, y de la culpa. Por parte del sujeto se divide en negativa, privativa, y positiva. La negativa es: carentia cognitionis in subjecto inepto, como en la piedra. La privativa es: carentia cognitionis in subjecto apto ad illam; como ignorar un fiel adulto la doctrina [19] cristiana. La positiva es: carentia cognitionis cum positivo errore; como si uno creyese ser lícito el hurto.

La ignorancia por parte del objeto puede ser juris, facti, et poenae. Juris es: carentia cognitionis juris, aut praecepti. Y tal será ignorar, que en tal día hay precepto de ayunar, habiéndolo en la realidad. Ignorancia facti se dará, cuando aunque se sepa la ley, se ignora que el hecho vaya contra ella; como si sabiendo uno la censura que hay impuesta contra el percusor del Clérigo, ignora que lo sea aquel a quien hiere. Ignorancia poenae será, cuando sabiendo la ley, se ignora la pena impuesta por ella, como en el caso dicho, ignorar la excomunión.

Por parte del tiempo se divide la ignorancia en antecedente concomitante, y consiguiente. La antecedente es, la que antecede al libre consentimiento de la voluntad, y así coincide con la invencible; pues si ella faltase, el acto no se ejecutaría; como si uno matase a un hombre, pensando invenciblemente que era una fiera; de manera que a entender quien era, no lo ejecutaría. Concomitante es, la que acompaña al acto de la voluntad; y de suerte que aunque no hubiese tal ignorancia, aun se ejecutaría el acto; como si Pedro creyendo que mataba una fiera, quitase la vida a su enemigo, pero de manera que lo mismo hubiera ejecutado, aunque lo hubiera conocido. Esta ignorancia se reduce a la invencible, cuando se practican las debidas diligencias; y a la vencible, si no se practican éstas. La consiguiente es, la que se subsigue a la voluntad, como lo es en aquel que ignora los preceptos porque positivamente quiere no ser instruido en ellos.

Por parte de la voluntad y culpa se divide la ignorancia en vencible, e invencible. La vencible es, la que prudenti adhibita diligentia vinci potest. La invencible es: carentia cognitionis, quae prudenti adhibita diligentia vinci non potuit. La ignorancia vencible se subdivide, además, en afectada, crasa, y supina. La afectada es: qua quis, data opera, et ex consilio vult ignorare, ut liberius peccet; que es lo que dijo David Salm. 35. Noluit intelligere, ut bene ageret. La crasa es: Quando quis maxima desidia [20] detentus, fere nullam diligentiam apponit in addiscendo ea, ad quae tenetur; a la manera que los hombres gruesos o crasos suelen ser desidiosos. La supina es: Quando parva adhibetur cura ad eam depellendam. Ambas ignorancias se diferencian poco entre sí, como consta de sus descripciones.

Fuera de las dichas se da otra ignorancia a la que llaman pure vencible, y que consiste en que poniendo uno mayores diligencias que las necesarias para vencer la crasa y supina, con todo no pone cuantas debiera para excusarse de pecar, por pedir más exactas el negocio.


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Moralistas Compendio moral salmaticense
Pamplona 1805, tomo 1, páginas 18-20