Proyecto Filosofía en español
Compendio moral salmaticense Tratado quinto. De los vicios y pecados
Capítulo tercero. De los pecados en común

Punto primero <<<>>>
Naturaleza, y efectos del Pecado

P. ¿Qué es pecado? R. Que es: Dictum, vel factum, vel concupitum contra legem Die aeternam. Se dice: Dictum, factum, concupitum, para comprehender todo pecado, cordis, oris y operis. También abraza la definición dicha los pecados de omisión, porque aunque las voces sólo parezcan expresar lo de comisión; siendo cierto que affirmatio et negatio reducuntur ad idem genus, pro eodem est accipiendum dictum, et non dictum factum, et non factum, como advierte S. Tom. art. 6. Ad 1 de la cuestión arriba citada. Se añade: Contra legem Dei aeternam; porque todo pecado es contra esta eterna ley, regla suprema de las operaciones humanas.

Arg. contra la dicha definición. Los pecados que van contras las leyes humanas; y lo mismo los que proceden de conciencia errónea, no son contra la ley eterna de Dios; pues ni unos, ni otros quebrantan ley alguna impuesta por Dios; luego no todo pecado es contra legem Dei aeternam. R. Que aunque los pecados que van contra las leyes humanas, o contra la conciencia errónea, no vayan directamente contra la ley eterna de Dios, lo van indirectamente, por cuanto los Superiores mandan por la autoridad que Dios les ha dado para ello; y por lo que mira a la conciencia, es ella una participación de la ley eterna, según se dice en el Salmo 4. Signatum est super nos lumen vultus tui Domine; y así de todo pecado se verifica, que es contrario a la ley eterna de Dios.

P. ¿Cuáles son los efectos del pecado? R. Que del actual personal nacen dos efectos, que son la mácula, y el reato a la pena. La mácula es: privatio gratiae relicta ex peccato gravi, en el pecado mortal; y en el venial es: privatio fervoris charitatis. El reato a la pena es: condignitas ad poenam subeundam. Si el pecado es mortal deja un reato así a la pena eterna de daño, como a la de sentido; si fuere sólo venial, no lo deja más que a pena temporal; mas si se juntare con el mortal en la otra vida, per accidens, entonces será [140] castigado con pena eterna, como lo será con las dos penas dichas el pecado grave; porque la voluntad del condenado obstinada ya en el mal, es incapaz e indigna de lograr la remisión, ni el perdón.


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Moralistas Compendio moral salmaticense
Pamplona 1805, tomo 1, páginas 139-140