La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Anuario Hispano Cubano de Filosofía

Gustavo Bueno Sánchez
Martí, cien años después {1}
(Oviedo / 19 de mayo de 1995)

E02-MART.05

Se cumplen hoy cien años de la muerte, en el campo de batalla, de José Martí Pérez. Nacido en La Habana, hijo de valenciano y canaria, el considerado «apóstol» de la independencia y «autor intelectual» de la revolución cubana es recordado y homenajeado en estos días a lo largo del mundo. La prensa española, que hace cien años le llamaba «caudillo filibustero», dedica hoy elogiosos monográficos a su memoria (sin ir más lejos, tres páginas en el nº 303 de Cultura de La Nueva España). Los correos españoles, que hace un siglo portaban cartas de soldados desmoralizados, diezmados por males tropicales, dedican ahora un sello de doce duros{2} al fundador del Partido Revolucionario Cubano (¿se dedicará siquiera un sello, aunque sea de una peseta devaluada, a la heroica y quijotesca escuadra del almirante Cervera, hundida frente a Guantánamo por unos yanquis que ya habían hecho prácticas con el Maine?). El centenario de la muerte de Martí ha eclipsado el centenario de la muerte de Isaac Peral, el sucesor tecnológico de Narciso Monturiol y su Ictíneo, de manera parecida a como la muerte de Peral tuvo mucho más impacto en la España de entonces{3} (Peral murió en Berlín, cuatro días después que Martí, recién operado de un tumor por el célebre doctor Ernesto Bergmann, el mismo galeno que un año antes retiraba al Cardenal González el maxilar cancerado: advierta el lector que ya hemos celebrado el centenario de la muerte de Fray Zeferino{4}).

Sorprende, sin embargo, que las celebraciones martianas, al menos en nuestro entorno, estén siendo acaparadas por poetas y pedagogos. El área de paz y solidaridad de Izquierda Unida organizó un homenaje{5} que consistió en una charla, a cargo del cónsul cubano, y un recital poético (en bable, a cargo de un conocido poeta de Mieres; otro bardo de la llingua que estaba anunciado no llegó a subir al estrado, sin duda afectado por la fuerza de una joven que se limitó a recitar a Martí). Conviene precisar que los organizadores de este acto aplicaban por error a Martí el título que se da en Cuba al inspirador del «grito de Yara» en 1868, Carlos Manuel de Céspedes, «padre de la patria cubana»: Martí es el «héroe nacional» o el «apóstol». La Universidad de Oviedo, cansada al parecer de tanta cooperación científica con Cuba, decide organizar unos entremeses culturales, y tiene organizadas para principios de junio una serie de cinco conferencias sobre La Edad de Oro, la efímera revista dirigida a los niños, escrita por Martí, que publicó en español, en 1889 y sólo durante cuatro números, un editor yanqui de Nueva York. Sin duda el Martí poeta y el Martí pedagogo tienen su interés, pero por sí solos no justifican tanta recordación ni explican la importancia histórica del personaje. Quedarse con el poeta y con el pedagogo no es sino un modo de enmascarar el papel que como ideólogo, político y revolucionario se vio obligado a jugar Martí. Un papel que incluía la propia inmolación, consciente y necesaria, argumento último que probara la potencia de unos postulados políticos y teóricos que algunos de los generales insurgentes separatistas, absorbidos por la propia práctica guerrera, no acababan de aceptar, al margen de mayores o menores connivencias autonomistas o anexionistas (no deja de sorprender, tras el fracaso del «plan de la Fernandina», por la traición de Fernando López de Queralta, el chalaneo de un Antonio Maceo que exige a Martí 6000$ por organizar su desembarco en Cuba, que rebaja a 5000$ cuando se entera que el Partido sólo disponía de 2000$: Flor Crombet se ofreció a hacerlo por menos de esa cantidad, convirtiéndose en una de las primeras víctimas de la guerra del 95).

Martí no fue un filósofo en sentido estricto, quizá porque sufrió cierta impregnación krausista en los años en que, gracias la deportación, pudo culminar su formación en Madrid y Zaragoza. «Hay que decir que José Martí fue, dentro de los pensadores descollantes de nuestro siglo XIX, el que desde el punto de vista filosófico tuvo posiciones idealistas más definidas. Martí dio la posición avanzada en todo menos en filosofía», ha escrito el teórico cubano Carlos Rafael Rodríguez{6}.

¿Podría señalarse en España una figura que ocupe o haya ocupado un papel similar al jugado por Martí en Cuba? ¿Cabría señalar en España alguien a quien se haya considerado inspirador de revoluciones y de quien, por ejemplo, se haya encargado el Estado de publicar sus Obras Completas con devoción similar a como se ha hecho en Cuba con Martí? Creemos que sí, salvando obviamente las distancias. Creemos que, como símbolos, Marcelino Menéndez Pelayo y José Martí comparten ciertas analogías (en un papel al que quizá fue exaltado el santanderino precisamente como una forma de evitar que José Antonio, el «ausente», pudiera ocupar ese lugar).

Menéndez Pelayo y Martí fueron, a la vez, coetáneos y precoces: Martí (nacido en 1853, tres años antes que Menéndez Pelayo) llega deportado a Madrid a principios de 1871, con 18 años recién cumplidos, donde permanece hasta la primavera de 1873; mientras el santanderino estudia en Barcelona. Martí se traslada a Zaragoza, donde participa en memorables sublevaciones en defensa del inestable régimen republicano y obtiene la licenciatura en Filosofía y Letras en octubre de 1874, un mes después de que Menéndez Pelayo lograra otro tanto en Valladolid. En noviembre de 1874, cuando Menéndez Pelayo cumple 18 años, acaba de caer bajo el pupilaje epistolar de Laverde y, de la mano de Valera y Campoamor, se abre paso en la sociedad madrileña, Martí pasa por Madrid en tránsito a Francia y Méjico. En su segunda deportación, tras la guerra chiquita, llega Martí a Santander en octubre de 1879 y tras una breve estancia en Madrid se escapa a Francia, camino de Nueva York (mientras Menéndez Pelayo ultima el primer tomo de sus Heterodoxos).

Aunque lo más probable es que ambos personajes no llegaran nunca a conocerse personalmente (coincidieron muy pocas semanas en Madrid) y no constan pruebas de comercio epistolar entre ambos, dejemos constancia de un curioso punto de coincidencia, a propósito de la obra más conocida de Tomás Moore, el nacionalista católico irlandés, muerto un año antes de que Martí naciera. Nos referimos al poema de ambiente oriental que narra los amores de la bella Lalla Rookh (publicado en 1817). En julio de 1878 Valera propone a Menéndez Pelayo traducir a medias el poema del irlandés, pero aunque Laverde ve con buenos ojos el proyecto, prima la opinión de Marcelino de traducir antes a Byron que a Moore, con lo que Valera desiste del proyecto{7}. En septiembre de 1885 Miguel Sánchez Pesquera, corresponsal centroamericano de Menéndez Pelayo, escribe a éste en una carta: «Algo me ha contrariado el saber que Bonalde, repuesto ya de su enajenación mental, ha vertido a nuestro idioma, en unión de Don José Martí (cubano), todo el Lalla Rookh, que en breve verá la luz, costando cada ejemplar... cincuenta pesos! Se me figura por lo que respecta a Martí que ha de ser trabajo de pane lucrando.»{8} Martí, cuando encarga a Gonzalo de Quesada la custodia de sus papeles, poco antes deembarcar en Montecristi en su último viaje a Cuba, le pide en su carta: «No desmigaje el pobre Lalla Rookh que se quedó en su mesa.»{9} (Brindo a los bablistas la idea de verter a la llingua el poema del amigo de Roberto Emmet, proyecto para el que sin duda encontrarán oportuna subvención{10}).

¿Pero dónde queda la analogía que antes sugeríamos? Menéndez Pelayo fue convertido en símbolo político veinticinco años después de su muerte, en plena guerra civil española, gracias a la conjunción de los esfuerzos de varios jesuitas y de un monárquico, el también santanderino Pedro Sáinz Rodríguez. Menéndez Pelayo se convertirá en «orientador de la cultura española» y sus libros «deben ser pauta y guía, doctrina y nervio de las nuevas generaciones» de la Nueva España, que debe enraizarse con la España eterna y tradicional, siendo Menéndez Pelayo el «testamentario de nuestra antigua cultura», «comprensor y transmisor del genio nacional», «orientador de nuestra regeneración gloriosa». Se decreta la Edición Nacional de sus obras, que el CSIC culmina en 1956 con ocasión del centenario de su nacimiento, alcanzando los 65 volúmenes. Sin embargo la apoteosis menendezpelayista orquestada con ocasión del centenario significó el canto del cisne del símbolo político religioso: España sustituía las negras faldas de un clero con resabios imperiales y teocráticos por un Camino más tecnocrático y sutil{11}. Menéndez Pelayo pertenecía al pasado, estaba más cerca de Trento que de un dialogante Vaticano II.

Mientras, en 1953, con ocasión del centenario del nacimiento de Martí, la autodenominada «generación del Centenario», con Fidel Castro a la cabeza, convertía a Martí en «autor intelectual» del asalto al cuartel Moncada: «Parecía que el apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta!, pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu apóstol!», leemos en La historia me absolverá. Nada más triunfar la Revolución, la Editora Nacional de Cuba aborda una nueva edición de sus Obras Completas, en 27 volúmenes. En los años setenta y primeros ochenta, la influencia soviética en Cuba relegó un tanto a Martí, pues al fin y al cabo no había sido marxista y, en todo caso, rezumaba más idealismo que materialismo. Pero como el imperialismo americano no ha cambiado tanto en un siglo, desaparecido el contrapeso soviético, se hace preciso volver a Martí (si se acepta la similitud entre el imperialismo bárbaro que hoy habla inglés con el imperialismo bárbaro islamizado del medievo, cumpliría hoy Cuba similar papel al jugado en su momento por Asturias, en tanto que baluarte de la tradición hispano romana que hoy habla español).

Cuando hace cien años se reiniciaba la guerra de Cuba, Alemania y Francia apoyaban a España (no así Inglaterra y los Estados Unidos). No han cambiado tanto las cosas, porque en realidad la geopolítica cultural occidental consiste en la lucha entre el inglés y el español (el alemán, el francés o el italiano no llegan a los cien millones de hablantes, que el lector saque otras cuentas más cercanas{12}). Y desde esta perspectiva, Martí, el enamorado de España, de su cultura y de sus gentes, el cultivador magnífico de la literatura española, se nos aparece hoy, cuando ya se han cerrado las heridas de la guerra, como el gran defensor de España y de América, de lo español, de lo hispánico.

Superadas por añejas las distancias políticas con Martí y las distancias religiosas con Menéndez Pelayo, permanece el trasfondo cultural común, el que es patrimonio de cientos de millones de gentes de común origen e historia, que hablan la misma lengua. No deja de ser significativo que diez días antes del centenario de la muerte de Martí, el prestigioso traumatólogo cubano Rodrigo Alvarez Cambras, diputado de la Asamblea Popular de Cuba y director del Hospital Frank País de La Habana, entregase de forma solemne y oficial a la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, en un sentido acto celebrado en el mismo antiguo salón que albergaba la Biblioteca de don Marcelino, los 27 volúmenes de las Obras Completas de Martí{13}. Allí se encuentra ya el texto de la carta inconclusa a Manuel Mercado, que escribiera Martí la víspera de su muerte: «ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David,...»{14}

Desde Asturias no podemos menos de terminar advirtiendo cómo el año del centenario de Martí se ha cumplido al menos uno de sus deseos: difundir La Regenta. 1995 ha sido el año en que el pueblo pudo digerir La Regenta, aunque fuera en la forma de papilla distribuida gratis por el monstruo televisivo (año en que conoció también la inmortal obra de Clarín una flamante y lujosa edición patrocinada por el Ayuntamiento de Oviedo y su alcalde, supuestamente «conservador»: ¿qué le hubiera dicho hace cien años Don Gabino a Gabino{15}, difusor de La Regenta como propugnaba el «filibustero revolucionario»?). En efecto, en otra carta de Martí también a Manuel Mercado (septiembre 1888) encontramos el deseo ahora cumplido (dejamos al margen la cuestión de las supuestas deudas de Leopoldo Alas con el autor de Vanity Fair): «Su novela La Regenta sí es buena, aunque empiece hurtando a Thackeray, y debían distribuirla gratis los gobiernos en los pueblos católicos»{16}.

Notas:

{1} Este texto fue publicado en La Nueva España, el diario de Oviedo de mayor circulación en Asturias, el viernes 19 de mayo de 1995 (página 44). Se mantiene el texto tal como fue allí publicado, aunque se le ha dotado aquí de notas destinadas sobre todo a precisar las citas y a ofrecer algunas referencias a lectores ajenos al entorno para el que fue escrito el artículo. El autor, que en absoluto se considera estudioso martiano, agradecería las críticas que desde Cuba puedan hacer de su interpretación quienes mejor conocen a Martí.

{2} Sello emitido el 28 de abril de 1995, con un valor de 60 pesetas, tirada de 2.500.000 unidades en pliegos de 50 efectos, tamaño 40'9 x 28'8 mm (horizontal) con dentado 13 3/4, estampado en huecograbado sobre papel estucado, engomado, fosforescente. En el sello la efigie de Martí, con pajarita roja, y como único texto el correspondiente a la efemérides que conmemora: «Centenario de la muerte de José Martí». En la Información nº 12/95, dedicada al sello por el Servicio Filatélico de Correos y Telégrafos de España figuran, en la portada, los siguientes versos: «Yo vengo de todas partes,/ y hacia todas partes voy:/ Arte soy entre las artes,/ en los montes, monte soy»; y un texto explicativo de la emisión (en español, francés, inglés y alemán) que termina con estas frases: «Aquí [deportado a España] encontró cobijo en casa de un amigo asturiano, Valdés, indiano acomodado que pagó sus estudios superiores y le transitó por París, Londres y Nueva York, siempre defendiendo en sus escritos la independencia de Cuba, que consideraba su tierra, como articulista político y ensayista del mismo género. De su calidad de poeta excelente, popular en sus 'Versos sencillos', no cabe duda porque se siguen recitando y cantando. Su muerte, cantada como heroica, en Dos Ríos en 1895, recuerda en cierto modo la de Bobes, el León de los Llanos, alanceado por la espalda por uno de sus infieles. El Correo recoge en esta emisión la figura de José Martí que forma parte de la historia de España».

{3} Por ejemplo la revista Blanco y Negro (nº 213, 1º junio 1895) dedica su portada a la noticia de la muerte de Isaac Peral, y en la página 2, bajo el título de «Otra victoria en Cuba», ofrece la noticia de la muerte de Martí, con una fotografía suya y un dibujo que representa la lucha de los insurgentes por recuperar el cadaver, e información sobre las andanzas de Martí por Zaragoza (por error se dice que llegó a España por Barcelona, siendo así que lo hizo por Cádiz y Santander). Aunque Blanco y Negro mencionaba de pasada a Martí en su nº 201 (9 marzo: «Los sucesos de Cuba... los nombres de Máximo Gómez, Guillermón, Martí y otros conocidos filibusteros no son extraños a los sucesos ocurridos allí...») no volvemos a encontrar su nombre hasta la noticia de la muete. Ni en el nº 202 (16 marzo), en el que se ofrecen fotografías y reseñas de los que se consideran principales asuntos de interés en los sucesos de Cuba: Antonio Maceo, Julio Sanguilí, Manuel Sanguilí, Juan Gualberto Gómez, Máximo Gómez, Guillermón, la bandera separatista y el poblado de Baire; ni en el siguiente número (nº 203, 23 marzo), en un informe sobre los partidos políticos en Cuba, donde tampoco se cita al Partido Revolucionario Cubano (limitándose a ofrecer detalles de la Unión Constitucional, el Partido Autonomista y el Partido Reformista). En este mismo número una fotografía sirve para informar del primer embarque de tropas para Cuba, el realizado en Santander el 10 de marzo, cuando el sexto batallón peninsular partió en el trasatlántico León XIII (tras un desayuno ofrecido por el Club de Regatas, en el café Suizo, y la distribución, a cargo de «varias congregaciones de señoras y señoritas», de 811 escapularios y 500 medallas entre la tropa): cien años después Santander recuerda el centenario de Martí, pero olvida aquella «despedida entusiasta, patriota y cariñosa».

{4} El filósofo Zeferino González, nacido en Asturias, dominico, cardenal de la Iglesia de Roma y arzobispo de Sevilla y Toledo, autor de la primera Historia de la Filosofía de cierta entidad escrita en español (3 tomos 1878-79, 4 tomos en su 2º edición, 1886; publicada en francés en París en 1890-91, en 4 volúmenes), murió el 29 de noviembre de 1894. Con ocasión del centenario el diario La Nueva España dedicó ocho páginas a la efemérides, que se abrieron con nuestro artículo «Un filósofo mundano» (págs. 46-47).

{5} Se celebró el día 17 de abril en el Club de Prensa Asturiana de Oviedo, con la sala totalmente abarrotada de público. Se anunció como «Charla y recital poético. Homenaje a José Martí. Padre de la patria cubana (1853-1895)». La charla estuvo a cargo de Luis Felipe Vázquez Vázquez, consul general de la República de Cuba en España.

{6} Carlos Rafael Rodríguez, «José Martí, contemporáneo y compañero» (1972), en Letra con filo, tomo 3, pág. 237, Ediciones Unión, La Habana 1987.

{7} Cartas de Valera a MMP, de MMP a Laverde y de Laverde a MMP (3, 7, 8 y 10 de julio de 1878). Epistolario de Marcelino Menéndez Pelayo, tomo III, nº 101, 104, 105 y 106; Fundación Universitaria Española, Madrid 1983.

{8} Carta de Miguel Sánchez Pesquera, Juez de Instrucción de Puerto-Rico (5 septiembre 1885). En Epistolario de Marcelino Menéndez Pelayo, tomo VII, carta nº 305, págs. 292-293, Fundación Universitaria Española, Madrid 1984.

{9} Carta de Martí a Gonzalo de Quesada Aróstegui (desde Montecristi, 1º abril 1895). Utilizo la antología del Epistolario de José Martí preparada por Manuel Pedro González, Gredos, Madrid 1973, págs. 293-297.

{10} La Consejería de Cultura del Principado de Asturias, bajo mandato socialista, subvenciona cualquier publicación hecha en bable, pero no libros publicados en español (además en un bable académico y artificial, normalizado por la Academia de la Llingua, que ellos llaman «lengua asturiana», y que no entienden los verdaderos hablantes de las diversidades de bables que perviven por valles y montañas).

{11} Camino es el título de la obra más difundida de José María Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei.

{12} El hispanohablante americano no tiene por qué conocer la Babel en que algunos quieren convertir España, una España víctima, desde hace veinte años, de un sarampión autonómico nacionalista donde las lenguas se han convertido en el mejor recurso no ya para unir a los pueblos, sino para separarlos: el catalán o el gallego están sustituyendo por decreto al español como lengua de enseñanza en las escuelas de esas provincias, una cadena de televisión habla sólo en un vasco normalizado que sólo entienden unos miles de personas y unas docenas de cultivadores de un bable de academia pretenden imponer tal llingua en Asturias. ¡Pero lo que hace cien años eran reivindicaciones de la ultraderecha reaccionaria y clerical hoy son bandería de un izquierdismo torpe que incluso se proclama internacionalista!

{13} Conversación con Rodrigo Alvarez Cambras en Santander, el miércoles 10 de mayo, tras el acto de homenaje a Martí organizado por los sindicatos UGT, CCOO y la Asociación Cántabra de Amigos de Cuba, en el que intervinieron él mismo y Armando Ramírez (becario de la UCLV en la Universidad de Oviedo). La ceremonia de la donación de las Obras Completas de Martí a la biblioteca Menéndez Pelayo tuvo lugar el martes 9 de mayo. Menéndez Pelayo donó al morir en 1912 su biblioteca a Santander, con la condición de que no se mezclara con otras y no admitiera más libros (salvo completar obras incompletas o continuar la suscripción a algunas revistas literarias). Así se conserva en el mismo pabellón, anejo a la casa de sus padres, construido en 1884 para albergar sus libros, manuscritos y cartas, edificio restaurado en 1923. En la actualidad se sigue cumpliendo aquella voluntad, y, como también había sugerido en su Testamento, sobre el edificio que correspondía a vivienda familiar se inauguró el año del centenario, 1956, la Casa de la Cultura y el Centro Coordinador de Bibliotecas de Santander. Las Obras Completas de Martí ahora donadas, por tanto, pasan a formar parte de la Biblioteca Pública Menéndez Pelayo, aneja a la Casa-Museo Menéndez Pelayo, si bien el acto protocolario de la donación tuvo lugar en ésta. El hermoso significado simbólico que entraña esta donación, a la luz de la relevancia ideológica y política alcanzada por ambos personajes, y cien años después de que «la hermosa capital de la Montaña» tributase entusiasta despedida a las tropas que embarcaban hacia Cuba para liquidar a Martí, sospechamos que ha pasado casi desapercibido por aquí, dada la amnesia histórica a la que hemos sido sometidos eficaz y sistemáticamente los españoles.

{14} Carta inacabada de Martí a Manuel A. Mercado, 18 mayo 1895 (Epistolario, págs. 357-360).

{15} Por «Don Gabino» se alude a Gabino Díaz Merchán, actual Arzobispo de Oviedo; por «Gabino» se alude a Gabino de Lorenzo, actual Alcalde de Oviedo (dentro de las filas del Partido Popular, que representa al centro derecha).

{16} Carta de Martí a Manuel A. Mercado, 14 septiembre 1888 (Epistolario, págs. 279-283). La Regenta se publicó por vez primera en dos tomos, aparecidos en 1884 y 1885.


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