La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos

Capítulo XVI
Que el oficio del prelado es muy penoso y muy peligroso: y de cómo con muy recatadas palabras hizo Dios prelados, a Moisés en la sinagoga, y a San Pedro en la iglesia.


[XXXIVr] Ego dispono vobis regnum: sicut disposuit mihi pater. Luce. XXII Capitulum. Dijo Cristo a sus discípulos en el postrero día, en la postrera hora, y en la postrera cena que hizo, y es como si dijera: Vosotros altercáis sobre quién me ha de suceder en la prelacía, y sobre quién ha de mandar más en mi Iglesia: a lo cual yo os respondiendo digo, que por el peso y medida que mi padre me dio a mí el mayorazgo de las eternidades, por aquel y no por otro quiero yo daros el reino de los cielos: en que así como yo lo compré con inmensos tormentos, así vosotros le habéis de adquirir con grandes trabajos. Muy alta palabra, y muy profunda sentencia es esta de Cristo: en la cual muy a la clara dice a los pastores de su Iglesia lo que les ha de costar el oficio de la prelacía: el cual han de comprar, no con ruegos y dineros, sino con méritos y trabajos: porque los oficios y dignidades en la Iglesia de Dios, no se han de dar a los que pueden más, sino a los que merecen más. Decir Cristo a sus discípulos, ego dispono vobis regnum: es decirles, que pues su padre le dio a él el principado y señorío sobre todos por ser bueno, que no le puede él dar la prelacía al que fuere malo: porque entre todos los oficios de la Iglesia, éste es en que él más se remira, y aun del que más estrecha cuenta toma.

San Crisóstomo sobre este paso dice: Decir Cristo ego dispono vobis regnum es decir, que pues a él le dio su padre la prelacía a trueque de buena vida, no ha de presumir el que no fuere bueno y virtuoso que ha de ser en su Iglesia prelado: porque así como la pureza del ojo no sufre en sí ninguna paja, así el oficio de prelacía no sufre en sí a hombre de mala vida. San Gregorio en el pastoral dice: Muchos años antes dijo Cristo a San Pedro sequere me, que no que le dijese pasce oves meas: en lo cual nos dio a entender, que a nadie deben cometer la guarda de las ovejas, que no haya primero seguido a Cristo en sus pisadas: porque el oficio de prelacía no se ha de dar al que piensan que será bueno, sino al que por bueno está ya aprobado. Oh cuántos hay hoy en la Iglesia de Dios que procuran de oír primero de Cristo: el pasce oves meas, que no el sequere me: es a saber, que primero quieren ser hechos prelados, que no ser aprobados ni tenidos por buenos: lo cual es gran vanidad pensarlo, y muy gran temeridad aceptarlo: porque son tan pocos los que saben gozar de la libertad, ni que tienen respecto a su dignidad: que de buenos se nos tornan malos, cuanto más que de malos acierten ser buenos.

Decir Cristo a San Pedro sequere me, era decirle, sé manso, sé humilde, sé casto, sé paciente, sé abstinente, y sé obediente como ves que yo soy: pues será excusado pensar, que a nadie tengo yo de encomendar mis ovejas: sino fuere al que sigue mis pisadas. Mucho es de ponderar, que la primera palabra que a San Pedro dijo Cristo fue, sequere me, y la postrera que en la vida le dijo fue, pasce oves meas: y desde que le dijo la una hasta que le dijo la otra, hizo Cristo en San Pedro muchas experiencias: y San Pedro pasó con Cristo muy grandes trabajos: de lo cual podemos inferir, que de buena razón a nadie deberían en la Iglesia de Dios hacer prelado, si primero en actos muy heroicos no fuese experto. San Jerónimo sobre San [XXXIVv] Mateo dice: Muchos son los que procuran suceder en la silla a Pedro, mas muy pocos son los que siguen con él a Cristo: y la causa desto es: porque el oficio de prelacía toman, no para en él trabajar, sino para mejor se holgar. San Bernardo escribiendo al papa Eugenio dice: Créeme y no dudes santo padre Eugenio, que si a los sucesores de Pedro no les diesen su silla, sino con condición que imitasen su vida: y en caso que no imitasen la vida les quitasen la silla, yo juro a mi pecado, que hubiese más hombres en el mundo para labradores, que habría en la Iglesia para pastores. Viade et prece de populum ut possideat terram, quam jurabi patribus eorum, dijo Dios al santo Moisés en el décimo capítulo del Deuteronomio, y es como si dijese: Yo capitulé en Egipto con los hijos de Israel, que yo les daría la tierra de Israel por suya, y que ellos se llamarían siempre míos: y pues yo te he señalado por su caudillo, y ellos te han elegido por su prelado, conviene a mi servicio, y a la condición de tu oficio, que vayas tú siempre delante dellos, y que ellos siempre te sigan a ti: para que les asegures los pasos más peligrosos, y para que topen primero en ti sus enemigos.

Orígenes sobre este paso dice: Entre seiscientos mil hombres que estaban en el desierto, de creer es que había allí otros mayores en fuerzas, más ricos en hacienda, y más expertos en guerra que no era Moisés: y mandan a él, y no lo mandan a otro que vaya siempre delante el pueblo: en lo cual se nos da a entender, que es propio oficio de los buenos prelados, hallarse los primeros en los trabajos y peligros. Al tiempo que el hijo de Dios quiso en el huerto comenzar su pasión, y dar fin a nuestra redención, no sólo no mandó a sus discípulos que peleasen, mas aun ni les consintió que desenvainasen: antes como buen prelado y pastor quiso que se pusiesen ellos en salvo, y ofrecerse él solo al peligro. De Alcibiades el griego cuenta Plutarco, que en cuantas guerras emprendió, y en cuantos peligros se vio, nunca dijo id sino vamos, ni dijo pelead sino peleemos, ni dijo haced sino hagamos: a cuya causa fue el príncipe más amado de todos los suyos, y más temido de los extraños que hubo en la Grecia. Conviene pues el buen prelado ir delante de sus súbditos cuando oran, o rezan, o trabajan, o velan, o ayunan, o se disciplinan: porque mucho más se mueve el corazón humano por lo que su prelado hace, que no por todo cuanto cada día le dice. Sobre aquellas palabras que dijo Cristo venite post me, dice el glorioso Anselmo: No vaca de misterio, mandar Dios a Moisés que vaya delante, y mandar a San Pedro que vaya detrás: en lo cual se nos da a entender, que el buen pastor y padre, de tal manera ha de ir delante de sus ovejas para las guiar, que no deje de ir en pos de Cristo para no errar: de manera, que camino del cielo, el súbdito ha de tener los ojos en el prelado, y el prelado sólo en Cristo.

Más prelados hay hoy que imiten a Moisés en ir delante, que no a San Pedro en quedarse atrás: y la delantera que toman es, en entrar primero por las puertas, en beber los mejores vinos, y en comer los más delicados manjares, en vestirse más curiosos, en frecuentar más los hospicios, y en vivir muy más exentos: de manera, que en los regalos son los primeros, y en los trabajos los postreros. Simón dormis dijo Cristo a solo San Pedro, y es como [XXXVr] si dijera: Si quieres ser prelado en mi colegio, y quieres tener cargo de mi grey, has de orar cuando los otros reposan, sudar cuando los otros descansan, trabajar cuando los otros huelgan, y velar cuando los otros duermen: pues debajo de pastor descuidado no puede estar el ganado seguro. No vaca de misterio que los otros apóstoles también estaban echados y descuidados, y dormidos como San Pedro, y no reprehende Cristo a ellos, sino sólo a él: en lo cual se nos da a entender, a cuantos más trabajos son obligados los prelados, que son los súbditos: porque el súbdito no es obligado a morir más de por confesar su ley, mas el buen pastor no sólo es obligado a padecer por su ley, mas aun a morir por su grey.

Oh a cuántos prelados podría decir hoy Cristo, Simon dormis: los cuales no tienen más cuenta con sus súbditos, de cuanto ven que le son provechosos: y lo que es peor de todo, que en cuanto en el súbdito halla algún servicio, no halla en él el prelado algún pecado. Simon dormis podremos decir al prelado que ve a su súbdito ser quebrantador de la paz, ambicioso de la honra, propietario de pecunia, notado de lascivia, amigo de andar fuera, y no muy cortés en su lengua: los cuales defectos todos le sufre y aun encubre el prelado, ora porque es su familiar amigo, ora porque le tiene por pechero. Simon dormis podremos decir al prelado que no tiene cuidado de sus ovejas de visitarlas, sino de trasquilarlas: no de apacentarlas, sino de ordeñarlas: no de curarlas, sino de desollarlas: no de untarles la roña, sino de robarles la lana: no de defenderlas del lobo, sino de robarles el oro: de manera, que toda su ansia es, no cómo se salvarán las ánimas, sino cómo se pujarán más sus rentas. Si hablamos del sueño temporal, tanta necesidad tenía San Pedro de dormir, como tenían los otros sus compañeros: pues estaba tan cansado y aun tan desvelado, como estaban ellos: mas quiso Cristo a él solo reprehender, para todos los prelados después de él avisar, a que velen mucho sobre su ganado, pues se desvela el demonio para comérselo todo.

El gran Basilio dice en su regla: Gran confusión es decirlo, mas muy mayor es hacerlo: es a saber, que muchos monjes en el monasterio, y muchos seglares en el mundo, que ni tienen ciencia, ni consciencia, ni vergüenza, ni experiencia: tan sin empacho procuran en la Iglesia de Dios ser prelados, como si en todas las asperezas del yermo estuviesen expertos. Si fueses elegido como Saúl, ungido como David, señalado como Moisés, consagrado como Aarón, aprobado como San Pedro: deberías aun temiendo y temblando, tomar el oficio de prelacía, cuanto más si tú fuiste en solicitarla y procurarla: El oficio de la prelacía no es para desear, sino para olvidar: no es para procurar, sino para menospreciar: no es para aceptar, sino para desechar: ni aun es para cargar, sino para descargar: porque si el prelado es hombre recto, no le han de faltar en su casa émulos, y si es malo no le han de faltar en la conciencia escrúpulos. ¿Qué procura, el que oficio de prelacía procura? Lo que procura el tal es, envidia para sus vecinos inquisición para sus deudos, peligro para su honra, trabajo para su persona, escrúpulo para su consciencia, espuelas para sus enemigos, visitas de sus súbditos, y castigos de sus prelados. Si en los tiempos pasados fue penosa la prelacía, mucho más lo es hoy día: porque ya la caridad de los que gobiernan es acabada, la obediencia de los súbditos es perdida, y la devoción de [XXXVv] los del siglo es resfriada: de manera, que no es otra cosa ser en estos tiempos prelado, sino sufrir un género de martirio prolijo.

San Crisóstomo de laudibus pauli dice: Deja hermano mío con San Pedro el mar del mundo, deja el barco de las ocasiones, deja las redes de las trampas, y vete en pos de Cristo y sus pisadas: y si después te dijere Cristo, pasce oves meas bien podrás apacentarlas, mas guárdate de procurarlas: porque es tan escrupuloso el oficio de la prelacía, que a la hora que uno lo procura, luego para con Dios se inhabilita. San Agustín en su regla dice: Gran peligro es vivir con el monje que desea ser prelado: a causa que nunca tendrá paz en el monasterio: porque el tal será en la prelacía ambicioso, y será siendo súbdito bullicioso. Gregorio Nozanzeno sobre aquella palabra de Simon Johannis diligis me plus his, dice así: No vaca de alto misterio, que no preguntó Cristo a San Pedro al tiempo que le quiso hacer su vicario, si era manso, o si era piadoso, o si era casto, o si era sobrio: sino si era de él muy amado, y que su amor sobrepujaba al amor que le tenían los de su colegio: dándole en esto a entender, que no había de fiar la prelacía de su Iglesia, sino del discípulo que más que todos le ama.

Si Cristo no dijera más de Simon diligis me, y no añadiera la otra palabra de plus his, pareciera contentarse con el amor ordinario, con que él suele de su criado ser amado: mas en decir el plus his, obligó a San Pedro entonces y a todos los prelados después de él, a que amen al hijo de Dios más que a todos, y le hagan muy mayores servicios: porque de otra manera, no sería prelado sino tirano, el que no fuese mejor que su súbdito. Plus his conviene que sea el prelado: es a saber, más humilde y más manso que todos: porque jamás el siervo del señor acertará a hacer como debe el oficio de prelado, si piensa que por los sus méritos le fue dado aquel tan alto oficio. Plus his conviene al prelado que sea: es a saber, más piadoso y más caritativo que todos: porque no se puede preciar de ninguna bondad, el prelado en quien falta la caridad. Plus his conviene al prelado que sea: es a saber, más paciente en los trabajos, y más sufrido en los enojos que todos: porque habiendo él de ser el yunque adonde todos labren, y el terrero adonde todos tiren, si el tal no sabe las flaquezas de sus monjes llevar, y las injurias que le dijeren disimular, él andará siempre acosado, y aun habrá poca paz en el monasterio. Plus his conviene al prelado que sea: es a saber, más sobrio en el vivir, y más templado en el comer que todos: porque no puede ser mayor escándalo en un monasterio, como ver al prelado que ande regoldando de ahito, y ver a los súbditos voceando de hambrientos. Plus his conviene al prelado que sea: es a saber, más atinando en lo que dice, y más cuerdo en lo que hiciere que todos: porque de la boca del buen prelado, no sólo no ha de salir palabra maliciosa, mas aun ni ociosa. Plus his conviene al prelado que sea: es a saber, más recto en la conversación, y más tierno en la condición que todos: porque tan gran crédito ha de tener cobrado con sus súbditos que ni los virtuosos teman manifestarle sus necesidades, ni los mal disciplinados le osen pedir cosas inhonestas. He aquí el plus his del amor que Cristo buscaba en San Pedro, y aun el plus his de virtudes que se requieren en el prelado: de lo cual todo podemos inferir, que al tiempo de dar a uno la prelacía, se ha de tener respecto, no a lo en que él se tiene, sino a lo que su vida merece. [XXXVIr]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos (1542). El texto sigue la edición de Valladolid 1545, por Juan de Villaquirán, 8 hojas + 110 folios.}

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