Zeferino González (1831-1894)
Obras del Cardenal González
Historia de la Filosofía
La Filosofía de los pueblos orientales

§ 6

La Filosofía especulativo-religiosa en la India

La doctrina metafísica y cosmológica contenida en los libros canónicos del Brahmanismo, puede resumirse y condensarse en los puntos siguientes: [20]

1.º En el principio y desde la eternidad, antes de todo tiempo, de todo mundo y de toda creación, no había ni ser ni no ser en las cosas: «Todo era abismo y tinieblas, y la muerte no existía, ni la vida tampoco {4}». Sólo existía Brahm, el ser absoluto, infinito, único existente en sí y por sí, que en las profundidades de su ser encierra la inteligencia (Brahmâ), o espíritu divino, y la materia (Mâyâ), las cuales dieron origen al mundo. Brahmâ y Mâyâ, o sea el espíritu y la materia, aunque identificados con Brahm substancialmente, inician y representan en éste el deseo de salir de su profundidad tenebrosa y manifestarse por medio de la creación del mundo, o, mejor dicho, por medio de la emanación y evolución de su propia substancia. En otros términos: Brahmâ es Brahm como inteligencia o espíritu, y Mâyâ es el mismo Brahm como materia o fondo substancial común de las cosas.

2.º Por lo que hace al proceso primitivo de estas manifestaciones de Brahm o del ser absoluto, he aquí cómo se expone en el libro de las leyes de Manú: «Este mundo estaba sumergido en la obscuridad, imperceptible, privado de todo atributo, no pudiendo ni ser reconocido por el raciocinio ni revelarse; parecía entregado completamente al sueño. Entonces apareció el Señor que existe por sí mismo, y disipó la obscuridad, es decir, desenvolvió la Naturaleza. Habiendo resuelto en su espíritu o pensamiento sacar de su propia substancia las criaturas, produjo ante todo las aguas, en las cuales depositó un germen. Este germen se convirtió en un huevo brillante como el oro, y de él nació el [21] mismo Ser Supremo bajo la forma de Brahmâ, el abuelo de todos los seres. Las aguas fueron llamadas Nârâs, porque fueron la producción de Nara (el espíritu divino), y como estas aguas fueron el primer lugar del movimiento de Nara, o sea del espíritu divino, por eso éste ha sido apellidado Nârayâna, es decir, el que se mueve sobre las aguas {5}. Por el que es, por la causa imperceptible, eterna, que existe realmente, pero no existe para los órganos, fue producido este varón divino, célebre en el mundo bajo el nombre de Brahmâ. Después de permanecer dentro de este huevo por espacio de un año divino, el Señor, mediante su solo pensamiento, lo dividió en dos partes, con las cuales formó el cielo y la tierra».

3.º Así, pues, Brahmâ y Mâyâ, primeras manifestaciones, o mejor dicho, doble fase de Brahm, el ser único y absoluto, constituyen la realidad del Universo con todos sus seres, cuya substancia y realidad son idénticas en el fondo con la substancia y realidad de Brahm, el Ser Supremo, el espíritu divino, el alma universal, fuera de la cual nada hay sino ilusión y pluralidad aparente {6}. La distribución y pluralidad de los seres son «meras transformaciones de las cualidades de Mâyâ, que se presenta como múltiple», o sea, [22] fases de la grande ilusión, porque «el universo entero es el mismo Bhagavat, o espíritu supremo, multiplicado por Mâyâ», según se expresa el Bhagavata-purana, o poema de Krichna.

4.º Como se ve por lo dicho, la Filosofía Brahmánica se reduce a un panteísmo, que se presenta unas veces como emanatista y otras como idealista. La creación que enseña esta Filosofía es una verdadera evolución de la substancia única, que nada tiene de común con la creación de la Biblia y del Cristianismo. Lo mismo puede decirse de la famosa trinidad o Trimurti del Brahmanismo, pues la verdad es que Brahma, Vischnu y Çiva, el Dios creador, el Dios conservador y el Dios destructor del universo, son tres aspectos, formas o potencias del mismo Dios. Aquí no hay tres hipóstasis o personas iguales y distintas entre sí, como en la trinidad cristiana, sino tres formas o manifestaciones de un mismo ser. El Bhagavata-purana pone en boca de esta Trimurti las siguientes palabras: «Sabed que no hay distinción real entre nosotros (Brahma, Vichnu y Çiva); lo que se os figura tal, es sólo aparente. El Ser único aparece bajo tres formas, mediante las acciones de creación, conservación y destrucción; pero es uno solo. Dirigir su culto a una de estas formas, es dirigirlo a tres, o sea a un solo Dios supremo». Esta concepción trinitaria admite término de comparación con [23] la trinidad sabeliana, pero no con la del Concilio de Nicea, ni menos con la del Symbolum S. Athanasii.

5.º El mundo que, como se ha visto, no es más que una emanación del ser absoluto o de Brahm, vuelve a entrar en éste al cabo de ciclos mayores o menores. El universo y sus seres que comenzaron a existir por evolución, dejan de existir como tales por una especie de involución o reversión a Brahm, para salir otra vez de su fondo; de manera que la serie de mundos que nacen y mueren sucesivamente, responde a la serie de evoluciones e involuciones del ser absoluto y único, representan la vigilia y el sueño de Brahm, el velar y el dormir de Dios. «Cuando Dios despierta, se dice en el libro de Manú, este universo realiza al punto sus actos; si se duerme, sumergido el espíritu en profundo reposo, entonces el mundo se disuelve. De esta suerte, el ser inmutable hace revivir o morir alternativamente este conjunto o colección de criaturas por medio del despertar y del reposo».


{4} Palabras del Rig-Veda, según Colebrooke.

{5} Excusado parece llamar la atención sobre la analogía y afinidad de este pasaje con las palabras del Génesis: Spiritus Dei ferebatur super aquas, afinidad que indica o descubre el origen común primitivo de las dos concepciones cosmogónicas bajo este punto de vista.

{6} «El universo, se dice en el libro de Manú, descansa en el Alma suprema: esta alma produce la serie de los actos que se realizan en los seres animados». En el Bhagavat-gita se dice en la persona de Krichna: «Yo he existido siempre, lo mismo que tú, y lo [22] mismo que todo lo que existe: yo soy todo lo que existe, y fuera de mí no hay más que ilusión».
Finalmente: en un pasaje del Yadjur-Veda, se enseña terminantemente que aquel conoce la verdad, que sabe y afirma que todos los seres son esta Alma universal, y sobre todo aquel que descubre y afirma la identidad de las cosas.

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Zeferino González Historia de la Filosofía (2ª ed.)
Madrid 1886, tomo 1, páginas 19-23