Zeferino González (1831-1894)
Obras del Cardenal González
Historia de la Filosofía
Segundo periodo de la filosofía griega

§ 63

Escuelas de Elis y de Eretria

La escuela de Elis debe su origen a Fedón, uno de los discípulos predilectos de Sócrates, y cuyo nombre lleva el diálogo de Platón sobre la inmortalidad del alma. Retirado a su patria después de la catástrofe de su maestro, fundó allí una escuela, cuyo dogma fundamental parece haber sido, como en la de Megara, la unidad e identidad del ser y del bien. Tanto esta escuela como la de Eretria, que debe su nombre al lugar en donde se fundó, o, mejor dicho, adonde se trasladó desde Elis, y su origen a Menedemo, discípulo de Fedón, se limitaron a enseñar y desarrollar el aspecto [223] moral de la Filosofía socrática. Dadas la escasez e inseguridad de noticias que poseemos acerca de la doctrina de estas escuelas, debemos circunscribirnos a atribuirles como pensamiento fundamental la identidad de la verdad y la virtud, de lo verdadero y lo bueno, al menos con respecto a la escuela de Eretria, de la cual escribe Cicerón: A Menedemo ereatrici appellati, quorum omne bonum in mente positum et mentis acie, qua verum cerneretur.

Tanto estas dos escuelas como la fundada en Megara por Euclides, prepararon el terreno con su doctrina y teorías morales al estoicismo, en el cual vinieron a refundirse con el tiempo. Así, por ejemplo, la apatía o insensibilidad absoluta enseñada por Estilpón y algunos otros representantes de la escuela megárica {71}, tiene bastante afinidad con la que los estoicos atribuían y señalaban a su sabio.


{71} Refiriéndose a estos y comparando su doctrina sobre este punto con la de los estoicos, escribe Séneca: «Hoc inter nos et illos interest; noster sapiens vincit quidem incommodum omne, sed sentit; illorum, nec sentit quidem». Oper., epist. 9.

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Zeferino González Historia de la Filosofía (2ª ed.)
Madrid 1886, tomo 1, páginas 222-223