Nuestra Bandera, revista teórica y política del partido comunista de españa
Madrid, enero 1965
número 40
páginas 31-32

Documento-plataforma fraccional de Fernando Claudín,
acompañado de las «notas críticas» de la redacción de «Nuestra bandera»

Sobre la caída del poder dictatorial de la oligarquía

Esas formas de intervención del pueblo, ese tipo de régimen democrático, como el que existe más o menos en otros países occidentales, puede no lograrse de una vez, sino a través de un proceso de luchas, de conquistas parciales, o puede lograrse de una vez si la lucha de las masas llega a adquirir tal envergadura que transforme el actual proceso gradual de liquidación del franquismo en derrumbamiento. Hoy todavía es difícil predecir cuál de los dos caminos prevalecerá.

La perspectiva esbozada más arriba podría, a mi juicio, cambiar bruscamente, de interferir acontecimientos extraordinarios del tipo, por ejemplo: un intento de las fuerzas más reaccionarias de detener e invertir el proceso actual, recurriendo de nuevo a las formas fascistas, violentas, represivas. De producirse ese intento, que no puede descartarse, aunque me parece muy poco probable, podría crearse una situación nueva, de tensión extrema que facilitara el agrupamiento en torno a la vanguardia revolucionaria de las fuerzas sociales que hoy pugnan, consciente o inconscientemente, por un cambio político dentro de los marcos del sistema capitalista. O una profunda crisis económica en el mundo capitalista que repercutiera gravemente en España, provocando entre otros fenómenos la vuelta en masa de la mano de obra emigrada. Pero los análisis marxistas del ciclo económico capitalista no parecen prever crisis de esa envergadura. O una crisis bélica, que situara la lucha político-social en España, como en otros países, sobre unas bases completamente nuevas. De no producirse ninguna de estas eventualidades, yo creo que el proceso previsible es el otro. Y el Partido no puede elaborar su visión de la perspectiva contando con eventualidades hipotéticas, aunque siempre deba estar preparado para todas las eventualidades.

 
Nota crítica

Obsérvese que en este último párrafo F. C. sigue ligando la posibilidad de un proceso revolucionario a una catástrofe, tal como una nueva guerra mundial, o una gran crisis económica. F. C. no comprende los rasgos de este período, no comprende el alcance revolucionario de la tercera fase de la crisis general del imperialismo, con la existencia del campo socialista y el hundimiento del sistema colonial del imperialismo; no comprende que la característica de este período es que una serie de revoluciones nacionales y sociales han triunfado sin necesidad de guerra mundial y de ninguna catástrofe económica. Se puede deducir, y más adelante se verá cómo la deducción está justificada, que F. C. asocia vía pacífica a evolución abandona la perspectiva de la revolución, por la de una «evolución».

Lo curioso es que en las primeras líneas de esta parte, por única vez en todo su discurso, F. C. admite la posibilidad de que lo que él llama «proceso gradual de liquidación del franquismo» se transforme en «derrumbamiento» ante la envergadura del movimiento de masas.

Pero si se produjera este derrumbamiento como consecuencia de la lucha de masas, es decir de la huelga general política, de la huelga nacional ¿es [32] que ése no sería un acontecimiento –en esta fase de la crisis general del capitalismo– de grandes consecuencias revolucionarias, un cambio radical en la situación, un paso capital hacia las primeras fases de la revolución democrática? Y si F. C. afirma que «hoy todavía es difícil predecir cuál de los dos caminos prevalecerá», ¿no está confirmando involuntariamente la tesis de que hay dos caminos, dos vías, que se afrontan? ¿No está confirmando involuntariamente la posición del Partido, que afirma precisamente eso, y que propugna por el camino democrático? ¿Cómo se explica que aun así, en el caso de un derrumbamiento, F. C. siga insistiendo en que la etapa histórica actual será la del desarrollo y consolidación del poder del capital monopolista? Si reconoce, en hipótesis, por unos segundos, que la lucha de masas puede conseguir un derrumbamiento ¿cómo niega con tanta energía que la lucha de masas pueda imponer los cambios revolucionarios democráticos necesarios en este período?

Las contradicciones y las inconsecuencias en el pensamiento de F. C. se manifiestan aquí una vez más. De todas maneras queremos aclarar que aun no habiendo derrumbamiento de Franco, aun produciéndose la eliminación de Franco como consecuencia, por un lado, de la lucha de masas, y por otro de las maniobras que la oligarquía realice por arriba en un intento de «adaptar» su régimen, lo que habrá indudablemente, antes o después, será derrumbamiento del poder dictatorial de la oligarquía, esté todavía Franco a su cabeza o haya sido retirado éste. Ese derrumbamiento no significa ni exige que se produzca una guerra civil o una insurrección armada; ese derrumbamiento se producirá por la extensión e intensificación de la lucha de masas, probablemente por la huelga nacional. Pues el problema no es sólo eliminar a Franco, aunque esto sea ya un paso muy importante, sino todo lo que el franquismo significa política y socialmente: la dictadura de la oligarquía financiera y de la aristocracia terrateniente.

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