Proyecto Filosofía en español
Compendio moral salmaticense Tratado veinte y cinco. Del augustísimo Sacramento de la Eucaristía
Capítulo II. Del ministro, sujeto, y efecto de la Eucaristía

Punto III <<<>>>
De los efectos de la Eucaristía

P. ¿Cuál es el efecto de la Eucaristía? R. Que siendo la Eucaristía la fuente de todas las gracias, y en la que se contiene al Autor de todos los dones y Sacramentos, causa muchos y muy admirables efectos, así acerca del alma, como del cuerpo. El primero y principal es una gracia cibativa o aumento de gracia, que sirve a fomentar y alimentar y nutrir las fuerzas del alma en lo espiritual. Este efecto lo causa la Eucaristía, no cuando se recibe en la boca o mientras se retiene en ella, sino cuando se traga; pues entonces es cuando se verifica el comer o beber. El segundo efecto es la remisión de los pecados veniales de que no tenga complacencia el que la recibe. El tercer efecto es preservar de los mortales, lo que hace la Eucaristía por medio de una auxilio actual, excitando la devoción, aumentando la caridad, y comunicando al alma nuevas fuerzas, para triunfar de las asechanzas y tentaciones del enemigo. El cuarto efecto mediato es la remisión de la pena temporal debida por los pecados; lo que hace mediate, mediante los actos férvidos de caridad a que se excita el que la recibe, por medio del auxilio comunicado por su virtud. El quinto efecto es la actual dulzura, suavidad, y deleite que con otras muchas delicias perciben los que la reciben devotamente; porque pinguis est panis Christi & praebet delitias Regibus. El sexto efecto es una especial unión con Cristo conforme a lo que dice el Señor por S. Juan cap. 6 in me manet, & ego in illo. El séptimo efecto es la adopción para la gloria; porque como también dijo el mismo Jesucristo: Qui manducat hunc panem, vivet in aeternum. S. Juan en el mismo capit.

Estos y otros muchos admirables efectos causa la sagrada Eucaristía en las almas de aquellos que la reciben dignamente. Obra además otros en el cuerpo, como son la alegría del corazón, la modestia del rostro, la disminución del fomes, y del ardor de la concupiscencia, la ilustración de los sentidos interiores, y algunas veces también [53] la salud del cuerpo, como lo experimentaba en sí N. Seráfica Madre Santa Teresa; dejando otros muchos efectos que pudieran referirse.

P. ¿Impiden los pecados veniales algunos efectos de la Eucaristía? R. Que los pecados veniales pasados, no impiden efecto alguno de la Eucaristía, si el que se llega a recibirla lo hace con la debida devoción. Los actuales, aunque no impidan su principal efecto, impiden el secundario; esto es: el percibir la suavidad, y dulzura que perciben los que sin este estorbo reciben la Sagrada Eucaristía; y de la cual se privan los que la reciben sin actual devoción, o con voluntaria distracción de la mente. Véase S. Tom. 3 p. q. 79. art. 8.

P. ¿Impide llegar a la comunión la cópula conyugal? R. Que es muy decente abstenerse de ella el día que se ha de comulgar; o de la comunión el día que se haya tenido, y aunque haya sido la noche antecedente. Mas si se tuviere para pagar el debito, o causa prolis procreandae, podrá el casado o casada comulgar sin culpa alguna, aun el mismo día. Pero si los casados usan del matrimonio causa libidinis explendae, deben sub veniali, abstenerse de la comunión, aunque la cópula haya sido la noche anterior; a no excusar alguna causa peculiar; como el ser alguna particular festividad, o día de peculiar devoción. El consorte no se exime de la obligación de pagar el debito por razón de la comunión, por ser esta una obligación de justicia.

P. ¿La polución impide el comulgar? R. Que la polución puede acontecer en tres maneras, o con culpa grave, como si es del todo voluntaria; o sólo con culpa leve; como cuando es semiplene voluntaria; o finalmente sin culpa alguna; como si es del todo involuntaria. En el primer caso no hay duda impide la comunión como cualquier otra culpa mortal, y aún más, por oponerse de un modo muy peculiar toda impureza a la limpieza que exige tan divino Sacramento. Por lo mismo aun expiada por el de la penitencia será culpa venial llegar el mismo día a comulgar, a no excusar alguna justa causa; y en especial si deja algún torpe recuerdo, o perturbación de la mente, o [54] conmoción de la carne.

En el segundo caso; es a saber: cuando hay culpa venial en la polución; si la mente no padeciere gran divagación, o aunque la padezca se resiste a ella con toda diligencia, podrá comulgar el que tuvo la polución. Lo mejor será confesar su culpa aunque leve, para que así se limpie totalmente de su mácula, y quede más apto para recibir el purísimo Cuerpo del Señor. En el tercer caso no impide la polución la comunión, a no ser que traiga consigo alguna gran vagueación de la mente, o deje al sujeto tibio para las cosas divinas, en cuyo caso será mejor suspenderla. No siendo esto, se deben despreciar estas ilusiones de Satanás, y llegar a la sagrada Comunión, como si no hubiesen sucedido; como lo dice S. Tom. q. 80, art. 7. ad. 2, y se lo escribía N. M. Santa Teresa a su Hermano. Tom. 1. carta 33. num. 4.

Cuando el flujo de sangre fuere por mucho tiempo no debe ser privada de la comunión la persona que lo padezca; aunque si hubiere de cesar luego, será lo mejor suspender por aquel tiempo la comunión. Lo mismo decimos de la mujer tempore menstrui, la que sólo de consejo debe diferir la comunión, a no haber alguna causa justa para no suspenderla; pues habiéndola, ha de hacerse poco caso de estas miserias naturales: siempre que estuviere pura la conciencia, y haya en quien ha de comulgar, mucho amor de Dios, y mucha devoción para hacerlo.

P. ¿Con qué adorno corporal han de llegar los fieles a la sagrada Comunión? R. Que con un ornato honesto, decente, y limpio según el estado y condición de cada uno. Y así deben ser repelidas de este sagrado convite las mujeres que se acercan a él con trajes indecentes, vanos vestidos, demostrando su lujo, vanidad, fausto, y pompa; las que llegan rizadas, con postizos colores, o desnudos los pechos; pues a tan divina mesa deben todos llegar con tal ornato, que de todas las maneras demuestren la honestidad, decencia, modestia y reverencia propias de la religión que pide la sagrada Eucaristía.

P. ¿Causa la Eucaristía la gracia por todo el tiempo que se conservan las especies sacramentales? R. Que la causa [55] ex opere operantis; mas no ex opere operato; porque de este último modo no la causa, sino cuando se come o bebe, o se traspasa al estómago; pero siendo la Eucaristía la fuente copiosa de todas las gracias, las comunica más o menos abundantes mientras se conservan sus especies, si el sujeto se dispone más y más para merecerlas. P. ¿Causa mayor gracia la Eucaristía cuando se recibe en ambas especies, que cuando en una sola? R. Que así la sentencia negativa como la afirmativa, según todos, goza de su probabilidad. No obstante, nos parece más probable la afirmativa; porque aunque en cualquier especie sea verdadero Sacramento, no lo es entero sin ambas. Y así, aunque el que lo recibe bajo una sola, no sea defraudado de la gracia necesaria para salvarse, como lo dice el Tridentino: el que lo recibe en ambas especies recibe la gracia correspondiente a un convite completo, a una refección completa, y a un Sacramento íntegro. Por esta causa dijo S. Tom. Quibus sub bina specie carnem dedit & sanguinem, ut duplicis substantiae totum cibaret hominem. Ni de aquí se puede reconvenir a la Iglesia de haber privado de la gracia del Sacramento Eucarístico a los fieles, por haberles prohibido el uso del Cáliz; porque así lo determinó en el siglo décimo por justísimas causas, cuya prudentísima disposición debemos más venerar que escudriñar.

P. ¿Puede uno de tal manera llegar a la Eucaristía que ni reciba la gracia, ni peque? R. Que puede, por ser posible que llegue alguno a ella después de haber hecho un diligente examen, y juzgando por él, que se halla en gracia, estando realmente en pecado mortal, del cual, como olvidado, no se duela, ni en particular, ni en común, en el cual caso, ni recibe la gracia, ni peca. El caso es metafísico; no obstante para asegurar de todos modos la gracia, conviene que antes de la celebración o comunión, se duela por lo menos en común, el que ha de celebrar, o comulgar; porque llegándose en el caso dicho con dolor, aunque no sea perfecto, se recibe la gracia, como enseña S. Tom. 3 p. q. 72. art. 7. ad. 2 y q. 70. art. 3 y q. 80. art. 4. ad. 5. [56]

P. ¿La comunión sagrada aprovecha no sólo al que la recibe, sino también a otros? R. Que como sacramento sólo aprovecha ex opere operato al que comulga; pues sólo para él es cibus & potus; mas como obra imperatoria, y satisfactoria aprovechará ex opere operantis también para aquellos por quienes se aplicare; y así es muy laudable la piedad de los que comulgan en sufragio de las almas del Purgatorio. La sentencia contraria, que reprobaba este uso, fue justamente reprobada por la Sagrada Congregación en tiempo de Alex. VIII.


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Moralistas Compendio moral salmaticense
Pamplona 1805, tomo 2, páginas 52-56