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Teoría filosófica (gnoseológica) de la ciencia

[174]

Gnoseología / Disciplinas en general

«Gnoseología» designa aquí, en primer lugar, desde luego, al análisis de las disciplinas científicas (Geometría, Termodinámica...) [170], y, por analogía de atribución, al análisis de cualquier otro tipo de disciplina; porque, aunque no todas ellas sean científicas, en el sentido de las ciencias positivas [169], su organización para la enseñanza les obliga a adoptar una estructura similar a las de aquellas que, en la tradición aristotélica de los Segundos Analíticos, se denominan «ciencias» (así, la Mariología es considerada por sus cultivadores como una ciencia). Distinguimos, por tanto, el término Gnoseología del término Epistemología, reservando este último para todo cuanto tiene que ver con el análisis del conocimiento (por ejemplo, en el sentido de la «Epistemología genética» de Piaget), esté o no organizado en la forma de una «disciplina».

Una disciplina es inseparable, desde luego, de la materia en torno a la cual ella gira: la Musicología es inseparable de la materia constituida por las sinfonías, por las sonatas, las óperas; la Etnología es inseparable de la materia constituida por las sociedades preestatales (las tribus amazónicas o las australianas), ...; sin embargo, las disciplinas son disociables de sus materias respectivas, aunque no sea más que por la posibilidad de compararlas entre sí, según términos, relaciones u operaciones homólogos o análogos (homologías o analogías que tienen lugar más en el plano gnoseológico de la sintaxis o de la pragmática que en el plano ontológico). Precisamente la dualidad entre gnoseología y ontología –y utilizamos el concepto en un sentido análogo al que tiene en Geometría Proyectiva (por ejemplo, la dualidad entre puntos –como intersección de infinitas rectas– y rectas –como colineación de infinitos puntos)– tiene que ver con esa disociabilidad de los inseparables. [63] No puedo separar el momento gnoseológico del momento ontológico de una ciencia, pero puedo disociar la perspectiva gnoseológica (y entonces me encuentro con el «cuerpo de la disciplina» de que se trate) de la propia ontología (y entonces me encuentro con la materia de esa disciplina, con la realidad «ontológica» misma, pongamos por caso, de las acciones o disposiciones prácticas denominadas «bioéticas»). Una disciplina consiste gnoseológicamente, en efecto, ante todo, cualquiera que sea su materia, en un conjunto de instituciones técnicas, o sociales, tales como libros, cátedras, departamentos, congresos, comunidades gremiales de especialistas, con sus tradiciones correspondientes, &c. Y esto, tanto si se trata de la Mariología como si se trata de la Termodinámica. Hay revistas y congresos internacionales de Mariología, en los que se confrontan escuelas diversas, como hay revistas y congresos internacionales de Termodinámica. Los análisis que Kuhn hizo célebres en torno a los paradigmas y a las comunidades científicas han de considerarse referidos también a las disciplinas en general, sean o no científicas. No sólo hay «paradigmas» y «cambios de paradigma» en Termodinámica, sino también en Mariología. Precisamente por ello el concepto kuhniano de paradigma es, antes que un concepto de teoría de la ciencia específica, un concepto de «teoría de las disciplinas». Se comprende la gran confusión que amenaza a quien habla de «comunidades científicas», porque, según lo dicho, tanto las comunidades de mariólogos como las comunidades de termodinámicos mantienen, desde el punto de vista estructural, histórico y social, extraordinarias semejanzas mutuas, sin que estas semejanzas permitan considerar a las comunidades de mariólogos como una comunidad científica en sentido específico. No disponemos de terminología comúnmente aceptada; pero preferiríamos hablar, por nuestra parte, de «comunidades disciplinares» (incluyendo a las comunidades de los científicos) y no de «comunidades científicas» (incluyendo a las disciplinares).

Un ejemplo: la Bioética es «hoy», ante todo, el nombre de una disciplina. Y las razones de esta afirmación son de esta índole: que antes de 1970 no se encuentran ni libros, ni congresos, ni revistas, ni departamentos que lleven en sus rótulos el término «Bioética»; pero durante la década de los años setenta comienzan a surgir instituciones, libros, congresos, &c., con este rótulo, según una curva ascendente (o acaso, en la fase ascendente de las llamadas curvas en S). Por ejemplo, el 1971 André Hellegers [un ginecólogo que formó parte por cierto de una comisión vaticana sobre el control de natalidad, hacia 1965] funda el Centro de reproducción humana y bioética del Instituto Kennedy de la Universidad de Georgetown. En España, en 1975, se funda el Instituto Borja de Bioética en San Cugat, auspiciado por la Compañía de Jesús. En 1984 se crea el Departamento de Bioética de la Universidad de Navarra (impulsada por el Opus Dei). Importante es la fundación, en 1997, de la Sociedad Internacional de Bioética que preside el doctor Marcelo Palacios. Cabría multiplicar los nombres de estas nuevas instituciones, que simultáneamente implican una gran proliferación de cursos, conferencias, publicaciones, revistas, congresos... A través de internet puede constatarse la presencia internacional actual de la Bioética. Como en toda disciplina viva y juvenil, la agitación es permanente. Van delineándose diferentes corrientes o escuelas, confesionales unas (orientadas principalmente por jesuitas, como el Centro de Bioética de Roma), otras abiertamente laicas (como la expresada en el Manifesto di Bioetica Laica, firmado por Carlo Flamigni, Armando Massarenti, Maurizio Mori y Angelo Petroni); unos terceros quieren ser neutrales, es decir, quieren mantenerse en una concepción de la Bioética estrictamente científica o acaso filosófica. En cualquier caso ya es posible determinar, independientemente de las declaraciones de principio, el cuestionario, el temario o la problemática en torno a la cual se desarrollan los congresos, los libros o las conferencias de Bioética. El análisis de las cuestiones, temas o problemas de los que se ocupa la nueva disciplina constituye, desde luego, el obligado punto de partida para un análisis gnoseológico, y equivale a una «definición deíctica» de la Bioética, aunque su contextura gnoseológica o filosófica sea muy precaria. Es una definición del mismo tipo que la que Eddington proponía para la Física: «Física es lo que se contiene en el Handbuch der Physik.» A la pregunta ¿qué es la Bioética? responderíamos deícticamente («empíricamente»): «Bioética es la disciplina que se ocupa de cuestiones similares a estas: eutanasia pasiva, eutanasia como suicidio asistido, aborto con fetos malformados, clonaciones de individuos humanos, eugenesia, transplantes de cerebros o de órganos, bancos de gametos, siameses inseparables, aborto con embriones múltiples...». [507-538] {QB / BS25b}


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