XIX Congreso Mundial de Pax Romana España 1946

 
Salamanca
Día 27 de junio de 1946 a las siete de la tarde

Primeras conclusiones del tema quinto

Bajo la presidencia de S. E. el Arzobispo de Cardiff, y con la asistencia del señor Rector de la Universidad Pontificia; D. Joaquín Ruiz-Giménez, Presidente internacional; Mr. Kirchner, y Mr. Ducret, representante del Secretariado de Friburgo, se abre la sesión.

El Sr. Mariño, de la Delegación de Colombia, Presidente de la primera Comisión de la quinta ponencia, «El Universitario católico ante los problemas de la Cristiandad», presenta las conclusiones de la Comisión que preside y que clasifica en tres capítulos:

1º Orden internacional.
2º Paz justa. Condiciones y medios para obtenerla.
3º Sugerencias para la solución de los problemas particulares.

Explica a continuación la prolijidad de los temas tratados y, con el fin de poder llegar a un detenido estudio de los mismos, pide al señor Presidente que habilite una sesión especial. A esto contesta el Presidente, Sr. Ruiz-Giménez, diciendo que se tratarán hoy solamente los dos primeros puntos, dejándose el tercero para una sesión especial a celebrar en El Escorial.

Pide la palabra Emilio Gimeno, delegado por Canarias, que advierte nota una omisión en el proyecto de conclusiones presentado por el Dr. Mariño, y dice quiere insistir una vez más sobre la conveniencia de que PAX ROMANA debe tomar posición frente a los problemas prácticos, vivos, que afectan a la humanidad actual. Y partiendo de este punto de vista, dice descubre una omisión muy importante: Hay hoy planteado ante los ojos atónitos y pacientes de un gran pueblo católico, un problema que afecta gravemente a su existencia, y que por un extraordinario alcance interesa también a la Humanidad entera. Ante este problema considera que PAX ROMANA no puede permanecer en silencio. Se trata del problema que implica el concepto «amenazas a la paz», recogido en el esquema ofrecido a los congresistas por la junta organizadora. Si la Presidencia lo estima oportuno –dice– se permite presentar para su discusión en el Pleno el siguiente proyecto de conclusiones:

«PAX ROMANA LUCHARÁ POR QUE LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES COMPETENTES INTERVENGAN EN CUALQUIER PAÍS QUE REPRESENTE UNA AMENAZA EFECTIVA CONTRA EL ORDEN JURÍDICO INTERNACIONAL [74] CONSTITUÍDO. SE OPONDRÁ, EN CAMBIO, DECIDIDAMENTE, A TODA INTERVENCIÓN BASADA EN SUPUESTAS AMENAZAS POTENCIALES, A NO SER QUE CONCURRAN MANIFESTACIONES EXTERNAS DE CONDUCTA QUE HAGAN INDUBITABLE LA INMINENCIA DE SU EFECTIVIDAD.»

El Dr. Mariño contesta en nombre de la Comisión, diciendo virtualmente está ya contenido lo expuesto por el delegado canario en los puntos noveno y segundo de las conclusiones, y que, además, podrá insistir en ello en la sesión especial a celebrar en El Escorial. El Presidente internacional pide retire su propuesta, puesto que, en realidad, no se trata en el Congreso de hacer afirmaciones de política internacional. Cuadra, de la Delegación española, dice sería conveniente una forma más juvenil en la redacción de las conclusiones, y también el que sea incluido un párrafo de la encíclica Divine Redemptoris, que hace alusión a los problemas propuestos. Isabel Robalinos, Secretaria de la C. I. D. E. C., insiste en que ya está mencionado en conclusiones aprobadas.

El Dr. Mariño solicita de la Presidencia que sean discutidas las conclusiones punto por punto, a fin de obtener una ordenación práctica del trabajo. El delegado inglés dice pasemos más de prisa sobre las afirmaciones de principios y vayamos directamente a las conclusiones prácticas.

Seguidamente, el Dr. Mariño lee la primera conclusión, que, en sustancia, afirma la existencia de una comunidad jurídica entre los pueblos y su interdependencia recíproca; conclusión que es aprobada por unanimidad.

La segunda habla de la existencia de un orden jurídico basado en la ley moral natural y no en el poder del más fuerte, que también es aprobada.

La tercera dice, en su esencia, que PAX ROMANA proclama los derechos de los pueblos:

a) A la vida y desenvolvimiento del propio ser, o sea, de las características nacionales.
b) A la propia defensa.
c) A la comunicación mutua de los bienes naturales y espirituales.

El delegado de Portugal inicia la discusión diciendo debe unirse a estas conclusiones algo más concreto, que sirva también a las situaciones prácticas que se presentan. Los pueblos no pueden ser sacrificados al bien común, porque son comunidades que sólo tienen vida en cuanto tales; es decir, agotan su esencia en el mundo; no son como los individuos, que tienen una vida eterna. No hay bien común a costa de un pueblo. Hace referencia explícita a Polonia y a los países bálticos. El Dr. Mariño, en nombre de la Comisión, dice que, en efecto, hay deficiencia en el proyecto de conclusiones; le agradece la sugerencia y le pide redacte él mismo una conclusión incluíble en el plan general. Candela, de la Delegación del Distrito Universitario de Murcia, dice que ante la esclavitud de estos pueblos propone un mensaje de esperanza y ayuda. El Presidente dice que estudiará la propuesta. El Dr. Mariño lee el proyecto de IV conclusión, que proclama los derechos de conservación, independencia, libertad y soberanía de los pueblos contra toda intervención extraña, sólo limitada por las exigencias de la comunidad en orden al bien común. El Dr. Willwoll, de Suiza, dice debe plantearse el problema de las relaciones entre comunismo y democracia, a lo cual contesta el Presidente internacional, diciéndole pertenece este punto a la cuarta ponencia. El P. Cuesta, de la Universidad Pontificia de Comillas, sostiene que existe una imperfección de redacción, dado que no hay choque posible entre la soberanía y las limitaciones por las exigencias de la comunidad, derivadas, precisamente, de una convivencia internacional. El P. Mañaricua, de la Universidad de Deusto, solicita la inclusión de la necesidad de la limitación de la soberanía. Cañadas, de la Delegación española, manifiesta debe incluirse el derecho de libre comunicación entre los pueblos y libertad de los mares. El delegado de Colombia, con respecto a esta polémica, sostiene que los derechos de soberanía, libertad e independencia, en sí mismo considerados, son de carácter absoluto; pero que por sus deberes correlativos son limitados en su ejercicio, porque los derechos tienen un carácter teológico; los derechos son en cuanto a su fin. El P. Messineo, de la «Civiltá Catolica», habla de que S. S., en la encíclica Summi Pontificatus, dice que la soberanía es intrínsecamente limitada. El P. Viviani, de Chile, sugiere sea incluido un punto que proclame la libre comunicación de los católicos y de la jerarquía eclesiástica con la Santa Sede.

La IV conclusión dice, en esencia, que PAX ROMANA proclama el deber de mutuo respeto y cooperación entre los pueblos y el de someterse a lo exigido por el bien común de la Humanidad determinado rectamente. [75]

El P. Saura, Consiliario de la Delegación de Valencia, sugiere la inclusión en las conclusiones de los derechos a perfeccionarse los pueblos, en lo que les es común, derecho que tiene deber por parte de los pueblos superdotados de ayudar a los demás económica, intelectual y espiritualmente. Sugerencia que recoge la Comisión para la ulterior redacción definitiva del punto cuarto.

La conclusión V habla de la necesidad de una vuelta a las sabias normas del orden social, como eficaz barrera al abuso de la libertad y al abuso del poder. Candela, de la Delegación de Murcia, dice está recogido del Mensaje de S. S. de 1941. La conclusión es aprobada.

De esta manera pasamos a la segunda parte, elaborada por la primera Comisión y que hace referencia a la paz justa; leyendo el Dr. Mariño una conclusión en la que PAX ROMANA proclama como única paz la fundada en la justicia y en la caridad, predicada y proclamada por la Iglesia Católica como Pax Christi in Regnum Christi.

El P. Elorduy, de España, pide que se condene explícitamente a las naciones que solicitan el derecho de libre comunicación y no lo ponen en práctica en sus propios países, siendo contestado que ya está incluida en las anteriores conclusiones.

La VII conclusión habla de la necesidad del Reinado de Cristo y de la vuelta a la ley de su verdad y de su amor (palabras tomadas de la encíclica de S. S. Pío XII Summi Pontificatus).

En la segunda conclusión de este segundo capítulo, relativo a la paz justa, PAX ROMANA reafirma la fe inquebrantable en la civilización cristiana, que no ha fracasado, y de la que Europa y otros Continentes viven todavía, en más o menos grado, con las fuerzas vitales y principios de herencia cristiana en una especie de transfusión de sangre espiritual. (Mensaje de S. S. de 1946.)

La tercera conclusión dice que las amenazas a la civilización cristiana y a la paz justa no desaparecerán si no desaparece el egoísmo y el odio individual y colectivo, y mientras en un mundo de cultura y convivencia humana rijan los conceptos del paganismo y del materialismo.

El Presidente de la Delegación del Ecuador sostiene que no sólo el odio y el egoísmo constituyen una amenaza a la civilización cristiana y que debe añadirse la amenaza del imperialismo, tanto económico como político.

La cuarta conclusión dice, en esencia, que hoy PAX ROMANA considera como los más fuertes enemigos de la paz el comunismo y el individualismo liberal, condenados por la Iglesia.

El delegado de Méjico, Quiroga, pide una afirmación rotunda contra el comunismo. El delegado por Cuba, Escarpenter, dice está de acuerdo con las conclusiones anteriores; pero que no considera necesario admitir la sugerencia del jefe de la Delegación ecuatoriana respecto del imperialismo, puesto que éste no es más que una manifestación del comunismo y del individualismo liberal. El Dr. Willwoll, de Suiza, pide que no se coloque en el mismo plano el peligro del protestantismo con el del comunismo. El delegado de Inglaterra considera peligroso condenar sin calificación al imperialismo; más bien cabría hablar de un nacionalismo exagerado. El Presidente internacional, Sr. Ruiz-Giménez, aclara el concepto diciendo que nos referimos con la palabra imperialismo a la concepción imperialista de la vida. Vuelve a intervenir el delegado inglés, esta vez para solicitar que no se considere el protestantismo al mismo nivel que otros peligros de la civilización, y expone la situación inglesa con mayoría absoluta protestante, en que las dos religiones han de tener contactos y cierta colaboración en su labor misional. El delegado del Canadá dice que no hay que suscitar problemas en los países de mayoría protestante. Con respecto, de nuevo, al problema del imperialismo, el delegado cubano, Escarpenter, solicita una nueva aclaración del nacionalismo exagerado, en el sentido de que es el de las grandes potencias. Fernando Stiglich, jefe de la delegación peruana, dice que hay que aclarar el problema planteado acerca de la colaboración con los protestantes; a lo cual contesta el Dr. Mariño, diciendo que es incluíble en el tercer punto de la ponencia. Mr. Kirchner, para aclarar este punto, dice que conoce bien Iberoamérica y que puede decir que la colaboración de que algún delegado ha hablado se refiere tan sólo a la que existe entre los hombres de buena voluntad.

El Presidente internacional, en vista de la importancia del asunto del protestantismo, dice tendrá lugar una sesión especial de los jefes de las Delegaciones, especialmente dedicada a este problema.

Con esto, se levanta la sesión.

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Pax Romana
XIX Congreso
XIX Congreso Mundial de Pax Romana
Madrid 1946, páginas 73-75