XIX Congreso Mundial de Pax Romana España 1946

 
El Escorial
Día 2 de julio de 1946 a las cinco de la tarde

Discusión de las conclusiones del tema tercero

A las cinco de la tarde, bajo la presidencia de los Rvdmos. y Excmos. Sres. Obispos auxiliares de Madrid y de Valencia y del Presidente internacional, se abre la sesión.

El Sr. Ruiz-Giménez dice se van a discutir las conclusiones del tema III de este Congreso: «Los universitarios católicos ante los problemas sociales.» Las conclusiones se componen de un preámbulo doctrinal, donde se recogen conjuntamente los principios de la doctrina cristiana en materia social, y luego las conclusiones elaboradas, relativas a cuáles son los problemas más graves en el orden social, dándose las consignas prácticas sobre la misión de los universitarios. Las dos Comisiones están terminando la redacción; pero ya está elaborado el preámbulo; y sobre éste dice que no es tan superfluo como algunos delegados quieren alegar. Sus elementos componentes están en las Encíclicas pontificias; pero los tendremos reunidos, al frente de unas conclusiones, como un diario sencillo y rápido. Esta es la justificación de estas conclusiones. La redacción ha sido hecha por tres sacerdotes expertos en esta materia, con la colaboración de dos elementos seglares. Se va a dar lectura del preámbulo en español y en inglés.

Preámbulo de la tercera Ponencia. «PAX ROMANA, basándose en el carácter teológico del problema social, e inspirándose directamente en las enseñanzas emanadas de la autoridad pontificia, reclama como fundamentales, y para la solución de los problemas sociales, los siguientes criterios:

1º Siendo la persona humana, después de Dios, el primer valor de todo orden social, ésta debe ser siempre esencialmente humana.

2º El derecho inalienable del hombre a poder desarrollar su personalidad en forma adecuada a su finalidad integral.

3º Que a este desarrollo deben cooperar, dentro de los límites de sus funciones específicas, todas aquellas personas o entidades que, de una u otra forma, influyan en la vida humana.

4º Es incontrovertible y de derecho natural el derecho a la propiedad, que habrá de ser considerado como una aportación humana, y cuya actuación deberá ceñirse a las limitaciones dirigidas al bien común.

5º Aceptamos la tesis reiterada por Pío XII de que, a poder ser, todo hombre posea una pequeña propiedad, como base de la vida individual y de la estabilidad de la familia. [101]

6º En consecuencia:

a) Todo hombre tiene derecho a poseer y disponer por sí y para sí de los medios necesarios para conseguir su ineludible y esencial finalidad.

b) Nadie puede ser legítimamente privado, a no ser por su incapacidad o causa ajena a la humana voluntad, de los medios económicos suficientes para conseguir dignamente dicha esencial finalidad.

c) Todo hombre tiene derecho, además, a disponer de bienes que, sin ser necesarios, sean útiles, sin detrimento del bien común, para más fácilmente conseguir su fin.

d) Nadie tiene derecho a disponer de bienes superfluos ni a usar de ellos mientras haya quien carezca de ellos sin culpa propia o por causa ajena a la humana voluntad.

e) Es indispensable ordenar la vida económica de modo que desaparezca la injusta desigualdad, con la acumulación de riquezas en manos de unos pocos y la carencia de las mismas en la mayor parte de los hombres, privados así de lo necesario para la vida.

f) La propiedad privada que sea superflua en manos de los actuales poseedores podrá ser expropiada, previa adecuada indemnización, cuando esto fuera posible, en favor de los que carecen, sin culpa propia, de lo necesario para la vida.

g) Todo hombre tiene derecho, por medio del trabajo y para la existencia de la familia, a una habitación digna de personas humanas, y de los medios necesarios para adoptar las medidas de previsión para los tiempos de estrechez, enfermedades y vejez.

7º Siguiendo las directrices pontificias, es conveniente tender a un contrato de sociedad en el que el capital y el trabajo deberán unirse en forma que habrá de estudiarse en cada caso práctico, y bajo el espíritu de orden y concordia y verdadera fraternidad.»

El señor delegado de Chile, Director de debates, pregunta a la Asamblea si hay alguna objeción general al preámbulo.

El delegado de Canarias, Sr. Gimeno, cree que en lo que concierne al problema de la propiedad, convendría incluir otro principio, que vendría a ser como un paso más en ese escalonamiento, que está perfectamente establecido en el principio de declaración que acaba de ser leído. Este principio podría formularse de la siguiente manera: «Toda propiedad que no tenga el debido rendimiento podrá ser expropiada, si lo exige el bien de la comunidad, mediante una justa indemnización.»

En los principios que se acaban de leer hay uno que autoriza la expropiación de los bienes superfluos cuando hay personas que carecen de lo necesario. Considera que este principio de la expropiación hay que hacerlo extensivo a toda propiedad que no produzca el debido rendimiento, y cree que expresar esta opinión está perfectamente dentro de la más pura ortodoxia católica, pues sabido es que, por derecho natural, todos los bienes han sido colocados en el mundo por Dios para la satisfacción de las necesidades de todos los hombres, y claro está que en el estado actual el instrumento más eficaz para que se cumpla este destino es la propiedad privada. Pero si en algún caso el propietario, que viene a ser como un administrador de esos bienes que Dios ha dado para el bien común, no da a esa propiedad el rendimiento debido, entonces ese destino que las cosas tienen en orden a la administración de los hombres no se cumple, y cabe la expropiación mediante la justa indemnización.

El Sr. Ruiz-Giménez considera que la propuesta del delegado español Sr. Gimeno de que puede ser objeto de expropiación, no solamente la parte superflua de la propiedad privada, sino incluso la no superflua cuando no se emplee con arreglo a su justo fin, es un principio que a nadie asusta, pero que tiene que ser objeto de discusión, porque la Comisión lo rechazó.

El señor Presidente de la Comisión dice que la Comisión no lo aceptó porque querían que se acompañara con un texto pontificio, y como se creyó que era una afirmación un poco arriesgada, no le pareció oportuno traerlo.

El señor delegado de Canarias considera es innecesario el texto concreto pontificio, mucho más si se tiene en cuenta que no es opuesto a la doctrina el principio que propone.

El Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo auxiliar de Madrid, Dr. Morcillo, cree que ese principio puede admitirse casi exactamente como está formulado, con una pequeña modificación. En vez de decir «el debido rendimiento», propone «el rendimiento medio», porque es difícil determinar cuál sea el rendimiento debido y se abrirá un portillo peligroso. En cambio, si se dice el rendimiento medio, simplemente se repite un principio de la sociología cristiana, y no surge ese portillo peligroso, que un día puede tener fatal consecuencia.

El Sr. Ruiz-Giménez propone que se acepte la idea fundamental, y que se encargue a los mismos teólogos que han redactado esta conclusión la búsqueda de aquel texto pontificio [102] a que se ha hecho mención y la nueva redacción del principio propuesto, teniendo en cuenta la advertencia del señor Obispo.

El señor delegado de Chile, Director de debates, pregunta a la Asamblea si se acepta o no la propuesta.

El Sr. Kirchner dice que él no tiene propiedad ninguna, que es independiente en cuanto se refiere a esta conclusión; pero que es de parecer que en la misma no se diga expropiación mediante indemnización, sino en la forma jurídica establecida.

Se aprueba la adición.

El señor delegado del Canadá propone que se agregue al preámbulo de la Comisión lo siguiente: «En la restauración cristiana del orden social deben intervenir la Iglesia, el Estado, la familia y todas las instituciones de natural finalidad social, ajustando sus actividades a los principios del derecho natural y a las enseñanzas del Romano Pontífice, rechazando, en lo posible, los medios violentos para obtener dicha restauración.»

El Sr. Ruiz-Giménez considera que la adición que propone al preámbulo el delegado canadiense está recogida ya en la conclusión primera, en la que se dice que «en la restauración cristiana del orden social tienen que intervenir la Iglesia, el Estado y la familia y todas las instituciones de finalidad social». Por tanto, cree que es innecesaria la adición.

El señor delegado de Chile, Director de debates, pregunta a la Asamblea si se acepta la adición al preámbulo de la Delegación canadiense.

El Sr. Quiroga, delegado de Méjico, pregunta si no sería posible, aun en el caso de que sea rechazado este preámbulo de la Delegación canadiense, que pasara a la Comisión última de redacción, para que se aprovechara algo que debe tener de bueno.

Se acepta la proposición del delegado de Méjico y se acuerda que el preámbulo de la Delegación canadiense pase a la Comisión de redacción, para que utilice de él lo que sea aprovechable.

Aprobado el preámbulo con las modificaciones que se indican anteriormente, se da lectura a la

Primera conclusión: «Consideramos la dignidad del trabajador, sus derechos y deberes, como valores fundamentales indispensables para la existencia de un orden social justo, y la plenitud de goce y de ejercicio de tal dignidad y derechos, que no pueden ser restringidos, parcial o totalmente, por causa de la condición racial de los trabajadores o de cualquiera situación de hecho provocada principalmente como consecuencia de la guerra.»

El señor delegado de Bolivia propone que se agregue al final de la conclusión que no se puede tener como consecuencia de guerra la situación de los prisioneros de guerra. Cree que en la situación actual tiene especial relieve.

El señor Presidente de la Comisión advierte que en la Comisión no se ha considerado el caso de los prisioneros de guerra, sino, en general, el de los trabajadores en paro forzoso.

El señor delegado de Suiza, teniendo en cuenta el problema obrero que hoy día está planteado en todos los países, dice que no hay que olvidar que asistimos a un fenómeno en el que la clase media tiene una retribución menor que la de los obreros especializados y un estado económico menos seguro, con lo cual se corre el riesgo de la proletarización de la clase media, fenómeno de gran importancia. Por eso, en lugar de emplear la palabra «trabajador», se podría emplear otra cualquiera, en la que se pudieran incluir los funcionarios y empleados de la clase media.

El señor Presidente de la Comisión aclara que la palabra «trabajador» fue empleada por la Comisión, no sólo refiriéndose a los obreros, sino, en general, a todos los trabajadores, palabra que en todos los países civilizados significa, no sólo los proletarios, sino los trabajadores intelectuales.

El Sr. Ruiz-Giménez, concretamente, sobre la proposición del delegado de Suiza, y no como Presidente, sino como congresista, considera que tiene razón; y aunque, efectivamente, pueda incluirse en la denominación de trabajadores a los empleados y a los intelectuales, sería mejor aclarar un poco el concepto. Podría decirse «trabajadores y empleados», extendiéndose así el concepto no sólo a los trabajadores manuales. Porque la palabra «trabajador» está muy ligada en España a los trabajadores manuales, y prueba de ello es que, en determinada ocasión, los políticos españoles tuvieron que decir «trabajadores de todas clases». Por eso cree oportuno decir «trabajadores y empleados», o algo así; es decir, alargar, extender el concepto.

El señor delegado de Canarias agrega que como el término empleado no alcanza a los intelectuales y profesores, podría decirse «trabajadores manuales e intelectuales», y así se incluye a los trabajadores de todas clases. [103]

El señor delegado del Perú dice que está muy bien que se haya discutido el alcance de la palabra trabajador; pero el problema no es de palabra, es de sentido, y cree que lo interesante es aclarar si se trata de incluir en el concepto, no sólo a la clase proletaria, sino también a la clase media e intelectual, a la que, dentro del problema social, no se le da ninguna importancia. Acaso pudiese servir para aclarar el concepto un término que se ha empleado en política social, que es el siguiente: «Clases económicamente débiles», en las que quedan encuadradas ya todas las clases sociales que viven del trabajo por cuenta ajena.

El delegado de Chile, Sr. Pascal, Director de debates, pregunta a la Asamblea si está conforme con que se diga «trabajadores manuales e intelectuales».

Así se acuerda.

Segunda conclusión: «Se impone una reforma en el actual régimen de propiedad privada, en forma que sirva mejor los derechos y los deberes de la persona humana en todas las exigencias familiares y sociales. Para ello hay que ir de prisa a la ejecución del ideal pontificio de que todos sean propietarios, para que los bienes que Dios creó para la satisfacción de las necesidades de todos sirvan de hecho para llenar este fin.»

Queda aprobada.

Tercera conclusión: «Nos adherimos fuertemente a los postulados fundamentales de la concordia social, que tan dentro lleva el trabajador y que con expresión tan clara repite Su Santidad Pío XII: un salario mínimo que asegure la existencia de la familia, una habitación digna de personas humanas, la posibilidad de procurar a los hijos una suficiente instrucción y una educación conveniente, y la posibilidad de adoptar las medidas necesarias para los tiempos de estrechez.»

Queda aprobada.

Cuarta conclusión: «Aunque el régimen de salarios no es en sí mismo injusto, PAX ROMANA proclama la doctrina pontificia y la conveniencia de llegar a una transformación del contrato de trabajo en contrato de sociedad, mediante la pronta participación de todos los elementos de la producción en los beneficios de la empresa, o de otros medios legítimos que se adopten, según las condiciones económicas de cada país, con tal de que no quede excluido el régimen de empresas.»

El señor delegado de Canarias propone que en donde se dice «transformar el contrato de trabajo en contrato de sociedad» se diga «contrato de sociedad laboral».

El Sr. Ruiz-Giménez vuelve a repetir tengan en cuenta los señores congresistas que todas esas modificaciones que no sean de fondo, sino de forma, o de alguna pequeña adición, deben presentarlas por escrito a la Comisión, para que se consideren en la redacción definitiva, y de ese modo se ganará tiempo.

El señor delegado de Chile, Director de debates, pregunta a la Asamblea si se aprueba la conclusión.

Queda aprobada.

Quinta conclusión: «Proclamamos la necesidad de restringir el trabajo de la mujer fuera del hogar y la urgencia de aprovechar universitariamente todos los elementos jóvenes, así como procurar una mejor cultura general, formación profesional y preparación para la vida a todos los futuros trabajadores, retrasando hasta donde sea posible su entrada en el trabajo o taller.»

Queda aprobada.

Sexta conclusión: «Proclamamos, como aspiración para lograr la completa elevación del mundo trabajador, que éste debe llegar a participar en la gestión directa de la empresa, en la conducción de la economía nacional y en la gobernación del Estado.»

El señor delegado del Canadá dice que no es necesario añadir la participación en el gobierno del Estado, porque es un hecho que ya se realiza en la mayor parte de los Estados del mundo.

P. Meseguer, de Razón y Fe, dice que, a pesar de todo, debe hacerse constar.

El Sr. Kirchner manifiesta que está conforme con la proposición tal como está redactada, porque es un derecho del trabajador la participación en el gobierno del Estado.

Queda aprobada.

Séptima conclusión: «Como forma de aprovechamiento de nuestra influencia personal para hermanar las clases sociales, los universitarios católicos tenemos desde el principio que practicar la caridad y aceptar la sociedad cristiana en nuestro continuo vivir.»

El señor delegado del Brasil propone que este apartado se suprima por superfluo.

Un señor delegado dice que, en realidad, lo que hay que alegar en contra de esta [104] conclusión es que no está situada sistemáticamente bien; pero si es indudable que antes de pedir a los demás que se desprendan de algo en beneficio, en favor de los obreros, es necesario que previamente los universitarios católicos, y sobre todo los católicos ricos, se desprendan de algo en beneficio de los obreros y adopten una postura de sobriedad.

El señor delegado de Chile, Director de debates, pregunta a la Asamblea si se suprime, por superflua, la conclusión, de acuerdo con lo que propone el delegado del Brasil, o si se toma en cuenta la proposición de otro señor delegado que pide que se apruebe la conclusión presentada por la Comisión, pero que por no estar sistemáticamente bien colocada, se coloque en el lugar que le corresponde.

Se aprueba la conclusión y se envía a la Comisión para que sea colocada en el lugar que le corresponda.

Octava conclusión: «Las Facultades y Cátedras de Economía Social, así como las Escuelas Sociales e instituciones similares, es indispensable que estudien la doctrina social de la Iglesia, así en el plan de disciplina entre entidades propias, como en plan de expansión y sentido auténtico de los problemas económicos sociales.»

Queda aprobada.

Novena conclusión: «Los universitarios católicos tenemos el deber de poner nuestro entusiasmo juvenil y nuestro talento al servicio de una alta cultura social católica, con verdaderos trabajos de investigación y seminario, para lograr fórmulas sociales concretas en cada lugar y realizar la propaganda, para llevar a todas partes la luz del Evangelio y procurar la caridad social.»

Queda aprobada.

Décima conclusión: «Nuestra labor quedará incompleta y no tendrá la debida resonancia cerca de los pueblos si no surgen jefes y propagandistas auténticamente trabajadores, con gran espíritu social y vocación apostólica, cuya formación exige la puesta en marcha de institutos sociales obreros.»

El Sr. Ruiz-Giménez dice que esta conclusión debe pasar a la segunda Comisión.

Así se acuerda.

Undécima conclusión: «Las medidas que anteceden deben ser cumplimentadas con especial empeño en los medios trabajadores de los países de civilización retrasada, constituyendo esto una intensa preocupación de los universitarios católicos.»

El Sr. Ruiz-Giménez dice que con esa conclusión, aprobada, se han terminado las conclusiones relativas el tema III, y únicamente queda el problema de la coparticipación de la propiedad que ha planteado el delegado del Brasil, y que se va a discutir a continuación.

El delegado de Canarias, Sr. Gimeno, interviene y dice que en lo referente al problema de la copropiedad planteado por el delegado del Brasil hay que advertir que la doctrina pontificia habla y recomienda la redención del proletariado, y para eso dice que el mejor método es que el obrero posea una pequeña propiedad; pero no emplea Su Santidad la palabra copropiedad, porque eso podría indicar que el obrero tiene derecho a ser poseedor de la propiedad que tiene el patrono o el empresario lícitamente.

El P. Meseguer propone que se ponga «coparticipación» y no «copropiedad».

El señor delegado del Brasil insiste en que se debe poner «copropiedad».

El señor delegado de Chile, Director de debates, pregunta a la Asamblea de una manera concreta si acepta o no la participación de los obreros en la propiedad de la empresa, sin especificar si es coparticipación o copropiedad.

La Asamblea así lo acuerda. Y aceptada la idea, se pasa a la Comisión para su redacción definitiva.

Se ponen a discusión las conclusiones de la otra Comisión del tema III, y se da lectura a la

Primera conclusión: «PAX ROMANA declara que los universitarios católicos, por razón de su profesión, tienen una muy especial obligación de considerar la cuestión social, no solamente como cosa sobrenatural y de altura, sino en este campo impulsado por una verdadera caridad y amor a todos como hijos del mismo Padre, que está en los Cielos, y más intensamente a los miembros más necesitados del Cuerpo Místico de la Iglesia.»

Queda aprobada.

Segunda conclusión: «PAX ROMANA pide a los universitarios católicos de todo el mundo su alistamiento en la cruzada que S. S. el Papa reclama para libertar a las tierras santas espirituales y para realizar asociaciones sociales de intensa y sólida consistencia. Ello exige fidelidad en la doctrina y fe plena en los precedentes de la Iglesia, y, además lo siguiente: [105]

a) Tener ideas claras sobre los problemas sociales, estudiándolos a la luz de la teología y de la economía.

b) Estar profundamente convencidos de que la oración y el sacrificio deben preceder, acompañar y seguir a toda actividad exterior en la doctrina de lo social, por cuanto la vida interior es el alma de todo apostolado.

c) Estudiar con especial interés las consecuencias sociales que se derivan de ciertos dogmas, tales como el del Cuerpo Místico o el de la Comunión de los Santos y de la Santa Misa.»

Queda aprobada.

Tercera conclusión: «Todo universitario debe comprender bien el alcance social de su profesión y considerar como su primer deber social la adquisición de la competencia profesional mediante un estudio serio.»

Queda aprobada.

Cuarta conclusión: «Las Escuelas de Ciencia Social deben interpretar su misión de enseñanza organizando para sus propios estudiantes secciones de investigación y de servicio social, y para el gran público, clases nocturnas u otras actividades semejantes.»

Queda aprobada.

Quinta conclusión: «PAX ROMANA recomienda a cada Federación que organice un grupo dedicado específicamente a la cuestión social, formado por universitarios de sólida vocación. Estos grupos tendrán como misión:

a) La formación social de sus miembros, que deben ser hombres de corazón y de sacrificio, capaces de aplicar en su vida cotidiana los principios de justicia y caridad. PAX ROMANA pide a Dios que aparezcan entre los universitarios almas heroicas verdaderamente místicas que se consagren al apostolado social.

b) La formación y sentido social de todos los universitarios a quienes pueda alcanzar su acción.

c) El estudio de los problemas sociales de cada país, siguiendo la orientación de la jerarquía eclesiástica, para la resolución de estos problemas, PAX ROMANA recomienda el estudio y la difusión de estos trabajos, dirigidos según la técnica moderna.

d) El cambio de orientaciones y memorias entre los diversos grupos. PAX ROMANA sugiere la redacción de un cuestionario claro y práctico sobre la acción social, que será remitido a los cuadros de estudios sociales de las Federaciones para que colaboren en la investigación social, con los medios y recursos de la doctrina y técnica sociológica.

e) Suplir, en caso necesario, las deficiencias mediante la organización de cursos, conferencias, &c.»

Queda aprobada.

Sexta conclusión: «En el orden de la acción, PAX ROMANA recuerda, con el mayor interés, la consigna de S. S. el Papa: «No lamentos, sino acción, es el precepto de la hora presente.» PAX ROMANA recomienda insistentemente a sus miembros la acción social corno condición indispensable para adquirir una verdadera formación social que les permita ejercer plenamente el apostolado social. Esta acción social podrá ejercerse por:

a) El apostolado social entre los obreros.

b) El apostolado cerca de los más necesitados de la Sociedad, como son los de los suburbios.

e) Los equipos sociales de cultura.

d) La organización de grupos deportivos y de excursionismo.

e) Por medio de otras actividades convenientes, ya recogidas en las conclusiones del tema II.

Este contacto con los obreros deberá estar animado por un espíritu no proteccionista, sino de fraternidad.»

Queda aprobada.

Séptima y última conclusión: «Los graduados deberán explicar, además, en los Institutos obreros, patronales, &c.»

Queda aprobada.

El Sr. Ruiz-Giménez dice que va a añadir una conclusión que le parece importante.

Hablando de resolver el problema social entre los trabajadores, y la acción que los universitarios pueden realizar en este aspecto, se ha olvidado el problema social de los estudiantes, de los universitarios. En su consecuencia, Ruiz-Giménez propone lo siguiente: «Los afiliados a PAX ROMANA se esforzarán por desarrollar una obra intensa de justicia social y de asistencia y caridad entre sus hermanos de Universidad, a fin de que [106] ningún valor positivo se malogre por falta de medios económicos, ni quede desamparado en las circunstancias adversas de la vida.» Este principio, que es importante que sea recogido en las conclusiones, se debe empezar por aplicarlo para tratar:

1º De resolver el problema social de los que con nosotros conviven en las Universidades.

2º De aportar ayuda material, cuando la necesiten.

3º De luchar por que nuestras Federaciones establezcan, a costa de sacrificios, becas para que los estudiantes pobres puedan continuar sus estudios, &c., &c.

Esta es una labor interesantísima, que corresponde desarrollar a los universitarios católicos. (Grandes aplausos.)

Queda aprobada la conclusión en medio de grandes aplausos.

El señor delegado del Canadá felicita al Sr. Ruiz-Giménez por su proposición y dice que en su país ya se viene haciendo, pero no sólo entre los universitarios, sino ayudando también a aquellas personas que no habiendo comenzado sus estudios por falta de recursos, pudieran tener capacidad y condiciones para cursarlos. También se han fundado con este motivo cooperativas y comedores para ayudar a los estudiantes pobres.

El Sr. Presidente de la Comisión, completando la proposición del Sr. Ruiz-Giménez con las observaciones hechas por el señor delegado del Canadá, considera que se podría redactar una conclusión en la que se recogieran todas las observaciones adecuadas a este propósito, como son: la fundación de cooperativas para la entrega de libros, comedores para ayudar a los estudiantes pobres, y, por último, la ayuda a través de las oficinas de colocación; una de las fórmulas fundamentales para que los muchachos puedan continuar sus estudios es que tengan un trabajo que complete sus medios de vida, y esto se puede hacer con las oficinas de colocación que se establezcan.

El Congreso acuerda que se redacte la conclusión definitiva, teniendo en cuenta todas las observaciones expuestas.

El Sr. Ruiz-Giménez dice que el señor Obispo auxiliar de Madrid le acaba de hacer la observación de que el Congreso se ha preocupado de la acción social, actuando únicamente sobre los obreros, y que también hay que actuar sobre los patronos o sobre los que van a ser patronos y que, por tanto, hay que formar la conciencia de los jefes de empresa y de los patronos con sentido social. La mayor parte de los estudiantes trabajarán como técnicos más que como dedicados al apostolado social y sería natural que el Congreso se ocupara de la formación de los futuros técnicos y jefes de empresa.

Así se acuerda.

El Sr. Ruiz-Giménez anuncia que antes de terminar la sesión el delegado del Canadá va a leer una moción relativa a la ayuda a Ucrania.

El señor delegado del Canadá da lectura, en francés, de la siguiente moción:

«Unido en pensamiento y en corazón con el jefe Supremo de la Iglesia, cuyo corazón paternal experimenta una profunda angustia, como decía el 23 de diciembre de 1945 en su carta Encíclica «Orientales Omnes» sobre la Iglesia católica de Ucrania, al ver una nueva y furiosa tempestad que amenaza a esta Iglesia, el XIX Congreso Internacional de PAX ROMANA, reunido en El Escorial, consciente de la gran realidad del Cuerpo Místico que forman todos los fieles con Cristo, se une en espíritu de oración con sus hermanos católicos, perseguidos en varios países de Europa y Asia, se solidariza con su sufrimiento y protesta en nombre de la libertad de conciencia contra la persecución que pesa sobre la Iglesia católica en esos países.»

El Sr. Ruiz-Giménez dice que nos adherimos profundamente al espíritu de la moción presentada por el delegado canadiense relativa a la defensa y ayuda a Ucrania, que recibe en estos momentos tantas persecuciones. La Mesa recoge la moción para redactarla nuevamente.

El señor delegado de Ucrania agradece profundamente la favorable acogida que ha tenido la moción presentada por el delegado canadiense y expresa su profundo reconocimiento al Congreso, en su nombre y en el de todos sus compatriotas.

Antes de levantarse la sesión, el Presidente de la Delegación de Italia y de la F. U. C. I., Ivo Murgia, con palabras emocionadas se despide de todos los congresistas, agradeciéndoles a todos las atenciones que a la Delegación italiana durante su estancia en España se le han dispensado y congratulándose de la perfecta armonía en que se han desarrollado todas las deliberaciones del Congreso, en las que si alguna vez la Delegación italiana tuvo puntos de discrepancia fueron únicamente en la forma, porque en el fondo no puede haber discrepancia entre los miembros de PAX ROMANA, ya que todos ellos [107] están consagrados a la obra común de instaurar en la Universidad y en todos los aspectos de la vida social la doctrina de Jesucristo.

El Sr. Ruiz-Giménez, en nombre del Congreso, le contesta, diciendo que a la Delegación de Italia se le ha acogido por el Congreso y por todos los españoles con gran afecto y simpatía, no sólo porque entre Italia y España hay lazos muy hondos, no sólo porque la Delegación italiana viene de estar muy cerca de donde habita para nosotros el Supremo Amigo, sino también por razones culturales. Es posible que no hayamos estado siempre de acuerdo en todos los puntos que aquí se han tratado; pero no importa: lo esencial es que en los puntos básicos hemos ido en franca y leal cooperación y amor. Ellos habrán podido comprobar con qué respeto se ha oído la exposición de sus discrepancias y cómo se ha procurado siempre tener en cuenta su espíritu en la redacción de las conclusiones. Quisiera que llevasen a todos los que trabajan en el campo universitario en Italia nuestro saludo cordial y la seguridad de que tal vez pronto muchos de nosotros vayamos a verlos a Roma. (Grandes aplausos.)

Se levanta la sesión a las ocho de la noche.

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Pax Romana
XIX Congreso
XIX Congreso Mundial de Pax Romana
Madrid 1946, páginas 100-107