Antoine
de Saint- Exupèry
"El Principito"
Con ilustraciones
del Autor
XIV
El quinto planeta
era algo extraño y el más pequeño de todos. Apenas había
espacio para albergar a un farol y un farolero. Era
incomprensible para el principito, qué utilidad tendrían
en algún lugar del cielo, en un planeta casi deshabitado,
un farol y un farolero.
Dijo para sí: "Quizá
este hombre es absurdo. Pero seguramente lo es menos que el
rey, el vanidoso, el hombre de negocios y el bebedor. Por lo
menos su trabajo posee sentido. Al encender su farol, es
como si diera nacimiento a una estrella más, o a una flor.
Cuando apaga el farol, hace dormir a la flor o a la
estrella. Su trabajo es lindo, y por ello útil.
Al llegar al planeta,
saludó con respeto al farolero:![](capitu23.jpg)
-Buenos días. Por qué
apagas el farol?
-Es la consigna-contestó
el farolero- Buenos días.
-Qué es la consigna?
-Apagar el farol. Buenas
noches.
Y volvió a encenderlo.
-Pero, y ahora por qué
acabas de encenderlo nuevamente?
-Es la consigna-respondió
el farolero.
-No te comprendo-le dijo
el principito.
-No es necesario
comprender nada. La consigna es la consigna. Buenos días.-dijo
el farolero, apagó el farol y secó su frente con un pañuelo
a cuadros rojos.
-Mi oficio es terrible. Al
principio era más razonable. Apagaba el farol por la mañana
y lo encendía por la noche. El resto del día lo utilizaba
para descansar y el resto de la noche para dormir...
-Después la consigna
cambió?-interrogó el principito.
-La consigna no ha
cambiado-respondió el farolero- Ese es el drama! Año tras
año el planeta gira más velozmente y la consigna no ha
cambiado.
-Entonces?-dijo el
principito.
-Al producirse ahora una
vuelta por minuto, no tengo ni un segundo para descansar.
enciendo y apago el farol una vez por minuto.
-Qué raro! En este
planeta los días duran tan sólo de un minuto!
-Nada tiene de raro. Hace
ya un mes que estamos juntos-dijo el farolero.
-Un mes?
-Exacto. Treinta minutos.
O sea treinta días! Buenas noches.
Volvió a encender el
farol.
El principito lo observaba
atentamente y le agradaba que el farolero fuera tan fiel a
la consigna. Le hizo recordar las puestas de sol que en
otros tiempos había perseguido con sólo mover su silla
unos pasos. Sintió el deseo de ayudar a su amigo.
-Sabes?..., conozco la
manera en que puedas descansar cuando así lo necesites...
-Siempre quiero
descansar-dijo el farolero.
Se puede ser a la vez fiel
y perezoso. El principito prosiguió:
-Tu planeta es tan pequeño
que puedes recorrerlo en un abrir y cerrar de ojos. Con sólo
caminar lentamente, quedarás siempre al sol. Cuando quieras
descansar, deberás caminar y de esta forma el día, durará
el tiempo que tú quieras.
-No es gran cosa lo que
con eso adelanto. Lo que más me gusta en la vida, es
dormir-confesó el farolero.
-Es no tener suerte-dijo
el principito.
-Es no tener suerte-dijo
el farolero. Buenos días.
Y apagó el farol.
Mientras proseguía su
viaje se dijo el principito: "éste sería despreciado
por todos los otros, por el rey, el vanidoso, el bebedor, el
hombre de negocios. Por el contrario a mí, es el único que
no me parece ridículo. Tal vez sea por ocuparse de una cosa
ajena a si mismo".
Suspiró con nostalgia y
prosiguió:
"Este es el único
del que podría haberme hecho amigo. Pero su planeta es
realmente tan pequeño que no hay lugar para dos...".
El principito no se
animaba a contarse a sí mismo que lo más atrayente de aquel
planeta, eran sin duda, las mil cuatrocientas cuarenta
puesta de sol, cada veinticuatro horas!.
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