Antoine
de Saint- Exupèry
"El Principito"
Con ilustraciones
del Autor
XXV
-Veo que los hombres-comentó el
principito- se encierran en los rápidos sin saber lo que
buscan. Esto los agita y comienzan a dar vueltas...
El pozo que habíamos hallado era bien
extraño para un desierto, mas bien parecía el pozo de una
aldea.
-Es raro-dije al principito- Todo está ya
preparado: la roldana, el balde, la cuerda...
Rió, tocó la cuerda e hizo mover la
roldana que gimió como una vieja veleta.
-Escuchas?-preguntó el principito-
Despertamos al pozo y él ahora nos canta...
-Permíteme a mí-le sugerí. Creo que
para ti es muy pesado.
Lentamente icé el balde, lo asenté bien.
Dentro mío cantaba aún la roldana y en el agua..., vi
temblar el sol.
Tengo sed de esta agua-dijo el principito-
Dame de beber.
Comprendí lo que había buscado.
Acerqué el balde a sus labios y bebió
con los ojos cerrados. Todo parecía una fiesta. El agua había
nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la
roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era como un regalo,
buena para el corazón. Cuando pequeño, la luz del árbol
de Navidad, la música de la misa de medianoche, la calidez
de las sonrisas formaban todo el resplandor del regalo de
Navidad que recibía.
-En tu tierra-dijo el principito-, los
hombres cultivan miles de rosas en un mismo sitio, pero no
encuentran lo que buscan...
-Así es, no lo encuentran...-dije.
-Y pensar que lo que buscan, podría
encontrarse en una sola rosa o en un poco de agua...
-Seguro que así es-afirmé.
-Pero como los ojos están ciegos, se hace
necesario buscar con el corazón.
Yo había bebido, respiraba bien. Al nacer
un nuevo día, la arena se mostraba color miel. Eso me hacía
feliz. Por qué habría de apenarme?
-Necesito que cumplas tu promesa-me dijo
dulcemente el principito al tiempo que se sentaba cerca mío.
-Y cuál es esa promesa?-pregunté algo
olvidado.
-Un bozal para mi cordero... soy
responsable de mi flor!
Tomé de mi bolsillo los bosquejos de
dibujo. Al verlos, el principito rió y dijo;
-Tus baobabs son bien parecidos a los
repollos, sabes?
-Oh! Estaba muy orgulloso de ellos!
-Fíjate ahora en las orejas del zorro...
parecen cuernos y además, son demasiado largas!-dijo todavía
riendo.
-Eres algo injusto. Yo no sabía dibujar más
que boas abiertas y cerradas.
-Oh, está bien!-dijo- Los niños saben.
Dibujé como pude un bozal y sentí una
opresión en mi corazón al dárselo.
-Veo que tienes proyectos que
desconozco...
Me dijo:
-Sabes, mi caída sobre la Tierra... mañana
se cumplirá el aniversario...
Luego de un silencio:
-Caí muy cerquita de aquí-dijo y se
sonrojó.
No comprendí bien por qué, pero sentí
un gran pesar.
-Entonces no te paseabas por casualidad
aquélla mañana en la que te conocí, hace ocho días, así,
solo y a mil millas de toda región habitada. Acaso
regresabas al punto de tu caída?
El principito enrojeció otra vez y dije
vacilando;
-Quizá por el aniversario...?
Nuevamente enrojeció el principito. Nunca
respondía a las preguntas pero... cuando uno se enrojece
significa "sí", no es cierto?
-Ah!-le dije- Temo...
-Ahora debes continuar tu trabajo-dijo
interrumpiéndome- Debes volver a tu avión. Aquí te
esperaré. Regresa mañana por la tarde...
No me quedaba tranquilo. Me recordaba esto
al zorro. Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de
llorar un poco...
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