Antoine
de Saint- Exupèry
"El Principito"
Con ilustraciones del
Autor
XVII
Sugiero que no he sido preciso al
hablar de los faroleros. Puedo correr el riesgo de ofrecer a
quienes no lo conocen, una idea equívoca acerca de nuestro
planeta. En verdad, de todo el espacio habitable de la
Tierra, los hombres ocupan poco espacio. Imaginaos que si
los dos mil millones de hombres que habitan la Tierra,
permanecieran de pie y algo apretados, entrarían
tranquilamente en una plaza pública de veinte millas de
largo por veinte de ancho. La humanidad entera podría
alojarse en la islita más pequeña del Pacífico.
Seguro que las personas grandes no harían
caso de ello. Se sienten tan importantes que se ven ocupando
mucho lugar como los baobabs. Les podríais aconsejar hacer
el cálculo, ya que tanto gustan de las cifras, pero me temo
que sería una gran pérdida de tiempo. Confiad en mí.
Una vez en tierra, el principito quedó
sorprendido al no ver a nadie. Pensaba para sí haber
equivocado el planeta cuando de pronto, fue sorprendido por
un anillo color luna que se revolvía en la arena.
-Buenas noches-dijo el principito.
-Buenas noches-contestó la serpiente.
![](capitu26.jpg)
-Puedes decirme en qué planeta me
encuentro?-interrogó el principito.
-En la Tierra, exactamente en Africa-respondió
amablemente la serpiente.
-Ah!... Está despoblado el planeta?
-Ocurre que has caído justo en el
desierto. Es común que en los desiertos no haya nadie.
Pero, la Tierra es grande...-dijo la serpiente.
Sentándose sobre una piedra, el
principito levantó su mirada hacia el cielo:
-Será que las estrellas brillan-dijo-, a
fin de que cada uno pueda algún día encontrar la suya? Ese
es mi planeta, está justo sobre nosotros... Mira qué pequeño.
Qué distante está...!
-Es hermoso!-exclamó la serpiente-, qué
haces por aquí?
-Estoy algo enfadado con una flor-dijo el
principito.
-Ah!, comprendo...-dijo la serpiente.
Luego de un silencio:
-Dime... dónde están los hombres?-quiso
averiguar el principito- Aquí, en el desierto se está un
poco solo.
-Tal vez con los hombres, también se esté
solo, no crees?
Después de mirar largo tiempo a la
serpiente:
-Qué extraño animal eres-dijo el
principito. Tan delgado como un dedo.
-Sin embargo mucho más poderoso que el
dedo de un rey-respondió con cierto orgullo la serpiente.
-No eres muy poderoso-dijo sonriendo el
principito- Ni siquiera tienes patas, no puedes viajar...
-Aún así, te aseguro, puedo llevarte más
lejos de lo que lo haría un navío-agregó sorprendiendo al
principito, mientras se enroscaba alrededor de su tobillo.
-A quien toco, vuelvo al lugar de donde
provino. Pero tú pareces diferente..., eres puro y vienes
de una estrella.
El principito nada decía.
-Eres débil, me das pena-continuó la
serpiente- Si algún día extrañas demasiado a tu planeta,
puedo ayudarte. Puedo..., tú comprendes...
Oh! Claro que sí! Te he comprendido muy
bien-dijo el principito- Sólo una cosa... por qué hablas
siempre con enigmas?
-Yo los resuelvo todos-contestó presurosa
la serpiente.
Y así, permanecieron un largo rato en
silencio.
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